14 marzo 1980

Se estrellaron las avionetas en las que iban él y sus compañeros de equipo

Muere en accidente Félix Rodríguez de la Fuente, el naturalista y divulgador ambientalista de TVE

Hechos

El 14.03.1980 fallecieron en accidente de avioneta D. Félix Rodríguez de la Fuente, Mr. Warrem Dobson, Dña. Teodoro Roa y D. Alberto Mariano Huéscar. O

16 Marzo 1980

Rodríguez de la Fuente, "el amigo de los animales"

José Ramón Pérez Ornia

Leer

«Queridos amigos de El hombre y la Tierra. Como siempre que me asomo a la pequeña pantalla, es para decirles hola o adiós. En este caso: hasta pronto.» Félix Rodríguez de la Fuente se despedía de su audiencia con estas palabras el pasado 2 de marzo desde el programa de TVE 625 líneas. «No nos vamos para siempre, quizá hasta dentro de ocho meses o un año», añadió el popular doctor, «el amigo de los animales», para terminar con su habitual desDedida: «Queridos amigos, muchas gracias.»

El último programa de su serie dedicada a la fauna de América del Norte, rodada con la ayuda económica del Gobierno de Canadá, se emitió, a modo de síntesis, el pasado jueves día 13. Su último acto público en España fue presentar, el pasado día 5, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, el documento titulado Estrategia mundial para la conservación de los recursos vivos y el logro de un desarrollo sostenido, propuesto por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y de los Recursos Naturales. El acto de publicación del documento fue presidido por los Reyes de España.Marcelle Parmentier, francesa, 43 años, casada con Félix Rodríguez de la Fuente hace catorce años, y sus tres hijas, Mercedes, Leticia y Odilia, de trece, once y siete años de edad, respectivamente, esperaban en su casa de Madrid que Félix Rodríguez de la Fuente las llamase ayer por teléfono, desde Alaska, para recibir sus felicitaciones en la fecha de su cumpleaños. La señora Parmentier recibió, sin embargo, a las ocho de la mañana, la llamada de una mujer que pedía información del accidente, pero no entendió el mensaje hasta que minutos después TVE le confirmó por teléfono el fatal accidente. Los cadáveres de los tres profesionales de TVE llegarán a Madrid el próximo lunes.

Félix Rodríguez de la Fuente nació en Poza de la Sal (Burgos) el 14 de marzo de 1928. Anteayer, la agencia Efe había transmitido, dentro de su servicio nacional, una noticia anunciando el inmediato cumpleaños de esta personalidad de la televisión.

Empezó con la cetrería

Nunca ejerció su profesión de médico-odontólogo. Su primer contacto con los animales distó mucho de lo que sería su futura y definitiva vocación naturalista y su lucha por la conservación de las especies en peligro de extinción.

Desde los catorce años se dedicó a la caza, pero a los veintiún años regaló su escopeta al viejo cazador del pueblo, apodado Curilla. Hace ahora diecisiete años que ganó un concurso internacional de cetrería con su halcón Durandal, y por ello fue llamado a colaborar en el programa Fin de semana.

La primera aparición en TVE, en 1964, con dos halcones, se convirtió en una charla habitual que alternó semanalmente con los coloquios culturales de Jaime de Foxá. Intervino más tarde en los programas Imágenes para saber y A toda plana, programas que iban exclusivamente ilustrados con dibujos y fotografías. Presentó en 1968 la serie didáctica Félix, el amigo de los animales.

En una segunda etapa, Félix Rodríguez de la Fuente comentó series, compuestas fundamentalmente de episodios, adquiridas por TVE a televisiones extranjeras: Fauna, titulada más tarde Vida salvaje, y Planeta azul. El Gobierno español le encargó en 1967 la entrega de dos halcones al rey de Arabia Saudí, donde permaneció un tiempo para amaestrarlos -en la agenda de sus proyectos consta la intención de realizar una serie sobre la historia de la cetrería-, hecho que le abrió las puertas políticas para proyectos más ambiciosos.

Mientras fue presidente de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza (Adena) -y de la que ahora era vicepresidente- emprendió la producción de la serie El hombre y la Tierra, cuya primera parte, denominada Serie venezolana, rodada en el Amazonas y Orinoco, comenzó a emitirse por TVE en 1974. Desde entonces, casi siempre en otoño, se emitieron 104episodios de la serie dedicada a la fauna ibérica.

«La aventura internacional de la fauna», como la denominó Félix Rodríguez de la Fuente en unas declaraciones a EL PAIS el pasado octubre, comenzó con la emisión de los veintiún episodios que incluían los primeros rodajes en Canadá. Lamentó en aquella ocasión que TVE solamente le asignase un presupuesto de cuatro millones de pesetas por episodio, unas cinco veces menos que el presupuesto medio de los documentales de Cousteau.

Los documentales de El hombre y la Tierra fueron galardonados con los más importantes premios internacionales en su especialidad y, lo que es más importante, calaron a nivel popular en la audiencia española. Se situó siempre, durante los últimos años, en los primeros puestos del panel de aceptación de programas. TVE y los telespectadores españoles pierden con Félix Rodríguez de la Fuente a su mejor, y probablemente único, documentalista. Sus programas, además, ocupan el primer puesto de ventas a las televisiones de todo el mundo, y el propio Rodríguez de la Fuente, en sus últimas declaraciones a EL PAIS, estimaba su audiencia mundial en setecientos millones de telespectadores. Tan sólo en algunas ocasiones recibió críticas de sus compañeros de TVE por el tono característico de sus comentarios en off. El se excusaba diciendo que de la misma manera que rodaba los documentales sin guión previo, sus comentarios eran siempre improvisados mientras montaba y sonorizaba las películas. La serie de trece episodios dedicada a los perros ha quedado truncada para siempre en esa carrera de 1.800 kilómetros por Alaska.

Su muerte ha sido acompañada de numerosos testimonios de condolencia, entre ellos los de los Reyes de España.

23 Marzo 1980

Adiós a un amigo

Juan Salvat

Leer

Profundamente emocionado por la pérdida inesperada y dramática de un gran amigo -en realidad, nadie puede hablar de él como su amigo: todos éramos amigos suyos-, aprovecho un medio de comunicación habitualmente ajeno a mí para expresar nuestro dolor por su desaparición. Félix Rodríguez de la Fuente, maestro en la divulgación sobre temas de la naturaleza, en los que fue pionero en nuestro país, y personalidad mundialmente conocida por sus libros y por sus populares programas de televisión, se granjeó innumerables amigos gracias a su humanidad y a su importante labor en el arte de la divulgación científica, amigos que hoy comparten nuestro profundo pesar.Si es difícil -prácticamente Imposible- reemplazar a cualquier persona en su individualidad, va a ser muy difícil -realmente imposible- olvidar a una persona de las cualidades de Félix: el Félix de los entusiasmos contagiosos, de la generosidad ilimitada, el Félix positivo, constructivo, con enormies ganas de vivir, el Félix artista, dotado de un gran sentido de la estética, que tantas veces nos emocion o con sus bellas imá genesycon su rico, preciso y cautivador lenguaje, el Félix trabajador infatigable, entregado totalmente a su tarea y a las servidumbres que ésta comportaba.

La imagen de Félix en la pantalla no puede hacernos olvidar al trabajador concienzudo y responsable. Sus proramas televisivos apenas dejaban ver la punta de un colosal iceberg en cuanto a capácidad de trabajo. Félix poseía el secreto de la fácil comunicación. y su carisma llegaba al público, que aceptaba y descubría, a través de su palabra, emocionada y emocionante, un mundo casi desconocido y una actitud ejemplar ante ese mundo. Actitud que ha servido de lección a toda una generación de españoles: su amor a los animales. y a la naturaleza en general, se há contagiado a millones de españoles que antes de Félix desconocían dicha lección.

Su amor a la naturaleza se difundió, sobre todo, entre los niños, por quienes Félix sentía una especial predilección. El tema de los niños le preocupaba apasionadamente, dando así muestras -una vez más- de su gran sensibilidad. Recuerdo a Félix rodeado de niños a quienes firmaba autógrafos infatigablemente. Recuerdo también a Félix comentándome que era aún más importante invertir en la educación de los niños que en la de los nlayores. Y compruebo -por las numerosas cartas que a su nombre nos llegan cada día- el gran amor y la enorme admiración con que los niños le correspondían.

Esta labor pedagógica de Félix -esta labor civilizadora- basta para elevarle a la categoría de gran educador. En este campo, Félix ha sido -sin duda alguna- uno de los hombres más importantes que ha tenido España en los últimos años, uno de los hombres que más han hecho por España, por elevar su cultura, que es una forma de elevar el país. Y, ante esta evidencia, uno no puede por menos de preguntarse: ¿Por qué siempre se nos van los mejores?

Félix se ha ido…, pero su obra debe continuar. Es el mejor homenaje que podemos rendirle. Un homenaje permanente de atención, amor y respeto a nuestros paisajes y a nuestros animales. Será una forma de tenerle todavía entre nosotros.

A Félix Rodríguez de la Fuente me unían múltiples afinidades, pero únicamente mencionaré la que inició y cimentó nuestra amistad: el amor por la divulgación, tarea pedagógica de la que tan necesitado está nuestro país, y en la que Félix sobresalió al atraer al gran público hacia un tema en principio tan ingrato y a la vez tan sugestivo como son los temas científicos. Félix, sin duda, será un modelo para los eruditos, científicos y pedagogos que actúan en los grandes medios de difusión; eruditos y científicos que frecuentemente envidiaron a Félix -Félix tuvo el honor de ser envidiado por muchos-, pero que si prosiguen el camino por él desbrozado, podrán hacer llegar a todos nosotros no sólo el contenido de la ciencia, sino también el gesto y la voz adecuados para convertir la teoría en impulso vital. Tengo la seguridad de que este servicio cultural será, a la larga, reconocido, de que ya se ha abierto una ruta que va a ser recorrida y prolongada por miles de adeptos.

Marcelle, la esposa de Félix, me decía en el emocionado adiós de Madrid: «Tengo la sensación de que Félix sigue vivo, de que simplemente ha emprendido un largo viaje del que tardará en regresar.» Todos sus amigos y admiradores compartimos este sentimiento. Para mí, Félix estará siempre presente en los libres espacios de Africa, que tuve el privilegio de descubrir a su lado; estará siempre presente en la pantalla de televisión, que él supo utilizar tan sabiamente; estará siempre presente en sus libros sobre la naturaleza, que tanto han enseñado -y seguirán enseñando- a sus apasionados lectores de medio mundo.

Sí, Marcelle tenía razón: un largo viaje, una prolongada auencia, que no será definitiva si imped imos que el olvido y la rutina aniden en nosotros. Sólo entonces estarán justificadas las últimas palabras de Félix en televisión: «Queridos amigos, muchas gracias.»

Juan Salvat