12 mayo 2006

La medida fue tomada por el presidente del Cogreso, Manuel Marín (PSOE) después de que Pujalte clamara "¡Ministro-dimisión!" al Sr. Alonso de manera reiterada

Vicente Martínez Pujalte (PP) se convierte en el primer diputado en ser expulsado del Congreso por faltar al orden

Hechos

En la sesión parlamentaria del 11.05.2006 el presidente del Congreso D. Manuel Marín expulsó al diputado D. Vicente Martínez Pujalte.

Lecturas

En la sesión parlamentario del 11 de mayo de 2006 marcada por la tensión entre los representantes del PP y del PSOE el presidente del Congreso, D. Manuel Marín, utiliza por primera vez la potestad del presidente de la cámara para expulsar a los diputados que alteraran el orden del día y expulsa de la sala al diputado del PP D. Vicente Martínez Pujalte por sus constantes interrupciones a la sesión.

LA REVERENCIA

pujalte_Reverencia En tono de burla, el diputado Sr. Martínez Pujalte abandonó el hemiciclo haciendo una inmensa reverencia al presidente del Congreso, D. Manuel Marín (PSOE) que le acababa de echar del congreso tras tres llamados de atención seguidos por faltar al orden.

12 Mayo 2006

Bronquista Pujalte

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Es dificil recordar alguna intervención inteligente o meramente ingeniosa del diputado del PP Vicente Martínez Pujalte, pero muy fácil encontrarle soltando frases ofensivas y protagonizando broncas. Ayer fue expulsado del Pleno del Congreso tras recibir tres avisos del presidente de la Cámara, Manuel Marín, por su comportamiento impropio, y en particular por sus comentarios a voces cuando intervenía otro diputado. Las imágenes de televisión muestran la actitud chulesca de Pujalte al negarse a acatar la orden del presidente, subrayada con grititos de «llame a la policía» y gestos como de manos esposadas. Esto último en referencia al caso Bono. Lo peor fue que el resto de los miembros de su grupo le despidieran-cuando por fin salió del hemiciclo, realizando una doble reverencia burlesca al presidente- con una ovación: como si fuera un torero tras una gran faena. (Toreo de salón: como el de los diputados del PP en la Asamblea de Madrid que se esposaron con unos grilletes de plástico al grito de «Alonso, dimisión», a cuenta del mismo asunto)

En casi todos los partidos hay algún especialista en bufonadas y broncas. Cuesta menos esfuerza gesticular que argumentar, y es más fácil decir que a los militantes los detuvieron por ser del PP que explicar la diferencia entre detención ilegal y llamada a declarar por indicios de delito. Para bronquista no se requiere gran talento, sino una cierta inclinación demagógica: a conectar con los más bajos instintos de los demasiado convencidos de algo. Suelen tomarse al pie de la letra el sarcasmo de Schopenhauer cuando recomendaba a los faltos de argumentos recurrir a las «alusiones personales» y sobre todo ser «ofensivo tan pronto percibas que tu adversario tiene las de ganar».

12 Mayo 2006

Mal por el domador y mal por los payasos

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La jornada parlamentaria de ayer se asemejó más a un espectáculo circense que a un respetable foro político. Todo comenzó cuando el presidente del Congreso, Manuel Marín, decidió expulsar del hemiciclo a Vicente Martínez Pujalte, diputado del PP, al que había advertido tres veces por sus comentarios en voz alta. Posteriormente, los representantes del PP abuchearon al ministro de Defensa, José Antonio Alonso, al que interrumpieron con gritos de «dimisión» mientras cruzaban insultos y descalificaciones con sus colegas del PSOE. Al mismo tiempo que sucedían estos lamentables incidentes en el Congreso, un grupo de diputados del PP mostraba esposas en la Asamblea de Madrid para aludir a la detención ilegal de sus militantes, mientras insistía en la dimisión de Alonso y pedía a Rafael Simancas que condenara el proceder de Interior.

Lo sucedido en ambos recintos es un desprestigio para la institución parlamentaria, en la que cualquier causa puede y debe ser defendida con argumentos y no con abucheos, gritos y descalificaciones.La bronca de ayer no es la primera, pero debería ser la última de esta guisa.

Entrando en el examen de responsabilidades de los incidentes, hay que subrayar en primer lugar la torpe actuación de Marín, que ha sido incapaz a la largo de la legislatura de ganarse una autoridad moral para no tener que recurrir a una medida sin precedentes como la expulsión de Martínez Pujalte. Los numerosos enfrentamientos con diputados de la oposición ponen en evidencia que algo falla en los modos del presidente del Congreso. Que tuviera que ordenar la salida de Pujalte del hemiciclo restallando el látigo del reglamento el mismo día que los diputados del PP pedían la dimisión de Alonso suscita serias dudas sobre la imparcialidad del domador.

Dicho esto, hay que reprochar la conducta de Martínez Pujalte, que debería ser reconvenido por el jefe parlamentario del PP, Eduardo Zaplana. Con sus gestos histriónicos, Pujalte no estuvo a la altura de la institución y tampoco los diputados que abroncaron al ministro Alonso, cuya responsabilidad por las detenciones no ha quedado aún acreditada.

Hay otros métodos parlamentarios, como la comisión de investigación solicitada por el PP, para esclarecer la actuación del ex ministro del Interior. Y si el PSOE persiste en su negativa a indagar lo sucedido, el PP debe denunciarlo sin recurrir a la payasada de las esposas de juguete, un procedimiento que resta credibilidad a cualquier crítica, por muy justa que sea.