16 abril 1990

El nombre del programa será 'En Buena Hora' reemplazando a 'El Día por Delante'

Pepe Navarro abandona las mañanas de TVE por diferencias económicas y es reemplazado por Joaquín Arozamena

Hechos

El 16.04.1990 comenzó la emisión en TVE del programa ‘En Buena Hora’ conducido por D. Joaquín Arozamena que reemplazaba la de ‘El Día por Delante’.

Lecturas

‘EL DÍA POR DELANTE’ CERRADO POR DESACUERDO ECONÓMICO

DiaPorDelante  ‘El Día por Delante’ del Sr. Pepe Navarro finalizó después de que la dirección de RTVE rechazara la petición de aumento de sueldo que pidió el presentador que cuenta con ofertas para irse a las nuevas cadenas privadas. D. Joaquín Arozamena ha reconocido que el presupuesto que él tendrá en el espacio será menor que el de su antecesor.

«En Buena Hora» es el nombre del nuevo magazine matutino conducido por D. Joaquín Arozamena para TVE.

Las razones que han impedido el acuerdo, según la agencia OTR, derivan, entre otros motivos, de las malas relaciones personales que Pepe Navarro mantiene con el actual director de TVE, D. Ramón Colom. Las diferencias se originaron cuando Colom dirigía la productora Tesauro y Navarro conducía el programa Por fin es viernes para Canal Sur, que realizaba la citada productora. A este respecto, Pepe Navarro asegura que el actual director de TVE no tiene absolutamente nada que ver con su abandono. Sobre sus diferencias con él afirma: «Eso es otra cosa».

31 Marzo 1990

El último día

F. Javier Santero

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El que ya ha terminado en Televisión Española es Pepe Navarro, vencedor a los puntos sobre las que fueran mañanas de Hermida, y perdedor por K.O. en su intento por conseguir más dinero de las arcas que ahora guarda Ramón Colom. Despedida ayer, en la que no faltó, más bien lo contrario, la autopromoción del líder, quien repitió, para propio solaz y de los suyos, algunas de sus mejores intervenciones. O algo así. Navarro, buen profesional por otra parte, no se recató en decir varias veces que ha hecho un programa con pocos medios económicos. Se despidió haciendo de todo, incluso un intento de interpretación musical, poco después de que Ana Obregón interpretara, también, un intento de desnudar a este actor con aspecto de pueblerino guapo y atractivo. Que dijo adiós con un misterioso «continuará» escrito.

03 Abril 1990

Joaquín Arozamena: «Tengo que cambiar las cañerías, pero sin dejar de dar agua»

Charo Carracedo

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El MUNDO.- ¿Cómo se encuentra al frente de su nuevo cometido?

JOAQUIN AROZAMENA.Bien, me encuentro bien. Hoy es mi primer día en el programa y aún estoy aprendiendo cosas tan elementales como los números de teléfono o cómo se llama la gente… pero bien, estoy bien. He llegado aquí un poco fruto de la necesidad y del azar. Me he encontrado con ello de repente y espero que salga todo adelante.

EL MUNDO.- Pero usted se quejaba, hace poco, de que olvidan que es un periodista y que le gusta hacer información…

J.A.- No, no, no. Yo no me quejo de nada. Soy un estoico y no me quejo. Soy un periodista que, con el tiempo, se ha convertido en un todo terreno y que hace un poco de cada. Pero estoy bien y me encuentro satisfecho.

El MUNDO.- ¿Va a haber grandes cambios en el espacio?

J. A.- Esto no es una oligarquía. Yo no voy a llegar poniéndolo todo del revés. El programa no ha dejado de emitirse a pesar de que ha cambiado de responsable y yo siembre he creído en eso de que hay que cambiar las cañerías sin dejar de dar agua. Al equipo no lo voy a tocar, salvo que, después de que nos reunamos y hablemos, alguien prefiera marcharse. Atribuyo la presunción de eficacia a todos. No voy a llegar cortando cabezas a diestro y siniestro. No va conmigo.

EL MUNDO.- Sin embargo, usted llega a un equipo ya hecho. ¿Le resultará difícil acoplarse y que se acoplen?

J. A.- Todos tenemos que acoplamos, pero eso no es tan difícil. Hay que trabajar unos con otros y no unos contra otros. Al menos ese es mi modo de ser.

EL MUNDO.- También querrá darle su toque personal al espacio ¿no?

J. A.- Si, es cierto. Un toque personal siempre se da aunque no cambies nada. De todas formas este es un programa «omnibus» y todos los progrmas de este tipo acaban pareciéndose un poco. Yo tengo ideas, pero aún tengo que contrastarlas con la gente del equipo. Fundamentalmente, las claves que marcan la diferencia entre este tipo de programas son: la elección de temas y la forma de preguntar del entrevistador. Ahora el programa está muy bien situado. Tiene buenos índices de audiencia y espero que siga así.

EL MUNDO.- ¿Estaba previsto que usted se hiciera cargo de las mañanas de TVE a partir de septiembre, ¿no es eso?

J. A.- Si. Me lo habían pedido para esa fecha, para septiembre o para octubre, y yo ya estaba trabajando en ello, pero de forma pausada y reflexiva. A mi no me gusta que le vaya mal a nadie y de lo del asunto de Pepe Navarro soy totalmente ajeno. Yo tenía una serie de ideas, pero para el programa que fuera. Ahora no las voy a poder poner en práctica, por que, por ejemplo, el decorado no se puede cambiar de hoy para mañana. No sé. Alguna modificación habrá, pero lenta.

EL MUNDO.- ¿Qué le parece tener que improvisar de nuevo en un espacio para televisión?

J. A.- Ya estoy acostumbrado. Desde el año 74 hasta hoy, salvo una etapa en la que fui jefe de cultura, he estado terminando un programa un viernes y comenzando otro el lunes siguiente. Terminé el concurso La vida sigue e inmediatamente comencé Las doce en punta, antes ya me había pasado lo mismo con otros programas como Agenda. Pero, de todas formas este caso es un poco como el de la ley de la. gravedad: las cosas caen por su propio peso. Es un programa ya hecho que tiene una dinámica adquirida.

EL MUNDO.- ¿Le apetecía encargarse de un espacio así?

J. A.- Si, me apetecía. Sin embargo, tengo que decir que, en cada momento, lo que más me gusta es lo que estoy haciendo.

EL MUNDO.- ¿Cómo le gustaría que reaccionase el público?

J. A.- Lo que más me gustaría es que quienes lo viesen, lo viesen. Me explico: que no fuese un ruido, un «cogitus interruptus», un pensamiento interrumpido. Me gustaría que resultara un programa divertido aunque tenga un discurso dramático.