12 abril 2008

Los comunistas y los socialistas se quedan fuera del parlamento, mientras que la Liga del Norte de Umberto Bossi ocupará la tercera fuerza lo que le permitirá mantener su influencia

Elecciones Italia 2008 – Berlusconi recupera el poder con ‘El Pueblo de la Libertad’ derrotando al ‘Partido Democrático’ de Veltroni

Hechos

Las elecciones del 14.04.2008 dieron la mayoría a ‘El Pueblo de La Libertad’ (coalición formada, entre otras, formaciones por Forza Italia del Sr. Berlusconi, la Alianza Nacional de D. Giafranco Fini y Acción Social de Dña. Alessandra Mussolini).

12 Abril 2008

Italia se repite

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Un país políticamente enfermo vota con el sombrío panorama del retorno de Berlusconi

Enferma de una grave enfermedad, Italia vota este fin de semana después de la disolución anticipada de la legislatura tras la dimisión de la frágil coalición de Romano Prodi. Cualesquiera que sean, los resultados confirmarán la inestabilidad política propiciada por una endiablada ley electoral que todos los partidos parecen ahora dispuestos a reformar.

Con o sin un nuevo sistema electoral, van a continuar problemas como el declive económico, la falta de credibilidad de los políticos y la fractura entre los partidos y la sociedad. Cada vez más frustrados, los italianos están a punto de revalidar un panorama muy poco estimulante. Con la diferencia de que si, como predicen las encuestas, gana Berlusconi y su coalición de centro derecha Pueblo de la Libertad (PDL), la situación aún puede empeorar, al unirse el cinismo consentido a la irritación.

Que Il Cavaliere llegue por tercera vez a la jefatura de Gobierno consituye una anomalía de muy difícil parangón en el resto de Europa. Berlusconi, que ha cumplido 71 años y aspira a suceder a Giorgio Napolitano en la presidencia de la República, sigue siendo el mismo político histrión, con los mismos conflictos de interés derivados de su emporio empresarial y con los mismos manejos contra la judicatura y prejuicios contra la izquierda, a la que continúa viendo como un bloque controlado por los comunistas radicales.

¿Por qué entonces una figura tan desprestigiada tiene muchas posibilidades de regresar a Palazzo Chigi? De entrada, parte de la irresistible ascensión del líder del PDL se debe a la irresponsalidad de los grupos que integraron el anterior Gobierno de centro izquierda, que se entorpecieron entre sí a la hora de sacar adelante su programa.

Es verdad que el Ejecutivo de Prodi nació muy débil con su pírrica mayoría en el Senado. Vendió pésimamente las escasas acciones que logró realizar, pero es justo reconocerle el mérito de iniciar el saneamiento de las finanzas públicas. Claro que eso lo hizo a base de una impopular subida de impuestos. Ahora, su sustituto como candidato del centro izquierda, Walter Veltroni, líder del nuevo Partido Democrático, habla, al igual que Berlusconi, de bajar la presión fiscal. En realidad la diferencia entre ambos es menos de programa que de ética política. Y en Italia la curación requiere primero acabar con la excepcionalidad Berluconi.

15 Abril 2008

BERLUSCONI ARROLLA EN LAS URNAS

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Pocas cosas pueden sorprender a estas alturas de la política en Italia, país que en el último medio siglo ha padecido una ingobernabilidad endémica y donde los ciudadanos esperan lo justo de la Administración y prácticamente nada ya de su clase política. Pero ni siquiera este desánimo resta valor a la infinita capacidad para reinventarse de Silvio Berlusconi, flamante vencedor ayer de las elecciones generales, lo que le llevará a encabezar el Gobierno italiano por tercera vez y sólo dos años después del final de su anterior mandato.

Aunque todos los sondeos coincidían en su triunfo, la victoria ha sido mucho más contundente de lo esperado. De hecho, la ventaja de 9 puntos en el Senado -mayoría absoluta- que al cierre de esta edición obtenía el Pueblo de la Libertad, la coalición de centroderecha que lidera, sumada a la mayoría absoluta en la Cámara de los diputados que el sistema electoral otorga a la fuerza vencedora en este órgano, presumiblemente permitirán gobernar a Berlusconi con desahogo.

En el polo opuesto, la izquierda ha pagado su división y la pequeñez política practicada durante el fallido Gobierno de Prodi. Cierto es que Veltroni, el nuevo líder del centroizquierda, ha cosechado un meritorio resultado para su recién creado Partido Demócrata. Pero su osadía de acudir a las urnas en solitario le ha supuesto quedarse muy lejos de la victoria, a lo que se añade la debacle de la izquierda radical.

Las promesas electorales de rebaja de impuestos, de mayor control de la inmigración y de mayor seguridad lanzadas por Berlusconi, siempre polémico e indiscutible animal político, han sido recibidas por los italianos como el mejor antídoto contra la aguda crisis económica y social que azota al país. Sin embargo, la gran incertidumbre es cómo manejará este magnate de la comunicación las insaciables demandas de federalismo fiscal y el euroescepticismo de sus inseparables socios de la Liga Norte, muy reforzados por el resultado electoral.

A buen seguro, Il Cavaliere exprimirá en la próxima legislatura su colmillo retorcido, como ha hecho ahora al imponerse con mayoría absoluta en las dos cámaras. Así las cosas, el escenario es más favorable que nunca para lograr un clima de estabilidad. Pero son tantos, y tan complejos, los retos a los que deberá hacer frente el próximo primer ministro que a los italianos les seguirá costando poder respirar tranquilos.

15 Abril 2008

Berlusconi vuelve

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Los problemas de Italia son formidables, incluso para un Gobierno con un mandato claro

Silvio Berlusconi vuelve al poder en Italia, y esta vez aparentemente con una mayoría suficiente, también en el Senado, como para que su futuro Gobierno no esté permanentemente en el filo de la navaja, como sucedió en el breve paréntesis centroizquierdista de Romano Prodi. Los resultados finales de los comicios generales establecerán la verdadera dependencia de Berlusconi de partidos pequeños para llevar adelante su política. En ningún caso, sin embargo, nacerá esa hipotética gran coalición con la izquierda del derrotado Walter Veltroni que muchos consideraban hasta ayer casi imprescindible para pilotar el país transalpino.

El líder derechista victorioso tiene ya 71 años y tres experiencias anteriores de gobierno. Sería alentador creer que la combinación de ambos factores alumbrará esta vez un Berlusconi diferente, menos dedicado a evitar ir a la cárcel y a modificar la ley en provecho propio y de sus amigos o de sus posibilidades electorales, ocupaciones favoritas entre 2001 y 2006 del segundo hombre más rico de Italia y máximo hacedor de su opinión pública, a través de su control de las televisiones. Pero ni los conflictos de intereses derivados de semejante situación pueden evaporarse de la noche a la mañana ni la campaña de Il Cavaliere permite demasiadas ilusiones. Más allá de los excesos retóricos que preceden a las urnas, tanto sus declaraciones como las de su aliado principal, Umberto Bossi, el inquietante jefe de la Liga Norte, traslucen una preocupante indiferencia por las leyes del país en el que ejercen como dirigentes políticos.

Son formidables los problemas económicos e institucionales que tiene Italia -incluso para un Gobierno con un claro encargo popular- y Berlusconi no ha contribuido seriamente a solucionar ninguno en sus anteriores mandatos. Desde un declive económico que no deja de acentuarse y la desesperada necesidad de reformar un sistema de pensiones agónico o airear un mercado laboral secuestrado por privilegios de otros tiempos, hasta el divorcio absoluto entre la clase política y los ciudadanos o la inoperancia de una ley electoral que perpetúa una plétora de partidos irrelevantes que paralizan la Administración y hacen imposible gobernar. Pocos primeros ministros, casi ninguno en una democracia madura, tienen una tercera oportunidad. Berlusconi puede ahora demostrar su compromiso con los intereses de Italia.

17 Abril 2008

Retorno al pasado

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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El triunfo de Berlusconi le exige responsabilidad, pero la Liga Norte no pondrá las cosas fáciles

Berlusconi no ha defraudado en su primera comparecencia de prensa. El futuro primer ministro italiano ha recurrido a los mismos tópicos de siempre sobre su eterna juventud, las bromas sobre las mujeres y los prejuicios hacia la izquierda, así como los avisos ominosos para la inmigración ilegal: cierre de fronteras y expulsión de indocumentados. Es como si el reloj se hubiera atrasado dos años, el tiempo que duró el Gobierno de centroizquierda de Prodi y que él estuvo en la oposición. Incluso muchos de los probables componentes del próximo Ejecutivo volverán a ocupar las mismas carteras ministeriales que ya desempeñaron las otras dos veces que el político y magnate de la comunicación estuvo en el poder (Frattini, Tremonti, Maroni, etcétera).

Sin embargo, no todo es igual tras los resultados electorales. Ante todo, el triunfo bastante holgado del Pueblo de la Libertad (PDL) exigirá por primera vez a Berlusconi a realizar, si es que tiene capacidad para ello, un ejercicio de responsabilidad como gobernante poniendo en marcha reformas institucionales, electorales y económicas que Italia necesita con urgencia. Esa responsabilidad debería comportar la voluntad de encontrar vías de consenso con el Partido Democrático (PD) de Walter Veltroni. Porque si algo han revelado los comicios italianos ha sido el nacimiento de un sistema bipartidista y la desaparición de los pequeños grupos, tanto a la derecha pero sobre todo a la izquierda, a los que el electorado ha castigado al decantarse por el voto útil.

El nuevo mapa político refleja también el resurgimiento de la Liga Norte de Bossi tras un periodo de larga crisis debido en parte a la precaria salud de su fundador. La Liga ha fortalecido su presencia en las principales ciudades norteñas y ha aumentado notablemente su representación en la Cámara de Diputados y el Senado. Sus excelentes resultados no son precisamente un elemento tranquilizador ni para la vida del Ejecutivo de Berlusconi ni para la estabilidad del país. El partido de Bossi demostró en el primer Gobierno de Il Cavaliere, en 1994, que fue un grupo poco fiable. Fue Bossi quien reventó entonces la coalición de centro-derecha. Pero es que, además, su ideario populista y demagógico esconde el afán de abrir una brecha económica y social entre el Norte y el Sur propugnando un federalismo fiscal que a la larga agravará más aún el desequilibrio regional italiano.

18 Abril 2008

Berlusconi

Luis María Anson

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Entró en mi despacho del ABC verdadero. Me tendió, sonriente, la mano y tomó asiento con satisfacción. Le acompañaba Valerio Lazarov. En esa época era el más destacado empresario italiano de comunicación y uno de los hombres más ricos de Europa.

Quería dedicarse a la política y recorría varios países para escuchar los consejos y opiniones de algunos intelectuales. A mí me sometió a un interrogatorio inteligente sobre los problemas de la comunicación en España, con incidencia especial en televisión. Estaba sorprendido por el éxito renovado de ABC y quería saber si teníamos el proyecto de poner en marcha un canal de televisión desde el periódico.

– No se puede. La ley española, mientras no se modifique, no permite canales privados.

-Sí se puede -me replicó-. Créeme que sí se puede. Las leyes injustas, sobre todo cuando son insostenibles, se deben sortear.

Me pareció Berlusconi un hombre muy simpático. Cordial y amable hasta en el más mínimo gesto. Su éxito político parecía asegurado. Así se lo dije. Me contestó que lo tenía todo en la vida, «hasta golear al Madrid», lo recalcó con regocijo, «hasta golear al Madrid», y que su idea de dedicarse a la política derivaba de su pasión por Italia y la necesidad de remodelar un sistema político envejecido y paralizador. Me explicó cómo los partidos políticos sólo se ocupaban del interés del propio partido y cómo esquilmaban al pueblo italiano con el despilfarro del dinero público y la corrupción insostenible. Si no se reformaba el sistema, Italia caminaba hacia el despeñadero.

Tengo notas minuciosas de aquella conversación en mi despacho. Mucho de lo que me dijo lo ha convertido en realidad. Otras cosas no ha podido porque la maraña política italiana terminó enredándole. Este tercer mandato al que le ha aupado el pueblo italiano por mayoría absoluta le permitirá tal vez redondear el gran proyecto reformador que anhelaba cuando conversó conmigo.

No tomó ni un café. Pidió al final un vaso de agua. Terminamos hablando de Sandro Pertini y de la cena, llena de divertidos incidentes, que tuve con el presidente de la República en la sede de Efe en Roma cuando yo presidía la Agencia. Charló sin cesar y se levantó con pereza diciendo amablemente que no quería quitarme más tiempo y que se iba al aeropuerto. Le acompañé, claro es, al garaje del periódico, donde nos cruzamos con Nemesio Fernández Cuesta. Allí me hizo un aparte, mientras Valerio hablaba con escoltas y mecánicos y me dijo:

– Me gustaría hacer en Italia algo parecido a lo que De Gaulle hizo cuando liquidó la ingobernable IV República para modernizar luego todas las estructuras políticas y administrativas del país con la V República. Pero la clase política italiana se ha convertido en un gigantesco negocio casi imposible de desmontar.

Algo parecido empieza a suceder en España. Le deseo, en fin, éxito a Berlusconi, ya sobre el albero de la plaza con el tercer toro de la tarde, marrajo, escarbador y soltando arreones. Me cayó bien el empresario italiano aquella tarde de ABC. Es un hombre que se merece suerte porque, teniéndolo todo, ha demostrado espíritu de dedicación y sacrificio para que los demás puedan vivir mejor.

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Luis María Anson