1 abril 1894
Deberá competir con EL TIEMPO, el periódico pro-Francisco Silvela
Nace el periódico EL NACIONAL como órgano de transmisión de Francisco Romero Robledo en su pugna por el contra Silvela
Hechos
El 1.04.1894 se publicó el primer número del periódico EL NACIONAL.
Lecturas
SALUDO DE EL NACIONAL EN SU PRIMER NÚMERO
Lo que somos y lo que nos proponemos
Al hacer nuestra entrada en la escena periodística, natural es que dirijamos un cordial saludo a los que desde hoy son nuestros colegas y muy especialmente a aquellos que con tanto brillo mantienen la bandera del partido políticos en que militamos.
Urgenos consignar, aunque pueda tenerse por sobreentendido, que si con los últimos nos han de unir vínculos fraternarles, con todos sin excepción queremos discutir siempre con la más perfecta y afectuosa cortesía. El respeto a la creencia ajena, es expresión de la dignidad con que se mantiene la propia. La agresión violenta, el ataque grosero, la injuria desembozada o encubierta, son armas vedadas para nosotros. De ellas nunca haremos uso ni tampoco de nadie las sufriremos. Nuestros juicios serán expuestos con moderación, apoyados en el razonamiento y mantenidos con firmeza.
Ahora debemos al público breves palabras para decirle qué somo y qué nos proponemos.
Somos liberales-conservadores. Con sólo esta afirmación basta para que todo el mundo sepa cuáles son nuestro dogma, nuestro rito, y la única cabeza visible de nuestra Iglesia.
Pero aun con ser tan categórica y determinante esta nuestra profesión de fe, no es, al parecer suficientemente clara, y enemigos de sombras y de ambigüedades, vamos a ser más explícitos.
Quien se llama conservador o fusionista da bien a entender con quien va por el momento en la política, pero no expresa claramente, según nuestra opinión, las ideas que profesa.
Todos interés legítimo hollado, todo derecho injustamente ofendido, hallarán en nuestras columnas, gratuíta, vigorosa e incansable defensa.
Nuestra crítica no revestirá nunca carácter de sistemática ni de apasionada. Procuraremos con escrupuloso esmero, cumplir nuestro deberes; en forma tal, que resplandezca que nos inspiramos siempre en la verdad y en la justicia, cueste lo que cueste, y por encima de todo y de todos.