Encuentro público entre Jorge Javier Vázquez (‘Sálvame’) y la presentadora del programa que le insulta todos los días, Patricia Conde (‘Sé lo que Hicisteis’)

Amo a Lolita desde el martes a las 10 de la noche, hora en la que abandoné la fiesta que El Club de las 25 celebró en el Palace de Madrid. Anteriormente Lolita ejercía una simpatía de estudio, saludaba por cortesía y te sonreía por educación. Pero charlabas con ella y sentías que no estaba porque la desconfianza que le provocaba el mundo hacía que la notaras lejana. Algo normal, por otra parte, dados los numerosos palos que recibió cuando sólo se la consideraba un volante más de la bata de cola de Lola Flores. Pero desde que vive con el actor cubano Pablo Durán la hija de la gran Lola desprende un buen rollo que cautiva. Respira Caribe y suda vida. Está alegre, dicharachera y cómplice. Relajada, con ganas de jugar y disfrutona. Feliz. Ve aparecer en la fiesta a Alejandro Amenábar y me dice, como quien comparte un gran secreto, que el director entiende, cuando él mismo salió hace un montón de tiempo en la portada de la revista Shangay reconociéndolo. Al cabo de media hora, con el puntito que dan dos copas de vino le digo con risa tonta a Lolita: «Hija, me has dicho que Amenábar entendía como quien descubre la sopa de ajo». Y entonces advierto que me agarra del brazo para que me calle y al girarme estampo mi mirada con la del aludido. Me quiero morir pero no puedo. Menos mal que entonces llega Teresa Fernández de la Vega y se arma tal revuelo que todo lo demás se convierte en nada. La vicepresidenta domina la escena de tal manera que a su lado Bibiana Aído parece una becaria. Aído no ha sobresalido ni sobresaldrá. Otra vez -u otro gobierno- será.

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Me gustan las fiestas de El Club de las 25 por varias razones: porque la gente fuma y bebe sin complejos y porque me reencuentro con gente a la que admiro. Beso a Amalia Sánchez Sampedro y la piropeo sin cesar porque me encanta y no entiendo que no curre en 30 televisiones a la vez. Llamo 20 veces guapa a Lola Herrera porque lo está. Me río con Paz Padilla porque a graciosa no le gana nadie. Y doy cuenta de tres o cuatro copas con Carlota y Raúl -directores de Sálvame Diario- antes de subirme a una moto rumbo a la felicidad.

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El lunes también me tiré a las calles. Karmele Marchante consiguió que las de Telva me invitaran a su fiesta y allí que me planté con un esmoquin prestado. Llegué tarde porque no atinaba a colocarme ni el puto fajín ni la puta pajarita y tuve que pedir ayuda a los camareros del restaurante gallego que tengo al lado de casa. Antes de posar en el photocall la simpática Julia -estilista de Telva- me atusa el cuello y me lanza al ruedo junto a una Karmele enjoyada hasta las trancas. Luego veo tan guapa como una muñequita a Paula Echevarría, aunque me quedo con la negra y evocadora mirada de Laura Ponte. Y por primera vez en mi vida coincido con Patricia Conde, que es la presentadora de un programa que me machaca día sí día también: Sé lo que hicisteis. Carmen Rigalt dice de ella que tiene un aire a lo Brigitte Bardot, mas yo sólo hallé a un personaje de sonrisa desvaída en busca de autor. Nos junta una reportera de su programa y Patricia, en un supuesto alarde de valentía, pronuncia la palabra «mermelada» -mote por el que se me conoce en Sé lo que hicisteis- con un hilo de voz bobalicona y desgarradoramente cutre. No quiero seguir hablando de ella porque sería cebarme con la débil, así que prefiero escribir sobre las dos estupendas reporteras con las que cuenta el programa: Pilar Rubio y Berta Collado. Son rápidas, agradables, cercanas, simpáticas y con una presencia física impactante. Muy currantas. Merecen más. Para empezar, una presentadora que las merezca.

Jorge Javier Vázquez