17 mayo 1990

Muere Fernando Claudín, el histórico dirigente del PCE que tras ser expulsado por Carrillo acabó en la órbita del PSOE

Hechos

Fue noticia el 17 de mayo de 1990.

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17 Mayo 1990

CLAUDIN: LA HETERODOXIA NECESARIA

Enrique Curiel

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Aunque muchos conocíamos las noticias sobre su salud, la muerte de Fernando Claudín ha sacudido nuestras conciencias. Unas líneas, redactadas apresuradamente, pretenden recuperar para la memoria colectiva de varias generaciones la trayectoria de una de las personalidades más significativas de la izquierda española. Personal e intelectualmente, Claudín ha constituido un referente inexcusable para todos aquellos que llegamos a la Universidad, a la vida política y al pensamiento de la izquierda, al final de la década de los años 60, al calor de los acontecimientos del mayo francés y tras la intervención del Pacto de Varsovia en Checoslovaquia, en agosto del 68. No puedo decir que haya conocido profundamente a la persona. Apenas cuatro o cinco conversaciones en los últimos años. Sí puedo decir, como tantos otros, que sus textos, su actitud y su talante intelectual han influido decisivamente en todos aquellos que hemos recorrido el camino de la disidencia, de la reflexión autocrítica y de la ruptura con la asfixia de las falsas ortodoxias. Al tener la noticia del fallecimiento de Claudín, he vuelto a coger dos de sus libros, con el ánimo de encontrar el perfil adecuado de su propio pensamiento. En 1970, Ediciones Ruedo Ibérico publica uno de sus libros más trascendentes, en el que se resume una nueva y, ciertamente, crítica visión del «socialismo real», así como de la trayectoria de los partidos comunistas en la dura etapa del estalinismo.

Tengo la sensación, de que ese libro significaba para Fernando Claudín el necesario e inevitable «ajuste de cuentas» con la terrible experiencia del estalinismo. Como dice Jorge Semprún en el prefacio del libro: «Claudín rompe resueltamente con toda ortodoxia, y al hacer así no es flaco servicio el que nos presta. Es un marxismo laico ¡enhorabuena! No se proyecta sobre la realidad histórica del movimiento comunista para encontar en ella la confirmación de intuiciones, rencores o anatemas personales. Se proyecta sobre lá realidad para que ésta se proyecte sobre nosotros». Por lo demás, las primeras palabras de Claudín en la introducción del libro «La crisis del movimiento comunista», no pueden ser más evocadoras. «El año 56 -dice- fue para mí, como para tantos otros comunistas, el comienzo de la ruptura con una confortable y optimista representación del estado y de las perspectivas de nuestro movimiento».

Que nadie vea en Fernando posiciones acomodaticias más o menos próximas en el tiempo. Su reflexión vivificante tiene origen en el XX Congreso del PCUS, y culmina con su expulsión del PCE en el año 1964 porque se adelantó a la realidad que hoy estamos viviendo. «¿Qué marxismo era el nuestro que en lugar de servirnos para descifrar la realidad nos la ocultaba y mistificaba?». La pregunta, aunque realizada en el año 1970, constituye una amarga realidad. Años más tarde, en 1978, la editorial «El Viejo Topo» publica un nuevo libro de Claudín: «Documentos de una divergencia comunista». Creo que nuestro mejor homenaje es hacer constar su pensamiento a través de las palabras contenidas en la presentación del libro. «Entre 1956 y 1964 -dice Claudín- se perfilaron tres temas básicos de conflicto en la dirección del PCE: el estalinismo, la realidad española y el funcionamiento del partido. Con la preocupación concreta de esclarecerme lo que estaba ocurriendo me precipité sobre el «marxismo prohibido» o «poco recomendable» cuyo catálogo era largo. Comencé a extender mi horizonte teórico extramuros del marxismo y a seguir al día el debate en la izquierda francesa e italiana. Cada vez me parecía más evidente que los partidos comunistas necesitaban una profunda renovación en su teoría y su funcionamiento práctico para estar a la altura de los nuevos problemas históricos». Los «ortodoxos de siempre», los que le temen al pensamiento libre, han querido presentar las reflexiones de Claudín como un giro «hacia la moderación». Nada más incierto. Se trata de un «giro hacia la realidad». Pero algunos nunca lo comprenderán. Siempre han estado instalados en «la verdad».