19 octubre 1925
Su primer director será el coronel Pedro Rico Parada
La dictadura del General Miguel Primo de Rivera funda LA NACIÓN para que sea su órgano de expresión frente a la prensa opositora

Hechos
El 19.10.1925 nació el periódico LA NACIÓN dirigida por D. Pedro Rico Parada.
Lecturas
El 19.10.1925 nació el periódico LA NACIÓN dirigida por D. Pedro Rico Parada con una línea editorial favorable a la dictadura del general Miguel Primo de Rivera Orbaneja que busca convertir este periódico en el ‘órgano de expresión’ de Unión Patriótica, el partido único del régimen.
Viene a ocupar el hueco que ocupaba el desaparecido diario LA ACCIÓN. Anecdóticamente el que fuera fundador y director de LA ACCIÓN no tardará de convertirse en el director de LA NACIÓN.
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19 Octubre 1925
Más que programa, propósito y actitud definida
Los periódicos de carácter político nacen al calor de un ideal que arraigado en muchas conciencias, las une hasta formar una corriente de opinión. Otros se obligan con caracteres de independencia a defender el interés público, pero sirviendo al mismo tiempo intereses respetables de empresa, en lógica compensación a sus esfuerzos.
LA NACIÓN no está comprendida propiamente en los periódicos de grupo ni en los de empresa. Aparece ante los españoles por la voluntad de ellos mismos en un plebiscito económico de solidaridad tan brillante que puede servir de galardón a sus iniciadores pues a él han concurrido altos medianos y modestos ciudadanos, todos dignos de ser representados en su variedad de aspiraciones, gusto e ideales.
Consiguientemente, nacemos libres de todo partidismo, firmes en la creencia de que sólo grandes núcleos de opinión formados en torno a recios y nobles ideales, nos podrán redimir de la esclavitud a que nos llevaron las propias culpas. Defenderemos y difundiremos las fórmulas de régimen político que han de regir en el porvenir, fórmulas iniciadas por el Directorio, latentes en el pensamiento de todos los españoles y contenidas en el programa de la hoy pujante Unión Patriótica, de cuyo significado ya ha dicho bastante el general Primo de Rivera en su último discurso, que publicamos íntegramente.
LA NACIÓN será periódico dispuesto a defender las causas justas, preocupándose más de las características del litigio que de la condición de los litigantes, procurando aunar los esfuerzos distintos para que los más se produzcan en dirección conveniente al bien público y huyendo siempre de enaltecimientos personales fuera de medida, pues aun a trueque de defraudar a meritísimos actuantes, preferimos evitar radicalmente en política el antiguo proselitismo, atomizador y enervante, contrario siempre al interés general.
Acometemos, pues, una empresa patriótica por España y para España, sobre estos postulados, en los que ha de asentarse la obra del resurgimiento del país: unidad nacional, tanto más fuerte cuanto más próspera y fecunda sea la vida de las regiones: régimen monárquico, que representa la soberanía del Rey con el pueblo; justicia austera y paz social, que son garantía firme de todas las libertades, fuente de cultura condición indispensable al trabajo y medio único de que en un ambiente diáfano, de saludable cordialidad, propicio a la depuración de la conducta de cada cual, perduren las tradiciones típicas de un pueblo español cristiano, caballeroso y patriota.
El Análisis
Desde que el general Miguel Primo de Rivera dio su golpe de Estado había habido muchos periódicos que se habían posicionado en contra (EL LIBERAL, EL HERALDO DE MADRID o LA LIBERTAD), pero también hubo muchos que lo apoyaron o, al menos, fueron comprensibles con el golpe contra el sistema de La Restauración, como puede ser el caso de los diarios EL SOL, LA VOZ, EL DEBATE, ABC o INFORMACIONES.
Pero conforme la dictadura continuaba no tenía visos de terminar rápidamente aumentaban los recelos del régimen hacia los colegas de la pluma que llevaron al veterano general a considerar que no podía confiar en EL SOL, ABC o EL DEBATE para hacer llegar sus mensajes, que necesitaba un periódico más obediente, que no pensara por su cuenta fuera el vocero de su régimen.
Realmente Primo de Rivera no pedía nada raro. ¿No había sido en su origen LA ÉPOCA el órgano de expresión de Cánovas del Castillo, LA VANGUARDIA de Sagasta o EL HERALDO DE MADRID de Canalejas? Pues él sólo estaba repitiendo la tradición de tanto político: si se quiere gobernar, se necesita un periódico que sea su órgano de expresión.
J. F. Lamata