VIaclav Havel se convierte en Presidente de Checoslovaquia para liderar la transición a la democracia post-comunista

EL 1 de enero de 1977 se difundía un frágil documento impreso a ciclostilo, un texto de tres hojas, conocido desde entonces con el nombre de Carta 77. Había nacido el símbolo de la resistencia de unos cuantos miles de disidentes checoslovacos frente al poder del Estado. Carta 77 se publica casi exactamente a medio camino entre el aplastamiento de la primavera de Praga por el Ejército soviético en 1968 y la recuperación de la libertad, simbolizada ayer en la proclamación de VIaclav Havel como nuevo presidente de la República. El dramaturgo elegido como nuevo jefe del Estado ha sido durante todos estos años uno de los tres portavoces de Carta 77. Y es especialmente significativo que le eligiera una Asamblea federal, presidida a su vez desde el día antes por Alexander Dubcek, el líder checo que en 1969, tras la derrota de su proyecto de socialismo con rostro humano, fue enviado a Bratislava a cuidar bosques. El futuro recibía así el testigo de manos de lo más digno del pasado.Havel es un poeta del teatro… y un héroe a regañadientes. A mediados de 1990 se celebrarán elecciones generales en el país y ya ha anunciado que no tiene intención de concurrir a ellas, para regresar al silencio de la escritura. Mientras tanto, el pueblo checoslovaco se merece todos los parabienes: la libertad recobrada y un soñador valeroso en el puente de mando les hacen acreedores a ello.