18 julio 2013

Primarias PSOE Andaluz 2013 – Susana Díaz se convierte en la nueva líder del partido al arrasar en los avales acabando con las aspiraciones de Luis Planas y el alcalde de Jun

Hechos

Fue noticia el 18 de julio de 2013.

Lecturas

Ante el anuncio del presidente de la Junta de Andalucía D. José Antonio Griñán Martínez, de que no se va a presentar a reelección (su mandato finaliza en 2015), el PSOE andaluz convoca primarias para designar quién será el siguiente candidato del PSOE a la presidencia de Andalucía.

Se presentan tres candidatos: Dña. Susana Díaz Pacheco, D. Luis Planas y el alcalde de Jun D. José Antonio Rodríguez Salas. La condición para presentar la candidatura es ser avalado por un mínimo de 6.860 militantes (el 15% de la militancia).

La batalla finalizará el 17 de julio de 2013 al hacerse público que Dña. Susana Díaz Pachecho había logrado 22.880 avales, lo que supone la más de la mitad del censo total de militantes del PSOE andaluz (45.733 militantes), frente a los 4.500 que logró D. Luis Planas. El Sr. Rodríguez Salas aseguró haber reunido avales suficientes, pero la revisión por parte de los órganos de control del PSOE andaluz aseguró que se había quedado a 196 avales de lograrlo. Por lo tanto al ser Dña. Susana Díaz la única candidata, se convierte oficialmente en la líder del PSOE andaluz, aunque no tomará el mando hasta el momento en que se retire el Sr. Griñán, algo que ocurrirá antes de lo previsto por el caso de los EREs.

LOS DERROTADOS EN LA LUCHA POR EL PODER EN EL PSOE ANDALUZ:

jun_plaza El consejero de Agricultura de la Junta, D. Luis Plaza y el mediático alcalde de Jun, D. José Antonio Rodríguez Salas presentaron sendas candidaturas para lograr alcanzar la nominación a ‘candidato del PSOE-A’ a la presidencia de Andalucía, pero la dirección del PSOE-Andaluz respaldó a la Sra. Díaz y exigió un requisito de avales que ninguno de los dos aspirantes logró frente a la candidata ‘oficial’, que fue proclamada por unanimidad.

04 Julio 2013

DE MAGDALENA A SUSANA

Isabel San Sebastián

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Chaves ha pasado a mejor vida política y en Andalucía manda Griñán

EL caso de los EREs andaluces es un cesto de cerezas (podridas), que está vaciando poco a poco la juez Alaya por el procedimiento de tirar de una y dejar que salgan detrás las que lleva enganchadas. Una veintena de altos cargos de la Junta han caído hasta la fecha, a pesar de las enormes dificultades con que se encuentra Su Señoría para investigar a la misma institución que, por mor de las transferencias autonómicas, debe proporcionarle los medios materiales, informáticos, etc, que ella requiere para su trabajo y que tardan siglos en llegar, al igual que la documentación solicitada por la magistrada. Los dirigentes del gobierno andaluz no tienen prisa en entregar la soga con la que podrían ser ahorcados, pero el empeño de Alaya en esclarecer la verdad es incluso más tenaz que la renuencia de los urdidores de la trama a permitir que ésta resplandezca.

Y la última en ser citada a declarar en calidad de acusada es nada menos que Magdalena Álvarez, la que fuera ministra de Fomento con Zapatero en virtud de una doble cuota: la femenina y la andaluza, que por separado resultan peligrosas pero juntas constituyen una combinación explosiva.

«Maleni», la que manejó miles de millones de euros en su Departamento y quiso colar a Esperanza Aguirre de una catenaria, es hoy, en razón de la misma arbitrariedad «dedocrática», vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, donde la noticia de su imputación ha tenido que caer como un jarro de agua helada. Es lo que nos faltaba a los españoles, tan ayunos de crédito como de credibilidad, para convencer a nuestros socios de que no somos gentes de fiar y es preciso atarnos en corto. La peor de las noticias en el peor de los momentos. Una herencia póstuma de Zapatero tan envenenada como lo fue su Presidencia. En la época a la que se refiere la juez en su auto, sin embargo, Álvarez era la consejera andaluza de Hacienda; es decir, la encargada de administrar los dineros. Su citación abona la tesis de que resulta increíble que en las alturas de la Junta se desconociese el trasiego de millones, destinados a los parados, que iban a parar a los bolsillos de políticos, sindicalistas e intermediarios tan podridos como las cerezas de nuestro cesto. ¿Qué ocurriría con los ingentes fondos que pasaron por sus manos en la Cartera que le consiguió su padrino y protector, Manuel Chaves, cuando aún era el todopoderoso «patrón» de la federación más nutrida y por ende más influyente del PSOE? Hoy Chaves ha pasado a mejor vida política y en Andalucía manda un otoñal José Antonio Griñán, en retirada, que pretende jubilarse cinco minutos antes de que le alcance el largo brazo de Alaya. Se va, pero quiere dejar su legado, atado y bien atado, en manos de otra persona que atesora «meritos» semejantes a los de la ex ministra imputada: ser mujer y andaluza. Susana Díaz se llama la «delfina» en cuestión, quien a sus treinta y nueve años de edad suma a las citadas «cualidades» la de no haber ganado jamás un euro fuera de la política ni haber abrevado en otro pesebre que el del Partido Socialista, donde empezó a trepar mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Sevilla. Tal vez por ello tardara diez años en estudiar una carrera de cinco, mientras el contribuyente subvencionaba»solidariamente» el 80 por ciento del coste de su educación.

Díaz lleva toda su vida adulta impregnándose de la «cultura» imperante en el socialismo andaluz, donde, a semejanza de lo que ocurre ya prácticamente en todas partes, las escaramuzas internas, el regate en corto, la política con minúscula, sinónimo de politiqueo, siempre fueron mucho más rentables que la posibilidad de presentar un curriculum susceptible de merecer un puesto de trabajo en la empresa privada. Ella es una gran entendida en «ejecuciones» silenciosas, que dejan a sus pies cadáveres sobre los que se va aupando. Así ha llegado hasta donde está, a dos pasos de heredar el poder sin saber lo que es transitar a cuerpo gentil por esa calle que va a gobernar. ¿Es completamente ajena al mayor escándalo de corrupción que ha conocido España desde la Transición una «aparatchik» local que echó los dientes en el partido y se conoce al dedillo todos sus rincones? ¿Se enteró de lo que había por los periódicos? ¿Pondrá todo su empeño en lmpiar la casa? Es difícil de creer… Pero ¡Ojalá!

05 Julio 2013

Primarias a toda prisa

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El proceso abierto en el PSOE andaluz nace condicionado por premuras no explicadas

En España hay muy poca tradición de elecciones primarias. La apuesta por este sistema para designar al próximo candidato socialista a la Junta de Andalucía debería haber sido la ocasión de demostrar deseos de transparencia y de renovar la encorsetada vida política española. No son esas las impresiones que transmite el desencadenamiento del proceso en la organización andaluza, caracterizado por una extraña precipitación.

Ninguna ley ni estatuto obliga a José Antonio Griñán a aclarar a qué viene anunciar un día la renuncia a un nuevo mandato —cuando le quedan teóricamente casi tres años— y lanzar a las 24 horas el proceso de sucesión. Sea por tacticismos o por una razón no confesada, hay que lamentar la oportunidad perdida para que la política demuestre a los ciudadanos su intención de renovarse, que no es una mera cuestión de edades de las personas.

Antes al contrario, el actual presidente de la Junta de Andalucía toma por sorpresa a sus adversarios y a casi todos sus correligionarios y, sin dejar el control del partido —quiere seguir siendo secretario general del PSOE andaluz—, desencadena un proceso de sucesión orientado hacia la Junta. Los aspirantes socialistas al máximo puesto político de la comunidad autónoma tienen que buscarse, en 15 días, los avales necesarios para pasar el corte, fijado en un mínimo del 15% de la militancia (unas 6.800 personas). Difícil mover a tanta gente en tan escaso tiempo sin un apoyo muy trabajado del aparato partidista.

Es evidente la ventaja que este procedimiento otorga de salida a Susana Díaz, número dos de Griñán, que ha dedicado toda su vida política a la organización y cuenta con el apoyo de los jefes de siete de los ocho aparatos provinciales. Más complicado lo tiene Luis Planas, quien carece de protecciones similares y ha de fiarlo todo al peso de su cualificación profesional y política. El tercero en liza, José Antonio Rodríguez, alcalde de Jun (Granada), da ocasión a probar si el activismo en las redes sociales constituye razón bastante como para conquistar la confianza de los militantes y la de los electores.

La sucesión de un jefe político implica una lucha por el poder. Hacerlo a través de primarias supone importar una fórmula de Estados Unidos, usada parcialmente en algunos países europeos, y aplicarla a un contexto muy diferente del original. Es una ventaja respecto a la cooptación pura y dura utilizada por casi todas las máquinas partidistas, pero puede dejar heridas, como la que provocó la confrontación entre Joaquín Almunia y Josep Borrell, que terminó mal para ambos: Borrell ganó las primarias, pero hubo de renunciar a ser candidato, y Almunia acabó perdiendo las elecciones frente a José María Aznar.

No hay signos externos de lucha fratricida en Andalucía, ni falta que hace: lo que se necesita son propuestas, debates abiertos y no dejar escapar la oportunidad de mejorar la democracia interna.

 

06 Julio 2013

‘El País’ y Griñán

Víctor de la Serna Arenillas

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El periódico que preconizó y consiguió el fracaso de Josep Borrell cuando éste ganó en las primarias del PSOE a Joaquín Almunia pontifica ahora sobre la anunciada versión andaluza de esas primarias… y ello, tras la imputación de Magdalena Álvarez. Cuando El País condena a José Antonio Griñán, poco espacio queda ya para la polémica. Y, en esta sorprendente etapa otoñal, es lo que hace el diario de Prisa. Según un editorial publicado ayer, el proceso de primarias en el PSOE andaluz «debería haber sido la ocasión de demostrar deseos de transparencia y de renovar la encorsetada vida política española». Pero, agregaba, «no son esas las impresiones que transmite el desencadenamiento del proceso en la organización andaluza, caracterizado por una extraña precipitación».

Y aquí llega la sentencia: «La sucesión de un jefe político implica una lucha por el poder. Hacerlo a través de primarias supone importar una fórmula de Estados Unidos, usada parcialmente en algunos países europeos, y aplicarla a un contexto muy diferente del original. Es una ventaja respecto a la cooptación pura y dura utilizada por casi todas las máquinas partidistas, pero puede dejar heridas, como la que provocó la confrontación entre Joaquín Almunia y Josep Borrell, que terminó mal para ambos: Borrell ganó las primarias, pero hubo de renunciar a ser candidato, y Almunia acabó perdiendo las elecciones frente a José María Aznar». Todo ello, con El País de neutral observador, ¿no?

Por su parte, Isabel San Sebastián trazaba en ABC este retrato de la delfina de Griñán, Susana Díaz: «Lleva toda su vida adulta impregnándose de la cultura imperante en el socialismo andaluz, donde, a semejanza de lo que ocurre ya prácticamente en todas partes, las escaramuzas internas, el regate en corto, la política con minúscula, sinónimo de politiqueo, siempre fueron mucho más rentables que la posibilidad de presentar un currículum susceptible de merecer un puesto de trabajo en la empresa privada. Ella es una gran entendida en ‘ejecuciones’ silenciosas, que dejan a sus pies cadáveres sobre los que se va aupando. Así ha llegado hasta donde está, a dos pasos de heredar el poder sin saber lo que es transitar a cuerpo gentil por esa calle que va a gobernar».

En el mismo diario, Ignacio Camacho hablaba del «estilo sorpresivo y algo espasmódico» de la juez Mercedes Alaya: «Desarrolla la instrucción mediante un método discutible que sortea a los sospechosos aforados como quien esquiva conos en una pista de pruebas. Su intención es la de reunir el mayor número posible de indicios y testimonios para constituir cargas probatorias sólidas antes de traspasar el sumario a instancias superiores cuando le toque llamar como imputados a quienes gozan de protección parlamentaria. Sólo eso explica la llamativa exclusión de su última lista de los ex consejeros Viera y Vallejo. Pero todo el mundo sabe en Andalucía que la juez de porcelana culminará su trabajo con una última tanda de nombres ya fuera de su alcance procesal. Y al imputar a Magdalena Álvarez ha escrito sobre la cabeza de Griñán, su sucesor en la cartera de Economía y Hacienda, un enorme signo de interrogación que en la práctica deja en libertad provisional a toda la cúpula del régimen».

18 Julio 2013

Griñán deja atada su sucesión

EL MUNDO (Directoor: Pedro J. Ramírez)

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LA SUCESIÓN de Griñán como candidato a la Junta no se decidirá en una elección de las bases, contrariamente al carácter abierto y democrático que el presidente andaluz quiso dar a ese proceso. En realidad, Griñán ha dejado una heredera, Susana Díaz, pues ha sido imposible a otros aspirantes reunir los avales para entrar en liza. Este pucherazo preventivo ha sentado mal entre los militantes, que han hecho un escrito de protesta. Unas primarias con un solo candidato son un sinsentido y, en la situación actual de la política española, donde se cuestiona la ética de los partidos, una bofetada al ciudadano.

20 Julio 2013

Susana Díaz, heredera a la búlgara

Federico Jiménez Losantos

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Las «primarias» son una de las pocas cosas del PSOE dignas de imitación. El invento fue de Joaquín Almunia para legitimarse como candidato a La Moncloa tras el dedazo de González, pero los socialistas empezaron a opinar y acabaron votando a Borrell. Para rectificar la democrática cuanto errada decisión, Polanco echó a Borrell aireando la corrupción de los chalés pirenaicos que beneficiaron al ministro y responsables barceloneses de la Agencia Tributaria, presidida por Magdalena Álvarez. Tras el fiasco de Almunia, las primarias reverdecieron en la reñidísima votación para secretario general, con el favorito Bono, Rosa Díez, Matilde Fernández y un tal Zapatero compitiendo por el liderazgo. Gracias al PSC, ganó ZP y pasó lo que pasó. Huyendo de los ERE fraudulentos, Griñán anunció hace poco su retirada y la convocatoria de primarias. Pero su elegida, Susana Díaz, ha ganado sin lucha, copiando al PP del Congreso de Bulgaria, capital Valencia, que impidió mediante un número elevadísimo de avales que hubiera un candidato alternativo a Rajoy. Los partidos políticos suelen siempre imitarse en lo peor.

21 Julio 2013

Primarias fallidas

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El PSOE debería plantear un sistema que fomente más la competencia y el debate

Las primarias exprés convocadas por el PSOE andaluz para elegir candidato a la presidencia de la Junta han terminado sin cumplir el objetivo fundamental de este proceso de democracia interna: escuchar la voz de los militantes en las urnas y ofrecerles la decisión sobre quién debe ser su portaestandarte en las próximas elecciones autonómicas. La exigencia de reunir el aval del 15% de la militancia para aspirar a ser candidato ha resultado un obstáculo insalvable para el consejero Luis Planas y para el alcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas, con lo que Susana Díaz, que ha dedicado su vida política al aparato socialista en Andalucía, se ha alzado con una designación para la que no ha necesitado competir con nadie.

Si hubieran faltado candidatos, nada habría que decir sobre la corrección del proceso. Pero los había, si bien ninguno de los demás estaba en condiciones de hacer la demostración de fuerza protagonizada por la consejera de la Presidencia de la Junta, a quien respaldan 21.179 firmas, casi la mitad del censo de militantes del PSOE andaluz. El refrendo de las urnas, con voto secreto, habría dado más legitimación a todo el proceso. Desde luego, se han cumplido los estatutos, pero ha faltado flexibilidad y pausa para hacer más creíble la iniciativa.

Tampoco se entiende la urgencia de abrir y cerrar rápidamente el proceso sucesorio de José Antonio Griñán como presidente de la Junta de Andalucía. La falta de explicaciones sobre los motivos de la premura —cuando al actual presidente le quedan casi tres años de mandato— ha dado pábulo a las especulaciones sobre la relación que pueda tener con la investigación de la juez Alaya sobre los ERE.

Necesitado de lograr crédito ante la sociedad, el conjunto del PSOE debe plantearse con rigor las futuras primarias. Algunas de las celebradas en el pasado, como la de Borrell contra Almunia, dejaron una sensación de trauma que es necesario superar. Aunque importada de un contexto tan diferente como el de Estados Unidos —y, por tanto, de una cultura democrática distinta—, la fórmula lanza un mensaje de aperturismo y de mejora de la democracia interna.

Las primarias previstas por el PSOE no van tan lejos como las que se han realizado en Italia, escenario de apasionados debates en 2012 que permitieron recuperarse al Partido Democrático, o las del Partido Socialista francés, en las que emergió como candidato victorioso quien hoy es presidente de la República, François Hollande. Circunscritas por ahora a los afiliados, en el caso de los socialistas españoles, su organización debería cuidar de la competencia entre varios aspirantes en igualdad de condiciones y de la promoción de un debate más claro que el que ha podido percibirse en las primarias de la organización andaluza. Por eso el proceso vivido deja la sensación de acto fallido.