El Gobierno Zapatero suprime las tertulias de Radio Nacional (RNE) y coloca a Piqueras al frente, renuncia Manuel Antonio Rico

En algunas televisiones y radios públicas circula ya un documento en el que se especifican los requisitos que se exigirán a los nuevos tertulianos de los programas radiofónicos y audiovisuales. Se resumen así:

A – Certificado de adhesión al régimen socialista firmado por Ignacio Gabilondo en papel con membrete de la SER.

B – Certificado de buena conducta política expedido por la oficina de Jesús de Polanco en papel con membrete de PRISA.

C – Fotocopias de los artículos publicados en elogio de José Luis Rodríguez Zapatero o en su defecto del Grupo PRISA.

D – Cintas de áudio o de vídeo emitidas en programas radiofónicos o televisión en las que se recoja lo establecido en el punto anterior.

E – Material gráfico o audiovisual acreditativo de haber participado en las manifestaciones contra la guerra de Irak. Puntuarán más los portadores de pancartas.

F- Sumará también puntos especiales el aspirante que haya insultado a José María Aznar en intervenciones en Prensa, radio o televisión para lo que deberá aportar documentación acreditativo sellados por la Secretaría de Relaciones Institucionales del diario EL PAÍS.

Una vez entregado este dossier, acompañado de currículum vítae y dos fotografías, el aspirante a tertuliano se someterá a una dura prueba, pues deberá demostrar que conoce fluidamente los nombres y biografías de las nuevas ministras y demás altos cargos.

Finalmente, el documento en cuestión afirma que se exigirá a los tertulianos acudir a las tertulias con el disfraz de progresista: vaqueros raídos, zapatos deportivos, camisa despechugada y pegatina reflectante, ora con el ‘No a la guerra’, ora con el ZP.

Se trata, sin duda, de un documento apócrifo todo él, escrito por algún guasón, porque la profesión periodística conoce muy bien la liberalidad del PSOE, su falta de sectarismo, el juego limpio que siempre hace en sus medios y en los afines y ahí están los adictos gabilondos para demostrarlo

Luis María Anson

O sea, en castellano permanente, el desastre. La palabra era el canto del cisne de los chicos y las chicas de Manuel Antonio Rico en RNE, que dice que ha dimitido porque no acepta la doctrina del nuevo director, Pedro Piqueras -todas las esperanzas; ya veremos- de que la información no debe mezclarse con la opinión. Curioso: ese Rico me expulsó de su programa porque tengo y manifiesto opinión. Otra. Dimitió el viernes: pero el lunes su programa hubiera sido suspendido, porque ya no habrá tertulias en Radio Nacional hasta que pasen las elecciones europeas del 13 de junio. Veremos qué pasa después: quizá las restaure con otras. «Ya que doña Leonor no me concede su blanca mano, renuncio a la mano de doña Leonor», dijo Manuel Antonio: fuese y no hubo nada. La debacle que anunciaban sus contertulios no era la de ellos, desgraciadamente privados de sus pagos, sino la del partido que todavía defendían: el Popular, que, simultáneamente a esa patética salida de micrófono, caía diez puntos con respecto al socialista en la encuesta del CIS, y Rajoy no llegaba a aprobar frente a un Zapatero sobresaliente. Importante auscultación: muestra que el vuelco electoral del 14 de marzo no era una aventura, sino una convicción. La debacle -del francés, débâcle- saltó, en efecto, por la matanza de Madrid -la masacre, por seguir con el francés, que a fin de cuentas es latino-; pero no por ella en sí, sino por la larga, permanente, mentira del alobado Gobierno que la gente no le admitió: luego, por la convicción más lenta de que fue así, y de que es mejor Zapatero que Rajoy, como se había visto en la campaña, y que es más de centro el PS que el PP. Muchos de los que votaron todavía a Aznar el 14 de marzo le niegan ya en esta encuesta: alguna venda ha caído de sus ojos políticos. Todavía el jueves se manifestaban los diputados de la debacle con el mito fascistoide del bloque unido, y votaban a favor de la guerra de las torturas frente a una mayoría enorme de los ciudadanos españoles.

Va a tener que hacer algo el PP después de las elecciones europeas -antes no tiene tiempo: ni ganas, ni sabe- para sobrevivir. Ya sé que aquí me mandan que un rumor no es una noticia; pero mantengo que hay noticias de un rumor: en su próximo congreso, un cambio de la política de bloque, una reestructuración y una tendencia fuerte hacia Ruiz Gallardón (¡no iba a ser hacia Esperanza Aguirre, debaclista!). Dicen que Alberto no hubiera perdido las elecciones. No estoy tan seguro.

Eduardo Haro Tecglen

Trabajó durante cuatro años en la agencia EFE que yo presidía. Desde entonces he seguido su carrera profesional. Hombre tranquilo, sereno, ecuánime, era seguro que triunfaría allí donde le contrataran. En la SER, en la COPE, en ONDA CERO dejó muestras de su profesionalidad y maestría. Su programa en RADIO NACIONAL DE ESPAÑA (RNE) ha sido un ejemplo diario de objetividad y de seriedad informativa.

No ha querido tragar con la purga de tertulianos dictada por el PSOE y ha anunciado que dejar su programa después de tantos años de éxito. No sé si ha actuado bien porque a veces, en defensa de la libertad de expresión, hay que saber resistir. Pero ha hecho lo que le pedía la inteligencia y la profesionalidad.

No tendrá problemas en el futuro. Manuel Antonio Rico es un joven veterano, prestigiado en mil batallas informativas. Los españoles le volveremos a escuchar en poco tiempo. Frente a los sectarismo excluyentes, frente a los manipuladores sistemáticos, hacen falta, por razón de higiene nacional, periodistas como Manuel Antonio Rico, para el que los hechos siempre han sido sagrados y las opiniones libres.

Luis María Anson

En su desmedido afán por terminar de hundir la audiencia de TVE para venderla de saldo, ahora, los camisetas negras aupados por Caffarel dicen haberse puesto como modelo La mirada crítica de Tele 5, obviando que Los Desayunos era el programa líder de la audiencia en esa franja horaria, muy por encima de cualquiera de sus competidores en las privadas. A partir de septiembre, cuando se restablezca «la pluralidad» en la cadena pagada por todos los españoles, los telespectadores, como antes los radioyentes, verán justificados los cambios con mentiras y otras trampas de la era del talante. La realidad será bien distinta. Casi una veintena de profesionales habrán sido depurados para purgar su crimen de no llevar el salvoconducto del grupo de Jesús Polanco bajo el brazo o no encontrarse en la órbita del régimen del imperio del pensamiento único, de los engaños y manipulaciones de ZP.  ¡Y eso que todavía no ha cumplido 100 días en el poder!