25 octubre 2007

Muere el director de ‘Hora 25’ de la Cadena SER, Carlos Llamas

Hechos

El 3.10.2007 murió el periodista de la Cadena SER, D. Carlos Llamas

Lecturas

Programa ‘En Días como Hoy’ (4.10.2007) – D. Juan Ramón Lucas recuerda a su mentor D. Carlos Llamas

RNE, Juan Ramón Lucas sobre Carlos Llamas_mp3

05 Octubre 2007

Un contador de noticias con mucha retranca

Eduardo ÁLvarez

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Siempre que tenía oportunidad, recordaba que él era de Zamora. Es ésta una de esas provincias poco pobladas que no tienen quienes en el foro público estén continuamente colocándolas en el mapa, como ocurre, cansinamente, con otros territorios; así que él se erigía en paladín de la causa zamorana, si es que la hubiera. Igual lo hacía con otras mil empresas, a las que su inquieta naturaleza le llevaba a arrojarse de cabeza, con razón y sin ella. Carlos Llamas no sabía de tibieza, de medias tintas, de templanza. Lo suyo era tirar de víscera, apasionarse incluso más de la cuenta y tomar posición en cada partida, aunque no fuera la suya. Para los oyentes que le siguieron en la radio durante años, esta falta de neutralidad nunca disimulada era la mejor evidencia de su honestidad como periodista. Otros muchos, en cambio, sólo vieron en ello sectarismo, lo que le acarreó no pocos encontronazos públicos y rechazos.

Ayer se apagó su voz: áspera, de fuerte y marcada entonación, preñada de retranca, inconfundible. El periodista falleció a los 52 años, como consecuencia de un cáncer de pulmón que padecía desde hacía más de un año.

Carlos Llamas nació en Zamora en 1954. Su infancia la pasó en Muelas de los Caballeros. Se trasladó a Madrid para estudiar Ciencias de la Información y no tardó en vincular su trayectoria profesional a las ondas. Empezó a trabajar en 1979 en el programa Caja Redonda de la SER. En 1983 se unió al equipo fundador de Radio El País. Pero su gran salto profesional se produjo en 1988, cuando pasó a formar parte del plantel de los informativos de la emisora de Prisa. Un año después le fue encomendada la dirección del informativo Hora 14, que asumió durante tres años. Hasta 1992, en que se hizo con las riendas de Hora 25, el informativo nocturno al frente del que ha permanecido hasta su muerte.

En estos 15 años, el espacio ha contado con el reconocimiento profesional en forma de numerosos galardones, como el Premio Ondas que recibió en 1998. Carlos Llamas tenía una personalidad extraordinariamente fuerte. Al micrófono trasladaba su ironía, su acidez, su voracidad informativa y su obsesión enfermiza por tratar de explicar las cosas. Lamentaba que la urgencia que ahora manda en los medios no permita ejercicios de introspección como los que él creía consustanciales al ejercicio periodístico. Pero también se percibían al otro lado del transistor su estilo algo bronco, y sus arranques de impaciencia y exasperación cuando el discurso no transitaba por el cauce que él había visualizado. Era tan o más polemista que cualquiera de sus contertulios y rivalizaba con ellos a la hora de quitarse la palabra.

En septiembre de 2006, se vio obligado a dejar Hora 25, para someterse a un duro tratamiento contra el cáncer. El 7 de mayo pasado pudo volver a presentar el programa, lo que hizo creer a casi todos que se estaba recuperando satisfactoriamente. Pero la emoción de aquella noche se le agarró a la garganta tanto como la enfermedad, y al cabo de pocas semanas tuvo una recaída de la que ya no se ha podido recuperar.

Estaba divorciado y era padre de dos hijos pequeños. Será enterrado en su pueblo natal, Muelas de los Caballeros.

07 Octubre 2007

Carlos Llamas en el recuerdo

Felipe Sahagún (Luis Oz)

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Si hay un exceso perdonable, es el del amor. De la reacción de la Ser a la muerte de Carlos Llamas, su querido Charly, director de Hora 25 desde 1992, me quedo con las lecciones de radio que, como hilillos finos, fueron saliendo de la riada de testimonios que inundó la emisora el jueves y el viernes.

Por la hora del fallecimiento, Carles Francino se vio obligado a dar la mala noticia, recordando «la victoria sin goles del 7 de mayo», cuando Charly regresó a los micrófonos creyendo haber pasado lo peor. Dediqué mi columna a su retorno el domingo siguiente. «Los que hemos probado el cáncer les saludan», dijo Carlos con muchas ganas y su voz ronca desfigurada en el prólogo.

La biografía precisa y escueta la puso, como siempre, Ángeles Afuera: nacido en un pueblo de Zamora, Gabinete de la Ser, Radio El País y Hora 25, premio Ondas 1998, menos púlpito y más cotidianeidad, hasta su caída casi final en septiembre del año pasado.

Josep Ramoneda recordó el viernes «su voz cortada y enormemente cálida, y su cordialidad abrupta». Iñaki Gabilondo, «su voz muy particular, que percibíamos no sólo en los oídos, sino en el corazón y en las tripas (…) Le oía y me daba la impresión de que sólo estaba hablando para mí».

«El micrófono no engaña», comentó Fernando Delgado, «y Carlos se desnudaba detrás de un micrófono. El oyente está harto de la retórica huera, de que no se hable con la claridad y sinceridad con que Carlos lo hacía. Su enorme virtud fue la transparencia».

Joan Subirats le recordó como «un conductor de programa atípico, tremendamente apasionado, incapaz de ser neutral pero, a la vez, con una independencia de criterio tan espectacular que se confundía muchas veces el conductor y el que intervenía».

«Llamaba al pan, pan y al vino, vino», señaló Cándido Méndez. «Estoy jodido».

«Charly era un sindicalista», afirmó Esperanza Sánchez. «Era un hombre con ideología (de izquierda) que, cuando le dijeron que tenía que hacer tertulia, lo primero que pensó fue en los compañeros que podían quedar sin trabajo».

«Carlos, al principio, dudaba que aquello de las tertulias fuera a funcionar», añadió Javier del Pino. «No veíamos claro lo de pasar de repente de narradores a anfitriones de gente que opinaba, pero le obligaron y, a los pocos días decía que había que ampliarla, pues se le quedaba corta».

«La Ser, al principio, vio las tertulias como una especie de género máldito», comentó Ramoneda. «Parecía complicado encajarlas en el estilo Ser. No fue una tarea fácil y Carlos lo consiguió».

«Alguien le llamó Carlitos incendios, pero tenía mejores ideas de bombero», dijo Miguel Ángel Aguilar. «Todos creímos el 7 de mayo que la batalla estaba ganada», concluyó José Antonio Marcos.