2 febrero 1996

Su última columna - en la que se despide - ha sido publicada por DIARIO16 tras oficializarse la marcha de Gutiérrez, aunque fue redactada para ser publicada antes de que esta se hiciera efectiva.

Manuel Martín Ferrand abandona DIARIO16 en solidaridad por el despido de José Luis Gutiérrez y ficha por el ABC de Anson

Hechos

  • El 2.02.1996 se publicó el último artículo de D. Manuel Martín Ferrand en DIARIO16 titulado: «Ustedes lo pasen bien’.
  • El 28.02.1996 D. Manuel Martín Ferrand inició su labor de columnista en el periódico ABC.

Lecturas

EL ÚLTIMO ARTÍCULO DE MARTÍN FERRAND EN DIARIO16

USTEDES LO PASEN BIEN

Los años bisiestos tienen, merecidamente, mala fama. Un día más es mucho. Se rompe el ritmo del tiempo y, si me pura, de las ideas.

Este 1996 es, claro, bisiesto. Caben en él, presumiblemente, un montón de catástrofes y disgustos. El mío es grande porque le había cogido cariño a este rincón. DIARIO16 ha sido desde su fundación, una tribuna de libertades, un cañón giratorio dispuesto siempre al bombardeo de la miseria pública y de la maldad privada. Vive ahora una nueva transformación – ojalá sea para bien – que amenaza con prescindir de su director.

Los periodistas viejos somos figuras de reparto. Funcionamos, mejor o peor, vinculados al talante y a los modos de quien peor o mejor, traza el rumbo de la publicación: la inspira, la modela y hasta la zarandea. José Luis Gutiérrez ha sido un gran director de este periódico. Este leonés de bronce y arpillera tiene la fuerza de un ciclón, la fe de un cartujo, la esperanza de un pecador y el garbo de quien se equilibra a mitad de camino entre el dar y el recibir.

Según parece, la vieja empresa editora de DIARIO16 vuelve a cambiar de collar, cosa que está muy bien. Elige un nuevo capitán para la travesía. De ahí que yo haya hecho el petate y desembarque. Me quedo en puerto agitando el pañuelo blanco de las despedidas. Cuando se ha navegado por los siete mares y se conoce el agrio sabor de las tormentas y el dulzor de las bonanzas es imprescindible saber con quién se enrola uno. No conozco, ni me importa, el nombre del sustituto de Gutiérrez. Si la empresa consigue cerrar su cuenta de capital, demasiado tiempo abierta, ésa será su primera responsabilidad. Pero yo quiero desembarcar un rato antes que mi capitán. La pata de palo y el parche en el ojo me hacen difícil descender por la pasarlea y conviene tomarse estas cosas con tiempo, con calma y con prudencia.

Ustedes, lectores, lo pasen bien. Para mí ha sido un gozo a lo largo de treinta meses compartir con ustedes el desayuno. Opinar libremente es un trabajo para privilegiados. Yo lo soy. No le tengo miedo a la vida y, mucho menos, al poder. Carezco de envidia y de vanidad y aun teniendo todos los demás pecados ello me permite mirar siempre al horizonte con el escepticismo debido y la alegría conveniente.

Trabajar junto a José Luis Gutiérrez y el resto de los miembros de su tripulación ha sido un honor. Así que punto. Punto y aparte. Seguramente en este año bisiesto estén soplando malos vientos para la libertad que, conviene recordarlo, es una e indivisible. No se sale sin costo y sin dolor de un régimen tan peculiar y omnicomprensivo como el felipismo. Pero démoslo todo por bien empleado porque mañana, como todos los días, nos traerá un nuevo afán, una tarea distinta encaminada también a señalar a los listos de la oportunidad y a los tontos de la baba.

Nos volvemos a encontrar algún año de estos, en algún otro rincón de algún otro diario. La libertad seguirá siendo una meta. Aquí, en España, nunca pasa nada.

Manuel Martín Ferrand