1 abril 1986

La familia y los medios evitan aludir el motivo de la muerte

Se suicida de un disparo Juan Garrigues Walker, empresario especializado en el comercio con la Unión Soviética

Hechos

El 1 de abril de 1986 la prensa informó del fallecimiento de D. Juan Garrigues Walker.

Lecturas

D. Juan Garrigues Walker abogado, financiero, experto en el tema de las relaciones comerciales entre España y la Unión Soviética, se suicidó de un disparo el último día de marzo de 1986 según explicó el periodista D. José María Izquierdo Rodríguez que trabajó para él en su etapa de accionista de INFORMACIONES.

El Sr. Garrigues Walker, de 49 años, era en la actualidad vicepresidente y gerente de la Compañía General de Inversiones en el Exterior (CIEX). Esta firma, que tiene representación comercial en Moscú, exporta cables de fuerza, vino y otros productos a la Unión Soviética y a otros países del Este europeo, siendo Garrigues también miembro del comité directivo de la Asociación de Amistad España-URSS.

D. Juan Garrigues estaba casado con Carmen Díaz Llanos y era padre de siete hijos de edades comprendidas entre los 9 y los 19 años. Era hijo de D. Antonio Garrigues Díaz Cañabate, de 82 años, ex ministro de Justicia, ex embajador en Washington y el Vaticano y actual presidente de la Cadena SER (Sociedad Española de Radiodifusión). También era hermano de D. Antonio Garrigues, presidente del Partido Reformista Demócratico; del ex ministro con UCD D. Joaquín Garrigues Walker, que falleció en 1980, y de D. José Miguel Garrigues, vicepresidente de la SER.

01 Abril 1986

Un exportador de humanidad

Santiago González

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Todos los que conocimos a Juan Garrigues tenemos la misma idea sobre su persona. Era un hombre entrañable. En su vida primaba la dignidad del hombre, la inteligencia, la sabiduría, pero sobre todo la gran capacidad de comunicación y diálogo con los demás.

En esta reflexión de urgencia, la mejor definición que yo he oído de Juan Garrigues ha sido de su padre, Antonio Garrigues y Díaz Cañabate, es tan humano que en su casa recoge a todos los pobres que se encuentra por la calle.

Yo eso lo pude comprobar personalmente cuando encontró un pobre en la calle y lo contrató de conductor para su empresa de comercio exterior.

Juan Garrigues tenía estas y otras virtudes, yo le definiría como el hombre de la tolerancia consigo y con los contrarios. Siempre estuvo del lado de los débiles y jamás con los poderosos. La crítica contra el poder era mesurada y justa, no rozaba lo burdo ni el insulto porque eso no iba con su persona. Era un amante de la libertad, le gustaba mucho escribir.

En su faceta profesional de empresario dedicado al comercio exterior fue pionero en abrir mercado con la Unión Soviética en la difícil época del franquismo, así como sentar unas buenas relaciones comerciales con Libia y Argelia. En la última etapa de su vida, Juan Garrigues potenciaba los mercados con Latinoamérica.

Buen ejemplo de ello lo recuerdan los pescadores gallegos, que con mucho cariño añoran a Juan Garrigues, ya que consiguió que el Gobierno libio pagara a este sector cerca de 360.000 millones de pesetas hace varios años en una etapa difícil de los pesqueros de aquella región. De esta operación sólo consiguió para su empresa el regalo de una silla de montar a caballo que le hizo el jefe de Estado libio, Muammar el Gaddafi, por sus buenos oficios.

Juan deja ahora a su esposa y siete hijos, con los cuales tenía una relación de hermano, y a todos nos deja condolidos porque los que le conocíamos pensábamos a veces que era nuestro hermano mayor. El mejor homenaje que se le puede rendir después de su muerte es la sencillez, su capacidad humana y el sentido del humor con que vio la vida.

06 Abril 1986

La Elipse

Francisco Umbral

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El mundo conocía a Antonio y toda la saga de los Garrigues. Los «conocedores» conocíamos a Juan, el más silente, sedente y disidente de la familia, enamorado de la URSS y de los países socialistas. En la última cena de la jet, dijo en voz alta, para todos: «No tengo más remedio, Umbral, que leer tus libros, porque a veces hablas de mi mujer». Le vi la última vez en una movida anti/OTAN que moderé en el Victoria: «Esto es magnífico, Paco». No sabemos lo que perdemos ni sabemos lo que pierden los Garrigues, esa familia legendaria.

La nueva izquierda. Ésta es o ha sido la semana de la nueva izquierda española. Lo que Fraga llama «anomalía mediterránea» no es sino la nueva izquierda, que hace 10 años se llamaba eurocomunismo. Juan Garrigues Walker, fallecido a los 49, era uno de los hombres más interesantes de esa nueva izquierda. Vayan mis palabras a él, Carmen, con intención de flores. Eduardo Roldán, que ahora expone en Aranjuez, es la nueva izquierda de la pintura. Así como mi veterano y entrañable Lucio Muñoz, que inaugura en Mordó. El referéndum/OTAN ha tenido la virtud de crear una nueva izquierda en Madrid, en España, y eso es lo que le hemos sacado de ventaja a los votos. La nueva izquierda hace huelga en la Renfe, está en contra de Bertín Osborne y los toros, mantiene un delicado equilibrio entre árabes y judíos, visita a Corazón Aquino en la persona de Fernández-Ordóñez, primer político europeo que se llega al archipiélago, reconociendo así su nueva identidad. La nueva izquierda ha passado por primera vez de semanas santas y cosas. La nueva izquierda, en fin, no es del Real Madrid.