14 febrero 2014

Le acusan de ser el culpable de las muertes entre enfrentamientos de parapoliciales con manifestantes

Una ola de protestas en Venezuela contra el Gobierno de Nicolás Maduro acaba con la detención del opositor Leopoldo López

Hechos

El 14.02.2014 D. Leopoldo López se entregó a la justicia venezolana.

15 Febrero 2014

Arde Venezuela

Pilar Rahola

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Escribía en su Facebook, el día antes de ir a la manifestación: «Bueno, señores, este que está aquí sale a marchar mañana sin miedo de nada, con la esperanza de encontrar un mundo mejor». Pero no encontró un mundo mejor, sino una bala en la cabeza de los parapoliciales del régimen venezolano, que dispararon contra los estudiantes opositores. Las imágenes del tiroteo donde encontró la muerte han dado la vuelta al mundo. Se llamaba Bassil Alejandro Da Costa Frías, tenía 24 años, era universitario, fanático del Deportivo Táchira, amante del reggae y entusiasta del surf. Cuando cayó tiroteado, su amigo ROberto Redman lo auxilió, pero él mismo murió por otra bala, un rato después. Bassil y Roberto fueron tres de las personas que murieron en el último enfrentamiento entre la oposición y el régimen, cuando saldo suma también más de sesente heridos y centenares de detenidos en redadas masivas.

Como era de esperar, el régimen no ha declarado ningún día de duelo, ni ha exhibido su colorista retórica para llorar a los caídos, ni ha frenado los diccionarios de la demagogia. Sin pudor, ni piedad, y consecuente con la retórica barriobajera bolivariana, Maduro ha asegurado que todo era un ‘golpe de Estado fascista’, ha ordenado la detención de Leopoldo López, el líder opositor, al grito de ‘el fascista debe ir preos’ y ha convocado para hoy una gran manifestación de apoyo al régimen, cuyo pomposo titular – ‘Por la paz y contra el fascismo’ – es todo un clásico de la desvergüenza chavista. Para rematar la escalada verbal, Maduro ha asegurado en televisión, en locución obligada en todos los canales, que querían hacer con Venezuela lo mismo que con UCrania (sic) y ha culpado a los perversos yanquis de la conspiración planetaria: «Son las organizaciones estadounidenses que viven de su política imperialista de penetrar, controlar el mundo», y se ha quedado tan fresco. Es decir, a pesar de la protesta recurrente, la revuelta estudiantil cada día más masiva, la fatica crónica de los sectores más dinámicos de la sociedad venezolana, el destrozo de la clase media y la corrupción generalizada, sumado a los detenidos, los heridos y los muertos, nada cambia desde que el chavismo llegó al poder: demagogia presudorrevolucionaria, populismo exacerbado, dominio absoluto de los medios de comunicación, terror económico y represión generalizada. Y todo en nombre del pueblo, esa especie de concepto magmático e indefinido que tanto gustan de usar y abusar los autarcas y los dictadores. Maduro, el hombre al que Chávez le envía pajaritos para hablarle , es peor que su mentor, porque es igual de demagogo, igual igual de represor, pero mucho más mediocre, lo cual siempre va a peor. Acabo con Bolívar, cuyo nombre usa el régimen de manera soez: «Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos». Hoy, esa frase podría estar dedicada a Venezuela.

16 Febrero 2014

El incierto futuro de Venezuela

LA VANGUARDIA (Director: Marius Carol)

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Venezuela parece dirigirse inexplorablemente hacia el abismo. Mientras el Gobierno del populista Nicolás maduro, el sucesor de Hugo Chávez, sólo da muestras de autoridad y de incapacidad para resolver cualquier problema, la oposición se muestra cada día más dividida y se debate entre golpear al bolivarismo en la calle o dejar que caiga por su propio peso

Las manifestaciones estudiantiles contr ael Gobierno, que esta semana se cobraron tres víctimas mortales por disparos, han dado argumentos a Maduro para hablar de ‘golpe de Estado’ y de ‘guerra civil’, mientras ha dado órdenes de detener a los cabecillas de esta rebelión, Leopoldo López y María Colina Machado. Henrique Capriles, el jefe de la oposición, presenta un perfil más moderado a la espera de que, pasada la mitad del mandato presidencial de seis años, es decir, a partir del 14 de abril de 2016, Maduro pueda ser relevado constitucionalmente del cargo. Pero los esfuerzos de Capriles por contener la marcha hacia el precipicio han resultado hasta ahora baldíos.

El problema es que la situación económica y social en Venezuela apenas admite demoras. Que Maduro no es Chávez lo saben incluso sus partidarios. En los diez meses de presidencia, este exconductor de autobús de Caracas sólo ha conseguido soleviantar a la oposición, intentar callar a la prensa y decretar la prohibición de manifestaciones antigubernamentales, mientras se disparan los índices de violencia (una auténtica lacra) y la situación económica empeora a ojos vista. Por otra parte, el fracaso de Henrique Capriles en las elecciones municipales del pasado diciembre y su talante moderado, que lo llevó a no presentar recurso contra el resultado de las presidenciales del pasado mes de abril, con múltiples denuncias de fraude electoral, han reducido sus expectativas políticas y lo han puesto a los pies de los caballos del sector más radical de la oposición, que encabezan los citados López y Machado. Una división que el bolivarismo intenta aprovechar ahondando en la herida.

El horizonte político venezolano se presenta, por tanto, más que incierto muy preocupante por la escalada de violencia entre los partidarios de Maduro y la oposición, más enconada que nunca. Hoy por hoy, se hace difícil pensar en un desarrollo no violento de los acontecimientos. Maduro está dispuesto a poner todos los medios, incluidos sus partidarios más agresivos, para frenar las protestas. Enfrente la radicalización de la oposición parece no tener freno ni marcha atrás. En estas condiciones, el choque parece inevitable.