15 febrero 1996

El que fuera ministro de Economía del primer Gobierno de Felipe González, apuntilla a su ex presidente, al pedir el voto a favor de Aznar

Miguel Boyer rompe con el PSOE y anuncia su simpatía por el programa económico del PP de Aznar

Hechos

El 15.01.1996 D. Miguel Boyer se dio de baja oficialmente del Partido Socialista Obrero Español.

Lecturas

AMENAZAS DE EXPULSIÓN POR LA FSM

CM_JorgeGomezMorenoPSOE  D. Jorge Gómez, Secretario de Organización de la Federación Socialista Madrileña y líder de la agrupación en la que militaba el Sr. Boyer reaccionó con perplejidaz al conocer que este había elogiado el programa del PP y amenazó con expulsarle: «La mayor parte de la militancia socialista está deseando que Miguel Boyer se marche del partido, de no ser así, los órganos competentes del PSOE tienen que tomar las medidas oportunas. Le hemos remitido una carta rogándole que explique las razones que le han llevado a apoyar el programa del Partido Popular, si la respuesta y las razones ofrecidas por Boyer no fueran convincentes, se le podría abrir un expediente de expulsión».

CARTA DE DESPEDIDA DE BOYER

«Como he anunciado públicamente, procedo por la presente a formalizar mi baja en el partido socialista». Es inútil que amenacen ustedes con cualquier expediente en el mismo sentido, salvo como intento vano de encubrir, contra la evidencia de los hechos, que la iniciativa ha sido mía». En diciembre de 1992, año de la Exposición Universal, de los Juegos Olímpicos y de grandes éxitos del Gobierno del PSOE, escribí al presidente del Gobierno que, después de una larga evolución, había dejado de sentirme socíalista. Felipe González me contestó, también por carta, con palabras afectuosas que le agradecí mucho. Algunas consideraciones me hicieron entonces posponer el llevar a cabo esa decisión, lo cual ahora lamento, porque el retraso permite que, interesadamente, se presente como precipitada y coyuntural, cuando, en realidad, no lo es.

No les remito el carné porque, aunque he pagado puntualmente las cuotas, descuidé enviar mi foto y recogerlo. Sólo conservo el carné de los años de la clandestinidad, con el número 19 de la Federación Socialista Madrileña, que no pienso devolver porque me trae recuerdos de los años difíciles en que éramos tan pocos».

Miguel Boyer

ATAQUES EN LA CADENA SER CONTRA BOYER

Fuentes_Quintana

Las tertulias de la Cadena SER fueron muy críticas contra el ex ministro Sr. Boyer, aunque uno de los más críticos fue el ex ministro de UCD, D. Enrique Fuentes Quintana en ‘Hoy por Hoy’: «El Sr. Boyer es un converso, que no hizo nada por la convergencia y el tipo de cambio y que ocasionó un gran daño a la economía española hasta 1993». 

El Sr. Boyer continuaría su acercamiento al Partido Popular llegando a formar parte como patrono de su fundación FAES en 2002. 

12 Febrero 1996

Maestros

Manuel Vázquez Montalbán

Leer

Avalado por Popper, su gurú, Miguel Boyer, sigue la búsqueda de la verdad, que no de la certeza «… aun cuando hayamos puesto el máximo cuidado, no podemos estar totalmente seguros de no haber cometido un error». Aun en camino de encontrar la verdad en el PP, no estará totalmente seguro Boyer de no errar. Ésa es la ventaja de un popperiano. Te pega una patada en el culo, pero a continuación se contempla la punta del pie con desconfianza.Más orientado que nunca está Felipe González. Se le ha ido Boyer por la derecha hacia el PP y Nicolás Redondo por la izquierda hacia Izquierda Unida. Él se queda en el centro, pero«no solo, porque Aznar reclama ese territorio y Pujol acaba de declarar que el único centro realmente existente en España es Convergència i Unió. Por fin, céntrico, centrista y centrado, González notará quizá las ausencias de quienes le enseñaron economía de derechas y sindicalismo de izquierdas. Observen la complejidad con la que aún puede utilizarse la distinción entre izquierdas y derechas, por cuanto Boyer, que es doblemente científico o triplemente porque le entusiasma la filosofía de la ciencia, nunca se ha equivocado como economista ni a nadie ha equivocado. De la derecha era y a la derecha va a parar., habiendo utilizado a Felipe González como discípulo aventajado y luego si te he visto no me acuerdo.

Y no está en la misma situación el otro maestro fugitivo, Redondo, porque así como Boyer recibió del discípulo toda clase de satisfacciones personales, Redondo sólo cosechó ingratitudes, estratégicas y omisiones tan peligrosas, tanto, que casi consiguen arruinar su prestigio de sindicalista íntegro. Liberado de maestros por la derecha y por la izquierda, el jefe de Gobierno asume la frase de Catón: «Ánimus in consulendo liber» (espíritu libre para decidir). Casualmente, es el lema de la OTAN.

13 Febrero 1996

Advertencias leales

Miguel Ángel Aguilar

Leer

Al grito, de viajeros al tren, las gentes se precipitan estos días al convoy que anuncia su salida del anden como ganador cantado para. las elecciones del próximo 3 de marzo. Miguel Boyer, sin ir más lejos, acaba de intentarlo con ejemplar desinterés cívico, desafiando la crítica de sus antiguos compañeros, que ahora se apresuran a renegar de tanto como deben a sus esclarecimientos intelectuales y a su pulso sin temblores en incautaciones tan innovadoras como la. de Rumasa. Menos mal que, en previsión de indelebles asaltos, los revisores pedirán a todos el billete y comprobarán la fecha de expedición para evitar que se abran paso simuladores y oportunistas dispuestos a nuevas prosperidades. Una vez más, los guardianes de la verdad centrista, asistidos de algunos comunicadores entusiastas, se proponen evitar la injusticia de que obtengan igualdad de consideración los allegados en estos últimos minutos, con todas las encuestas a favor, y aquellos otros de la primera hora, la de la incredulidad, que soportaron el peso del día y del calor.José María Aznar tiene por primera vez el convencimiento de la victoria. Todas sus comparecencias públicas transpiran esa convicción. Las entrevistas en directo por radio y televisión permiten advertir la soltura que ha adquirido desde la anterior campaña. Las últimas ocasiones de calibrar su comportamiento audiovisual han permitido comprobar algo mucho más importante que las respuestas concretas, su capacidad para ofrecer las evasivas como valiosas contestaciones mediante el sencillo expediente de colorearlas con las adecuadas generalizaciones y enmarcarlas dentro de la credibilidad que se le reconoce de modo creciente. Aznar, más que dibujar soluciones, se autorretrata como la solución. Una solución, según ha proclamado, incompatible con el engaño que nos rodea: «Yo no sé engañar». Dicho lo cual, enseguida vendrán los agoreros de siempre, los triunfalistas de la catástrofe, para intentar enfangarlo todo diciendo que nadie llega ileso a la presidencia de un partido.

Son los mismos que quieren negar la esperanza suscitada por los nuevos modos de Alvarez Cascos, por la naturalidad de Celia Villalobos, por los limpios méritos acumulados en Miguel Ángel Rodríguez, por los impecalbles cálculos economícos de Cristóbal. Montoro o por los saberes europeístas de Isabel Tocino. Pero las dudas quedan disipadas con la lectura de los Retratos íntimos de José María Aznar. El libro permite aclarar cómo, frente al proceder de los políticos al Uso, dispuestos a reescribir una y otra vez sus biografías según las necesidades de cada momento, aquí se ha preferido sostener incluso las imágenes gráficas en las que. el líder aparece por ejemplo con, Miguel Herrero de Miñón o con Antonio Hernández Mancha. Eso sí, para evitar agravios comparativos entre los colegas de la AEPI, las partidas de paddle de las que se deja constancia aparecen sin mención del contrincante habitual del gimnasio Abasota.

Proclamaron que la falta de liderazgo de José María Aznar era un pesado lastre para el progreso del PP, y ahora, cuando después del congreso empieza a dar muestras de su carácter y determinación, sólo se les ocurre descalificarle. subrayando aquello de «yo tengo el enchufe, y quien meta los dedos se electrocuta». ¿Es que todo puede reducirse a una hipérbole desafortunada sobre la que jamás ha vuelto a insistir? Pero toda dialéctica es inútil con los especialistas de la insatisfácción. Son los eternos descontentos, los aguafiestas profesionales, incapaces de reconocer el nuevo amanecer de méritos ajenos, estómagos agradecidos, palmeros de La Moncloa, cabezas de chorlito, resultado de un proceso de jibarización propio de cultivadores de bonsáis. Están obcecados, permanecen cerrados a la observación de un fenómeno tan natural como el de que las aguas estancadas generan bacterias y favoren la incubación de toda suerte de parásitos y gérmenes insalubres.

Todo lo anterior no empece que las campañas se proyecten como si fueran dirigidas a los escépticos en lugar de a los convencidos. Por eso deberían cumplirse los deberes con el público más allá de las posiciones de ventaja o desventaja relativa. Empieza la cuenta atrás, y los directores de campana se enredan sobre los debates que deben ofrecerse por televisión. Calculan de modo erróneo, porque a estas alturas de la feria la plaza parece volcada de antemano y está dispuesta a reservar sus ovaciones de gala a uno de los diestros, el que aspira desde hace varias temporadas a ocupar el primer puesto del escalafón. Sólo si el diestro en el que están depositadas todas las complacencias rehusara salir de burladero durante la lidia o prodigara excentricidades impensables, los aficionados dejarían de premiarle con el peludo galardón.

16 Febrero 1996

...y Boyer deja el PSOE que, despechado, decide «expulsarle»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

Cruce de cartas entre Miguel Boyer y el PSOE, rivalizando por demostrar quién ha dejado antes a quién. Con un género epistolar irónico Boyer se despide del socialismo tras recordar con razón que él fue quien tomó la decisión de darse de baja. Boyer, que ha pagado «puntualmente sus cuotas» -se supone que más sustanciosas que la mayoría, por ser proporcionales a los ingresos- asegura que no puede devolver el «carné actual» que nunca pudo recoger porque se «olvidó hacerse la foto». Sin embargo el superministro de economía del primer Gobierno de González confiesa que guardará como oro en paño el viejo carné «de los tiempos difíciles de la clandestinidad, número 19 de la FSM… cuando éramos tan pocos». Boyer, un hombre que sabe demasiado del PSOE, advierte que es inútil que le amenacen con expulsarle cuando ya él había decidido marcharse del PSOE en 1992. Cuenta, para que quede constancia, que si no lo hizo fue porque González le pidió que se quedara «en una carta llena de expresiones afectuosas». El PSOE asegura que hace tiempo que iban a expulsar a Boyer a quien acusan de «desertor». Para rematar la faena la FSM filtraba ayer una carta que Boyer envió al PSOE en 1977 en la que pide perdón por sucumbir a la tentación socialdemócrata y defiende el socialismo autogestionario.

19 Febrero 1996

Miguel Boyer vuelve a su sitio

Martín Prieto

Leer

Hace unas noches durante una jocunda cena con Camilo José Cela, ilustraba éste a los comensales sobre la longitud del balano de Miguel Boyer, habiéndolo contemplado en años mozos, y sostenía empíricamente que bien pudiera ser el pene más grande del socialismo español. Mis felicitaciones a doña Isabel Preysler y mis condolencias al PSOE que a fuer de perder se ha quedado hasta sin eso. Sic transit, gloria mundi. No es el único que se ha dado de baja en el PSOE pero sí el más notable junto a Pilar Miró, aunque por razones bien distintas y manteniéndose ésta en el socialismo ya que no en el partido.

Casi todas las definiciones son odiosas, pero en su madurez intelectual Miguel Boyer siempre ha sido un liberal progresista, fascinado por la obra del filósofo austriaco Karl Popper. Su etapa juvenil de ortodoxia marxista ya está muy lejana. Vaya en su honor que siendo un ilustrado «niño bien» dio en conspirar contra el franquismo pagando su empeño con la cárcel. Hace muy bien reteniendo su temprano carnet número 19 de la Federación Socialista Madrileña. Por lo demás su ruptura formal con el PSOE no afecta para nada este proceso electoral. Boyer ya estaba apartado de la vida política y dentro del PSOE no tocaba tecla alguna, ni siquiera como consejero áulico del presidente. Es más: tampoco prodigaba sus opiniones en foros económicos.

Pero su legítima decisión ha sido extraña y deja abierta la duda de si aspira a obtener alguna influencia externa sobre un José María Aznar ya instalado en La Moncloa. Físico, economista, políglota, soberbio y sabio, puede resultar interesante e inquietante como monje negro del futuro presidente, sobre todo tras su giro copernicano que le ha llevado a reprobar la futura moneda única europea. El expropiador de Rumasa pasándole informes a Aznar desde luego que dará mucho juego periodístico. Lo que le debe pasar a Miguel Boyer es que estando en su sazón intelectual él mismo se ha encerrado en una cárcel de lujo en la que no tiene demasiado que hacer y añorará la discusión y la pelea. Pero ahora no es una figura que mueva votos de un lado para otro y sus ya ex compañeros han hecho el ridículo intentado expedientarle y expulsarle como si a estas alturas tal pamema les diera vitola de un izquierdismo del que ya no tienen ni memoria.

Además Boyer es un hombre que siempre se está marchando del PSOE; no lo achaco a inconstancia sino a la cualidad intelectual de quien sabe qué pensar en introducir la duda sobre lo que se observa. Nunca he supuesto que dimitiera como gurú de la economía de este socialismo que se nos ha dado por los encantos de una señora. ¿Cuál habría sido nuestra pequeña historia si Felipe le hubiera concedido la vicepresidencia económica precipitando su ruptura con Alfonso Guerra? Su entonces decepción gubernamental afectó bastante a Felipe personalmente que siempre ha estado encandilado por su sapiencia. El presidente le ha despedido con elogios y el único reproche es que se equivoca políticamente. A lo peor quien se ha equivocado siempre es Felipe que hubiera sido el más brillante líder conservador que diera este país. Por lo demás Miguel Boyer tiene razón: del PSOE de Pablo Iglesias ya sólo queda la mala leche.

23 Febrero 1996

Boyer contra el miedo

Jesús Cacho

Leer

El paso al frente dado por Miguel Boyer en la noche de los cuchillos largos socialista ha provocado una reacción tan desmesurada entre la «nomenklatura» del PSOE que la repulsa sólo puede entenderse en clave psicológica, es decir, como una reacción defensiva por parte de quienes se sienten puestos en evidencia por una iniciativa que en su fuero interno más de una vez consideraron, pero que jamás osaron llevar a la práctica.

Es cierto que algunos episodios del pasado de Boyer se prestan a la demagogia de las descalificaciones fáciles, sobre todo su etapa más reciente en el imperio de las Koplowitz y ese estar cruzado de brazos en Torre Picasso atado al cordón umbilical de un contrato blindado de más de 100 millones de pesetas anuales, pero también es verdad que el antiguo «superministro» ha redimido en parte su imagen con una iniciativa que tiene carácter ejemplificador a la luz de la traumática Historia de España.

Estaba claro que Miguel Boyer, como algún otro relevante miembro de la extinta «biutiful pipol», caso de Mariano Rubio, hacía tiempo que se sentía desenganchado de un partido que, de puro aferrarse al poder, está remando desde el 89 en contra de los intereses a largo plazo del país. La gente que en los últimos tiempos hablaba con él a calzón quitado, quedaba impresionada por la visión tan profundamente negativa que manifestaba sobre lo que ha sido la etapa socialista. Boyer conocía el paño:

-Yo me di cuenta en plena fusión Banesto-Central de que había una serie de personas que eran peligrosas, que no eran trigo limpio, y le advertí a Felipe, cuidado con Conde, cuidado con De la Rosa… Y resulta que me encuentro que el Gobierno del PSOE estaba pactando con ellos por la espalda, hacía tratos, les alimentaba, ¿de qué se quejan ahora? Pues que se jodan, coño…

Los Boyer, como tantos llamados «intelectuales» del Régimen, representan el drama personal de quienes, con una visión muy crítica del «felipismo», son incapaces de denunciarlo porque ellos mismos han tomado parte activa en la feria, la han apoyado, y son prisioneros de una contradicción que les impide condenar en público una forma de gobernar que denostan en privado.

Y no pueden porque desde muy jóvenes forman parte de grupos, de clanes familiares emparentados con una forma de sentir y pensar, una manera de entender la Historia de España que tiene más de sueño imposible, de ficción minoritaria, que de realidad. Denunciar lo que saben a estas alturas les obligaría a revisar toda su techumbre vital, pero les falta la grandeza y el valor necesarios para llevar su juicio crítico hasta sus últimas consecuencias. Es un poco el drama español de siempre, el drama de las dos Españas, la España cainita y sectaria del qué dirán, del miedo a hablar, a decir lo que uno piensa, a expresarse en libertad. Tras la corriente de aire fresco que, muerto Franco, inundó el país con los gobiernos de UCD, el sectarismo del PSOE no ha hecho sino abonar la semilla más siniestra que anida en el alma española, el conmigo o contra mí y su obligado correlato de mentira, disimulo, sospecha y miedo.

Es en este sentido donde cobra toda su significación el paso al frente de Miguel Boyer, un hombre que ha tenido al final el valor de decir lo que pensaba, lo cual es toda una revolución, un desafío en un país donde el presidente del Gobierno se permite amenazar al banquero que le niega su apoyo. Es el triunfo del «splendor veritatis» en el reino del miedo. Boyer, como Heráclito de Efeso, ha evolucionado, de acuerdo con la única constante que, según Robert Waterman, caracteriza al mundo en que vivimos: el cambio permanente. Sólo los tontos o los dogmáticos permanecen en el inmovilismo interesado.