10 septiembre 2012

'Más Gente' se emitirá en la misma franja que 'Sálvame' en TELECINCO

TVE crea el magazine de tarde ‘Más Gente’ presentado por Anne Igartiburu y que se estrena con una polémica con Mariló Montero

Hechos

El 10.09.2012 se estrenó en TVE el programa ‘Más Gente’ como magazine de tarde presentado por Dña. Anne Igartiburu.

Lecturas

La popular presentadora vasca Dña. Anne Igartiburu, que presentaba desde hacía más de una década el programa ‘Corazón’ de TVE (desde julio de 1997), abandonaba temporalmente aquel espacio para asumir el reto de presentar un magazine de tarde en ese mismo canal.

COMIENZO CON POLÉMICA EN ‘LAS MAÑANAS DE LA 1’: ¿ESTÁS OXIDADA?

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Para promocionar el estreno del nuevo programa de las tardes de TVE ‘Más Gente’, Dña. Anne Igartiburu, elegida para encabezar aquel proyecto fue entrevistada en el magazine de mañana de TVE, ‘Las Mañanas de la 1’ el 10.09.2012 que presentaba Dña. Mariló Montero. En aquel programa fue sorprendente que la Sra. Montero usó un tono relativamente agresivo, como preguntarla a la Sra. Igartiburu si tras tantos años presentando ‘Corazón’ y limitándose a dar paso a vídeos, no estaba ya ‘oxidada’ como para presentar un magazine.

RECONCILIACIÓN EN EL PLATÓ DE ‘MÁS GENTE’

Ante la polémica desatada por las supuestas malas relaciones entre las dos presentadoras de TVE la presentadora de ‘Las Mañanas de la 1’, Dña. Mariló Montero, publicó un artículo en DIARIO DE SEVILLA disculpándose a su compañera y más tarde acudió como invitada a ‘Más Gente’ (programa del día 18.09.2012) donde ambas bromearon con la cuestión.

15 Septiembre 2012

Una explicación

Mariló Montero

Leer
Mi conversación con Anne ha sido un error; error de un día; de unos minutos de un día. Digo más: un error difícilmente explicable, porque si algún sentimiento tengo ante mi compañera es el de admiración por su trabajo diario y enorme respeto a su trayectoria profesional.

Por una vez, de forma excepcional, necesito hablar de mi persona en este artículo de los sábados. Lo hago por necesidad de confesarme y empujada por el protagonismo involuntario que provoqué y que tuvo amplia repercusión en casi todos lo medios de comunicación, pasillos, calles, oficinas, espacios públicos y privados. Asumo el morbo que provocó mi conversación con Anne Igartiburu en el programa ‘Las Mañanas de la 1’. Acepto todas las críticas que se han hecho. Me cuesta más trabajo aceptar otro tipo de falsas e injuriosas insinuaciones sobre mi intimidad. Pero comprendo que soy un personaje público y estoy expuesta a todo tipo de miradas.

He dejado pasar los días en silencio, por respeto al trabajo periodístico de mis colegas de los diarios impresos, de las emisoras de radio, televisión, de los medios digitales. Han informado con libertad y con toda libertad calificaron la entrevista que le hice a mi compañera Anne. Hoy, reposado el criterio, necesito decir varias cosas. Necesito confesar mi pecado: confundir intensidad con agresividad y trasladar a una entrevista pública términos y expresiones sólo entendibles en una conversación privada. Y necesito reafirmar con este artículo algunos de mis principios éticos: como profesional de la comunicación, defenderé siempre que los errores sean reconocidos, que los ataques injustos a las personas y a su fama deben ser reparados y que la rectificación es un derecho de los perjudicados, y no un privilegio del comunicador.

Desde esos principios, reconozco ante quienes me honran con su lectura habitual que el tono de mi conversación con Anne ha sido un error; error de un día; de unos minutos de un día. Digo más: un error difícilmente explicable, porque si algún sentimiento tengo ante mi compañera es el de admiración por su trabajo diario y enorme respeto a su trayectoria profesional. Y no me conformo con decir que tuve una mala mañana, que es la única justificación razonable. Me exijo a mí misma el reconocimiento de que expresé una agresividad que no se corresponde con mi talante (quienes me conocen lo saben), ni con los méritos profesionales de Anne. Por esa razón, inmediatamente después del programa la llamé por iniciativa propia y necesidad personal. Y no le pedí disculpas. Le pedí perdón, porque es más justo que pedir disculpas. El perdón implica arrepentimiento junto al deseo de recibir del ofendido el regalo de que lo conceda.

Y hoy escribo y publico estas líneas para extender mi solicitud de indulgencia a todos aquellos que se hayan sentido agraviados, a mis compañeros, a mi familia, amigos, conocidos y a ustedes, lectores de estos artículos. Sé que han tenido dificultades para defenderme. Y pido perdón a RTVE, a todos sus espectadores de España y del Canal Internacional, porque es un medio de profesionalidad impecable y repleto de profesionales ejemplares. Entre ellos, y quizá a su cabeza, Anne Igartiburu.

Mariló Montero

El Análisis

EL MEJOR COMIENZO POSIBLE

JF Lamata

Años antes hubiera sido impensable que artículos y tertulias se dedicaran a analizar y la escasa finura de una presentadora de televisión a la hora de entrevistar a otra. Pero el interés por los cotilleos mediáticos se había ido incrementado con el paso de los años hasta llegar a niveles titánicos. ¿Hay mal rollo entre la Sra. Montero e Igartiburu? ¿Se odian por algo? ¿Se tienen envidia? Estas y otras memeces de igual injundia se convirtieron en la comidilla de la semana, la mayoría de los rumores dejaban como ‘mala de la película’ a Dña. Mariló Montero, considerando que preguntar a una presentadora ‘si se ve oxidada’ viene a ser lo equivalente a preguntar a una novia ‘si se le ha pasado el arroz’.

Pero, qué duda cabe que no hay mejor publicidad que el cotilleo, gracias a toda aquella chorrada todo el mundo se enteró que se estrenaba el nuevo programa ‘Más Gente’. Fue la primera polémica de aquel espacio (la segunda la protagonizaría D. Ángel Martín). Pero ni con esas lograría funcionar y ‘Más Gente’ se despediría poco después con más pena que gloria. En lo que se refiere a la Sra. Igartiburu, su popularidad se incrementó muchísimo y aquella no sería la última cosa por la que daría que hablar durante aquella temporada.

J. F. Lamata