26 enero 2009

Confusión sobre si 'Espejo Público' de ANTENA 3 TV omitió datos sobre relación entre familiares del agresor y familiares de la víctima

Polémica en ANTENA 3 TV: El tertuliano Jorge Cabezas responsabiliza a la víctima de una presunta agresión machista, Mercedes de Chiclana, por ofrecer servicios de masajes a domicilio

Hechos

En la emisión del 26.01.2009.

Lecturas

Dña. Susanna Griso entrevistó a la víctima, Dña. Mercedes de Chiclana y silenció a D. Jorge Cabezas cuando este trató de señalar a la presunta víctima como responsable de la agresión.

23 Enero 2009

"Me iba a trocear con una motosierra"

Rosa Romero

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«Yo sólo pensaba en mi hijo. Eso me ha salvado». Una mujer de Chiclana, Mercedes, de 27 años, casada y con un hijo de dos años y medio, asegura que acaba de sobrevivir a un intento de asesinato por parte de un joven de Conil. Su relato ha resultado tan creíble, y las pruebas tan evidentes al parecer, que una juez de Chiclana ha decretado prisión incondicional para el joven.

Para entender por qué ha tenido lugar esta increíble historia hay que ponerse en el pellejo de Mercedes, una mujer desesperada porque a ella y a su marido, con un hijo pequeño, les acaban de desahuciar. Él hace cinco meses que está en paro y están a la espera de que les otorguen una vivienda. Ella, para ayudar en casa, se decidió a poner un anuncio en internet. «Puse un anuncio en el que me ofrecía para limpiar casas. Y él me llamó».

Él es Alberto G.M., de unos 20 años , que vive en Conil, en una vivienda ubicada en el Carril del Pato, en Los Naveros, entre la localidad conileña y El Colorado. Quedaron para este pasado martes, a las cuatro de la tarde. Ella llegó en un taxi. En la casa la aguardaba el joven, que tiene ocho perros. Ella le advirtió que es alérgica a esos animales. Él le dijo: » Voy a encerrarlos y a poner música. Mientras, ve limpiando».

Al regresar, le empezó a contar su vida, relata Mercedes. Le dijo que su padre es guardia civil, él trabajaba en Protección Civil y que su hermana es masajista de un club de fútbol. Por eso, recuerda Mercedes, «había allí una camilla profesional».

Él pidió que le diera un masaje. Ella, algo escamada ya, empezó a darle el masaje, que tuvo que dejar al empezar a sentir en la cara y en los brazos picores producidos por el sarpullido que le provoca la alergia que padece a los perros.

Al final, Mercedes le dijo que se tenía que ir, que era tarde, y que además, él no tenía coche para llevarla. «Entonces, él me dijo que trabajaba en Protección Civil, que tenía que ir a las dependencias de ese Cuerpo para recoger el coche y además, para llevarme, y que teníamos que ir a sacar dinero para que me pagara».

Apenas recuerda con nitidez lo que ocurrió a continuación. «Volvió con un rodillo de cocina, que yo en principio no vi, y me dijo que antes me iba a enseñar unos conejos que había cazado y unos peces que había pescado. Y me llevó hacia un enorme congelador industrial que había en la casa, y lo abrió».

No sabe muy bien cómo recibió un primer golpe en la nuca. «Me vi de pronto dentro del congelador y salí como puede y le dije, ¿pero qué haces?. Él me dio otra vez con el rodillo en la frente, una vez. Y otra, y otras dos más. Y, según me ha contado la juez, me llegó a partir una sartén en la cabeza. Caí al suelo mientras empezaba a sangrar».

Medio inconsciente, recuerda que él empezó a arrastrarla por los tobillos por el suelo mientras la llevaba hacia otra habitación en la que tenía una motosierra. «Me iba a trocear con ella», dice echándose a llorar.

Antes, le había dicho que sus amigos de Protección Civil le habían llamado «para lo que más le gustaba, ver a los muertos en accidentes. Había cogido una cámara, y yo creo que era para fotografiar mi cadáver».

Ella asegura que fue su hijo, su desesperación por salir de allí para poder volverlo a ver, lo que la ayudó a resistir y a plantarle cara. «No sé cómo logré quitarle el rodillo y empecé a arañarle en la cara. Le dije que el taxista que me había llevado iba a volver, que en mi casa sabían dónde estaba y que tenía todo mi cuerpo lleno de su ADN. Mátame ya porque te van a coger en media hora».

Cree que fue eso lo que le hizo reaccionar. Y entonces, él le realizó una increíble proposición, que aceptó aferrándose a un clavo ardiendo, para salvar su vida. «Me dijo que llamaba a la Guardia Civil para que me llevaran al hospital pero si decía que era un robo, que nos habían robado. Que me iba a dar 1.000 euros, 500 cuando fuera al hospital y 500 al salir. Y yo le dije que sí, que no diría nada». Cuando iban a llegar los agentes, le advirtió que eran amigos suyos «y que cuidado con lo que decía. Y me recordó que su padre es guardia». Así que ella sostuvo ante los dos miembros de la patrulla que llegaron primero lo que él decía. «Creía que venían a rematarme». Y luego llegó otra patrulla. Y una ambulancia, que la llevó al hospital donde ella siguió sin decir nada.

Por la noche, lograba dejar el hospital con un collarín en el cuello, y brechas enormes en la frente y en la cabeza. Diez grapas le han puesto en la cabeza, y trece puntos de sutura en la frente, y tiene las piernas llenas de cardenales y los tobillos amoratados.

Cuando llegó a su casa, ya en compañía de su marido y una amiga, contó «lo que en realidad había ocurrido, que quería matarme y cortarme con la motosierra». Su amiga llamó a la Guardia civil de Chiclana, y de allí, llamaron a Conil, donde la misma patrulla que por la tarde había ido a atender el requerimiento del joven que la contrató para limpiar por un robo con agresión lo detenía. Alberto G.M. pasó la noche en los calabozos, y a la mañana siguiente, fue conducido ante una juez de Chiclana, que decretó su prisión incondicional. «Me llamaron desde el Juzgado para decírmelo y ya pude respirar tranquila. Espero que se pudra dentro de prisión».

Fuentes de la Guardia Civil confirmaron anoche a este diario que Alberto F.G. había sido detenido como supuesto autor de un delito de lesiones por agentes de Conil , y que la juez lo había enviado a prisión. Quisieron dejar claro que el padre del joven fue guardia civil, pero que no está adscrito al puesto de Conil y además, no está ya en activo.

24 Enero 2009

El padre del joven de Conil denuncia al marido de la agredida

Rosa Romero

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Lo acusa de llamarle por teléfono para pedirle el dinero que su hijo no pagó a la mujer a la que contrató para limpiar

La salvaje agresión de la que ha sido víctima Mercedes, una mujer de Chiclana de 27 años que asegura que un joven de Conil al que no conocía de antemano la quería «trocear con una motosierra», ha tomado un giro inesperado. El padre del supuesto agresor de Mercedes, Alberto G.M., ex guardia civil, ha presentado una denuncia contra el marido de la agredida.

El progenitor se ha personado en el puesto de la Guardia Civil en Conil para denunciar que el esposo de la mujer a la que su hijo contrató para que fuera a limpiar a su casa, en dicha localidad, le ha llamado por teléfono para pedirle dinero.

Así las cosas, la Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer a fondo este extraño suceso que ha causado una gran conmoción en toda la provincia.

Mercedes reconocía ayer en declaraciones a este diario que su marido se había puesto en contacto con el padre de su supuesto agresor para pedirle que le pagara el dinero que su hijo no llegó a abonarle a ella por sus servicios.

Sin embargo, la mujer asevera que fue el propio padre el que le dio a ella el teléfono para que le llamara si necesitara algo. «Él se me acercó cuando estuve declarando en el Juzgado, y me pidió perdón incluso por lo que había hecho su hijo, mostrándose horrorizado. Mi hijo debe pagar lo que ha hecho, me llegó a decir», afirma Mercedes.

Incluso, agrega, «el hombre se ofreció a pagarme ya que su hijo no lo había hecho. Por eso le dije a mi marido que le llamara, porque no teníamos nada para comer».

Así lo hizo su esposo la tarde del jueves, 24 horas después de que Alberto hubiera ingresado en la prisión de Puerto 3. «Le llamó y le pidió que le diera el dinero. Él le dijo voy a ver a mi hijo a la cárcel, y mi marido le respondió que esperaba que se pudriera allí. Y él le colgó».

El esposo llegó a mandarle un mensaje al padre agradeciéndole su ofrecimiento de ayuda, que la pareja tiene previsto enseñar a la Guardia Civil en cuanto sean llamados para prestar declaración por la denuncia presentada por el ex guardia civil. Y es que, a últimas horas de la tarde de ayer, desde el Cuerpo se ponían en contacto con la pareja para notificarles la interposición de la denuncia por parte del ex guardia civil.

Para justificar la llamada de su marido, Mercedes alude a la difícil situación económica por la que ambos están atravesando. Los dos en paro, recién desahuciados y con un niño de tan sólo dos años y medio de edad. Ayer mismo por la mañana la mujer se dirigió a los servicios sociales del Ayuntamiento de Chiclana para pedir un vale «para poder comer, porque no tenemos nada». Y a última hora de la tarde, acudía al médico para que le recetara calmantes y analgésicos al no poder soportar el enorme dolor que le causan las graves heridas que sufrió.

A Mercedes le han tenido que dar puntos de sutura en la frente y ponerle grapas en la cabeza. Asimismo, le han colocado un collarín. Todo ello es fruto de la brutal agresión de la que fue víctima por parte de Alberto G.F. El joven que, según su relato, tras contactar con ella a través de internet para que fuera a su casa a Conil para limpiar, le pidió que le diera un masaje y acabó pegándole con un rodillo de cocina en la nuca, al lado de un enorme congelador industrial que tenía abierto. La mujer cayó dentro pero logró salir, tras lo que recibió nuevos golpes con el rodillo en la frente e incluso un sartenazo en la cabeza. Terminó en el suelo, arrastrada hacia una motosierra.

Logró zafarse de él, arrebatarle el rodillo y asustarlo con que lo iban a pillar. De este modo, siguiendo con su relato, Alberto acabó proponiéndole que fingieran haber sido víctimas de unos asaltantes que entraron a robar ante la Guardia Civil, a cambio de 1.000 euros.