3 octubre 1983

La traductora Verónica Fernández Muro agradece la buena crítica de Haro Tecglen

Se estrena en España la serie ‘Wagner’ con un doblaje muy elogiado encabezado por José Guardiola y Claudio Rodríguez

Hechos

El 3.10.1983 se estrenó la serie ‘Wagner’.

17 Octubre 1983

Imágenes de un revolucionario

Eduardo Haro Tecglen

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Wagner fue un campo de batalla: hoy está asumido. Lo mismo pasó con Nietzsche. A veces, un suceso determinado no sólo tiñe el presente y el futuro, sino también el pasado, y la célebre visita de Hitler a la viuda de Wagner en Bayreuth añadió nazismo a la leyenda wagneriana. Pero la batalla fue anterior: Wagner era un revolucionario cultural y lo que rompió fue algo más que una noción de la música: un esquema del teatro. Por ahí anduvo la batalla en Europa -en España se centró, como tantos otros grandes temas culturales europeos, en Barcelona- y los panegíricos se alternaban con las inventivas…La prohibición de su música

Los británicos prohibieron la música de Wagner en sus conciertos, en su radio, durante la guerra. Son ellos los que nos devuelven ahora a Richard Wagner asumido, aceptado, engrandecido, en esta serie de televisión. A veces tocan con su pulgar invisible la línea de la realidad para hacer al indudable genio más aproximado. En todo caso, cualquier biografía es una falsedad, por minuciosa que sea su documentación.

En esta serie, de la que se han visto hasta ahora dos capítulos -hoy se emite el tercer episodio a las 21.30 horas por la primera cadena-, los protagonistas son la calidad del color, la maestría de la ambientación, el genio del reparto y la figura aislada y solitaria de Richard Wagner. El sistema narrativo -por lo menos en los dos capítulos vistos- es conocido: se hace vivir al genio en un mundo de semitontos, de seres incapaces de comprender toda su grandeza. Un sistema de relieve.

Los monólogos son largos, como las voces narradoras, mientras se suceden imágenes bellas; a veces, demasiado bellas. Es decir, demasiado bien iluminadas para la conveniencia estética, demasiado bien vestidas, amuebladas. Es un género. La necesidad de reducir la importancia de los personajes de fondo para resaltar la del héroe puede hacer a veces incomprensible la nomenclatura, las fechas, la sucesión de citas de lugares, para quienes no estén muy versados en ese fragmento (lo que se recoge es sólo un fragmento de la vida de Richard Wagner), de la historia cultural y política de Europa.

Se puede prescindir de esa penetración aunque simultáneamente se prescinda de una información cultural: quedará siempre la historia de un hombre atormentado por la mezquindad de su tiempo, luchando contra la incomprensión, contra los fanatismos menores, cuando él tiene el suyo, mayor, que defender. Y el tranquilo amor que se le brinda como lenitivo para una vida atormentada y, en principio, aventurada. Puede no corresponder exactamente a la persona que existió, trabajó y fue convertida en leyenda llamada Wagner, pero tiene un atractivo dramático indudable. Se puede prescindir de la historia: queda la novela.

Un doblaje cuidado

Hay una nostalgia de las voces de los grandes actores del reparto. No es esto una crítica a los dobladores ni al traductor. Al contrario. El idioma castellano está mucho más cuidado que lo que es frecuente y las voces elegidas para doblar dan generalmente sensación de profundidad auténtica; dentro de esa vaga neutralidad del doblaje hay calidad y hay interpretación. Hasta el punto de que ya podría pedirse a Televisión Española que incluyese, al principio o al final de cada capítulo, los nombres de los actores de doblaje: en este caso se lo merecerían.

La nostalgia viene de que gustaría oír voces de genios de la interpretación oral: Lawrence Olivier, Richard Burton, John Guielgud, William Walton, Vanessa Redgrave, Ralph Richardson, Franco Nero… Pero es indudable que la difusión cultural y la obligación narrativa en TVE requiere el doblaje y que en las pantallas pequeñas la superposición de letreros destruye la belleza de la imagen. Que en este Wagner tiene, quizá, más importancia que todo lo demás. Es en ella donde reside la mayor belleza.

30 Octubre 1983

El doblaje de 'Wagner'

Verónica Fernández-Muro

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En nombre de todos los desconocidos traductores de cine y televisión, en nombre de los actores de doblaje que ponen su mejor empeño en reproducir las voces de los actores originales, quiero agradecer a Eduardo Haro Teeglen su cálido elogio del doblaje de Wagner, aparecido en EL PAÍS del 17 de octubre.Como traductora del guión he de decir que el doblaje fue un placer; no solamente porque el texto era bueno, y en ocasiones excelente, sino también porque tenía la seguridad de que mi equipo (director de doblaje y actores) lo interpretarían con la justeza y profesionalidad que han inspirado las palabras de esta crítica. Ojalá se señalara más a menudo -para bien o para mal- la calidad de la traducción y doblaje de las películas. Sería un estímulo para los que lo hacen bien, y ayudaría a mejorar el nivel de la profesión.