14 julio 2014

El partido afronta una crisis interna por el 'desangre' de voto de un lado y otro hacia ERC y Ciutadans

Miquel Iceta elegido nuevo líder del PSC en unas primarias con un único candidato para reemplazar a Pere Navarro

Hechos

El 13.07.2014 D. Miquel Iceta fue designado Primer Secretario del Partido de los Socialistas Catalanes (PSC) con el apoyo de 8.156 militantes.

Lecturas

El 13 de julio de 2014, el mismo día que se celebran las primarias para el cargo de secretario general del PSOE, se celebran a su vez las primarias para el cargo de primer secretario del PSC, el partido referente del PSOE en Catalunya que ha padecido una fuerte crisis interna por desbandadas y escisiones de los sectores partidarios de la independencia de Catalunya que se saldó con la dimisión de D. Pere Navarro Morena.

A las primarias del PSC se presenta un único candidato, D. Miquel Iceta Llorens, que contó con el voto de 8.156 militantes. Un total de 1.435 militantes votaron en blanco con gesto de protesta encabezados por Dña. Montserrat Tura, ahora alineada con los independentistas. El Sr. Iceta Llorens, que ha logrado el apoyo de Dña. Nuria Parlon Gil y de Dña. Carme Chacón Piqueras, está dispuesto a mantener un PSC leal al PSOE y a la legalidad.

ICETA COLOCA A ANGEL ROS COMO PRESIDENTE DEL PSC

 El alcalde de Lleida, D. Ángel Ros, que durante todo el mandato del Sr. Navarro ejerció como ‘voz crítica’ y cercana a los postulados independentistas hasta el punto de dimitir como diputado en el Parlament para no tener que votar contra el proceso independentista, ahora ha aceptado la oferta del Sr. Iceta de ser el presidente del PSC (cargo que ha estado vacante desde que lo abandonara el Sr. Maragall). El nombramiento es lógico institucionalmente, dado que Lleida es la única capital de provincia donde un socialista gobierna con mayoría absoluta, pero también es un gesto del Sr. Iceta para los socialistas próximos al independentismo.

01 Julio 2014

Soluciones a lo Iceta

Alex Salmon

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AL FINAL ESTO de la política no deja de convertirse en la forma de decir las cosas lo más creíble posible. La credibilidad es algo que cuesta adquirir y se pierde en un suspiro. Pero también es un estado en gracia. Existen políticos que suenan creíbles aunque lo que digan sean soberanas tonterías. No es el caso del socialista Miquel Iceta, lo dijimos aquí mismo, que mantiene su nivel de dar explicaciones con indudables cargas de inteligencia.

Lo mejor de Iceta es esa sorna suya tan genuina y propia. Así, aunque dijimos, y mantengo, que este líder forma parte del pasado, es indudable que en pocos días de medio liderazgo ya ha dejado claras algunas cosas que a otros les costó mucho decir. Fue muy claro en la entrevista que ayer publicó EL MUNDO. «Pido lealtad al proyecto. No somos ni independentistas ni soberanistas, sino catalanistas y federalistas. Sería un gravísimo error que al PSC lo dinamitara el fuego amigo». Decir que la rama crítica del partido es amiga, resulta poco solvente. Son los que han roto mediáticamente esa formación y los ha obligado a no creerse a sí mismos. Es así. E Iceta, sin molestar a nadie, lo evidencia y lo dejó claro. Además, y muy en la moda de este siglo, pide buscar las respuestas en el interior del propio partido. O lo que es lo mismo: «El secreto del éxito del PSC fue que era un lugar de encuentro, donde a nadie se le preguntaba cuál era su lengua ni su identificación con una u otra nación». ¿Habrá encontrado la solución?

26 Junio 2014

Mycroft e Iceta

Miquel Giménez

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«ÉL ES, en ocasiones, el gobierno británico». Así describe Sherlock Holmes a su hermano Mycroft. Alguien que, según narra el detective de Baker Street, puede relacionar los cambios en el gobierno de Siam con el bimetalismo. Una ventaja, un atajo, una comodidad para el poder que, con el paso de los años, se vuelve imprescindible. «Nadie ha tenido un puesto semejante al mío y dudo que alguien vuelva a tenerlo», explica el hermano mayor de Holmes. Sus dotes analíticas le convierten en el súbdito más útil de Su Majestad.

Miquel Iceta es al PSC lo que Mycroft fue al Imperio Británico. Los papeles, documentos y discursos que habrá escrito son incontables. En los últimos treinta años no ha existido suceso alguno en Can PSC que no lleve su impronta, para bien o para mal. Cuando lo conocí, a finales de 1985, ya era, básicamente, lo que es hoy: un hombre de pensamiento y de acción, pasional y frío a la vez, feroz contra sus adversarios y poderoso protector con sus amigos. Todos los que ahora son algo en el partido lo son gracias a él.

Su nombre es la tabla desesperada a la que un socialismo catalán, náufrago y en pleno hundimiento, se aferra desesperadamente. Hablando con un importante dirigente socialista catalán, me confesaba que ésto sólo podía arreglarlo Iceta. El único, aseguraba, que podría llevar a buen puerto al partido y evitar que las próximas municipales fuesen un descalabro total. Recordemos que el PSC siempre se ha jactado de ser, antes que nada, un partido municipalista. De la necesidad hacían virtud.

Ahí tienen el reto. Salvar los muebles que se puedan, presentar la batalla por Barcelona, aprovechando la esperable fragmentación de voto y el desgaste de Trias por el asunto de Can Vies, y convertir a Collboni en una especie de nuevo Pasqual Maragall, con la ventaja de que éste no presenta un perfil tan marcado como el President. A Miquel Iceta no le place la gente con criterio propio, como me dijo en cierta ocasión, un tanto dolido. «No sé si fiarme mucho de ti, porque piensas por tu cuenta». Tenía razón, aunque debo apresurarme a añadir que lo que servidor pueda pensar no suele tener demasiada importancia y, ya puestos, él piensa mejor que yo.

Ahora bien, ante el panorama para después de una batalla que es la calle Nicaragua, ¿qué puede hacer Iceta? Dos cosas: o da el carpetazo definitivamente al sector obiolista-catalanista, que representa muy poco dentro del espectro de votante socialista, o intenta llegar a acuerdos con los llamados críticos, como el alcalde de Lleida, Ros. Si hace lo primero, puede salvar a su partido. Con lo segundo, prolongará la agonía.

Y con Montserrat Tura no necesita pactar nada. Recuerdo cuando vino al despacho de Miquel, para que éste intercediese por ella ante la Federación del Vallès. Iceta la escuchó, gracias a los buenos oficios de la llorada Paca Martín, y Tura acabó ganando el pulso. Doy fe, porque yo trabajaba en el aparato del partido en aquella época a las órdenes de Miquel, y recibí instrucciones para ningunear a los cargos oficiales y ayudar a Montse. Lo explico sin menoscabo para ella. Sirve para reafirmar lo antes dicho: todos los que han sido algo en el PSC en estos años se lo deben en buena medida a Miquel.

Los que no lo hemos sido, también, que cariño no priva conocimiento.

El Análisis

¿RENOVACIÓN?

JF Lamata

El PSC intentaba resolver su crisis a la vez que el PSOE resolvía la suya, pero los perfiles de D. Pedro Sánchez y D. Miquel Iceta eran claramente diferentes. D. Pedro Sánchez no había estado en ningún momento en la dirección del PSOE, mientras que Iceta llevaba en la ejecutiva desde hacía 30 años. Uno de los ‘hombres fuertes’ del Sr. Borrell en 1998, del Sr. Maragall en 2000 y del Sr. Montilla en 2006, por lo que de renovador el Sr. Iceta tenía poco.

En el PSOE se habían presentado tres candidatos diferentes al liderazgo, mientras que en el PSC se habían celebrado unas raras elecciones primarias en las que los militantes no habían tenido más que una opción para elegir. Un pobre respaldo para pretender encarar una ‘resurrección’ del partido.

Y lo más importante. ¿Cómo podría el PSC resolver su problema de ambigüedad que le estaba haciendo perder votos radicales a ERC y votos moderados a Ciutadans? En su primer discurso el Sr. Iceta se apresuró a decir que el PSC no tendría el mismo discurso que el PSOE, es decir, más ambigüedad. ¡Menuda renovación!

J. F. Lamata