25 mayo 2016

Pedro García Cuartango será el nuevo director en funciones

Unidad Editorial despide a David Jiménez como director de EL MUNDO en lo que supone el tercer cambio de dirección en tres años

Hechos

  • El 25.05.2016 el Consejo de Administración de Unidad Editorial decidió el relevo de D. David Jiménez como director siendo reemplazado por D. Pedro García Cuartango.

Lecturas

Unidad Editorial despide a D. David Jiménez García como Director de El Mundo el 25 de mayo de 2016 tras diferencias con el presidente del Consejo de Administración D. Antonio Fernández-Galiano Campos sobre las competencias de uno y otro en lo que salga publicado en El Mundo. El mismo día 25 presenta su dimisión Agustín Pery Riera como Vicedirector tras mantener diferencias reiteradas con D. David Jiménez García. El nuevo Director de El Mundo será D. Pedro García Cuartango con carácter provisional con D. Rafael Moyano como Director Adjunto. La ‘provisionalidad’ de García Cuartango se prolongará por la disputa en Italia por el control accionarial de RCS Mediagroup que paralizará todos los nombramientos hasta que se defina la propiedad de la compañía.

D. David Jiménez García presentaría una demanda a Unidad Editorial por despido improcedente y por haber coaccionado su libertad en un pleito en el que su abogada será Dña. Cruz Sánchez de Lara (anecdóticamente esposa del ex director de El Mundo, D. Pedro José Ramírez Codina). Finalmente llegará a un acuerdo económico con la empresa y la retiraría las demandas para cobrar una indemnización. Posteriormente escribiría un libro ‘El Director’ en el que hablaría despectivamente tanto de D. Antonio Fernández-Galiano Campos como de sus compañeros D. Francisco Rosell Fernández, Dña. Lucía Méndez, D. Agustín Pery Riera, D. Carlos Segovia Fernández, D. Joaquín Manso o D. Jorge Bustos.

El veterano D. Pedro García Cuartango será el nuevo director aunque – a petición propia – sólo será el director ‘en funciones’. El mandato provisional del Sr. García Cuartango se alargará por la OPA presenta en Milán por el control de RCS, la empresa matriz de Unidad Editorial que motivará una lucha entre los accionistas italianos que no concluirá hasta julio de 2016. Finalizada esta se procederá al nombramiento de un nuevo director de EL MUNDO.

La crisis comenzó 24 horas antes con la dimisión de Agustín Pery

 La crisis en la redacción del diario EL MUNDO comenzó un día antes al conocerse la dimisión de D. Agustín Pery como Director Adjunto por discrepancias con el Sr. Jiménez.

 D. Rafael Moyano reemplazará a D. Agustín Pery como Director Adjunto.

 D. Iñaki Gil, mantendrá el cargo de Director Adjunto

 Dña. Virginia P. Alonso, igualmente despedida junto al Sr. Jiménez, deja de ser subdirectora.

El progresista D. Javier Gómez Muñoz seguirá siendo subdirector y director del suplemento progresista PAPEL, así como tertuliano en representación de EL MUNDO.

LOS RESPONSABLES DEL CESE: DAVID JIMÉNEZ LES DEMANDA POR ‘PRESIONES’

fernandez_galianolaura_cioli D. Antonio Fernández Galiando, Presidente del Consejo de Unidad Editorial y la Sra. Laura Cioli,  CEO de RCS Mediagroup (accionista mayoritario de Unidad Editorial) son los responsables de los despidos sucesivos de D. Pedro J. Ramírez en 2014, D. Casimiro García Abadillo en 2015 y D. David Jiménez en 2016, con la excusa de intentar reflotar una empresa en pérdidas que perdieron el ‘boom’ que lograron entre 2004 y 2008 por difundir la teorías alternativas del 11-M nunca demostradas.

Tras su destitución, el 1.06.2016 se hacía público que D. David Jiménez había demandado a Unidad Editorial por despido improcedente y de atentar contra su libertad de expresión con presiones  a través de D. Antonio Fernández Galiando (en un pleito en el que su abogada fue Dña. Cruz Sánchez de Lara, novia de D. Pedro J. Ramírez). Por desgracia para él un grupo de redactores de EL MUNDO respondió difundiendo una nota en la que le acusaban a él, al propio Sr. Jiménez de haber presionado a sus redactores para que rebajaran el tono de algunas críticas. Firmaban la nota 16 periodistas de EL MUNDO entre los que destacaban Dña. Lucía Méndez, D. Fernando Lázaro, D. Joaquim Mansó, Dña. Emilia Landaluce o D. Fernando J Leal.

D. David Jiménez retiraría la demanda a Unidad Editorial y al Sr. Fernández Galiano a cambio de una indemnización millonaria pero se cobraría venganza publicando un libro arremetiendo contra sus ex jefes y ex compañeros de EL MUNDO.

25 Mayo 2016

‘El Mundo’ destituye a David Jiménez y nombra a Pedro G. Cuartango, el 4º director en 2 años y medio

OKDIARIO (Director: Eduardo Inda)

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En el día en que se cumplía un año de su llegada a la dirección del diario, David Jiménez ha sido destituido después de que durante su mandato las ventas del papel han acelerado su caída hasta más de un 20% y de que su edición digital haya perdido el liderazgo mundial que mantenía desde hacía 15 años.

La empresa editora del diario EL MUNDO ha destituido a su director, David Jiménez, justo cuando se cumplía un año desde su llegada a la redacción del diario, en la semana posterior a las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo de 2015. Exactamente un año ha durado Jiménez en el despacho que antes ocuparon Pedro J. Ramírez durante más de 24 años y Casimiro García-Abadillo por un periodo de 16 meses interrumpido de manera inesperada. Ahora será Pedro G. Cuartango, un histórico de la casa, quien tome las riendas de una redacción diezmada y desmoralizada.

En un año exacto de gestión, Jiménez ha acelerado la caída de las ventas del diario tradicional de papel cayendo por debajo de los 100.000 ejemplares diarios de media en los que lo dejó García-Abadillo hasta los 78.000 (más de un 20%), según datos de la OJD. Pero, lo que es más grave, la versión digital del periódico, líder mundial durante más de 15 años en las webs de información general en castellano, ha perdido el número uno a manos de elpais.com tanto en el mercado nacional como en el internacional, según datos de ComsCore.

Curiosamente, la empresa alegó que hacía una apuesta por lo digital en mayo de 2015, razón por la que era necesario el relevo de García-Abadillo y se fichaba a Jiménez, un reportero y corresponsal que llevaba 17 años en Asia y el último, de excedencia haciendo un master de periodismo digital en Estados Unidos.

Después de una jornada marcada por el ruido que en las redes sociales hizo la dimisión de su director adjunto y ‘número dos’, Agustín Pery, con Jiménez en absoluto silencio y sin siquiera compartir una sola historia de las publicadas por su cabecera desde primera hora de la tarde, el rumor corrió entre mensajes por los teléfonos de los periodistas. Otra destitución en EL MUNDO, otro golpe de timón.

Com si estuviese previamente diseñado, todo ha ocurrido al día siguiente de que las plantillas de Unidad Editorial, la empresa matriz de EL MUNDO, MARCA, RADIO MARCA, EXPANSIÓN y TELVA, votaran a favor del acuerdo alcanzado entre los sindicatos y la dirección para el cuarto ERE en ocho años que aplica la compañía, que comportará el despido de 166 trabajadores. En el año 2008, cuando se terminó de implementar la compra del Grupo Recoletos por Unedisa, la nueva Unidad Editorial contaba con 2.391 empleados fijos. Ahora están fuera el 40% de ellos y sólo quedarán 1.433.

Entretanto, los que se quedaban en la compañía han visto adelgazar sus nóminas a un ritmo tan vertiginoso como el de la caída de las ventas de sus publicaciones: a una media anual del 7,5% desde que los recortes de sueldo empezaron a acompañar a los despidos en 2012. Es decir, un 30% en cuatro años.

Cuartango (Miranda de Ebro, 1955) es un histórico del diario, al que se incorporó en 1992, y ha sido director adjunto hasta este martes. En sus 24 años en EL MUNDO ha dirigido las secciones de Opinión y el suplemento de Cultura EM2. Ahora tendrá que soportar sobre sus espaldas un proyecto intelectual desnortado y una cabecera en franca crisis, todo con un equipo redaccional al que aún le espera por pasar el trago de conocer los nombres y decir adiós a varias decenas de compañeros para cerrar el cuarto ERE en ocho años.

25 Mayo 2016

David, ¿no vas a disculparte?

Salvador Sostres

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EL MUNDO ha echado a su director cuando no hace ni un año que le nombró. David Jiménez vino a dar lecciones de periodismo y tras doce meses de populismo y debilidad mental ha dejado a la deriva al periódico al que tuvo la petulancia de querer salvar, y ha provocado un ere de 65 personas.

Te hemos dejado trabajar sin decir ni una palabra, David. Te hemos dejado encumbrar a la cochambre llorica del periódico sin rechistar. Hemos asistido a cada uno de tus ridículos artículos de director menguante en escrupuloso silencio. Has degradado el periódico con fichajes tan infames como el de Ana Pastor, y no hemos dicho ni una palabra.

No puedes quejarte. Lo has tenido todo a favor. Nadie te ha saboteado. ¿Y ahora qué? Ahora que tu gran lección de periodismo ha resultado ser este solar arrasado, ¿tienes alguna otra lección que darnos? ¿Alguna torre te queda en pie para hacer de vigía del periodismo moderno?

¿Pedirás disculpas, David? No a mí, que visto lo visto hasta me hiciste un favor echándome. Me refiero a EL MUNDO, me refiero a sus periodistas, que han visto como te cargabas su periódico, y sobre todo a los que vas a dejar en el paro. Tú que querías un periodismo tan cercano, ¿hablarás una por una con las personas que van a perder el trabajo por tu culpa, ni que sólo sea para saber qué harán a partir de ahora? ¿Les recomendarás alhún buen restaurante asiático en Madrid, de esos a los que “nunca nadie te ha llevado”? Tú que tanta humildad me recomendaste, ¿reconocerás que no has dadola talla, y que tus lecciones no llevaban a ninguna parte?

No. No lo harás. Eres demasiado arrogante. Estás tan persuadido de tu superioridad moral, que ni te queda mirada para ver el inmenso reguero de carreras estropeadas que dejas tras tus pasos. No tendrás ni la humildad ni la hombría de disculparte, a pesar de todo el daño que has causado.

Todo lo contrario. Desde que se supo la noticia de tu cese, empezaste a decir que te han echado porque intentabas “centrar” a EL MUNDO, cuando lo que has hecho ha sido desprestigiarlo, arruinarlo, y entregarlo a la podredumbre intelectual del populismo, del sextismo y del retrete moral de la España de la checa.

¿Por qué hay gente que nunca sentís la necesidad de disculparos? ¿A cuántas familias tenéis que dejar sin sustento estos pedantes para empezar a pensar que algo habéis hecho mal? Los parados que tú dejas, David, ¿serán también culpa de Rajoy? ¿Cuánta ruina esperas causar para que por fin la culpa deje de ser de los demás? David, de verdad, ¿no vas a disculparte?

David llegó y quiso hacer su periódico. Me echó, en la que al final ha sido la única decisión relevante que ha tomado. ¿Me oyeron quejarme? ¿Me oyeron criticar a EL MUNDO? ¿Me oyeron alguna respuesta a aquellos de mis excompañeros que celebraron mi despido? ¿Me oyeron algún reproche al propio director? No. Di las gracias, deseé suerte, me fui, y como siempre he hecho, me busqué la vida sin molestar a nadie, o a casi nadie. No hubo ni hay rencor.

Lo que hay es una profunda tristeza por el resultado. Por el penoso resultado. Por las 65 personas que perderán su trabajo, víctimas de tu absurdo creerte más listo que los demás, cuando en realidad, a la mayoría de los que en EL MUNDO has querido aleccionar o marginar, no les llegas ni a la suela del zapato.

Yo nunca podré dejar de considerar EL MUNDO mi periódico, y EL MUNDO perdiendo dinero y lectores, y cada día más desdibujado, es para mí una circunstancia tristísima.

Y me duele especialmente que sea por culpa de alguien tan inconsistente, tan banal y tan poca cosa como tú, David. Eres el museo de todos los tópicos de la corrección política, con ese totalitarismo de fondo que tanto os va.

Todo te lo dimos para que triunfaras y has sido con diferencia el peor director que el periódico ha tenido, y quien más lo ha perjudicado.

Después de tantas lecciones, ¿tendrás alguna humildad? Después de tanta arrogancia, ¿reconocerás que estabas equivocado? Tú que tanto y tan absurdo reportaje social nos hiciste tragar, ¿compartirás tu jugoso finiquito con tus pobrecitos? ¿Te podremos reclamar alguna de las moralinas con las que intentaste sermonearnos?

No te deseo ningún mal, ni siquiera el mal que has causado, pero la próxima vez que tengas la tentación de ponerte a salvar a alguien, procura no arrasar con todo ni dejar tras tus pasos el único testigo de tanta desolación arruinada.

28 Mayo 2016

El mejor oficio del mundo

Pedro G. Cuartango

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Recuerdo que hace mucho tiempo leí las memorias de Mark Twain, que contaba la experiencia de su primer día como director de… un diario de agricultura. Nada más llegar a la redacción, un señor de aspecto cadavérico, de larga caballera y embutido en una levita negra irrumpió en su despacho con un mugriento ejemplar enrollado de la publicación.

El misterioso visitante le hizo una mueca a Twain para que guardara silencio y le preguntó si él era el autor de un artículo sobre las aves. El periodista respondió afirmativamente y el intruso comenzó a declamar el texto y luego le preguntó si creía que estaba loco.

Twain le respondió que estaba perfectamente cuerdo y el buen señor le dijo que se alegraba puesto que tenía dudas tras haber quemado su casa, tirado a un vecino por la alcantarilla y haberse fugado de su manicomio.

Reconstruyo la escena de memoria y la duda es si el loco era Mark Twain al meterse en el lío de dirigir un diario de agricultura sin distinguir entre una patata y un nabo o el trastornado que confundía sus deseos con la realidad.

Tiempo después el novelista americano escribió que ser director de un diario era una desgracia que le podía suceder a cualquiera. Yo diría que es una gran suerte y una gran oportunidad.

Cuando tenía 12 años le decía a mi padre que quería ser periodista. Un amigo suyo se burló de mí y yo le respondí furioso que, costara lo que costara, yo sería periodista. No tenía ninguna duda.

Ya entonces esperaba con ansiedad la llegada de mi progenitor a casa a la hora de comer para quitarle ‘El Diario de Burgos’. Leía todo lo que caía en mis manos y, especialmente, publicaciones como PUEBLO, YA y NUEVO DIARIO, que ya no existen.

Me fascinaban especialmente los reportajes del diario que dirigía Emilio Romero y las fantásticas páginas de deportes que recogían las hazañas de aquel Madrid en el que jugaban Gento, Puskas, Amancio, Zoco y el joven Pirri, que se concentraba los sábados en un hotel de Navacerrada.

El otro día tuve que ocultar las lágrimas cuando leí que Zoco había muerto. Espero que el equipo blanco gane hoy en homenaje al ex capitán madridista y componente del equipo que ganó la sexta frente al Partizan.

Casi 50 años después, soy el director de un diario que va a contar la final de Milán. Y eso no es nimio porque la esencia de nuestro trabajo es también reflejar los sueños de las personas, la vida de la calle, las cosas que pasan a nuestro alrededor y el fluir del tiempo. El periodismo es el arte de relatar el momento pero también es una forma de mirar la realidad.

Éste es el mejor oficio del mundo, el más apasionante y uno de los más nobles porque hay que trabajar las 24 horas al día, asumiendo que es imposible hacerse rico y que somos artesanos de las palabras.

Nuestra obligación y nuestra vocación es contar la verdad, aunque nos equivoquemos todos los días. ¿Acaso hay alguien perfecto? Sin ese impulso, no somos nada.

Yo les digo a los lectores -y se lo juro- que este periódico va a salir adelante. Con sangre, sudor y lágrimas, pero saldrá adelante. Volveremos a ser lo que siempre hemos sido y seremos una referencia permanente en la opinión pública.

No pertenecemos a nadie, no queremos gloria ni riqueza, no ambicionamos poder. Vamos a defender lo que hemos construido durante casi 27 años con nuestro esfuerzo. EL MUNDO nos sobrevivirá a todos porque este medio es de quienes nos leen y quieren un periodismo comprometido con la verdad y la regeneración de este país.

29 Mayo 2016

David y Pedro

Fernando Sánchez Dragó

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Anverso y reverso de una noticia. Me entristece que David Jiménez haya salido del puesto de mando de este periódico, pero me alegra que sea Pedro Cuartango quien va a empuñar el timón. En buenas manos queda lo que en buenas manos estaba. Lo digo porque así lo pienso, no por razones de paripé ni, menos aún, de rendibú. Paradojas: es posible que a David, siempre deseoso de recobrar la libertad del reportero -¡Ah de Bangkok, camarada!-, no le haya entristecido su relevo tanto como a mí, y es también posible que al buen Pedro, sobre cuyos hombros va a reconstruirse ahora esta iglesia, su nombramiento le haya alegrado menos que a mí. Estoy seguro de que David sueña con volver a ser botones en Kabul, persona non grata en Pequín o bombero en Fukushima y me malicio que Cuartango, más amigo de Platón, de Wittgenstein y de la sophia perennis que de la actualidad a pie de obra barrida por el viento cada cinco minutos, ve con la melancolía con la que los lobos de mar contemplan la Fata Morgana cómo se pierde otra vez entre las brumas del incierto horizonte su nunca arriada esperanza de regresar a la Ítaca de su niñez burgalesa y de su juventud vivida entre las delicias intelectuales y sentimentales de un París que dejó de ser fiesta deHemingway para convertirse en Disneylandia de turistas, en tiroteo de selfies y en casba de hashshashin que sustituyen el puñal del Viejo de la Montaña por los cinturones de explosivos del río revuelto de la primavera islámica. Decía ayer Cuartango en su columna sabatina que el periodismo no sólo es el mejor oficio del mundo, sino también uno de los más nobles porque en él es imposible hacerse rico. ¡Hombre, Pedro! Ricos se han hecho, y conste que no lo digo en clave de reproche, Anson, Pedro Jota y Cebrián, por poner tres ejemplos de fuste. En cuanto a lo otro, según, según. Fue, en efecto, un buen oficio el de los chicos de la prensa, pero…. ¿Ahora, Pedro? ¿Lo crees de verdad? Yo ya no, y eso que por mis venas corre la sangre de tres generaciones de periodistas que ejercieron ese oficio con honor. Pero no importa. Ahí va mi mano, amigos. Os deseo felicidad y acierto en vuestra nueva andadura, aun a sabiendas de que, por mucho que nosotros, los de entonces, sigamos siendo los mismos o creamos que lo somos, nada volverá a ser lo que fue cuando todos éramos más pobres y más felices.

08 Junio 2016

Nota de la redacción de EL MUNDO

Lucía Méndez y otras 15 firmas

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La redacción de EL MUNDO se ve en la obligación de responder a la demanda presentada por su ex director David Jiménez para reclamar contra la empresa editora por una supuesta vulneración de su cláusula de conciencia, pretensión que por sí sola resulta tremendamente dañina para el crédito y la consideración de nuestro trabajo.

Sin prejuzgar las eventuales responsabilidades de nuestro editor, de las que esta redacción no ha tenido ninguna noticia, la recepción de presiones es inherente al cargo de director de EL MUNDO: así ha sido desde su fundación en 1989 como consecuencia de la audacia y el incisivo pulso informativo de las páginas del diario, dramáticamente deteriorado durante su mandato ha sido su renuncia desde el primer día a su obligación y su derecho a actuar de contrapeso frente a esas presiones, tal como sí habían hecho con liderazgo y decisión sus antecesores.

Durante su tiempo entre nosotros, Jiménez jamás expresó en ese sentido ninguna queja que la redacción haya conocido. Antes al contrario, lo que sí hizo fue lo que nunca debe hacer un director de EL MUNDO: trasladar casi a diario en primera persona presiones a sus periodistas para que rebajasen el tono y el cariz o directamente eliminasen determinadas informaciones críticas con el poder o que sencillamente le resultaban molestas porque algún jefe de prensa o algún seguidor de Twitter se atrevía a reprochárselas. En todos los casos esta redacción respondió con la profesionalidad y el coraje que le corresponden pero es a ese ejercicio de cobardía editorial al que debemos en buena parte la trágica situación de esta cabecera, inimaginable en mayo de 2015.

Los periodistas de EL MUNDO trabajamos con la vocación inquebrantable de recuperar los valores que hacen irrepetible este proyecto.

01 Julio 2016

Hasta siempre, EL MUNDO.

Virginia Pérez Alonso

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Hace un par de días, Facebook me mostraba el recuerdo que veis en la imagen. Se corresponde con el día que empaqueté, hace doce meses, 15 años de retos, esfuerzo, éxitos y amigos en 20 MINUTOS para iniciar una nueva aventura en EL MUNDO.

Hoy, apenas un año después, cierro mi etapa en dicho medio. Han sido meses difíciles, pero tremendamente enriquecedores. Si hoy me viera en la tesitura de decidir de nuevo, volvería a decir ‘sí’ con los ojos cerrados.

Gracias, David Jiménez, por la oportunidad y por tu imborrable lección de humanidad e integridad. Nadie podrá decir que no lo intentamos.

Y GRACIAS especiales y llenas de cariño a quienes contra viento y marea os habéis convertido en parte importante de mi biografía. Eso ya no nos lo quita nadie.

Os deseo lo mejor, a los que os quedáis en EL MUNDO y a quienes habéis emprendido nuevos rumbos.

Alguien decía que «es intentando lo imposible como se realiza lo posible». Con esa frase me quedo. Hoy y siempre.

02 Junio 2016

A buenas horas, Marco Polo

Pablo Sebastián

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El hasta hace pocos días director del diario EL MUNDO, David Jiménez, acaba de presentar una demanda contra la empresa Unidad Editorial acusando a su presidente Antonio Fernández Galiano de ‘vulneración de los derechos fundamentales y de la cláusula de conciencia’ por presuntas presiones del editor al director para imponer la línea editorial del diario.

Sorprendente pataleta del periodista David Jiménez (a quien de manera cariñosa se le llamaba Marco Polo por los muchos años (17) que pasó en Asia como corresponsal) y no solo por denunciar lo que él llama ‘derechos fundamentales’ sino por esgrimir la ‘cláusula de conciencia’ una vez que ha sido cesado y no cuando ejercía la dirección del diario del que había dicho que era el más independiente de España.

Porque, si se violaron sus ‘derechos fundamentales’ (sic) y su independencia, Jiménez debió denunciarlo en ese momento ante los lectores y la Justicia, presentando a la vez su dimisión en lugar de someterse, cual dócil borreguito, a la pretendida presión de la empresa para seguir él en el cargo aunque fuera a su pesar.

No corren buenos tiempos para la lírica en el periodismo y menos aún para las entrañables e imprescindibles ediciones -todo un lujo- de papel. Pero mucho nos tememos que a Marco Polo, que fue buen reportero y corresponsal, le quedó grande la chaqueta de director que le pusieron -sin la experiencia en una Redacción- con el argumento de su presunta sabiduría en el mundo de Internet.

Al final Jiménez, como desconocedor que era de la realidad política española en un tiempo en el que política prima sobre todo lo demás -hasta en los realitys de la televisión-, fracasó en su tarea y condujo el diario por la senda que mejor conocía: el reporterismo ‘de interés humano’ con llamativas portadas al estilo de tabloides populistas en pos de una mayor difusión que tampoco consiguió. Y lo que es más grave perdiendo así el campo de la influencia política y cultural que es fundamental para el segundo gran diario nacional español, o para cualquier medio de reconocido prestigio y calidad.

Y tenemos la impresión que todo ello ocurrió mientras David Jiménez vivía bajo el síndrome ‘verde’ de Pedro J. Ramírez al que pretendió emular sin éxito. El que había sido el fundador y gran director de EL MUNDO y que se marchó del periódico con elegancia y a pesar que su despedida si estuvo marcada por presiones externas, como las que con sutileza señaló en su adiós a la Redacción. En aquel momento escribimos en estas páginas digitales un artículo en el que se decía: ‘al margen de la calidad del muerto, aquí ha habido un crimen’.

En el caso de Marco Polo ha sido más bien un ‘suicidio’ con un estrambote ruidoso que daña al periódico en su encrucijada actual y que lo deja a él en evidencia por haberse sometido al presunto y tenebroso poder oculto -Fernández Galiano no es Dharth Vader, ni mucho menos- que lo acosaba al anochecer y que Jiménez no se atrevió a denunciar. Quizás porque sabía o sospechaba que la línea editorial del un periódico la marca el propietario y el editor. Y si el director no está de acuerdo con esa línea lo más lógico hubiera sido no aceptar la dirección o, llegado el momento de la discrepancia, presentar la dimisión.