13 abril 2022

Muere el abogado Jorge Trías Sagnier, que pasó de ser diputado del Partido Popular a ‘bestia negra’ de este partido por su apoyo a Luis Bárcenas en la difusión de ‘sus papeles’ para hundir a Rajoy

Hechos

El 13 de abril de 2022 se publica el obituario por D. Jorge Trías Sagnier.

13 Abril 2022

Muere Jorge Trias Sagnier, el político acorralado por denunciar la corrupción del PP

Juan González Bedoya

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El abogado y exdiputado popular fue clave para conocer los papeles de Bárcenas

Ha muerto Jorge Trias Sagnier, escritor y poeta de fuste, abogado en causas difíciles, diputado por Barcelona entre 1996 y 2000 (por el PP) y continuador de una de las familias más representativas de la alta y culta burguesía barcelonesa. Se había recuperado sin problemas del virus de la covid, pero hace unas semanas se le reactivó y fue hospitalizado. Hace cuatro días comunicaba a sus amigos que le habían retirado el respirador y los citaba para el verano en Comillas (Cantabria). Incluso lo grabaron el viernes para un documental sobre Violeta Friedman, cuya causa ganó en un pleito que llegó hasta el Tribunal Constitucional. Lo contó más tarde en un libro de lectura obligada sobre el drama del Holocausto, titulado Violeta Friedman contra León Degrelle. Había nacido el 13 de julio de 1948. Después de estudiar con los jesuitas en el colegio San Ignacio, se licenció en Derecho en la Universidad de Barcelona en 1970 y se diplomó en Técnicas de Gestión Empresarial ese mismo año en ESADE. Era padre de tres hijas; una de ellas, Georgina Trías Gil, diputada de Vox por Ávila.

Jorge Trias murió al mediodía y Tatiana, su compañera, comunicó la triste noticia en el chat en el que el fallecido había reunido hace un par de años a 150 personalidades de la política, la empresa, la cultura y la ciencia, entre otros a Alejo Vidal-Quadras, Chantal Moll, Shlomo Ben-Ami, Pablo Salvador Coderch, Susana Frouchtmann, León Benelbas, Rosa Oriol, José Francisco Serrano, Natalia Eyre, José Luis González Quirós, Rosanna Walls, Rodrigo Rama, Pablo Molins, Gonzalo Sivatte y Jorge de Cominges.

Gran recitador de poemas —él mismo muy buen poeta, con varios libros publicados—, hace cuatro días les prometía una velada poética, rememorando los días en que recitaba a sus escritores preferidos con Cristina Fernández Cubas, que luego fue su cuñada, con Emma Cohen y con Mario Gas.

Era un hombre muy culto y comprometido. Le venía de familia. Su padre, Carlos Trías Beltrán, también abogado y político, lo fue, y siguieron la tradición Eugenio Trías, el filósofo, ya fallecido, y Carlos, licenciado en Derecho, pero dedicado a la literatura desde que en 1970 publicó junto con Eugenio la novela Santa Ava de Adís Abeba, editada por Tusquets con el seudónimo común Cargenio Trías.

Al margen de su faceta intelectual, Jorge Trías desarrolló una vida política intensa, que inició como secretario general de la Lliga de Catalunya. Entre 1977 y 1979 fue asesor del ministro de Justicia y colaboró con los directores generales de Instituciones Penitenciarias en la reforma de las cárceles, primero con Jesús Haddad, que fue asesinado por la banda terrorista GRAPO, y luego con Carlos García Valdés.

Como abogado, llevó casos de gran trascendencia, entre otros el juicio que acabó con la condena del dirigente nazi León Degrelle. Consejero del diario ABC, desde 2012 escribía en EL PAÍS. En uno de sus artículos en este periódico denunció la corrupción en el llamado caso Bárcenas, que afectaba a la cúpula del PP. El artículo, que apareció en enero de 2013, tuvo una extraordinaria repercusión. A las pocas semanas, este mismo diario publicó las fotocopias de los llamados papeles de Bárcenas.

Fue el inicio de una campaña de acoso. Jorge Trías lo contaba así en otro artículo: “Se me acusó de bipolar, arribista, resentido, ambicioso y traidor. Poco a poco, el silencio profesional se fue adensando. Los teléfonos dejaron de sonar y muchos de los asuntos que llevaba desaparecieron de mi cartera. Financieramente acorralado, tuve que cerrar mi despacho y trasladarlo a mi domicilio. En el plano personal, mi familia estaba asustada. Mis hijas, todavía menores de edad, tuvieron que soportar cómo a su padre lo insultaban públicamente en parkings y restaurantes. Las sombras de duda que habían calado sobre mí eran de tal calibre que mis hermanos y los pocos amigos que me quedaban empezaron a preguntarse cómo yo había sido tan iluso o si podía estar escondiendo la verdad. Mis únicas palabras han sido: ‘He cumplido con mi deber”.

En 2018 lo contó en el libro El baile de la corrupción (Ediciones B).