27 junio 1985

Carmen Rigalt (DIARIO16) lamenta la marcha de Tola, mientras que aplaude la de José María de Iñigo

TVE pone fin al programa ‘Si yo fuera Presidente’ de García Tola, por motivos económicos

Hechos

En junio de 1985 se filtró a la prensa (EL PAÍS, DIARIO16…) que el programa ‘Si yo fuera Presidente’ no continuaría en TVE a partir de septiembre, como así se verificaría.

25 Junio 1985

UNA LENTA Y ESTÚPIDA AGONÍA

Carmen Rigalt

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Como en las muertes más triviales – muertes por agonía o simplemente por apolillamiento – la desaparición del programa de Tola sólo producirá alguna tibia esquela en las secciones especializadas de los periódicos. Para eso más le valía morir de un tiro en la sien, a ser posible propiciado por Enrique Nicanor, responsable de la beatificación profesional de José María Iñigo, un hombre que por si solo jamás hubiera llegado a los altares. EL martirio es el camino más directo a la gloria. En esto Tola no ha tenido suerte. Su programa muere aparentemente reconfortado con los auxilios espirituales de Televisión Española, pero todo es una engañifa, una burda comedia para simular que las cosas van bien y que al estilo de los matrimonios civilizados se separan como buenos amigos.

El abrazo de la muerte le impedirá a Tola subir a los titulares de los periódicos y levantar movimientos a favor de solidaridad en su favor. Iñigo, que es un maestro del pataleo, debería darle unas cuantas lecciones. Yo dudo mucho que la autenticidad de este tipo de reacciones. Me consta, sin embargo que ilustran el curriculum y mantienen la cotización en un nivel envidiable.

A Tola la muerte de ‘Si yo fuera presidente’ le pilla con el cuerpo hecho cisco por el trabajo acumulado a lo largo de tantos meses. Está el hombre que no puede ni con su alma. Comprendo su abulia. Pero si él no se reivindica, lo haremos los demás. No es bueno que Tola muera, y mucho menos con la bendición de su santidad Calviño. Hay que desconfiar por sistema de las promesas de Televisión Española y de esas palmaditas en la espalda que acompañan al inevitable ‘vuelva usted en septiembre’. Se impone una protesta, un toque de atención, un meneo, un algo. Es justo y necesario, que dicen en misa.

El programa del señor Tola ha sido la única ventana televisiva abierta de verdad a las gentes de la calle. En ‘Si yo fuera presidente’ han expuesto sus problemas pensionistas madres de familia, parados, funcionarios, navajeros, putas, genios frustrados y personal de la más diversa condición. Puesto a negociar con TVE la posibilidad de volver tras el paréntesis veraniego, Tola es partidario de hacerlo con el mismo programa o por lo menos con otro de fórmula similar.

Asimismo, en el paquete negociador, Tola sitúa en lugar preferente la estimación laboral de los profesionales que componen su equipo. El inspirador de ‘Si yo fuera presidente’ supedita cualquier nuevo proyecto de programa a los intereses de sus compañeros. No es un gesto de quijotismo aislado, sino una muestra de sensatez elemental. Ahí radica su principal diferencia con Iñigo y otras vedettes histéricas que han pasado por la tele.

Carmen Rigalt