23 septiembre 1977

Una bomba contra la revista satírica acabó con la vida del portero, Juan Peñalver

Un atentado contra la revista EL PAPUS provoca una huelga de todos los periódicos nacionales contra la voluntad de sus directores

Hechos

  • El 23.09.1977 no hubo prensa de ámbito nacional por la huelga mantenida por todos los trabajadores de periódicos ABC, EL PAÍS, INFORMACIONES, YA, PUEBLO y ARRIBA. Sí salió el diario EL ALCÁZAR, repartido por voluntarios.

Lecturas

Un atentado terrorista a la redacción de El Papus causa una huelga de todas las redacciones de prensa de ámbito nacional menos una. El País, ABC, Ya, Diario16, Informaciones, Pueblo y Arriba no salen a la venta el día 23 de septiembre de 1977. Sus directores publican un artículo conjunto al día siguiente expresando su discrepancia con el método escogido por las redacciones para solidarizarse con El Papus. También PRISA, Prensa Española, Editorial Católica, Prensa Castellana y Editorial Semana, las empresas editoras de los periódicos cerrados hacen una nota conjunta expresando su rechazo a la huelga. El periódico El Alcázar dirigido por D. Antonio Izquierdo Ferigüela fue el único que pudo sacar edición aquel día.

UNA REVISTA SATÍRICA, ERÓTICA Y GAMBERRA

 Los propios fundadores de la revista EL PAPUS la identificaban como una publicación satírica, erótica y gamberra. Pero fueron sus viñetas contra los falangistas burlándose de los soldados veteranos mutilados de la guerra civil lo que más enfurecía a sectores de la llamada ‘extrema derecha’ a quienes se atribuyó la autoría del atentado en el se explosionó la redacción y en el que murió asesinado el portero del edificio, D. Juan Peñalver.

UN COMITÉ DE HUELGA QUE VENCIÓ A DIRECTORES Y A EMPRESA

Un Comité de Huelga formado por D. José Antonio Gurriarán (UGT), D. Luis Royo (Sindicato Unitario), D. Enrique Bustamante (CSUT), D. Fernando Castelló (Unidad de los Periodistas), D. Javier Martínez Reverte (Comisiones Obreras) y d. Carlos Monge (CNT) y el Sr. Novoa (USO) convocó el paro durante 24 Horas de todos los periódicos nacionales consiguiendo que fuera respaldado por los trabajadores de EL PAÍS, ABC, YA, PUEBLO, ARRIBA, INFORMACIONES, DIARIO16 y el deportivo AS contra la voluntad de todos los directores y todas las empresas.

EL ALCÁZAR fue el único periódico cuya redacción no siguió los criterios del Comité de Huelga y acudió al trabajo.

POLÉMICA ENTRE PUEBLO Y DIARIO16.

Los periódicos Ya y Diario16 difundirán las identidades del Comité de Huelga, en el que hay dos periodistas de Pueblo, José Antonio Gurriarán López y Javier Martínez Reverte. Pueblo publicará un recuadro contra la actitud de aquellos periódicos. Ya no responderá pero Diario16 sí con un editorial contra Pueblo el día 27.

 

23 Septiembre 1977

Comunicado de los directores de periódico contrarios a la huelga causada por sus trabajadores

Directores de El País, ABC, Ya, Diario16, Arriba, Pueblo e Informaciones

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Los diarios de Madrid no han salido hoy a la calle [salvo EL ALCÁZAR] como consecuencia de un paro de veinticuatro horas en protesta por el criminal atentado a la revista EL PAPUS. Los directores de periódicos que ya en otros casos como la matanza de abogados laboralistas y miembros de Fuerzas del Orden Público, la legalización del Partido Comunista, hicimos publicas opiniones conjuntas, creemos que es nuestro deber hoy a título personal ante nuestros lectores para explicarles nuestro punto de vista sobre lo sucedido.Hemos solicitado para ello al Gobierno un tiempo en Televisión Española.

La salvaje agresión de elementos incontrolados a la sede de la revista EL PAPUS de Barcelona originó una serie de protestas que provocaron el paro den la prensa de aquella ciudad. En Madrid una manifestación convocada por centrales sindicales reocrrió ayer las calles en señal de protesta por la impunidad con que los llamados incontrolados actúan en la vida española. Los directores de periódicos nos sumamos a dicha manifestación y nos ratificamos hoy en nuestra postura, porque pensamos que es intolerable la ineficacia de los poderes públicos en la represión del crimen político de cualquier signo y la connivencia ocasional de algunos servicios paralelos con los terroristas.

Una asamblea posterior a la manifestación decidió la huelga que, no sin tensiones, ha afectado a los periódicos. Los directores de diarios no hemos pronunciado sin excepción, contra la oportunidad de esta huelga que consideraos puede ser tomada como un elemento de provocación política por parte de los enemigos dela democracia. EL derecho de huelga nos parece algo irrenunciable en toda sociedad democrática, pero ese derecho, a nuestro juicio, debe ser ejercido siempre en la última instancia y a través de los cauces representativos y de diálogo precisos. La huelga de ayer ha afectado, al menos a dos millones de lectores, violando los derechos de los mismos y la libertad de expresión, sin ningún tipo de preaviso ni nengociación. Una oferta de diálogo hecha corporativamente por los directores de periódicos al comité de huelga, fue rechazada de plano. No fue posible entablar conversaciones, y las alternativas al paro no se pusieron a discusión. UN procedimiento semejante desdice del papel eminente que los periódicos y los peirodistas han jugado en el restablecimiento de la democracia en España, y que nos otorga – creemos – la base moral necesaria para decir estas cosas.

Nos encontramos ante una huelga política y no laboral que puede ser utilizada en un proceso desestabilizador que fuerzas antidemocráticas pretenden desencadenar en nuestro país. Creemos que es necesario el fortalecimiento de los partidos políticos y las centrales sindicales para garantizar el funcionamiento de la democracia e insistimos en que la soberanía popular debe expresarse en todo caso a través del sufragio libre y secreto y no de asambleas tumultuarias de ningún género. En este sentido nos preocupa la falta de cauces representativos que la profesión periodística parece. Una legislación represiva y obsoleta propia de los tiempos de la dictadura, permanece obstruyendo los derechos de la libre expresión.

Por último hemos de decir que nos parecen absolutamente respetables las posiciones de aquellos compañeros de talleres y redacción que han defendido y logrado la huelga. Pero la democracia no es monopolio de nadie. Nosotros creemos que con esta huelga la libertad de expresión ha sido dañada y amenazada la democracia. Nos gustaría equivocarnos

Madrid 23.09.1977

Firman: Miguel Ángel Aguilar (DIARIO16), José Ramón Alonso (PUEBLO), Alejandro Armesto (ARRIBA), José Luis Cebrián Boné (ABC), Juan Luis Cebrián (EL PAÍS), Alejandro Fernández Pombo (YA) y Jesús de la Serna (INFORMACIONES).

23 Septiembre 1977

Razones de una presencia

EL ALCÁZAR (Director: Antonio Izquierdo)

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No desearíamos que nuestra presencia en la calle pueda ser hoy considerada como una falta de solidaridad con aquellos colegas que no han comparecido. Aceptamos y comprendemos cualquier otro modo de pensar al respecto; pero, para nosotros, la mejor forma de condenar el atentado contra la revista EL PAPUS, como cualquier otro contra la libertad de expresión, es permanecer en el puesto de trabajo sin temor a las amenazas o a las bombas y utilizando las páginas de que disponemos, para expresar nuestra repulsa y nuestra indignación frente a los terroristas, como desde el primer momento hemos hecho. Lo que no podemos es detenernos ante las salvajadas, pues sería tanto como ceder a los propósitos de quienes han cometido el incalificable crimen.

Existen, además, exigencias optativas, que nos obligan, por razones de historia y de moral, a estar presentes en esta jornada y estamos seguros de que cualquiera de nuestros colegas en las mismas circunstancias responderán de igual modo. Estas exigencias nos permiten reiterar la repulsa, contra quienes quieren acallar a los medios de Información a bombazos o ejerciendo presiones inadmisibles sobre los propios cuerpos de redacción.

Lo que deseamos es que la reflexión se imponga sobre las pasiones y se restablezcan, de una vez para siempre, las vías del diálogo democrático y de la negociación pacífica.

24 Septiembre 1977

La huelga del silencio

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

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EL PAIS -como el resto de la prensa madrileña, salvo EL ALCÁZAR- no salió a la calle el día de ayer. Nuestros lectores pueden pensar que se trató de una decisión voluntaria y consciente, adoptada por la dirección de esta publicación, la empresa que lo edita. Dos razones podrían sustentar esa creencia. De un lado, la continuada defensa que ha hecho EL PAIS de la libertad de expresión, las también permanentes denuncias que ha formulado contra quienes tratan de coartarla o suprimirla, y los editoriales publicados los días 21 y 22 de septiembre solidarizándonos con las víctimas del criminal atentado contra El Papus y exigiendo eficacia al Ministerio del Interior contra, los grupos incontrolados de extrema derecha. De ‘ otro, la presentación equívoca de la «huelga de silencio» de la prensa de Madrid como el desenlace lógico y coherente de la campaña que los propios profesionales de la prensa pusimos en marcha, desde los tiempos, que hasta ayer parecían lejanos, del franquismo, para afirmar el pleno ejercicio de la libertad de expresión y cerrar el paso a sus adversarios.Sin embargo, ni la ausencia de EL PAIS en los quioscos en la mañana del 23 de septiembre obedeció a una decisión voluntaria de las personas a cuyo cargo corre la responsabilidad de este periódico, ni creemos que la huelga de ayer sea la forma congruente de ratificar la solidaridad con las víctimas del atentado de Barcelona o un paso hacia adelante en la lucha por defender la libertad de expresión. Creemos, por el contrario, que la huelga de ayer fue un paso atrás en la defensa de esa libertad.

Ante todo, conviene dejar en claro que la «huelga de silencio» fue el resultado, azaroso y sólo a medias previsible, de una pugna incierta entre sectores de legítimas lealtades políticas, desarrollada en un clima emocional y en el breve plazo que transcurre entre la confección de los periódicos y su tirada. No se trató de una decisión adoptada tras un intercambio suficiente de argumentos, en un ámbito institucional adecuado y entre interlocutores cuya representatividad estaba más legitimada por factores emocionales que por unas elecciones sindicales o políticas. Ni que decir tiene que la responsabilidad última de esos hechos hay que situarla en el lento e interminable desmontaje por el Gobierno de las instituciones franquistas; las medias luces que separan al viejo verticalismo de la reglamentación aún pendiente de la acción sindical dentro de las empresas son, precisamente, la situación ideal para que grupos de escasa representación tiren fríamente de la cuerda de las emociones, sea éste o no el caso de esta huelga.

La libertad de prensa tiene en este país muchos y muy poderosos enemigos. Todavía no han desaparecido del escenario político, conservando sus viejas camisas o transmutados momentáneamente en demócratas, quienes convirtieron a los periódicos españoles en ridículas d y cajas de resonancia para los fastos del poner en órganos ciegos, sordos y mudos para todo lo que pasara en la calle. La presencia de los más poderosos grupos de presión, que defienden intereses económicos, religiosos o internacionales, en el ámbito periodístico es fácilmente constatable por cualquier lector avisado. Y los diarios y revistas que aspiran a la independencia sufren el continuo asedio, a través de mil caminos, de esos grupos, que utilizan desde’ procedimientos de persuasión amistosa hasta métodos que se aproximan al chantaje. EL PAIS está contra toda forma de censura, desde la ejercida directamente por el Poder, hasta la que ejercen los terroristas, pasando por la que se puede intentar imponer a través de un asambleismo meramente voluntarista. Finalmente, los mercenarios de extrema derecha ponen en práctica la vieja sentencia de Clausewitz de que la guerra, es la continuación de la política por otros medios: los atentados a DIARIO16 y El Papus, son la mejor prueba de ese aserto. Realmente lo único que faltaba a la profesión periodística era la importación en España de los métodos que llevaron casi al colapso a la prensa independiente portuguesa en’ 1975 o que transformaron al más prestigioso periódico mexicano, Excelsior,de órgano de libre expresión crítica, en una oficina del Gobierno, mediante la manipulación de un sindicalismo pervertido y corrupto.

La libertad de prensa necesita un complejo sistema de condiciones previas para existir. Precisa completa libertad para la creación y difusión de periódicos y revistas. En este terreno, es obvio que hemos avanzado un largo trecho: El Socialista, Mundo Obrero y Unión del Pueblo comparecen ante los lectores junto a periódicos como EL PAIS, DIARIO16, los otros habituales de nuestra historia, o semanarios como Fuerza Nueva. A partir de ese momento, son los lectores quienes, ejerciendo sus derechos in alienables de elección, los compran o no los adquieren. La época del franquismo ha pasado, o al menos debemos esforzarnos por enterrarla definitivamente. Porque a esa época de censura y de imposibilidad de publicar revistas o periódicos que no fueran del agrado del Régimen pertenecen los hábitos de manipulación, en el interior de las publicaciones existentes, para levantar el techo informativo y critico o para llevar hasta la opinión pública -como en la fracasada huelga de febrero de 1975- las reivindicaciones de una profesión apaleada y humillada por poderes incontrolados. Como firman hoy en sus primeras los directores de los diarios de Madrid, «nos gustaría equivocarnos», pero estimamos que lo mejor de la buena voluntad de esta profesión puede haber cometido un error sobre el que, como poco, debemos todos reflexionar.

Si las bombas contra los órganos de prensa y los atentados contra los periodistas (nadie parece recordar ahora las decenas de profesionales de prensa que han muerto víctimas de atentados o en el cumplimiento de una misión informativa) están destinados precisamente a tratar de hacernos callar, no parece que la respuesta coherente sea decidir, por nuestra propia cuenta, guardar silencio, aunque sólo sea por un día. Y ni siquiera creemos que ese espectacular vacío informativo sea un arma útil para forzar al Ministerio del Interior a que, finalmente, controle a los incontrolados. En definitiva, si la huelga de ayer sienta el precedente de una doctrina establecida habremos regalado a los grupos de ultraderecha (e incluso a cualquier Gobierno) la regla de oro para que la prensa española guarde silencio en los momentos adecuados: bastará con que se sigan enviando bombas a las redacciones, método, al parecer, seguro para que, al día siguiente, la prensa diaria suspenda su aparición.

24 Septiembre 1977

Nunca el silencio

ABC (Director: José Luis Cebrián Boné)

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El día de ayer, con su ausencia de diarios, puede pasar a la historia de la profesión periodística como una jornada dedicada al absurdo. Nadie entendería – y haciendo patente nuestro afán de comprensión hacia quienes lo hicieron posible, hemos de confesar que nosotros no lo entendemos – que para protestar por el criminal atentado perpetrado contra una revista barcelonesa, para hacer constar nuestra solidaridad hacia quienes sufrieron un criminal ataque, con pérdida de una vida, dirigido a reducirles al silencio, hagamos un silencio general.

No resulta lógico que, en lugar de redoblar los esfuerzos de todos y cada uno en búsqueda y exposición de la verdad, se imponga una actitud de brazos caídos, de deserción de la realidad, de huída de la diaria obligación que se tiene hacia el lector. No es congruente con un afán democrático, mayoritariamente compartido por el pueblo español, que no se atiendan razones, que, que no se escuchen opiniones, que se ignore el derecho de los lectores a encontrar cada día su periódico.

Con silencios como el de ayer, con actitudes apoyadas en coacciones carentes de la necesaria justificación razonable, con votaciones a mano alzada y piquetes para asegurar la extraña mordaza de solidaridad, nuestra naciente democracia corre peligro de posible depauperación, de perniciosa anemia que acabe con sus fuerzas y las esperanzas de los más.

Flaco servicio se ha prestado, en nuestra opinión, a la Prensa, que busca, día a día, afirmarse en su libertad de expresión, al servicio de la sociedad y de la democracia. Porque el silencio tan sólo ha servido de altavoz para transmitir el negro y asocial mensaje de los que quisieran apagar para siempre nuestras voces.

Después de largos años de censura de Prensa, afortunadamente superados, no desearíamos que se produjera un ‘nuevo totalitarismo’ que impida la libertad de expresión y el derecho de los lectores a estar convenientemente informados. Haremos todo lo que esté en nuestras manos por evitarlo.

27 Septiembre 1977

Un criterio peligroso

PUEBLO

Cunctator

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Es normal en todos los países democráticos el que unas cuantas veces al año los periódicos no salgan a la calle porque hay una huelga en el sector. Nadie desorbite las cosas ni considera el paro como un atentado contra la libertad de expresión. En Francia, en Italia, en Inglaterra el público considera a los trabajadores de Prensa en huelga como unos asalariados más, con su derecho a la huelga cuando consideran oportuno hacer oír su protesta, bien por reivindicaciones laborales o bien por razones políticas.

Varios periódicos de Madrid han denunciado la huelgla de Prensa como un atentado contra la libertad de expresión, al tiempo que repudiaban sin excepción el crimen contra EL PAPUS. Es cuestión de opinones, y no se trata de entrar ahora en la polémica. Pero hay otro hecho que no puede dejarse psar por alto, y que parece más fruto de cierta inconsciencia que de propósito de denuncia. Dos periódicos de Madrid, YA y DIARIO16, han publicado la lista del comité de huelga que coordinó el paro de todos los periódicos de Madrid con recuadro y en letra negrilla para que ningún nombre se perdiera. EN ninguna huelga, en ningún país, se suelen publicar los nombres de quienes coordinan el paro. Y el caso español es asunto  es aún más grave habida cuenta que asesinos como los que atentaron contra EL PAPUS puedan así ahorrarse la molestia de tener que indagar por su propia cuenta.

En PUEBLO ya se han recibido amenazas de muerte contra los miembros del comité de huelga y sus familiares. Estas cosas no son ya gratuitas. Y pensamos que al unánime deseo de ahorrar nueva sangre inocente el criterio de YA y DIARIO16 de publicar estas líneas le ha hecho un triste servicio.

Cunctator

28 Septiembre 1977

Huelga sin máscaras

DIARIO16 (Director: Miguel Ángel Aguilar)

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El diario PUEBLO pretende acusar a este periódico y al diario YA de delatores ante los terorristas que colocaron una bomba mortal en las manos de un conserje de la revista barcelonesa EL PAPUS. El diario PUEBLO se ha escudado para cometer este fuerte agravio a quienes hacemos DIARIO16 – agravio extensible a nuestros colegas de YA – en un seudónimo ‘Cunectator’. El diario PUEBLO desde que Emilio Romero, conocido periodista demócrata de toda la vida, lo dirigiera y lanzara se ha agazapado muchas veces en seudónimos para atacar a diestro y siniestro, y para dar patentes de corso y de demócratas a quienes en cada ocasión les ha interesado más.

Sólo un morboso regusto por la estética de la clandestinidad puede conducir a delirios como el padecido por el periódico neo-vertical. Si PUEBLO no sabe completar una información, si no quiere o no puede mirar frontalmente a unos hechos, no es problema nuestro. Si el diario que antes era de los sindicatos y ahora del Estado – que a fin de cuentas es lo mismo, porque todos los trabajadores de este país lo pagamos – no ha entendido aún que las máscaras, incluidas loas periodísticas, se dejaron en casa el 20 de noviembre de hace un par de años, tampoco nos concierne. En todo caso le podríamos recomendar especialmente al inefable Cunctator, que siguiera algunos de los cursos del PPO tan queridos y potenciados en los tiempos de la dictadura.

Decir que en ningún país del mundo se suelen publicar los nombres de quienes coordinan un paro no es exacto. Porque sí se ofrecen al os lectores de losdiarios y a la opinión pública la identidad de los protagonistas. Y en esta certidumbre debió de estar el propio Comité de Huelga de los periódicos madrileños cuando no tuvo pudor – ¿por qué lo iba a tener? – en salir a cuerpo y semblante descubiertos por la pantalla de RTVE. ¿Signfiica delatar a nadie reiterar en la prensa una imagen previamente multidifundida, en directo, por sus portadores a través de la tele? ¿Es facilitar pistas a los asesinos indicar a la gran asamblea periodística madrileña a la audiencia total de los periódicos, de los ciudadanos, que unos líderes sindicales no son espectros que tienen nombre y apellidos? ¿Es un delito informar?

PUEBLO se ha pasado en su rendimiento a la ocultación. La huelga de los diarios de Madrid no resiste las máscaras. La huelga en general, los periodistas en particular y los periódicos como ´roganos de expresión. De comunicación. Una madrugada del mes de junio pasado este diario, el nuestro DIARIO16 sufrió los efectos de dos bombazos nada avariciadores. Si hubieramso tenido puesto el antifaz al o mejor hubiéramos desorientado a los terroristas que pusieron las bombas. No lo teníamos. DIARIO16 cometió la temeridad, al parecer, de salir a la calle desde el primer día sin careta.