19 noviembre 1986
La intentona golpista estuvo liderada por Gringo Honasan, el rambo, considerado un fiel seguidor de Enrile
Nuevo intento de Golpe de Estado en Filipinas contra Cory Aquino: Destitución de Juan Ponce Enrile como ministro de Defensa
Hechos
El 23.11.1986 la Presidente de Filipinas, Cory Aquino, anunció la destitución de Juan Ponce Enrile como ministro de Defensa.
Lecturas
FIGURAS CLAVE
El Coronel Gregorio ‘Gringo’ Honasan, apodado ‘el rambo’ filipino, fue el cabecilla de aquel intento de Golpe de Estado. Se le consideraba un fiel seguidor de Ponce Enrile, de ahí el convencimiento de que él pudiera estar implicado en el golpe. La destitución de este inmediatamente después parecía confirmarlo.
Fidel Ramos, Jefe del Estado Mayor del Ejército de Filipinas, fue la figura clave para hacer fracasar aquel intento de golpe de Estado, ya que anunció su lealtad hacina la presidenta Cory Aquino que, eso sí, tras la intentona quedó muy debilitada, ya que ante la imagen del mundo el ‘hombre fuerte’ de Filipinas era Fidel Ramos y no la presidenta Aquino.
24 Noviembre 1986
El último intento de un golpista
Juan Ponce Enrile intentó el sábado lo que puede ser su última posibilidad de conquistar el poder. Animado por elementos partidarios del ex presidente, Ferdinand Marcos, el entonces todavía ministro de Defensa decidió, según fuentes militares, apoyar un plan que pretendía la reimplantación del Parlamento vigente durante la dictadura.El plan consistía en ocupar el edificio del Parlamento, nombrar como presidente al que ocupaba ese cargo con Marcos, Nicanor Yñíguez, y declarar ilegal le elección de la presidenta Corazón Aquino.
La intentona golpista, en la que estaban implicados no sólo el Ejército, sino otros sectores de las Fuerzas Armadas, fue descubierta por miembros del servicio de espionaje militar fieles al general Fidel Ramos.
Durante la misma noche -en la que la tensión creció al conocerse el asesinato del dirigente musulmán Ulbert Ulama Tugung, un miembro de su escolta y otro del servicio de seguridad del hotel en el que se alojaba-, se tuvieron noticias no confirmadas de una reunión de jefes militares para tratar la situación.
Amotinamiento
Para entonces ya se conocía el amotinamiento de unos 3.000 soldados en un cuartel de Cebú, la segunda ciudad del país, y se intentaba crear una situación similar en Manila.,
Con ese propósito entraron en la noche en Campo Aguinaldo, según informaciones difundidas por la agencia Reuter, dos camiones con civiles armados leales a Marcos y Ponce Enrile.
El movimiento debía ser apoyado en las calles por seguidores de Marcos, pero se ignora por qué esto no ocurrió.
Una vez detectado el intento golpista, Ramos lo puso, según fuentes militares, en conocimiento de la presidenta Corazón Aquino, que ordenó inmediatamente la vigilancia del canal oficial de televisión y mantener la programacién por si en algún momento fuese necesario dirigirse al país.
En la misma situación estuvo un canal privado, el canal 9, que no ha explicado por qué resultó también afectado por la citada medida.
La actuación de Aquino y de Ramos, que se puso en contacto con los jefes de todas las provincias para informarles que estaba de parte de la presidenta, fue suficiente para abortar la intentona, que la Prensa local considera más seria que el incidente del Manila Hoíel protagonizado el pasado mes de julio por Arturo Tolentino.
Un portavoz del general Ramos declaró ayer que la situación estaba «absolutamente bajo control del jefe del Estado Mayor», aunque se mantenía la alerta roja implantada la noche del sábado y entre la población se extendía la preocupación por lo que pueda suceder.
Entre los rumores que ayer circulaban estaba el de que el antiguojefe de Estado Mayor-de las Fuerzas Armadas con Marcos, Fabián Ver, y dos de sus hijos, han regresado a Filipinas y se encuentran actualmente en llocos Sur.
25 Noviembre 1986
La Dama de Bambu
Por fin Cory Aquino se decidió a echar del Gobierno al hombre de sus tormentos, Juan Ponce Enrile, ministro de Defensa, conspirador en la sombra, aspirante a todo el Poder en la penumbra armadanzas en la oscuridad, del que podría decirse lo que del general De Gaulle, pero con una clara intención peyorativa: La de que era “one man army”, un ejército de un solo hombre, colgado como una espada sobre la cabeza de “Cory” y sobre el cuello de la aprendiza democracia filipina.
La cosa llevaba mucho tiempo clara: Era Cory, o era Enrile; era la democracia de esa Dama de Bambú, o la dictadura de ese incierto general, que es de esos que cuando se le encuentra en una escalera nunca se sabe si sube o baja. Creo sinceramente que si Filipinas consigue ahora deshacerse de Enrile, instalándolo para los restos en algún atolón del Pacífico, el país, y no digamos el régimen de Corazón, saldrán ganando inmensamnete, pues no ha habido hombre más lioso en la historia de Filipinas. No me explico bien como la reputación de la presidenta de la República ha podido aguantar, sin romperse, la indisciplina, la intimidación constante, los desdenes y los desafíos a su autoridad. Es bastante extraño que se haya permitido todo eso y por tanto tiempo a un miembro del Gobierno en poltrona tan importante como la de Defensa.
No creo, sin embargo, que las tribulaciones de Cory Aquino hayan terminado. La situación del país es poco favorable a un desarrollo normal y apacible de la democracia y de las instituciones democráticas. Quedan muchos partidarios del antiguo régimen de Ferdinand Marcos, tan poco arrepentidos de su pasado que de vez en cuando se manifiestan tumultuosamente por las calles de Manila y dicen estar preparados para recibir cualquier día al ex presidente. Queda por lo menos una parte de las FF AA, sobre todo la contraria a negociar con la guerrilla comunista. Y quedan los políticos y los partidos frustrados por no haberle sacado tajada más suculenta a su apoyo a Cory Aquino. Como diría un personaje de una comedia política norteamericana (The Best Man): A Cory sólo le queda el pueblo. Y puede que no se asuficiente.
No va a ayudarle nada a ella procesar, según ha dicho, a los militares comprometidos en el abortado golpe de Estado. No se peude tolerar durante meses la desobediencia pública y notoria de algunos mandos del Ejército – entre ellos el primero, Ponce Enrile – y pasar ahora de la mayor pasividad a la mayor dureza, que va a resultar inaplicable.
El enemigo mayor que tiene ahora ‘Cory’ Aquino es su obstinación en mantenerse en un poder contestado, con razón o sin ella, por ilegítimo. Puede ser un mero pretexto de sus enemigos, pero lo cierto es que no está nada clara la legitimidad del mandato presidencial de Cory, establecido por una Constitución, la de 1973, que fue desguazada y en la que se ampara la presidenta para sostener que su mandato presidencial debe de durar hasta 1992. Demasiado tiempo de espera, sin duda, para quienes aspiran a heredarla, y de ahí la insistencia de muchos, entre ellos Enrile, de que se anticipen las elecciones y se haga una nueva Constitución, cosa que Cory de ninguna manera acepta.
Sea lo que fuere, la idea de que la transición de Ferdinand Marcos a Croy Aquino podía ser apacible es una idea que habrá que abandonar. Lo más probable es que Filipinas acabe de entrar en una espiral de luchas políticas cada vez más viruletnas, como tantos otros países que han perdido la paz.
24 Noviembre 1986
El 'golpe' que no cesa
LA TÉCNICA del golpe de Estado se está enriqueciendo en los últimos meses en Filipinas con una y mil variaciones adaptadas a todos los oportunismos políticos. Cada nuevo avatar para el Gobierno de la presidenta Corazón Aquino ha encontrado su pretexto en una tentativa abortada de golpe de Estado. La apertura del poder hacia los comunistas, la negociación con la guerrilla, ha sufrido en este tiempo diversas asechanzas, que siempre se han presentado como complós de generales desafectos y que aunque han sido formalmente sofocados se han saldado con evidentes retrocesos en la política de reconciliación nacional. -El último episodio en este diálogo del poder por golpe de Estado interpuesto es la destitución del ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, y con él la próxima formación de un nuevo Gobierno en el archipiélago. En esta ocasión, como en las anteriores, la medida contra Enrile se ha justificado haciendo alusión a un compló de militares de alguna manera relacionados con el ministro de Defensa, que pretendían resucitar la Asamblea Nacional de los tiempos del dictador Marcos, a su vez licenciada por Corazón Aquino al asumir el poder en febrero pasado. Sin embargo, en esta oportunidad podría haber más golpe de Estado oculto de lo que se vislumbra en la superficie en la propia actitud del general Fidel Ramos, jefe de Estado Mayor de las fuerzas armadas filipinas. El pasado día 21, Ramos abandonaba su supuesta neutralidad entre presidenta y ministro de Defensa para pedir a Corazón Aquino que se desembarazara de algunos de sus ministros, a los que tachaba de incompetentes. Ahora, apenas dos días más tarde, un oportuno compló permite alejar a Enrile y con él recomponer todo el Gabinete para dar presumible satisfacción a las exigencias del general. Decir que Ramos ha salido reforzado por ello sería un eufemismo. Lo que hay que preguntarse es si la señora Aquino ha salido realmente beneficiada con la derrota de Enrile y si el -conflicto entre las posiciones encontradas del ya ex ministro de Defensa, el vicepresidente Salvador Laurel y el propio Fidel Ramos no daba un cierto margen de maniobra a la presidenta. En cambio, ese espacio se recorta ahora al pasar Aquino a hallarse bajo la tutela de un solo poder, el del general, Ramos, al que nadie ignora que Washington ve como garantía de que la nueva democracia filipina no lo sea tanto como para reconciliarse demasiado aprisa con la guerrilla comunista.
Cuando en febrero pasado los militares encabezados por Enrile y Ramos forzaron la huida del dictador, los planes de éstos de formar una junta que regentara una transición hacia la democracia sin veleidades de apertura social ni de reintegración de la guerrilla a la vida política se vieron frustrados por un golpe de Estado paralelo, el de decenas de millares de manifestantes que querían la democracia ya, bajo la presidencia de quien había indudablemente vencido a Marcos en las urnas, Corazón Aquino. Esa victoria compartida en los sufragios, los cuarteles y las calles había forzado a la formación de un Gobierno también compartido entre Aquino, Enrile, Ramos y Laurel, este último. segundo en la candidatura de la nueva presidenta, que, sin embargo, tenía su propio seguimiento político y ambiciones presidenciales a medio plazo. De ahí la pugna constante para resolver esa malformación congénita del poder que los acontecimientos de los últimos días parecen haber aclarado pero no necesariamente en favor de la presidenta reformista.
Los dos próximos meses deberían ser decisivos para el futuro del archipiélago. En febrero de 1987 un referéndum deberá ratificar la nueva Constitución, reafirmar la legitimidad de Corazón Aquino y prolongar su mandato hasta 1992. Ésta llegó a la presidencia sin experiencia y sin partido político propio, tuvo un entusiasta apoyo popular, pero ello no se ha plasmado en una fuerza organizada. Sometida a influencias contradictorias, su capacidad para marcar una orientación o tomar la iniciativa ha sido escasa. Posiblemente la consulta popular sea su última baza para recuperar una parte del terreno perdido; no extrañaría tampoco que, por la misma razón, Ramos hubiera aprovechado la oportunidad para actuar antes de que ese referéndum agigante de nuevo la figura de Aquino. Si del futuro Gabinete de la presidenta desaparece la mayoría de sus íntimos colaboradores cabrá poca duda de que Ramos ha tomado precauciones y de que de la negociación con la guerrilla difícilmente se va a hablar en el futuro. En cierto modo se habría producido entonces un regreso a la posición primitiva de los militares sublevados, aunque con una presidenta de limitado margen de maniobra como principal elemento decorativo.