27 octubre 1957

Dirigió la aniquilación de Beria y el aplastamiento del levantamiento de Hungria siguiendo órdenes de Kruschev

Más cambios en la URSS: Kruschef fulmina al ministro de Defensa, Gueorgui Zhukov, vencedor de la Segunda Guerra Mundial

Hechos

El 26.10.1957 se hizo público el cese del ministro de Defensa de la Unión Soviética, mariscal Zhukov.

27 Octubre 1957

Destitución del Mariscal Zukov

LA VANGUARDIA (Director: Luis de Galinsoga)

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A su regreso del viaje que ha estado haciendo a Yugoslavia y Albania, al poner el pie en el aeropuerto de Moscú, el mariscal Zukov se enteró ayer de que acababa de ser ‘relevado’ de su puesto de ministro de Defensa de la Unión Soviética. En su lugar, ha sido designado el mariscal Rodiom Yakovievich Malinovski.

Hasta aquí la noticia. Noticia, desde luego mucho más sensacional de lo que a la letra pueda decir la substitución del titular de una cartera por otro. En efecto, Zukov era más que un ministro. Su inmensa popularidad, su historia militar brillantísima, la autoridad que se suponía ejercer sobre el Ejército el prestigio extraordinario de que gozaba sobre los cuadros de mando de las fuerzas armadas soviéticas, desde los más altos hasta los más jóvenes oficiales todo eran razones más que suficientes para hacer del vencedor de Berlín el más famoso de los mariscales de la URSS. A estas razones digamos ‘biográficas’ de su personalidad se añade, para dar carácter sensacional al a destitución, que Zukov fue, según testimonio absolutamente unánime, factor decisivo en el desenlace de los acontecimientos políticos de junio que dieron la victoria a Kruschev contra ‘el grupo antipartido’.

Los observadores, por lo demás, ya a poco de los cambios de entonces, advirtieron que las cosas no marchaban muy bien entre los dos principales vencedores. Y profetizaban nuevos acontecimientos en la lucha por el poder supremo, abierta desde la muerte de Stalin. Sin embargo, los comentaristas, unánimes en esta suposición, lo han estado también en el error de creer que la pugna Kruschev-Zukov se resolvería en favor del mariscal. Ha sucedido lo contrario justamente. Apoyándose a fondo sobre el partido, cuyo dominio ha logrado por lo visto totalmente, Kruschev ha vencido al que se consideraba representante del Ejército. No se desconoce, con esta afirmación, la parte de verdad que, indudablemente, contiene la afirmación soviética según la cuál el Ejército es una porción del partido, en cuya organización está integrada toda actividad en el país. Pero esto, en suma, no es más que un juego de palabras, ya que aún suponiendo la integración aludida, puede haber un modo de ver, de actuar y de ejercer el mando más específicamente ‘partido’ como puede haberlo más concretamente ‘ejército’ dentro del conjunto integrado. Así que parece haya que mantener la versión según la cual ha habido una pugna Partido Comunista – Ejército Soviético (ambos, desde luego, partes de una misma gigantesca organización conjunta) y que el vencedor ha sido el Partido Comunista. O, tal vez, habrá que preferir esta versión: dentro del PCUS había dos personalidades enfrentadas, y, de ellas, ha vencido el político al militar.

Para lograr su éxito Nikita Kruschev ha empelado la misma base que utilizó Stalin: alcanzar el dominio absoluto de la ‘máquina’ del partido, de la que, en definitiva, todo depende. El que logre esto, adviértase, puede dictar cualquier decisión gubernamental. Para enfrentarse a ella, sería necesario adoptar una actitud ilegal. Esto puede explicar la derrota del mariscal. Como también puede contribuir a ello el suponer, sin duda con verosimilitud, que Kruschev haya jugado una fracción del Ejército contra otra, un mariscal contra otro. Juego peligrosísimo, por cierto, si, como es posible, lo ha habido.

Un nuevo episodio, pues, de la encarnizada lucha por el poder supremo que se está desarrollando en el Kremlin desde que, en marzo de 1953, Stalin desapareció del mundo de los vivos. De momento, lo que aparece como más seguro es que Nikita Kruschev ha obtenido una nueva y resonante victoria. Falta ver que comentarios llegan, cuál es la suerte que se reserva al destituido mariscal y que otras repercusiones se presentan para tratar de consolidar un juicio… todo lo aproximado a la verdad que sea posible, tratándose de la Unión Soviética.

Cabe finalmente preguntar si la destitución de Zukov tiene o puede tener alguna relación con la política exterior. Toda prudencia en enjuiciar este aspecto de la cuestión será poca. Recordemos que Zukov gozaba de una cierta ‘buena prensa’ en Occidente. Pero, también que a él se atribuyó y con razón por lo visto, la principal responsabilidad en la terrible represión de Hungria que cumple ahora un año.

Las anteriores consideraciones podrían quedar anuladas, desde luego, si ciertas suposiciones que se hacen en Londres tuvieran confirmación. Según ellas, en efecto, el relevo de Zukov no sería más que la preparación para elevarle a la Jefatura del Gobierno, desde cual Bulganin pasaría a la del Estado, tan obscurecida en la URSS. Esta interpretación, que no puede rechazarse de plano, como casi ninguna por lo demás, choca con la forma dada a la decisión. Este sistema de dos etapas – destitución y nombramiento posterior a más alto puesto – sería extraño. Lo habitual, incluso en la URSS es el nuevo nombramiento sin previa destitución del puesto anterior.