21 diciembre 1986

Carrillo Solares será el presidente del PTE-UC y Adolfo Piñero Simal el secretario general

Santiago Carrillo Solares funda un nuevo partido comunista denominado Partido de los Trabajadores de España – Unidad Comunista (PTE-UC)

Hechos

  • El 21.12.1986 D. Santiago Carrillo Solares presentó públicamente en Sevilla su nueva formación política ‘Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista’, cuya creación había sido anunciada el 6 de diciembre de 1986.

Lecturas

logo_PTE_UC Logo del Partido de los Trabajadores de España – Unidad Comunista.

En febrero de 1987  se celebró el congreso constituyente de este partido en el que D. Santiago Carrillo Solares fue elegido presidente del PTE-UC y D. Adolfo Piñedo Simal fue elegido secretario general del PCE.

06 Febrero 1987

La Vuelta de Carrillo

Lorenzo Contreras

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El Partido de los Trabajadores de España-Unidad Comunista, presidido por Santiago Carrillo y con Adolfo Piñedo en la secretaría general entrará en la noria de la vida política este fin de semana, tras el congreso constituyente organizado. El veterano dirigente comunista reaparece así después de un prolongado eclipse de su figura pública. Sabe o intuye que tarde o temprano todos los comunistas están condenados a entenderse y quiero ponerse al frente de ese proceso. Primero participó con su política en una bien conocida dispersión y fraccionamiento del PCE, y ahora procura que el invento se rehaga con su contribución y aliento. Se trata de un viaje de ida y vuelta en el que la ventaja de Carrillo consiste en su experiencia y en la sospecha de que Izquierda Unida, tal como profetizara, camina hacia una ruptura más o menos a plazo.

Esto último podría ser un fenómeno acelerado si una incipiente crítica contra la gestión de Gerardo Iglesias y la supuesta endeblez de su presencia pública llegara a propulsar dentro del PCE determinadas ambiciones sustitutorias. Una crítica que podría a negar la ley extenderse el ámbito de Comisiones Obreras, donde Marcelino Camacho en vísperas de una aparente retirada parece conservar el don de consejo, con la audiencia correspondiente.

Iglesias haría bien en vigilar esos riesgos y precaverse de ellos. Mientras tanto, la intuición le dice a Carrillo que en la era de Gorbachov los partidos comunistas van a ser dejados a su aire, con lo cual perderá sentido el invento de Ignacio Gallego, si es que no lo ha perdido ya, y la nueva filosofía de Kremlin expresará una cierta satisfacción pasiva si los comunistas españoles se entiende al fin.

Así, pues, con el PC de Gallego en etapa de pérdida de identidad y el PCE de Iglesias debilitado por la atonía que le comunica una Izquierda Unida propendente a negar la leyenda de su propio rótulo, Santiago Carrillo lanza al mercado de las adhesiones ideológicas el mismo producto de siempre, aunque en distinto envase. Los comunistas, dispersos en sectas, pueden acabar sintiéndose unos. Y en esa esperanza cabalga ahora Santiago Carrillo y su Partido de los Trabajadores que trae el recuerdo del extinto Partido del Trabajo. Es curioso observar como Carrillo añade al nombre de su nuevo partido el complemento llamado Unidad Comunista, quizá con la ilusión, difícilmente materializable, de levantar un banderín de enganche eficaz.

Según Carrillo, que tanto intentó socabar al PSOE en tiempos de Adolfo Suárez, el objetivo a batir no puede ser el Gobierno de Felipe González ni el partido que le apoya, sino la derecha de siempre. Lo que está por ver es el poder de las baterías carrillistas en este ensayo de retorno a la vida convencional de los partidos. Y, por supuesto, queda por descifrar el misterio de su participación en los futuros compromisos electorales con una financiación de artesanía y no pocas deudas procedentes de anteriores aventuras en ese difícil bosque de las preferencias populares.

Quizá lo único que Carrillo ha conservado de su última travesía del desierto es una apreciable implantación de su tendencia en la vida sindical, es decir, en Comisiones Obreras. El mundillo de don Santiago interpreta la retirada futura de Camacho como una falsa expectativa y lamenta que no llegue a producirse la sucesión normal, que para él sería el paso de Julián Ariza a la secretaría general. En este sentido acusa a Camacho y los suyos de estar preparando una modificación estatutaria que garantice la imposibilidad de ese recambio.