24 marzo 1999

El político asesinado, líder de los partidarios del ex dictador Stroessner, ocupaba el cargo de Vicepresidente del país, pero se había enfrentado tanto al presidente como a su jefe en la sombra, el general Lino Oviedo

Marzo paraguayo: Derribado el presidente de Paraguay, Raúl Cubas tras la indignación por el asesinato de Argaña

Hechos

  • El 23.03.1999 El vicepresidente de Paraguay, Luis María Argaña, fue asesinado a balazos.
  • El 28.03.1999 Raúl Cubas presentó su dimisión siendo reemplazado por Luis González Macchi.

Lecturas

PROTAGONISTAS DE LA CRISIS:

Argaña2 Luis María Argaña. El principal defensor del ex dictador depuesto, Stroessner, era firme defendor del retorno del anciano ex presidente al país. Aliado en 1998 a Raúl Cubas y a Lino Oviedo, figurando Cubas como candidato a Presidente y a Argaña como Vicepresidente. Ha sido anunciado justo después de anunciar su ruptura con estos dos lo que, teóricamente, le hubiera convertido en el líder de la oposición desde la vicepresidencia.

Luis_M_Argaña Raúl Cubas. Presidente de Paraguay desde las elecciones de 1998 ha estado considerado ‘el hombre de paja’ del General Lino Oviedo, considerado el presidente en la sombra. La ola de protestas en amplios sectores de la sociedad por el asesinato de Argaña le han forzado a dimitir tras apenas un año en el poder, cediendo su puesto al presidente del senado, Luis González Macchi. Ha solicitado su exilio a Brasil, el mismo país donde huyó en su día Stroessner.

LinoOviedo2 El General Lino Oviedo, considerado el hombre que controlaba Paraguay desde las elecciones de 1998, ha sido el principal acusado por parte de la oposición y la opinión pública del asesinato de Argaña. Ante las protestas se ha visto obligado a abandonar el país, aunque defiende su inocencia. Huirá a Argentina bajo la protección del presidente Carlos Menem, al que le une una amistad personal.

30 Marzo 1999

Horizonte paraguayo

Editorial (Director: Jesús Ceberio)

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El horizonte político de Paraguay, cargado hace unos días, se ha despejado. Al menos, cabe esperarlo: el influyente ex general golpista ha huido, y su hombre de paja, el presidente de la República, ha dimitido. Atrás queda la sombra de los asesinatos del vicepresidente y de cuatro jóvenes opositores acribillados en las consiguientes manifestaciones. Paraguay tiene la oportunidad de iniciar una nueva etapa en su difícil transición hacia la democracia. Ha evitado la guerra civil que algunos presagiaban. Debe ahora consolidar esta posición. La huida del ex general Lino César Oviedo es una excelente oportunidad para la democracia paraguaya.Otrora uno de los oficiales de mejor reputación, pasado a golpista contra la democracia, Oviedo era el auténtico hombre fuerte del país. Después de ver frustrados sus planes de concurrir a las elecciones tras ser condenado a 10 años de cárcel por una intentona de golpe, Oviedo presentó en su lugar a Raúl Cubas, que ganó. Tres días después de su toma de posesión, en agosto pasado, Cubas puso en libertad a Oviedo, pero los tribunales obligaron a éste a regresar a la prisión militar.

La crisis se abrió siete días atrás con el asesinato del vicepresidente, Luis María Argaña, enfrentado a Oviedo. Muchos dedos apuntaron al ex general y al presidente como instigadores de este crimen. Y, ante la perspectiva de perder una votación en el Senado para destituirle y procesarle y la presión de una parte de la población -pues otra apoya a Oviedo-, Cubas ha preferido dimitir, mientras Oviedo ha huido a Argentina, donde, asombrosamente, ha logrado el asilo político.

Ha asumido la presidencia aquel a quien le correspondía según el orden constitucional, el presidente del Congreso y seguidor del asesinado, Luis González Macchi. Su primer buen gesto ha sido intentar reunir un Gobierno de unidad nacional. Aunque ahora Paraguay necesita recuperar la calma y la estabilidad, no sería lógico que Macchi agotara el actual mandato presidencial, que termina en el 2003, sino que debería convocar elecciones antes. La razonable resolución de la crisis ha sido posible por los apoyos que ha recibido de las Fuerzas Armadas y de diversos Gobiernos americanos y europeos, especialmente el de Brasil, que se apresuró ayer a reconocer al nuevo Ejecutivo de Macchi.

Para facilitar su dimisión, se le ha otorgado a Cubas la protección del fuero parlamentario mediante su designación, de aroma pinochetista, como senador vitalicio. Pero Cubas ha optado por otro camino. Ayer se refugió en la embajada de Brasil en Asunción y consiguió con notable celeridad el asilo de este país. La salud de la transición paraguaya exige que Cubas y Oviedo den cuenta ante la justicia de sus acciones y se aclare hasta el fondo la autoría del asesinato de Argaña y de los jóvenes que cayeron a manos de francotiradores.