21 abril 1970
Lucio del Álamo (director del diario EL ALCÁZAR) editorializa sobre las contradicciones del Partido Comunista de España
Hechos
El 21.04.1970 se publicó el editorial ‘Las Contradicciones del P. C. Español’.
Lecturas
LAS CONTRADICCIONES DEL PC ESPAÑOL
Varias veces hemos señalado las contradicciones internas en que se debate el Partido Comunista Español. Su intento de presentar una nueva línea democrática y conciliante, que le perita la colaboración con otros grupos ideológicos opuestos al Régimen tropieza con grandes dificultades, tanto en el plano interior como en las relaciones con otros partidos comunistas, derivadas de su propia naturaleza. En su actuación interna se ve entorpecido por la aparición de un extremismo de izquierda (‘nadie a mi izquierda’, decía Lenin) sostenido por grupos radicales de diversas tendencias (‘chinos’, ‘trostkistas’, ETA, castristas, etc.) que amenazan empujarlo hacia la derecha, dando lugar a la acusación de aburguesamiento, que invalidaría su pretensión de presentarse como vanguardia de la lucha obrera. Si, para evitarlo, se dejara arrastrar por el aventurerismo de izquierda, perdería la posibilidad de llevar a cabo los contratos para la libertad, que intenta concluir con fuerzas más moderadas, incluso de filtración plutocrática.
En las relaciones con los otros partidos comunistas, el español está aprisionado entre la necesidad de mantener el cordón umbilical y nutricio que le une a Moscú y la conveniencia de aparentar cierta independencia que le permita ocultar el incómodo uniforme de cipayo al servicio de una potencia extranjera.
Esta doble contradicción explica las zigzagueantes actitudes oficiales del partido que han dado lugar a informaciones de Prensa, nacidas con frecuencia en Londres. La más reciente ha sido la derivada de una supuesta oposición al Partido Comunista español al Kremlin, según parecía derivarse de un comunicado de su emisora oficial, Radio España Independiente. El hecho de que esta emisora esté instalada en un país sometido a Moscú debería haber bastado para demostrar el poco crédito que puede concederse a la que se presentaba como espectacular ruptura. Los tanques rusos en Checoslovaquia prueban palpablemente, que dentro de su zona de acción no se desvía de la línea de Moscú más que quien Moscú, por razones tácticas, quiera que lo haga.
Pero tenemos a la vista un interesante documento oficial, que son las declaraciones del propio Santiago Carrillo publicadas en el boletín Información Española, del Partido Comunista, editado en la misma Bruselas que se inquieta por la publicación en España de escritos de León Degrelle. En ellas se niega que exista ningún cisma en el partido y afirma que la línea política adoptada y la concepción que sustenta ‘sobre la vía española al socialismo no son ninguna maniobra táctica, sino una actitud fundamental de principios’. Habrá que creérselo bajo juramento, ya que ninguna experiencia, ni dentro de España ni en los países que gozan del sistema comunista, acredita que la vía democrática hacía el socialismo sea compatible con la toma del poder por un partido comunista.
Más interesante es la reacción oficial de Santiago Carrillo ante las relaciones comerciales de diversos Gobiernos comunistas con España, que dieron lugar a que Garaudy, en la reunión del Congreso Nacional del Partido Comunista Francés en que fue destituido hablara de una tradición de Moscú a los revolucionarios españoles. Santiago Carrillo confiesa que hizo saber a los países comunistas que no estaba conforme con que entablaran relaciones comerciales con España mientras Franco esté en el Poder, con la única excepción de Cuba, por la conveniencia de romper el bloqueo norteamericano. Al parecer, los países comunistas (socialistas los denomina Carrillo) le prometieron hacerlo, y el dirigente comunista español lamenta que no hayan mantenido su promesa, aunque sin dramatizar demasiado. No olvidemos que ofender a Moscú no cabe en las reglas del juego.
Los equilibrios a que la ocupación de Checoslovaquia obliga a Carrillo producen lástima. Resulta, por lo que dice, que dos miembros del Comité Central, más papistas que el papa rojo, o, al menos que su representante para España, han criticado la línea seguida por el Partido Comunista Español, al no ponerse clara y tajantemente al lado de Moscú. “Quizá pensaban – dice Carrillo – que presentándose como ultras pro soviéticos tenían bula para dividir el partido”. Con notable cautela añafe que los comunistas españoles (habla ex cátedra) “estén en contra o en pro de la intervención”(obsérvese el contraste de pareceres), estimando todos que su partido debe mantener las mejores relaciones con el Partido Comunista de la Unión Soviética y con los otros partidos comunistas, piensan que lo mismo que no fueron toleradas fracciones pro chinas no podrían serlo otras que intentasen presentarse como pro cualquier otro país socialista. De otro modo, al final habría en cada partido tantas fracciones como países socialistas”.
Y en el español, Santiago Carrillo, no acepta que haya fracción pro soviética, lo que no es sensacional, como una apreciación superficial, podría hacer creer, sino lógico: pro soviéticos son cuantos dirigen el Partido Comunista Español, desde Pasionaria y Carrillo a los cuadros fieles a su obediencia. La independencia de Moscú sólo podrán proclamarla el día que no vivan bajo su tutela y eso está por verse.