7 abril 1996

Sus últimas palabras en antena fueron "¡Temblad pedado de sinvergüenzas!"

Muere la locutora de la COPE, Encarna Sánchez, tras una larga enfermedad y desatando una cadena de especulaciones en torno a su herencia

Hechos

El 5.04.1996 falleció Dña. Encarna Sánchez en Madrid.

Lecturas

EL CAPATAZ, A SU LADO HASTA EL FINAL.

D. Pedro Pérez, que como productor ejerció siempre de ‘capataz’ de Dña. Encarna Sánchez, tanto en su breve etapa en televisión en ANTENA 3, como en su etapa en la COPE, permaneció con ella los últimos días de su vida.

LA DIFÍCIL SUCESIÓN

mari_cruz_soriano_cope Dña. Marí Cruz Soriano es la elegida por la dirección de la COPE para reemplazar a la fallecida Dña. Encarna Sánchez, el programa se denominará ‘La Tarde’. Su selección sorprendió porque estaba considerada una mujer de ideas progresistas (más próxima al PSOE que al PP). En su tertulio introdujo a importantes novedades como al ex ministro D. Juan Alberto Belloch como uno de los tertulianos o al periodista catalán D. Jorge Javier Vázquez, cuya condición homosexual volvía original su presencia en COPE. La Sra. Soriano se mantendría dos temporadas, con una consecuente caída de audiencia hasta 1998 en que abandonó la emisora episcopal.

07 Abril 1996

Una «diosa de la radio» que murió «con las botas puestas»

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

Leer

«Ha tenido una muerte tranquila». Eso aseguraban ayer Marujita Díaz y Paquita Rico, invitadas semanales de Encarna en el espacio La mesa camilla.

La periodista vio cumplido su deseo. «No quería que la gente supiera nada de su enfermedad», explicaban ayer las folclóricas, y así se hizo. Sólo los más allegados sabían que, en los últimos años, y para poder compaginar el tratamiento de quimioterapia con su trabajo y no faltar a la cita con sus oyentes, Encarna Sánchez volaba a Suiza y regresaba a España en el mismo día.

Dejó dicho a sus familiares que sus restos fueran incinerados en la más estricta intimidad y sus cenizas, esparcidas sobre el mar de su querida Marbella, en Málaga. Y sus últimas voluntades también se están viendo cumplidas.

Un puñado de compañeros, amigos y familiares dieron ayer el último adiós a Encarna Sánchez. El cuerpo sin vida de la popular periodista, que murió el viernes a consecuencia de un cáncer, fue incinerado ayer en el madrileño cementerio de la Almudena.

Compañeros de profesión, como Jaime Peñafiel, José María García, Antonio Herrero; el consejero delegado de la cadena Cope, Eugenio Galdón, y Esmeralda Marugán, la persona que en los últimos tiempos sustituyó a Encarna Sánchez ante el micrófono, acudieron a despedir a su compañera.

No faltaron tampoco personajes de la canción española como Paquita Rico, Marujita Díaz o Encarnita Polo. Ni famosos varios como Sacha Gordillo, ahijado de la fallecida, el cantante José Vélez, el boxeador José Legrá o el alcalde de Madrid, José María Alvarez del Manzano.

El primer edil de la capital facilitó además el paso del cortejo fúnebre por las calles de Madrid, en su periplo del tanatorio de la M-30 a la Almudena.

Tampoco faltó, por supuesto, el público. Numerosos oyentes anónimos de Encarna Sánchez acudieron al cementerio a rendir homenaje a la popular periodista.

Los tributos verbales dirigidos a quien fuera voz y espíritu de Directamente Encarna se sucedieron a lo largo del día.

Antonio Herrero.- El periodista destacó la gran profesionalidad y capacidad de trabajo de Encarna Sánchez. Y señaló que «hasta el último minuto estuvo al pie del micrófono». A juicio de Antonio Herrero, ha muerto una de las figuras más importantes de la radio española, alguien que además ha marcado una época. Y señaló que, a pesar de que Encarna ha sido muy criticada, el tiempo será el verdadero juez.

José María García.- El conocido periodista deportivo destacó de Encarna Sánchez su vitalidad, su energía y su entereza, y añadió que todos en la radio confiaban en que iba a volver, como las otras veces. «Lo más grande -dijo- es que ha muerto como ella quería, con las botas puestas. Su recuerdo quedará en mi memoria».

Esmeralda Marugán.- La periodista Esmeralda Marugán, que sustituía desde hacía dos meses a Encarna Sánchez en el programa, recordó ayer que Encarna quería volver al trabajo y que resultaba muy difícil saber si ella era realmente consciente de que la muerte le rondaba, porque «la muerte siempre nos sorprende a todos».

Manuel Martín Ferrand.- «Era una diosa de la radio -decía de ella el periodista-. Alguien que dominaba la palabra, dominaba la emoción y sabía seducir todas las noches al público». Para Martín Ferrand, Encarna Sánchez «se hizo dueña de la noche y luego de la tarde; sólo le quedó pendiente la mañana».

Y aseguró que ese era un reto que ella tenía interés en afrontar. Añadió que la periodista radiofónica «metabolizaba su profesión, fundía la radio con la vida y proyectaba su emoción, su fuerza, sus hormonas» en todo lo que hacía. Finalmente, calificó a la periodista de «fuerza de la naturaleza».

07 Abril 1996

El adiós de una «luchadora nata»

Javier Lorenzo

Leer

«No se lo digáis a nadie»

Se fue sin hacer ruido. Encarna Sánchez falleció el viernes por la tarde, a los 56 años, en su domicilio madrileño. Se la llevó un «fracaso hepato-renal», según reza el parte médico. Y es que la muerte la rondaba desde hacía tiempo en forma de cáncer. Pero Encarna Sánchez prefirió guardar el secreto. «Si alguien pregunta por mí, no digáis que me estoy muriendo». Con estas palabras se despidió hace dos meses la popular periodista de algunos de los colaboradores de su programa, «Directamente Encarna», al verse obligada, por su enfermedad, a abandonar los micrófonos de la cadena Cope. Considerada por muchos de sus colegas como una «diosa de la radio», Encarna Sánchez fue incinerada ayer a primera hora de la tarde en La Almudena. Por deseo de sus hermanos y sobrinos, el acto se produjo en la intimidad.

MADRID.- A Encarna Sánchez Jiménez -que murió el viernes en Madrid a los 56 años- siempre le gustó la primera persona del singular. No es que fuera un defecto. Más bien era algo inevitable. Y lo inevitable puede o no gustar, pero lo que no puede es cambiarse. Sería como pedirle a un huracán que no levantase arena y hojarasca.

Nacida en la localidad almeriense de Carboneras, Encarna Sánchez se trasladó tempranamente con su familia a Valdemoro (Madrid). Ya sabía lo que quería, e inició los estudios de periodismo en la Universidad Complutense. Acabada la carrera, regresó a su tierra donde, gracias a su entonces novio, se hizo un hueco en Radio Almería.

A partir de este instante, su carrera se torna frenética. Vuelve a Madrid para trabajar en Radio Juventud. Allí conoce a la célebre presentadora Josefina Rueda, la cual -se supone que hipnotizada por esa voz que ya era de capitán de alabarderos- le cede su puesto en Radio España. Poco después viajaría a San Sebastián, ciudad en la que desempeñaría el puesto de directora y jefa de publicidad de una emisora, y de allí, vuelta a la Villa y Corte, donde durante tres años trabajó como presentadora del programa Esto es España, señores (ya se le adivinaba el tono perentorio) en La Voz de Madrid.

Entre 1967 y 1970, Encarna Sánchez dirigió multitud de espacios: los programas Brindis, El club de los millonarios y un espacio de folclore español, El club de los oyentes, que obtuvo la Medalla de Plata de la Sociedad general de Autores de España. Todos en la cadena Rem. Volvió a Radio España, y allí presentó CS y buen viaje (la publicidad entonces iba hasta en los títulos), A todo color y La noche vista por mí.

No contenta con su experiencia radiofónica, Encarna inició una breve carrera como actriz. Así, en 1969, intervino en la película Buenas noches junto a Tony Leblanc y Julia Gutiérrez Caba.

PERIPLO AMERICANO.- Tampoco debió satisfacerle del todo la aventura, pues un año después se trasladó a América. Su objetivo era pasar siete meses en México, pero terminó quedándose siete años en aquel continente.

El periplo americano fue intenso para Encarna Sánchez. Y no sólo en el aspecto profesional. En 1974 se casó en Los Angeles con un industrial, quien no tenía nada que ver con los micrófonos, y que tampoco debió cumplir con las exigencias de la locutora porque tres años más tarde se divorciaron. De aquel matrimonio no hubo hijos.

Su crisis sentimental no afectó en absoluto a su carrera. En Los Angeles se especializó en producción por la cadena de televisión ABC -una de las más poderosas de EEUU-, logrando matrícula de honor. Y durante una de sus estancias en México participó, de nuevo como actriz, en la obra de teatro Esta monja, no. Muy mal no lo debió hacer, porque recibió por su actuación el premio a la mejor Actriz Femenina del país azteca.

En 1978, regresó a España. Su primera singladura la llevó a Barcelona, a Radio Miramar, donde destacó con su programa Encarna de noche durante seis intensos años hasta que fue contratada por la cadena Cope, que decidió trasladarla de la noche a la tarde y cambiar el título del espacio, que pasó a llamarse Directamente Encarna. La trotamundos de Encarna nunca más volvería a cambiar de emisora.

ANIMAL RADIOFONICO.- En el mundo de las ondas hay una expresión que definía perfectamente a Encarna Sánchez: la de «animal radiofónico». Un «animal radiofónico» es aquel que, por encima de que lo haga mal, bien o incluso muy bien, atrapa a quien le escucha porque su voz no parece salir sólo de un transistor, sino de lo más profundo de su ser, por lo que todo aquello a lo que se refiere cobra un aura de verosimilitud y certeza comparable a la de una encíclica papal. A esto ayudaba, además, el carácter recio y hasta áspero de esta mujer que siempre tenía a gala su independencia y su comunión con la gente de la calle. Con todo, esa forma de ser se debía también a un exceso de celo y de concentración que le llevaba con frecuencia a despreciar los detalles y, a veces, las normas de cortesía.

Durante siete años, su voz fue la más escuchada en las tardes de España. Sólo la aparición de Miguel Angel García Juez en Antena 3 y, posteriormente, de Julia Otero en Onda Cero hicieron que su primacía se tambalease, algo que nunca supo encajar del todo. No porque considerara que eran mejores que ella, sino porque su verdad, la verdad de Encarna, ya no tenía la pujanza de antaño.

En 1991, firmó con la recién nacida televisión de Antena 3 para grabar trece capítulos de un programa que se llamó …Y ahora Encarna. Los resultados no acompañaron: si bien el primer programa alcanzó un 25% de audiencia, el quinto no llegó al 8%. La televisión es que desmitifica mucho. Fue muy criticada por otros profesionales del medio que opinaban que Encarna mezclaba alegremente los contenidos del programa con la publicidad. Lo que nadie entendió es que ella seguía haciendo radio, incluso dentro de la televisión. Se comprometía con el producto que caía en sus manos como si fuera ella su inventora. Seguía la vieja tradición de la radio española por la que el locutor prestaba su voz y su credibilidad a tal o cual mercancía.

La mayor prueba de su popularidad llegó -taxis al margen- de la mano de «Martes y Trece» y su famosa empanadilla. Aquella parodia la encumbró aún más que, por ejemplo, el presunto desacato a los jueces, sus calificaciones tronantes sobre los políticos, el robo de sus joyas por una mucama o sus apariciones en la prensa del corazón como íntima amiga de Isabel Pantoja. Incluso más que sus numerosos galardones, incluido el premio Ondas de 1981.

Encarna, una luchadora nata, una mujer de coraje inmenso, era la representante de una radio que ya se apaga. Una radio en la que lo más importante no eran las estadísticas, sino el conseguir del oyente su pura y simple amistad.

14 Abril 1996

Herencia secreta Misterio sobre el destino de la millonaria fortuna de Encarna Sánchez

Romualdo Izquierdo

SU ULTIMA POLEMICA

Leer

Le gustaba vivir bien. Y el cáncer no le impidió disfrutar de la vida hasta el último minuto. «Pero, ¿por qué me llevas a restaurantes tan caros si tú apenas tienes apetito?», le preguntó Carmen Jara, una de sus mejores amigas, pocos meses antes de su muerte. No contestó. Como tampoco lo hizo cuando los pocos que conocían la gravedad de su enfermedad se preguntaban el porqué de su empeño en inaugurar un lujoso chalé en Marbella que apenas ha podido disfrutar.

Son algunas de las ventajas de los números uno que se convierten en fenómeno social. Y Encarna lo era. Desde que regresó de México en 1978 y se hizo cargo del programa «Encarna de Noche» siempre ha liderado los índices de audiencia en su franja horaria. Un precio muy alto el que tuvo que pagar -siempre reconoció que tras su fracaso matrimonial se volcó en el trabajo-, pero por el que también tuvieron que pagar, y mucho, las empresas que la contrataron. 150 millones de pesetas declaraba hace cinco años al fisco. Hacienda estuvo a punto de abrirle una investigación. Mucho dinero para un año y que hay que multiplicar por los muchos que ha sido la más escuchada. Además, la forma que tenía de mezclar información con publicidad le reportó una serie de ingresos a los que no tenían acceso sus colegas. No extrañan, entonces, las palabras de su productor, Pedro Pérez, que estuvo con ella los últimos 18 años. «Encarna era una persona de muy pocos amigos. De verdad, sólo seis. El resto han sido arribistas y oportunistas».

Contundentes son sus declaraciones, pero menos claro se muestra a la hora de hablar del testamento. «No sé si existe o no. Encarna delegó este tipo de asuntos en dos gestores. En pocos días se presentará el acta de defunción. Quizás aquí aparezca algún testamento secreto», añade.

Falta poco para que los familiares directos de Encarna conozcan su última voluntad. Según marca la ley, es necesario esperar 15 días después del fallecimiento para proceder con este trámite. Es entonces, cuando puede aparecer un testamento que determine a dónde van a parar los 2.000 millones de pesetas en que se calcula su fortuna personal. «Encarna no tenía hijos. Quien sale beneficiado en estas circunstancias es el Estado. Puede llevarse hasta más de un 50%», añade Pedro Pérez.

Sin hijos pero con sobrinos. Y una hermana, que vive en Londres, con la que no se hablaba. «Ya sabes como son las cosas de familia», apunta Carmen Jara. Pero ninguno de ellos estaba la tarde del Viernes Santo en el domicilio de Encarna en la elitista zona de La Moraleja en Madrid. Sólo dos personas la acompañaron en el momento en que murió. Josefina Calle sujetaba una de sus manos y Carmen Jara la otra. A la tercera, a Nuri Abad, compañera y amiga íntima de Encarna desde hace 16 años, la tuvieron que sacar de la habitación minutos antes de que falleciera. «Era un día precioso y recibió a la muerte con una gran paz», recuerda Carmen, amiga de Encarna desde hace 35 años y compañera en la COPE desde que dejara los escenarios hace ya trece años.

Pedro Pérez, el productor de su equipo, llegó al poco tiempo. Allí estaba su círculo más íntimo, los que guardaban el secreto de la enfermedad y quienes la protegieron en los dos últimos meses en que, apartada de los micrófonos, luchaba contra el cáncer.

En el tanatorio, ya fue distinto. Junto a ellos, compañeros de la emisora y colaboradores de su programa «Directamente Encarna», con el que fue líder indiscutible de la tarde desde 1984, año en que llegó a la COPE procedente de Radio Miramar de Barcelona. Medio millón de oyentes diarios convirtieron a Encarna en reina de la tarde. Algunos de ellos, anónimos, estaban también en el tanatorio junto con los pocos familiares directos que asistieron a la cremación del cadáver. Su ahijado Sacha Gordillo y su sobrina, Margarita Sánchez, hija de su hermano Carlos, fallecido hace año y medio también de cáncer, y por el que Encarna sentía un gran amor, estaban entre ellos. Entre las ausencias más destacadas, la de Isabel Pantoja y su socia en la firma Pantomar, María Navarro, que durante años fue la secretaria de Encarna.

«Mira, Encarna, no me mientas. Sé que te ocurre algo», le dijo un día Nuri. A ella no le podía mentir. La conocía muy bien. Tantos años a su lado, haciéndole el control de su programa y compartiendo los buenos y malos momentos fuera de la emisora, obligaron a Encarna a confesarse con ella. «Si no os lo he dicho antes, era porque no quiero veros sufrir», recuerda que le contestó Encarna. «Ha sido como una madre para mí. Siempre que la he necesitado, estaba allí. Tanto a nivel profesional como personal», añade Nuri.

Su equipo

Sin embargo, asegura no tener ni idea del testamento. Las mismas palabras que salen de la boca de la que durante los cuatro últimos años fue la abogada de Encarna, Graciela Otondo. «Mi relación con ella era estrictamente profesional. La defendí en las 15 demandas de protección civil de derecho al honor que la interpusieron en este tiempo. Ganamos las 15, pero del testamento no sé nada. Además, en las últimas semanas ya no podía hablar con ella. La gente de su equipo me decía que no se la podía molestar», asegura.

Con su lenguaje directo y encendido, levantaba pasiones encontradas. Criticada o admirada, a nadie dejaba indiferente. Su polémico quehacer profesional durante 35 años y su liderazgo en las ondas le costaron, sin embargo, un alto precio. «Me han colgado mil sambenitos, me han vendido a no sé cuantas ideologías y me han acostado con media España», decía ella.

Por ello, «su verdad», en forma de memorias, es también muy cotizada. Las editoriales saben que tendrían muy buena salida. La hoy directora general de Ediciones Planeta, Imelda Navajo, ya iba detrás de ellas en los años en que estuvo al frente de Temas de Hoy. Y su interés no ha decaído con el cambio de editorial. El problema estriba en saber si éstas existen o no. «Indudablemente, si hay algo escrito, estamos interesados en publicarlas. Negociaríamos con los herederos», se limitan a responder en Planeta.

Taxistas, amas de casa, jubilados y parados conformaban el núcleo duro de los seguidores diarios de Encarna. Recibía más de 600 cartas diarias y el contestador de su teléfono recogía unas 1.300 llamadas cada día. Prácticamente la misma respuesta ciudadana que tiene en estos momentos, cuando el «Directamente Encarna» ha dado paso al «Directamente la tarde». Su actual conductora, Esmeralda Marugán seguirá con él hasta el verano.

Lo que ocurrirá en septiembre nadie se atreve a aventurarlo. El pastel es muy apetitoso. Se trata de dirigir y presentar el espacio con más audiencia de las tardes de radio en España. Candidatos no faltan. Nombres como el de Julia Otero o el de Carlos Herrera se barajan como los de los posibles sustitutos. Aunque siempre puede haber sorpresas de última hora.

Encarna ya no está, pero la vida sigue. Sus íntimos los saben mejor que nadie. Toda la gente de su equipo seguirá, al menos, hasta el verano. La batalla está en qué ocurrirá luego. Encarna no se preocupó en solucionar la relación de su equipo con la empresa y parte de las 15 personas que trabajaban con ella pueden estar injustamente en la calle en septiembre.

Lo que sí dejó claro fue su última voluntad. En su habitación, entre rosarios y la virgen del Rocío decidió ser incinerada y que sus cenizas fueran arrojadas al mar, justo frente a su casa de Marbella. La que apenas llegó a disfrutar.

23 Junio 1996

Guerra de herederos

Romualdo Izquierdo

Leer
Bienes inmuebles, no dinero


A falta de dinero en efectivo, la heredera de Encarna se hará cargo de un patrimonio que, además de las empresas que creó para gestionar su programa y los contratos de publicidad -Stilo Tridimensional, Area 2000 y Drondi S.A.-, agrupa otros bienes inmuebles como el chalé de La Moraleja -valorado en más de 100 millones de pesetas-; el que estrenó el verano pasado en Marbella -del que se dice que está valorado en más de 500 millones, aunque Pilar Cebrián dice que no supera los 170- y el bar «El Camino», en la calle Donoso Cortés de Madrid. Un piso en la calle O'Donnell, también en Madrid, y una finca en Medina Sidonia (Cádiz) completarían la herencia. Por no hablar del Rolls Royce, el Audi y las obras de arte y las joyas a las que era tan aficionada la locutora.

Y por fin, aceptó. Aunque aún no ha firmado ningún documento oficial -algo que reconoce que hará en los próximos días-, Pilar Cebrián, la beneficiaria del único testamento de Encarna Sánchez, que data de 1970, ha decidido asumir la última voluntad de la popular periodista. Ella, Pilar -o Clara Súñer, tal como le gustaba llamarse en su época de actriz a finales de los 60- es la heredera.

Asesorada por los mismos gestores que administraban las propiedades y empresas de Encarna -Gerardo Cordero y Pedro Bonilla, de la firma Gerbonsa-, Pilar ha comprobado que le compensa aceptar la herencia. Aunque Hacienda se quede con casi el 68% de la fortuna, que es lo que establece la ley cuando no se trata de herederos directos. Y Pilar no lo era. Conoció a Encarna hace más de 30 años y se convirtió en administradora de los bienes de la periodista en España cuando ésta viajó a México por motivos de trabajo, informa Marc Agliata. Todo un ensayo de lo que ocurriría en el futuro.

La entrada en escena de esta heredera ha pillado por sorpresa al círculo de íntimos de Encarna. Los que la acompañaron durante los últimos 20 años no sabían quién era. Ni Pedro Pérez, productor ejecutivo del programa de radio con el que Encarna lideró las tardes, sombra de la popular locutora, ni Nuri Abad, colaboradora y amiga íntima de la periodista, habían oído hablar de la tal Pilar Cebrián. «Nos sorprendió bastante la noticia», asegura Pedro. «Jamás le oí hablar de ella», apostilla Nuri.

Pilar, sin embargo, insiste en lo contrario. Reconoce que no se veían mucho, que la última vez que estuvo con ella fue hace seis años, pero que sí mantenían contactos telefónicos y por carta en navidades.

Ellos son las dos únicas personas del equipo de Encarna que continuarán en la COPE. El resto -otras 14 personas- son los protagonistas de una de las primeras decisiones de Pilar como heredera. Han sido despedidos de Stilo Tridimensional, la empresa que utilizaba Encarna para gestionar y elaborar su programa diario de radio. A partir del 31 de julio, engrosarán las listas del paro.

La reacción de los afectados no se ha hecho esperar y ya han presentado demandas por despido improcedente. «Y todo se podía haber solucionado con 15 ó 20 millones de pesetas. Muy poco dinero para alguien que va a disfrutar de tanto», añade Pedro Pérez.

No es el único conflicto jurídico que le espera a la heredera y a los gestores de Gerbonsa. Tanto Pedro como Nuri coinciden en que aproximadamente 20 días antes de su fallecimiento, Encarna les comunicó de palabra su última voluntad. Y en ella, no aparecía Pilar Cebrián. Josefina Calle, amiga de Encarna desde hace cuarenta años, también estaba presente. Luego están los familiares -quince sobrinos y una hermana- de la periodista. Pilar tiene constancia de que también intentarán impugnar el testamento. Pero ella está muy tranquila. «Encarna sabía lo que hacía. Además, esta gente ya ha recibido lo suyo. Era muy generosa y me consta que tanto Pedro como Nuri disfrutan cada uno de al menos dos pisos que les regaló en su momento».

A sus 50 años, Pilar ha visto cómo la tranquila vida que llevaba en Benidorm -es corresponsal de Radio Nacional en la zona- se ha alterado desde el fallecimiento de la locutora. Pero la fortuna, que se estimó en un primer momento en más de 2.000 millones de pesetas, bien merece la lucha. Sin embargo, Pilar se indigna cuando oye hablar de esta cantidad. Según ella, Encarna apenas dejó dinero en efectivo. Tan sólo unas empresas y propiedades que calcula no superan los 400 ó 500 millones de pesetas.

Esto sin contar el dinero que, según ella, se adeuda a alguna de las empresas y una colección de joyas de gran valor que no han aparecido. «Ya hemos presentado la denuncia correspondiente por esta desaparición así como por la de los papeles y escritos personales de Encarna, que tampoco hemos encontrado. Cuando entramos en el chalé de La Moraleja, no había ni un efecto personal que recordara que aquella había sido la casa de Encarna».

Su abogado, José Antonio San Fulgencio, del prestigioso y caro bufete de abogados de Garrigues Walker, le ha recomendado prudencia. Al menos por ahora. Sin embargo, es rotunda cuando califica de mentira la presunta conversación de una Encarna moribunda en la que expresaría sus últimas voluntades. «Tengo testigos de que en más de una ocasión se le insistía en si quería dejar por escrito su último deseo y aseguraba que todo estaba arreglado. Por su casa pasaban continuamente notarios que le asistían en sus negocios y jamás se le ocurrió cambiar lo escrito hace 26 años», añade.

Las espadas están en alto y puede ser la guerra. De llegar a los tribunales, estaríamos en uno de los capítulos de un serial que puede alargarse meses e incluso años. «Después de tanto tiempo con Encarna, no me voy a inventar nada», argumenta Pedro. «Encarna quería que ciertas personas e instituciones tuvieran ciertas cosas», añade con cierto misterio Nuri, quien asegura, además, que la persona a la que más le interesaría conocer la última voluntad de Encarna aún no se ha puesto en contacto con ellos. Lo que sí confirma es que el abogado de los familiares de la periodista fallecida sí que lo ha intentado. Precisamente Nuri era también accionista de Stilo Tridimensional, pero renunció a las acciones porque temía que iba a haber «cosas raras», según sus propias palabras.

Y es también ella quien se atreve a animar a estos familiares para que se decidan a impugnar el testamento. Además, coincide con Pedro en señalar la «falta de sensibilidad» de la heredera a la hora de enfrentarse a situaciones como la del despido del resto del equipo. «Encarna no lo hubiese consentido», asegura con rotundidad.

El mismo ímpetu que utiliza Pilar Cebrián cuando afirma que le da igual lo que piensen los demás, que se está moviendo dentro de la legalidad y que los que ahora están reclamando ya disfrutaron de la generosidad de Encarna mientras ésta vivía. «Yo soy la heredera, pese a quien pese».

El Análisis

DE ENEMIGOS GRANDES A ENEMIGOS ENANOS

JF Lamata

«¡A mí no me hace polvo la vida nadie porque mato! ¡El dinero vale para algo!», estas y otras muchas lindezas le soltó la Sra. Encarna Sánchez al paparazzi D. Diego Arrabal, que tuvo a bien grabarla para que luego todos escucharan por la radio la mala leche que se gastaba dña Encarna en su vida personal. En el fondo no sorprende, todos los que vieran su programa eran testigos de su mala leche.

Digo esto por la sarta de memeces que se dirían años después sobre ella. Una de ellas consiste en presentar a Dña. Encarna Sánchez como una especie de encarnación de satanás o algo por el estilo. En el fondo las acusaciones, básicamente se centraban en dos cosas, que era lesbiana y que tenía muy mala leche desde su micro. En lo primero no entro, y en lo segundo, es un requisito que cumplen unos cuantos locutores radiofónicos (¿O no era un tono similar el D. José María García, D. José Ramón de la Morena, D. Federico Jiménez Losantos, D. Carlos Llamas o D. Luis del Olmo, por poner cinco ejemplos?)

Otra de las estupideces es decir que contra Dña. Encarna no se atrevía nadie cuando estaba viva. Otra falsedad que se desmonta con los hechos. La diferencia es que cuando estaba viva, le atacaban los grandes (como D. Pedro J. Ramírez, D. Carlos Boyero o EL PAÍS) y los mediocres callaban. Y cuando murió los grandes callaron por respeto y los mediocres comenzaron a hablar.

J. F. Lamata