7 febrero 2007

Fue Rosa María Alcaraz quien perdió a sus dos hijos durante la matanza de la Casa Cuartel de Zaragoza y a la que representa su hermano desde la presidencia de la AVT

Un artículo de Antonio Gala contra el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, José Alcaraz, causa la réplica de su hermana

Hechos

El 7 de febrero de 2007 el diario ABC publicó una carta de Dña. Rosa María Alcaraz, publicada como respuesta a un artículo de D. Antonio Gala en el diario EL MUNDO.

05 Febrero 2007

Doblemente víctimas

Antonio Gala

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Hay un personaje en el cuadro de las lanzas actual que re­clama mi atención. No sé qué pinta, ni en nombre de qué pinta lo que pinta. Se trata de un señor llamado Alcaraz, de extraño rostro y aún más extraño comportamiento, que preside al parecer la AVT. Llevo observando la política en general, y la antiterrorista en particular, mucho tiempo. La AVT y el Foro Ermua siempre me han parecido organiza­ciones sumisas a la voz de su amo más que a la de su cora­zón. Si es que lo tienen todavía. Erigirse en portaestandar­te de los vivos es arriesgado; de los muertos, imposible. Lo que en el fondo han de querer quienes amaron a las vícti­mas mortales, más aún que la venganza, es la paz. Esa es la única forma de hacer fértil su sangre. De verdad, no mu­rieron, nadie murió, para que ese Alcaraz u otro semejante destaque obedeciendo. De ninguna manera.

07 Febrero 2007

Antonio Gala, por sus bastones

Rosa María Alcaraz

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Mi hermano, José, nació en 1968. Estudió en Zaragoza, ciudad que alimenta en su recuerdo los buenos años de sus tiempos de estudiante, pero también el trágico atentado en el que Henry Parot, con 250 kilos de explosivo, asesinó, entre otros, a mis dos hijas, Miriam y Esther, de 3 años, y a nuestro hermano Ángel, de 17. Cuento todo esto porque Antonio Gala, desde su poltrona-tronera en EL MUNDO, asegura que mi hermano José, (Alcaraz, así lo denomina en su columna), desde que preside la AVT, resulta ser un señor «de extraño rostro y aún más extraño comportamiento» y que es doblemente víctima, no explica muy bien por qué.

El señor Gala ha decidido azotar, por sus bastones, la memoria de nuestra familia, la memoria de tres niños vilmente asesinados cuando dormían y, por ende, la de la mayoría de las víctimas que se encuentran representadas en la AVT. Este señor cuestiona que nos quede algo de corazón, y le quiero contestar que sí que lo tenemos, que nuestro corazón, herido de muerte desde que asesinaron a nuestra familia, sólo busca justicia. Esa es «la única forma de hacer fértil la sangre» de mis hijas y hermano. La paz a la que hace alusión, ellos, por desgracia, la tienen desde hace 19 años. La Paz del cementerio en donde se encuentran enterrados sin poder hablar; ésa es la paz que me parece que hace alusión Gala, ya que le recuerdo que ninguna víctima se ha tomado la justicia por su mano. Hace ya mucho tiempo que soporto los ataques que han dirigido a mi hermano desde diferentes lugares. Son muchos los que tratan de enterrar con el estiércol del insulto la labor sacrificada de mi hermano y de tantos otros, que entregan una parte importantísima de su vida a una causa noble y desinteresada. La de defender la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas del terrorismo. Pero nunca, ni siquiera en los diarios que han defendido la labor demoníaca de los terroristas, había leído algo tan abyecto y ruin.

Dice el señor Gala sobre mi hermano: «No sé que pinta, ni en nombre de qué pinta lo que pinta». Se lo diré yo. Desde siempre, su lista empieza por Ángel, Miriam y Esther, que son nuestros familiares. Y desde que asumió la presidencia de la AVT, ha ampliado sus esfuerzos, de manera pública, a todos aquéllos que han sido asesinados, mutilados y extorsionados. Con esta labor, mi hermano y todos los que estamos entregando nuestra vida a esta causa jamás hemos reclamado venganza. Muy al contrario, trabajamos por lograr transformar la sangre derramada por las víctimas en un digno y justo cuadro que salvaguarde la memoria de las víctimas. Por último, quiero que quede bien claro que las víctimas del terrorismo, como ciudadanos que somos, tenemos derecho a exigir justicia para nuestros familiares asesinados. Algo pasa cuando esta reivindicación tan sencilla y de sentido común no le cuadra al señor Gala.

Rosa María Alcaraz Martos

Víctima del terrorismo