30 noviembre 2005

Roberto Centeno replica a las burlas de Carlos Boyero (EL MUNDO) por su intervención en el programa ’59 Segundos’ de TVE

Hechos

El 30 de noviembre de 2005 publicó su artículo D. Carlos Boyero en EL MUNDO, mientras que la réplica de D. Roberto Centeno salió publicada el 2 de diciembre de 2005

30 Noviembre 2005

Sostiene Centeno

Carlos Boyero

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No se aclaran los dueños del mundo acerca de la definición semántica y políticamente correcta del término que nos amarga los sueños a toda la gente normal: terrorismo. Iñaki Gabilondo investiga lo que significa esa lacra para organismos de todo tipo y deduce que ni dios se pone de acuerdo, por impotencia, por intereses, por interpretaciones sesgadas que se adecuen a nuestras convicciones, porque hay mucho que ganar y que perder si el resto del universo se hace cómplice de nuestro enunciado. La lucidez y el realismo aseguran que el terrorismo siempre será legitimo para alguien, para el que lo practica intentando legitimarse con pretextos morales, para el que adormece, ignora o engaña a eso tan prescindible llamado conciencia viviendo y muriendo de él y con él.

Y me encuentro con una definición bastante incontestable: «Es una sucesión de actos de violencia ejecutados para crear terror».Y me meto en la piel de mi pavor cotidiano ante la posibilidad de que yo sea una víctima del azar, de la venganza, de la agresiva respuesta del acorralado, mientras que voy en el Metro o me muevo por esos grandes almacenes que todo el mundo conoce, pero que nadie puede citar en un medio de comunicación si no has deducido que son la encarnación del paraíso. Pero intento comprender el estupor, el odio de por vida, el justificado rencor de cualquier niño de Bagdad al sentir que bombardean su casa en la hora del lobo para otorgarles democracia, para que unos seres letales que les resultan muy extraños les liberen de la dictadura porque les sale de sus genitales y de Wall Street.

Busco cositas graciosas para aliviar tanta ruina universal. Y encuentro esa terapia en un osado y ceñudo, aunque farragoso catedrático de Economía, que derrama su ardoroso pero limitado verbo en 59 segundos. Se llama Roberto Centeno, que yo sepa no es pariente de Ignacio Villa, pero mantiene un estilo dialéctico tan identificable como el de abusar del patético :«Mire usted, don José Luís».

El patriótico economista comparte debate con un concienciado y laborioso inmigrante llamado Mustafá y es testigo del filmado y emotivo nacimiento del muy español Michael, hermano de Anderson, hijos de modélicos trabajadores ecuatorianos que han encontrado su Arcadia en España y al que Fernando Onega saluda con un humanista: «Bienvenido a la vida y a mi país». Apláusos. Parece de Capra.

Pero Centeno es crítico y consecuentemente pragmático. Hace revelaciones tan comprensibles y filosóficas como: «Estamos a las doce menos cinco de que ocurra un problema con el colectivo de inmigrantes», «las familias de inmigrantes son gravosas para la Seguridad Social porque son más prolíficas y están peor de salud».

Pero la perla es algo inocuo y castizo: «Menos contarnos peplas, Zapatero». ¿A qué aspiras con semejantes gladiadores, numantino y a veces grotesco PP?

02 Diciembre 2005

Roberto Centeno puntualiza a C. Boyero

Roberto Centeno

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Sr. Director:

En relación con la columna publicada de Carlos Boyero titulada Sostiene Centeno, quisiera puntualizar algunas cosas porque con ese título lo menos que se puede pedir a una columna es que los lectores se enteren de lo que sostiene el tal Centeno.

No es cierta es la referencia al PP, dando a entender que soy un «gladiador» de ese partido, pues ni soy ni he sido del PP, aunque lo de gladiador tiene su morbillo. Y en lo referente a «sostiene Centeno» sólo se cita una frase suelta de mis palabras.Así, la cita «estamos a las doce menos cinco» se refería al inminente cambio de ciclo económico, porque nuestro modelo de crecimiento basado en el consumo vía endeudamiento masivo es insostenible y vamos a entrar en una fuerte desaceleración económica en cuanto empiecen a subir los tipos de interés, es decir, ya mismo. Esto afectará a los inmigrantes y a los nativos. Si esto le parece numantino y farragoso, pues qué le vamos ha hacer. Le juro por mi tía Eulalia que no sé explicarlo mejor.

Y más confuso aún queda lo de «menos contarnos peplas, Zapatero», pues no explica a cuál de sus infinitas falacias me refería.¿A que el Estatut saldrá limpio como la patena? ¿A que España está hoy mas cohesionada que nunca? ¿O a que su patria es la libertad? Pues no, no era ninguna de éstas. La falacia se refería a lo mucho que le preocupan a Zapatero los países pobres y el hambre en el mundo. Tanto que hasta piensa enviar a Moratinos a que les explique la Alianza de Civilizaciones. Pero, ¡oh casualidad! Se alía con Francia para impedir que se aplique la única medida realmente efectiva para resolver el problema del hambre: la supresión de las barreras arancelarias de la UE a la importación de productos agropecuarios del Africa subsahariana.

Finalmente no sé si agradecerle, Don Carlos, que me califique de patriota, pues comprendo que ser patriota español es algo denigrante y prácticamente fascista, no como en Cataluña o en el País Vasco, que son verdaderas naciones. Ser patriota catalán, consumir sólo productos de proximidad y vivir en catalán, denunciando anónimamente y atacando a los discrepantes debe de ser de lo más divertido y de lo más noble. Y no digamos en el País Vasco, donde la pureza de sangre, la limpieza étnica y la persecución implacable a los disidentes constituyen un ejemplo claro de democracia y de patriotismo bien entendido.

Roberto Centeno.

Catedrático de Economía de la UPM. Madrid.