TELECINCO estrena el programa ‘Enemigos Íntimos’, presentado por Santi Acosta de temática de cotilleos desde un punto de vista antagónico a ‘Sálvame’

¡Atención, preguntas! ¿Era realmente necesario el estreno de anoche en Telecinco? ¿Se demandaba otro flamante programa dedicado en cuerpo y alma, ¡cómo no!, a hacer escarnio público de algunos famosos? ¿Necesitábamos los sufridos televidentes de este bendita nación volver a ver una vez más al ex de ‘la’ Pantoja Diego Gómez haciendo su peculiar agosto en un plató televisivo? ¿Quién engañó a Santi Acosta diciéndole que estaba capacitado para presentar programas? ¿Cuánta falsa simpatía es capaz de derrochar por minuto el señorito Acosta? ¿Cuánta caspa e hipocresía es capaz de provocar?

¡Atención, más preguntas! ¿En qué país oriental permanece oculto, bajo una nueva identidad y tras una operación de estética total, el logopeda del ínclito Santi Acosta? ¿A qué se dedicarían plumillas de la calaña moral de Marisa Martín Blázquez, Paloma García-Pelayo, Carlos Ferrando, Mónica Vergara, Cristina Fernández o Luis Rollán de no existir la telebasura? Y, sobre todo, la cuestión más importante de todas, ¿cuándo coño van a dejar en la cadena de Fuencarral de exprimir hasta la última gota de ‘tomatina’ ajena en espera de que regrese Belén Esteban de su periplo vacacional?

«Me avergüenzo de pertenecer a una cadena que trata así a los famosos». Lo ha dicho Mercedes Milá, en ‘Sálvame’, con relación a ‘Sálvame’ y a su infecta manera de hacer televisión. El caso es que podría haber dicho lo mismo, perfectamente, de este ‘Enemigos íntimos’ que debutó anoche recogiendo el testigo de lo peorcito de sus antecesores. Cuestión de tonos. Cambia Santi Acosta, ¡ese ‘pofesional’!, la ‘Salsa rosa’ por una ‘Salsa mierdosa’. Regresa a nuestras vidas, algo renovada, la misma ponzoña. Entrevista alaaaaargada hasta la extenuación. Mucho blablablá para no decir ‘ná’. De ‘la’ Milá poco vamos a añadir. Una señora que se disfraza de puerro para presentar el más vergonzante de los ‘realities’ basura de este país, pues bastante tiene con lo que tiene. Aunque ahora vaya de digna la buena de Mercedes Milá. Sin embargo, ahora es tarde.

Llegan tan tarde las quejas de la señora Milá como el regreso de Santi Acosta al ‘prime time’ televisivo. Santi Acosta resucita al tercer año, o por ahí, de haberlo perdido de vista. Da pereza hablar de ellos. De la Milá, de Santi y de un programa del corazón que dura cuatro horas y media. Algo así como un ‘Hormigas blancas’ con tediosa entrevista de por medio y en su reverso más negro, más tenebroso, viene a ser este ‘Enemigos (ín)timos’ con cierta propensión al tocomocho audiovisual. Bosteza uno con sólo pensar en este inenarrable tipo de programas ‘made in Telecircus’.

Lleva Santi Acosta viviendo del cuento del magacín tomatero demasiados años como para que, en pleno 2010, su mera visión no sea la de el fantasma de las navidades pasadas o algo similar. Un espectro, al fin y al cabo, de cuyo apestoso hedor no podemos desprendernos ni rociándonos el cuerpo con Cucal. Se avecinan malos tiempos televisivos. Vuelven los de siempre. Hemos acabado todos como el niño de ‘El sexto sentido’. Viendo, en ocasiones, muertos (como Maika Vergara). Eso sí, los objetivos siguen estando muy claros a día de hoy en la cadena amiga. Machacar a la Pantoja y a Jesulín por no ser adeptos, por no tragar con las consignas de sus periodistillas. Qué rigor el de esta gentuza. Qué vergüenza. ¡Buf!