26 noviembre 1973
Los militares acusan a Papadopoulos de desviarse de los principios de la revolución de abril de 1967
Un golpe de Estado en Grecia acaba con la dictadura del coronel Papadopoulos y restituye la democracia parlamentaria
Hechos
El 26.11.1973 un nuevo golpe de Estado en Grecia puso fin al Gobierno de Georges Papadopoulos.
Lecturas
En junio de 1973 Papadopoulos proclamó la República de Grecia.
Un grupo de oficiales del ejército bajo la dirección del jefe de la policía militar, Dimitrios Ioannidis ha derrocado hoy al régimen de los coroneles griegos.
El presidente, Giorgos Papadopoulos ha sido destituido, acusado de traicionar los objetivos del movimiento de 1967 y de obstaculizar el retoro a un ‘parlamentarismo sano’. Desde mediados de este mes, Atenas había sido escenario de manifestaciones antigubernamentales; en los enfrentamientos entre manifestantes y policías, se han registrado 13 muertos y al menos un centenar de heridos.
Los choques más duros se produjeron en los alrededores de la universidad Técnica, donde los estudiantes habían instalado una emisora clandestina desde la cual realizaban constantes llamamientos a derrocar la dictadura de los coroneles.
Una de las últimas medidas adoptadas por el coronel Papadopoulos consistía en ordenar que las fuerzas armadas utilizaran tanques contra los manifestantes. Esta mañana Papadopoulos decretó el estado de sitio.
El Análisis
La revuelta estudiantil de la Politécnica de Atenas, en noviembre de 1973, fue la chispa que terminó por prender un régimen agotado. Lo que comenzó como una protesta universitaria contra la falta de libertades acabó en una verdadera insurrección popular contra Papadopoulos. Los tanques entraron en el campus dejando imágenes terribles, pero la represión no logró el objetivo esperado: en lugar de sofocar la protesta, aceleró la caída del dictador. En apenas días, Papadopoulos, junto a sus hombres de confianza Makarezos y Pattakos, se vio derribado y encarcelado. El régimen que había nacido con el golpe de abril de 1967 se fracturó en sus propias entrañas.
Sin embargo, el fin de Papadopoulos no significó de inmediato la llegada de la democracia. El poder fue tomado por otros militares, encabezados por el general Dimitrios Ioannidis, que intentaron presentarse como los salvadores de la “Revolución del 21 de abril”. De hecho, lo primero que hicieron fue borrar la figura de Papadopoulos de todos los despachos y reemplazarla por retratos conmemorativos del golpe militar de 1967, como si quisieran recordar que la dictadura no había terminado, sino que simplemente cambiaba de rostro. Acusaron a Papadopoulos de traicionar el espíritu original de la junta, pero en realidad su proyecto seguía siendo el mismo: un país sin libertad política, con un pueblo amordazado y con un futuro aún en manos de uniformes.
La gran incógnita es qué rumbo tomará Grecia a partir de aquí. Con Papadopoulos fuera, algunos albergan la esperanza de que se abra la puerta a una verdadera transición democrática. Pero el nuevo mando militar todavía se aferra a su legitimidad en el golpe de 1967 y se muestra decidido a seguir controlando el destino del país. Grecia está en una encrucijada: o los nuevos jerarcas aceptan que el ciclo de las dictaduras en Europa empieza a cerrarse y devuelven la voz al pueblo, o la represión se prolongará, retrasando lo inevitable. La revuelta de la Politécnica ha demostrado que los griegos no han perdido la esperanza de vivir en libertad. La cuestión es cuánto más podrán resistir bajo la bota militar antes de lograrlo.
JF Lamata