20 octubre 1963

Fue un destacado apoyo para el levantamiento franquista en Navarra en julio 1936

Muere el director de EL DIARIO DE NAVARRA, Raimundo García ‘Garcilaso’, que será reemplazado por José Javier Uranga

Hechos

El 20.10.1963 falleció el director del periódico EL DIARIO DE NAVARRA, D. Raimundo García ‘Garcilaso’.

Lecturas

La muerte de Raimundo García García ‘Garcilaso’ fue portada del periódico el 20 de octubre de 1962. Raimundo García García fue uno de los orquestadores del levantamiento nacional / golpe de Estado colaborando con el general Emilio Mola para el estallido de la Guerra Civil.

UN PERIODISTA FRANQUISTA

garcilaso2 D. Raimuno García ‘Garcilaso’ fue un destacado colaborador de la dictadura del General Franco desde el DIARIO DE NAVARRA.

20 Octubre 1962

Ha muerto nuestro director

EL DIARIO DE NAVARRA

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El lector comprenderá y sabrá perdonar la emoción y el dolor que todos en esta casa de DIARIO DE NAVARRA – casa de don Raimundo García, porque no tenía otra – sentimos en estos momentos, en que escribimos únicamente por el deber profesional de dar la noticia. Hace unas horas ha muerto don Raimundo. Se nos ha ido poco a poco, en una larga despedida de cuatro meses. Y ha muerto serena, humildemente, sin darle ninguna importancia, con la misma sencillez con que hacía las cosas en vida, con exceso de modestia. Muerte santa y ejemplar de nuestro viejo y entrañable Director. Muerte y vida envidiables.

Era un hombre entregado a su vocación, a su periódico y a ti lector. Para él DIARIO DE NAVARRA era su afán, su familia todo en esta vida. No solamente nos hemos quedado sin Director, sino que podemos decir que nos falta el alma del periódico, su creador. Porque don Raimundo, personalmente, con sus cualidades morales y su genialidad profesional, ha sido el que ha hecho, en más de sesenta años de trabajo ininterrumpido, DIARIO DE NAVARRA. Es sus obra personal hasta el punto que periódico y Director se identificaban. La labor del primero en Navarra con todas sus consecuencias, es exactamente el trabajo del segundo.

Son estos momentos de dolor y de desconcierto. Hasta ahora a pesar de su enfermedad, a pesar de su postración, teníamos a Garcilaso como punto de referencia y criterio seguro en todo problema. Hasta su muerte se ha ocupado del periódico. Ayer todavía preguntaba: “¿Qué hay por allá?” Y no podemos hacernos a la idea de no oír más su voz ronca en las largas charlas de la Redacción, su consejo certero, su juicio desapasionado y de una independencia que él calificaba de salvaje siendo el hombre más cortés del mundo.

Fue una vida entregada al deber, de cara al público, a quien admitía como al único que tenía obligación de servir. Muchas veces le oímos decir que el periodista no debe trabajar para nadie ni servir intereses que no sean los del lector.

¡Gran vida de ejemplo nos deja atrás!

Pero no es ésta la hora de hacer el balance de una larga existencia, ni de cansar alabanzas a quien nunca las admitió, sino de llanto y oración. Llanto por la pérdida de un compañero querido y bueno, de un compañero insustituible; y oración porque Dios que fue para él el único consuelo lo será también para nosotros.

Basta decir que don Raimundo ha muerto literalmente como un santo. Y que además ha muerto pobre, habiendo tenido muchas ocasiones de hacerse rico. No faltarán tampoco pamploneses humildes que ahora vean menguados sus ingresos mensuales.

Don Raimundo, seguramente, se nos ha ido al cielo esta tarde con la misma naturalidad con que venía por las noches al periódico. Nosotros pedimos a Dios por su eterno descanso y te rogamos a ti, lector, que también lo pidas.

DIARIO DE NAVARRA

20 Octubre 1963

Garcilaso y Navarra

José Javier Uranga 'Ollara'

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En estos momentos dolorosos, todavía en la retina la figura de don Raimundo con perfil preciso (bigote entrecano, ojos claros – Me están saliendo bolsas debajo de los ojos, como a Rodezno, me decía) los recuerdos, recientes y lejanos, se me agolpan mezclados con el dolor. ¡Tanto se podía escribir de don Raimundo! Son muchas, muchísimas horas de charla en la tranquilidad de las noches, en largos paseos de madrugada en viajes. Podría reconstruir su vida a retazos, sacada de estas confidencias y, con la ayuda de Dios, algún día lo inentaré.

Quiero decir ahora algo de como Navarra ganó a Garcilaso y de lo que Garcilaso quería a Navarra. Tanto, que muy pocos han hecho lo que él por ella. Más de una vez me contó su llegada a La Perla, de noche en un carromato de la Central, hace 61 años. Venía a Pamplona de su Madrid natal como a destierro, a ganar unas pesetas, por indicación de su tutor don Antonio Balbuena. Durmió en el hotel y la primera sensación agradable la tuvo al contemplar la Plaza del Castillo no se figuraba él que en Pamplona hubiese una plaza tan armoniosa, tan bonita.

Con la intención oculta de volver a Madrid en cuanto pudiese, poco a poco se fue dejando ganar por el ambiente y las gentes de la ciudad con su pluma – versos, chácharas, reseñas de teatro, crónicas sociales – y con su trato – pronto fue admitido en los tres estratos sociales – y con su trato – pronto fue admitido en los tres estratos sociales de la Pamplona del 1900: aristocracia, militares y burguesía – adquirió nombre y prestigio.

Pero Garcilaso no sólo escribió sino que actuó. Navarra y Pamplona le deben muchas cosas, no sólo política, sino materialmente. él consiguió, con una campaña de prensa y con gestiones privadas que se quitase del paseo de Sarasate la antigua casa de Misericordia. Intervino decisivamente en el proyecto del nuevo ensanche. Consiguió, en una época republicana y difícil, que se llevasen los presos de San Cristobal. Gestionó siendo Diputado, del Ministro de Guerra, la cesión de la ciudad de los actuales jardines que van de la Taconera a Larraina. Influyó fuertemente en el derribo de los cuarteles. Salvó a la Mariblanca – que él bautizó – de que la picasen para piedra e intervino en todo lo que significase un proyecto para Navarra y para Pamplona.

En otro orden de cosas, su labor en Marruecos en favor de los soldados navarros fue abnegada más de sacerdote que de periodista. Posición o cuartel u hospital que visitaba, su primera preocupación era preguntar por los navarros que hubiese. Se interesaba personalmente por cada uno, anotaba su nombre, le obsequiaba hasta donde llegasen su bolsillo y sus pitillos, y hablaba de todos y de cada uno en las crónicas de guerra.

Más tarde, ante la situación política que precedió a la República y dentro de la República supo mantener con sus comentarios diarios de la situación nacional, el espíritu de Navarra. La Navarra del 19 de julio, a cuya preparación inmediata colaboró tan eficaz y estrechamente con el general Mola, debe mucho al trabajo cotidiano y sufrido de Garcilaso, que supo conservar y hacer el ambiente.

En la emoción de aquel 19 de julio, en plena calle Estafeta cuando todo eran vivas patrióticos, María Jesús Sanz González gritó: ¡Viva Garcilaso! Don Raimundo, de una sensibilidad enfermiza para el alabo, le amenazó con el bastón y el general Mola proclamó en voz alta.

  • Sí, viva Garcilaso, que me ha levantado el espíritu muchas veces.

En la Asamblea de Primo de Rivera e incluso frente a Primo de Rivera, con sus enemigos políticos de la República, que siempre le respetaron y a lo largo de toda su acción pública y personal. Garcilaso ha defendido siempre los intereses de Navarra, que eran los suyos, porque D. Raimundo era un hombre que nunca tuvo intereses propios. No sabía lo que era eso.

No es este el momento de precisar fechas y dar datos concretos, por eso se me escaparan muchas cosas esenciales, como se me olvidaba consignar que por su intervención se abortó la primera huelga comunista de España, precisamente iniciada en la azucarera de Marcilla.

Su vida ha sido una vida de servicio y de sacrificio por Navarra desde el periódico y fuera de él. Así lo comprendió nuestra Diputación nombrándole hijo Adoptivo de Navarra, el único título que no aceptó a regañadientes, sino con legítimo orgullo.

Navarra ha perdido hoy uno de sus hijos más ilustres, uno de los que más humilde y eficazmente ha trabajado por ella.

Que el Señor le haya premiado.

Ollarra