20 septiembre 2000

Escribió un libro duro contra Torcuato Luca de Tena y, en particular, contra Guillermo Luca de Tena

Muere el periodista Pedro de Lorenzo, lugarteniente de los Luca de Tena que nunca cumplió su aspiración de ser director del Diario ABC

Hechos

El 22 de septiembre de 2000 la prensa informó del fallecimiento del periodista D. Pedro de Lorenzo.

Lecturas

El periodista y escritor D. Pedro de Lorenzo, que falleció el miércoles en Madrid a los 83 años, fue enterrado ayer en su pueblo natal, Casas de Don Antonio (Cáceres). Licenciado en Derecho, el Sr. De Lorenzo nació el 7 de agosto de 1917 y durante 12 años fue profesor de la Escuela Oficial de Periodismo en la especialidad de estilo. De 1942 a 1961 fue director del Diario Vasco, de San Sebastián, la revista Garcilaso, La Voz de Castilla, de Burgos y de las páginas literarias de Arriba. Entre 1957 y 1962 fue director técnico de la prensa del Movimiento y ese mismo año pasó a ser jefe de colaboraciones de la revista Blanco y Negro y en 1968 a director adjunto de ABC. Obtuvo numerosos premios, como el Azorín, del Gremio de Editores Literarios; el Luca de Tena, el Nacional de Artículos y el premio XXV Aniversario de Ensayo. De su obra literaria destacan La sal perdida, Una conciencia de alquiler, Los cuadernos de un joven creador o Elogio de la retórica. En 1977 fue nombrado presidente del Consejo de Administración de Prensa Española y en 1981 elegido académico de la Real de las Letras de Extremadura.

En 1982 publicó su libro contra la familia Luca de Tena. 

El Análisis

EL PRECIO DE LA INGRATITUD

JF Lamata

Dentro de Prensa Española se consideró a Pedro de Lorenzo un ingrato hacia los Luca de Tena, que le promocionaron para casi todos los puestos de máxima responsabilidad en la empresa y que luego este tras jubilarse se vengara escribiendo el libro «Diario de la mañana» donde rajaba con dureza contra Guillermo Luca de Tena y Torcuato Luca de Tena.

Pero Pedro de Lorenzo podía pensar lo mismo de los hermanos Luca de Tena, que fueron ingratos con él tras sus años de servicio. A De Lorenzo le fueron promocionándole ‘redactor’, ‘jefe de sección’, ‘redactor-jefe’, ‘subdirector’, ‘Director Adjunto’ y hasta ‘Director en Funciones’, pero lo único que nunca fue, fue director. No era tan sólo un deseo frustrado, era también el sentimiento desairado de a quien se le había prometido claramente que sería director, y quienes eso le prometieron no lo cumplieron. No es una novedad que jefes no cumplan sus promesas de ascenso. Pero si un jefe tiene derecho a incumplir una promesa al empleado, el empleado tiene derecho a ajustar cuentas con él. El precio de la ingratitud.

J. F. Lamata