27 marzo 2004

En sendas cartas a Ceberio y a García Ferreras niega que ejercieron presión alguna a medios del Grupo PRISA

Zaplana protesta contra EL PAÍS y la SER por decir que el Gobierno Aznar les presionó para que atribuyeran el atentado del 11-M a ETA

Hechos

El 27.03.2004 el diario EL PAÍS publicó las cartas del ministro portavoz del Gobierno, D. Eduardo Zaplana, al director de EL PAÍS, D. Jesús Ceberio y al de la Cadena SER, D. Antonio García Ferreras, en la que acusaba a los dos medios del Grupo PRISA de mentir en relación a la acción del Gobierno el 11-M.

Lecturas

pais_11M EL PAÍS había publicado el mismo día de los atentados del 11 de marzo un titular contundente ‘Matanza de ETA en Madrid’. El responsable de aquel titular, el director de EL PAÍS, D. Jesús Ceberio, publicó el 21 de marzo su justificación de aquel atentado, que era la sguiente

 «A todas luces, fue un grave error cambiar el título con el que había decidido encabezar la edición especial del jueves 11 de marzo: Matanza terrorista en Madrid. Un error que asumo en su totalidad. Lamento que esa decisión equivocada haya podido contaminar el formidable esfuerzo profesional llevado a cabo desde primera hora de la mañana por una Redacción que fue capaz de superar su propia conmoción para elaborar 19 páginas de información rigurosa: textos, imágenes que han dado la vuelta al mundo, infografías y diseño. A través de las agencias de información y las emisoras de radio se sabía que todos los periódicos preparaban ediciones especiales. Poco antes de la una de la tarde decidí llamar al secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans, para obtener un contraste directo con el Gobierno. Me anunció que en unos diez minutos iba a comparecer el ministro de Interior, Ángel Acebes, para informar de que ETA era la autora de la cadena de atentados sin ningún género de dudas. Apenas unos minutos más tarde recibí una llamada del presidente del Gobierno, José María Aznar, que en una breve conversación telefónica (no más de un minuto, probablemente) me garantizó la autoría de ETA, con total rotundidad. No se trataba de una convicción o una deducción lógica, era una aseveración en términos absolutos. ‘Tenemos la seguridad de que ha sido ETA. Lo han intentado en dos ocasiones, y a la tercera, desgraciadamente, lo han conseguido’. Añadió que las versiones que empezaban a apuntar hacia otro tipo de terrorismo nacían del propio entorno de ETA para desviar la atención. Nunca antes, en sus ocho años de presidente del Gobierno, me había llamado Aznar por teléfono para darme una información. A poco más de cinco horas del atentado más grave ocurrido nunca en nuestra historia, la palabra del presidente del Gobierno me pareció garantía suficiente para cambiar el título de primera página, que pasó a ser: Matanza de ETA en Madrid. Está claro que me equivoqué y, por ello, debo disculpas a los lectores y también a la Redacción, en cuyo descargo señalaré que las diversas informaciones incluidas en ese ejemplar no descartaban la hipótesis del terrorismo fundamentalista islámico. El hecho de que excepcionalmente esa edición del diario no incluyera ningún texto informativo en su primera página me impidió una asignación directa de la fuente informativa. Sólo puedo añadir que al menos el editorial, que arrancaba también en primera página bajo el título 11-M, manejaba la atribución a ETA como ‘hipótesis más probable’ y añadía en páginas interiores que ‘algunos datos no permiten descartar al terrorismo de signo islámico fundamentalista’. La Redacción hizo, en fin, un trabajo irreprochable; yo me equivoqué al decidir el título de primera página».

Jesús Ceberio

Muere_Javier_Pradera D. Javier Pradera intervino en ‘Hoy por Hoy’ de la Cadena SER el día 24 de marzo, en el que repitió la acusación de que el titular ‘Matanza de ETA en Madrid’ de EL PAÍS había sido presionado por el Gobierno.

El ministro portavoz del Gobierno en funciones, D. Eduardo Zaplana, escribió un artículo replicando lo manifestado por el Sr. Ceberio y lo manifestado por el Sr. Pradera.

21 Marzo 2004

La resaca

Malen Aznarez Torralvo

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Era inevitable. Los atentados terroristas han sido tan monstruosos y su repercusión en las elecciones tan evidente, que es difícil sustraerse a la enorme resaca que durante estos días nos ha arrastrado a todos hacia unos hechos que se han convertido ya en historia. Por eso, no es de extrañar que numerosos lectores hayan escrito o llamado a esta Defensora para criticar -lo que refuerza mi teoría de la pasada semana de que cuanto más sepan ustedes de cómo funciona un periódico, mejor podrán valorarlo y criticarlo- algunos aspectos de la extensa cobertura que EL PAÍS ha dedicado a los distintos aspectos de la tragedia y la consiguiente conmoción general.

Las críticas hacen hincapié en dos aspectos: el titular de portada de la edición especial publicada el mismo día del atentado, Matanza de ETA en Madrid, y algunas de las fotos incluidas en la revista Domingo del 14 de marzo. Mantienen las primeras que ese titular no se correspondía con un buen periodismo, ya que, además de no citar la fuente que confirmaba tal autoría, el presidente del Gobierno, no se contrastó con otras como exige nuestro Libro de estilo y los más elementales principios de la profesión.

«Un titular falso o cuando menos precipitado», recrimina Juan Vidal Gugallo. «¿Por qué el diario no puso la información en boca de Aznar? ¿Por qué se embarcó en una información que no le constaba? ¿No se intentó contrastar la información en el breve tiempo disponible?», pregunta Gustavo Ybarra, desde Argentina. «Un simple Matanza en Madrid, con un subtítulo Aznar afirma que no hay dudas sobre la autoría de ETA, hubiera bastado para transmitir la manipulación que al Gobierno le interesaba sin desacreditar al periódico», dice Alberto Noguera, de Valencia. «Nos hubiera gustado un poco más de objetividad por parte de EL PAÍS, tratándose de una de las noticias más relevantes de la década», dice Alfonso Hernández desde Guadalajara (México). «Han contado con una sola fuente, sin dudar de la versión oficial», recrimina Juan M. Nava. Y así varios lectores más. Algunos se confiesan periodistas.

Por supuesto que EL PAÍS contactó con numerosas fuentes para contrastar la información. Pero a esas horas de la mañana -la edición especial se cerró a la una de la tarde del mismo jueves- poco se podía contrastar, puesto que nadie tenía dato alguno y los supuestos apuntaban a la autoría de ETA. Estábamos todavía en los primeros momentos del horror, y Gobierno, instituciones, políticos y medios de comunicación trabajaban entonces con tal hipótesis, no exenta de altas posibilidades de certeza. A esas horas el lehendakari Ibarretxe había atribuido la autoría a ETA, y sólo Arnaldo Otegui, portavoz de la ilegalizada Batasuna, la había rechazado y adjudicado a «la resistencia árabe».

Antes de las once de la mañana, el redactor José María Irujo, un experto en terrorismo de Al Qaeda, había hablado ya con uno de los comisarios jefe de la Unidad Central de Información Exterior, que investiga las células radicales islamistas, y le había preguntado si trabajaban en la posibilidad de que fuera un atentado de Al Qaeda. No sólo lo negó tajantemente, sino que recriminó al periodista la sugerencia por «extravagante». Otros redactores habían contactado también con diversas fuentes de Interior, policía, Guardia Civil y Servicios de Inteligencia, con los mismos resultados. Quizá convenga recordar que aunque a las 10.50 se había encontrado la furgoneta que contenía detonadores y una cinta con versículos del Corán, la noticia no se filtraría a los medios de comunicación hasta pasadas las cinco de la tarde -el ministro del Interior la confirmaría a las 20.30-. Y habría que esperar hasta últimas horas de la tarde para conocer la reivindicación hecha por un grupo ligado a Al Qaeda a un periódico árabe de Londres.

A la una de la tarde, con la edición especial cerrada, se produjo la llamada del presidente del Gobierno al director del periódico para asegurarle que la autoría del atentado era de ETA. Y se cambió el titular. ¿Teníamos que dudar de la palabra del presidente de un país democrático europeo?

Jesús Ceberio, director de EL PAÍS, explica detalladamente lo sucedido: «A todas luces, fue un grave error cambiar el título con el que había decidido encabezar la edición especial del jueves 11 de marzo: Matanza terrorista en Madrid. Un error que asumo en su totalidad. Lamento que esa decisión equivocada haya podido contaminar el formidable esfuerzo profesional llevado a cabo desde primera hora de la mañana por una Redacción que fue capaz de superar su propia conmoción para elaborar 19 páginas de información rigurosa: textos, imágenes que han dado la vuelta al mundo, infografías y diseño. A través de las agencias de información y las emisoras de radio se sabía que todos los periódicos preparaban ediciones especiales. Poco antes de la una de la tarde decidí llamar al secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans, para obtener un contraste directo con el Gobierno. Me anunció que en unos diez minutos iba a comparecer el ministro de Interior, Ángel Acebes, para informar de que ETA era la autora de la cadena de atentados sin ningún género de dudas. Apenas unos minutos más tarde recibí una llamada del presidente del Gobierno, José María Aznar, que en una breve conversación telefónica (no más de un minuto, probablemente) me garantizó la autoría de ETA, con total rotundidad. No se trataba de una convicción o una deducción lógica, era una aseveración en términos absolutos. ‘Tenemos la seguridad de que ha sido ETA. Lo han intentado en dos ocasiones, y a la tercera, desgraciadamente, lo han conseguido’. Añadió que las versiones que empezaban a apuntar hacia otro tipo de terrorismo nacían del propio entorno de ETA para desviar la atención. Nunca antes, en sus ocho años de presidente del Gobierno, me había llamado Aznar por teléfono para darme una información. A poco más de cinco horas del atentado más grave ocurrido nunca en nuestra historia, la palabra del presidente del Gobierno me pareció garantía suficiente para cambiar el título de primera página, que pasó a ser: Matanza de ETA en Madrid. Está claro que me equivoqué y, por ello, debo disculpas a los lectores y también a la Redacción, en cuyo descargo señalaré que las diversas informaciones incluidas en ese ejemplar no descartaban la hipótesis del terrorismo fundamentalista islámico. El hecho de que excepcionalmente esa edición del diario no incluyera ningún texto informativo en su primera página me impidió una asignación directa de la fuente informativa. Sólo puedo añadir que al menos el editorial, que arrancaba también en primera página bajo el título 11-M, manejaba la atribución a ETA como ‘hipótesis más probable’ y añadía en páginas interiores que ‘algunos datos no permiten descartar al terrorismo de signo islámico fundamentalista’. La Redacción hizo, en fin, un trabajo irreprochable; yo me equivoqué al decidir el título de primera página».

Fotos: traspasar el umbral

En cuanto a las quejas por la crudeza de algunas fotografías, especialmente por una publicada en Domingo -cerrada el mismo jueves entre continuos cambios-, en la que podía reconocerse a una de las víctimas mortales, dentro de uno de los vagones destrozados, coinciden al destacar la falta de sensibilidad con los familiares. Un tema en el que existen serias discrepancias entre los propios lectores, ya que en momentos tan brutales la necesidad informativa suele rozar los límites de la sensibilidad y dignidad para las víctimas que algunos exigen.

Jan Steensma, de Madrid, las considera «amarillistas» y «propias de un tabloide inglés». Cristina Robles pregunta: «¿Por qué imponer esta exposición tan dolorosa a unas familias ya destrozadas? ¿Se imagina a algún familiar delante de una de esas fotos intentando adivinar si sufrió?». Y Alfonso Carlos Pérez Álvarez considera que esa imagen en concreto vulnera el derecho a la privacidad, que debe privilegiarse por encima del derecho a la información. «Bien está que apreciemos el barbarismo del atentado viendo cadáveres yacentes, piernas colgando o cuerpos desmadejados, pero la fotografía citada seguramente permitirá a sus familiares y amigos reconocer casi con total seguridad a esa mujer asesinada. Y en ese momento se vulnera el derecho a la privacidad, incluso después de muerta».

«En primer lugar, quiero destacar la espléndida cobertura gráfica de los atentados, como lo demuestra el hecho de que varias fotografías publicadas por EL PAÍS aparecieran al día siguiente en las primeras páginas de muchos periódicos del mundo», afirma Jesús Ceberio. Dicho esto, Ceberio admite que, «en algún caso, hemos traspasado el umbral de sensibilidad al que está obligado el periódico en cualquier circunstancia, tanto más en una tragedia como ésta. Hay un principio que tratamos de aplicar y que en algún caso, producto también de la tremenda presión a la que trabajamos esos días, se ha rebasado. Las familias de las víctimas tienen derecho a exigir que no aparezcan en el periódico imágenes explícitas de los fallecidos, sobre todo cuando son directamente identificables. Una edición menos apresurada nos habría llevado a evitar la publicación de algunas fotografías».

27 Marzo 2004

Carta dirigida a Jesús Ceberio, director de EL PAÍS

Eduardo Zaplana

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Muy señor mío:

Deseo puntualizar, en nombre del presidente del Gobierno en funciones, ciertas informaciones que vienen apareciendo en el periódico de su dirección en los últimos días, acerca de la conversación telefónica que José María Aznar mantuvo con usted y otros directores de medios de comunicación el pasado 11 de marzo, después de los terribles atentados de Madrid. Me refiero, en particular, a la información y gráfico de la página 16 de la edición del viernes 19, y a sus declaraciones en la sección de La Defensora del Lector, en la página 12 del domingo 21.

El presidente del Gobierno habló con distintos directores de medios de comunicación entre las 13.05 y las 13.30 horas del día 11 de marzo. Como bien recordará, el señor Aznar conversó con usted exactamente a las 13.10 horas. Al igual que al resto de sus colegas, el presidente le transmitió que el Gobierno negaba toda credibilidad a las declaraciones de Arnaldo Otegi, dirigente de la ilegalizada Batasuna como fuente para atribuir dicha autoría al terrorismo islámico. Asimismo le informó de que el Gobierno manejaba entonces la autoría de ETA como hipótesis principal de las investigaciones acerca de los atentados.

Representantes políticos de diferentes partidos se habían manifestado en ese mismo sentido unas horas antes de que se produjera esta conversación, e incluso usted mismo apuntó al presidente del Gobierno su convencimiento de que la banda terrorista era la autora de los atentados.

La prueba de que su convicción sobre la autoría de ETA era anterior a la llamada telefónica del señor Aznar está en la edición especial que su periódico puso en circulación el mismo día 11, con el titular a toda portada de «Matanza de ETA en Madrid». La hora de cierre de esta edición especial, tal y como figura en su cabecera, fue las 13.00 horas, es decir, antes de la conversación mantenida entre el presidente del Gobierno y usted. Si se tienen en cuenta los tiempos de redacción, composición e impresión de su edición extraordinaria, no cabe duda de que el periódico de su dirección ya apuntaba rotundamente a ETA mucho antes de que el presidente del Gobierno le llamara.

¿Debemos creer que la conversación con el señor Aznar le forzó a incluir apresuradamente la palabra «ETA» en no menos de veinte ocasiones a lo largo de las informaciones de su edición especial, también en el editorial de primera página? ¿Debemos creer que fue la llamada del presidente la que le permitió vencer sus escrúpulos e incluir precipitadamente todas las declaraciones de dirigentes políticos y ciudadanos que apuntaban a ETA como autora del atentado? Si los cambios sobrevenidos por su conversación con el presidente del Gobierno se produjeron pasada la una de la tarde, como usted mismo asegura, ¿por qué dató a esa hora el cierre de su edición especial?

No corresponde al Gobierno hacer un juicio de sus intenciones aunque éstas sean bien evidentes. Pero lo que no tiene ningún tipo de justificación es que se pretenda, una vez más, calumniar al Gobierno achacándole conductas en las que en ningún momento ha incurrido ni ha tenido intención de incurrir.

El Gobierno no ha mentido a nadie, ni ha tergiversado ni retrasado la información sobre la autoría de atentados. De su periódico, hemos aceptado todo tipo de críticas, incluso las injuriosas, pero lo que no vamos a consentir es que se siga diciendo que el presidente del Gobierno ocultó y manipuló información acerca de la masacre que ha costado la vida a doscientas personas.

Le reclamo que, en virtud del derecho de rectificación, publique estas líneas con una relevancia que se corresponda con la gravedad de la acusación que usted infundadamente ha formulado.

Eduardo Zaplana

27 Marzo 2004

Carta dirigida a Antonio García Ferreras, director de la Cadena SER

Eduardo Zaplana

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Muy señor mío:

Deseo puntualizar, en nombre del presidente del Gobierno en funciones, ciertas afirmaciones vertidas por el señor Javier Pradera en el programa ‘Hoy por Hoy’ del miércoles 24, acerca de la conversación telefónica que José María Aznar mantuvo con el director de EL PAÍS el pasado 11 de marzo, después de los terribles atentados de Madrid.

El presidente del Gobierno habló con distintos directores de medios de comunicación entre las 13.05 y las 13.30 horas del día 11 de marzo. El señor Aznar conversó con el director de EL PAÍS exactamente a las 13.10 horas. Al igual que al resto de sus colegas, el presidente le transmitió que el Gobierno negaba toda credibilidad a las declaraciones de Arnaldo Otegi, dirigente de la ilegalizada Batasuna como fuente para atribuir dicha autoría al terrorismo islámico. Asimismo le informó de que el Gobierno manejaba entonces la autoría de ETA como hipótesis principal de las investigaciones acerca de los atentados.

Representantes políticos de diferentes partidos se habían manifestado en ese mismo sentido unas horas antes de que se produjera esta conversación, e incluso el propio director de EL PAÍS apuntó al presidente del Gobierno su convencimiento de que la banda terrorista era la autora de los atentados.

El señor Pradera afirma que el director de EL PAÍS tuvo la convicción de la autoría de ETA única y exclusivamente por su conversación con el presidente del Gobierno. La prueba de que esta convicción era anterior a la llamada telefónica del señor Aznar está en la edición especial que dicho periódico puso en circulación el mismo día 11, con el titular a toda portada de «Matanza de ETA en Madrid». La hora de cierre de esta edición especial, tal y como figura en su cabecera, fue las 13.00 horas, es decir, antes de la conversación mantenida entre el presidente del Gobierno con el señor Ceberio. Si se tienen en cuenta los tiempos de redacción, composición e impresión de su edición extraordinaria, no cabe duda de que el periódico que dirige el señor Ceberio ya apuntaba rotundamente a ETA mucho antes de que el presidente del Gobierno le llamara.

¿Debemos creer que la conversación con el señor Aznar forzó al director de EL PAÍS a incluir apresuradamente la palabra «ETA» en no menos de 20 ocasiones a lo largo de las informaciones de su edición especial, también en el editorial de primera página? ¿Debemos creer que fue la llamada del presidente la que le permitió vencer sus escrúpulos e incluir precipitadamente todas las declaraciones de dirigentes políticos y ciudadanos que apuntaban a ETA como autora del atentado? Si los cambios sobrevenidos por la conversación del presidente del Gobierno con el señor Ceberio se produjeron pasada la una de la tarde, como el director de EL PAÍS asegura, ¿por qué dató a esa hora el cierre de su edición especial?

No corresponde al Gobierno hacer un juicio de las intenciones del señor Ceberio ni del señor Pradera, como tampoco de las informaciones falsas vertidas por la cadena SER acerca de la supuesta existencia de terroristas suicidas, aunque unas y otras éstas sean bien evidentes. Pero lo que no tiene ningún tipo de justificación es que se pretenda, una vez más, calumniar al Gobierno achacándole conductas en las que en ningún momento ha incurrido ni ha tenido intención de incurrir.

El Gobierno no ha mentido a nadie, ni ha tergiversado ni retrasado la información sobre la autoría de atentados. De su emisora, hemos aceptado todo tipo de críticas, incluso las injuriosas, pero lo que no vamos a consentir es que se siga diciendo que el presidente del Gobierno ocultó y manipuló información acerca de la masacre que ha costado la vida a doscientas personas.

Le reclamo que, en virtud del derecho de rectificación, haga lectura de estas líneas con una relevancia que se corresponda con la gravedad de la acusación que infundadamente se ha formulado en el programa ‘Hoy por Hoy’.

Eduardo Zaplana

27 Marzo 2004

A PROPÓSITO DE MENTIRAS

Jesús Ceberio

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Para desmentir algo de lo que nadie le acusó ese fatídico día 11, esta vez sí ha recurrido a la mentira.

Los lectores de EL PAÍS conocen con detalle las razones que me movieron el pasado día 11 de marzo a encabezar la edición especial del periódico con el título «Matanza de ETA en Madrid», desechando el que aparecía en anteriores versiones de la primera página: «Matanza terrorista en Madrid». A requerimiento de la Defensora del Lector lo expliqué el domingo 21 en una columna en la que asumí mi error de apreciación y pedí disculpas a los lectores por haberles transmitido una información que la realidad ha revelado falsa y que tenía su fundamento básico en una breve conversación telefónica con el presidente del Gobierno, José María Aznar. Éste invoca ahora, mediante escrito firmado por el ministro portavoz en funciones, Eduardo Zaplana, que difícilmente pudo ocurrir tal cosa cuando esa edición está datada a la una de la tarde y la llamada de Aznar se produjo unos minutos después. De puro ridículo el argumento no merecería comentario si no formara parte de un esfuerzo continuado del presidente saliente por tratar de demostrar que él no ha mentido, ni manipulado, ni ocultado información durante los tres fatídicos días de marzo (del 11 al 13). Y que en este caso quien miente soy yo.

Antes que nada quede constancia de que este periódico no reveló la existencia de las dos llamadas de Aznar del día 11 (a las 13.06 y a las 20.31) hasta su edición del sábado, una vez que el propio presidente desveló en su comparecencia del viernes 12, después del Consejo de Ministros, que el día anterior había realizado una ronda de llamadas telefónicas a los directores de periódicos de Madrid y Barcelona.

A las 12.59 del 11 de marzo el secretario de Estado de Comunicación, Alfredo Timmermans, me devolvió una llamada que yo había efectuado dos minutos antes y le pregunté por la versión que manejaba el Gobierno, puesto que estábamos a punto de cerrar la edición especial. Me informó de que el Gobierno tenía la absoluta seguridad de que ETA era la autora del atentado y que así lo iba a anunciar en unos 10 minutos el ministro del Interior. Además de señalar los antecedentes (la maleta interceptada en el tren Irún-Madrid en Nochebuena y la furgoneta capturada en Cuenca con más de 500 kilos de explosivos) y los informes evacuados por los servicios de inteligencia, desautorizó el desmentido de Otegi y la versión que aparecía en la web del diario Gara. A la luz de estos datos y ante la inminente comparecencia pública del ministro del Interior, comenté con el director adjunto la conveniencia de cambiar el título de primera página. En el sistema informático del diario figura una versión de las 13.02 con el nuevo titular que incorporaba la autoría de ETA. Tres minutos después entró una llamada de Aznar. La comunicación se estableció exactamente a las 13.06.45 y tuvo una duración de 1 minuto y 51 segundos. El presidente me comunicó su absoluta certeza de que ETA había cometido el horrendo atentado. Y repitió de forma casi literal la línea argumental seguida minutos antes por su secretario de Estado. No se trataba de una deducción, tampoco de la «hipótesis principal», como pretende ahora el escrito del ministro portavoz en funciones. Y así lo han manifestado otros directores que entraron en esta ronda de llamadas telefónicas.

Como no puede ser menos, decenas de redactores del diario son testigos y partícipes de este cambio en la primera página. Un equipo de reporteros de ANTENA 3 TV había filmado minutos antes la primera página ya elaborada con el título inicial («Matanza terrorista en Madrid») y tuvimos que abordarles a la puerta del periódico para que filmaran la nueva versión. En declaraciones a esa cadena -antes de la conversación con Aznar- señalé que era necesario recurrir a algunos atentados en Oriente Próximo, vinculados al terrorismo islámico, y al de las Torres Gemelas para encontrar precedentes a lo que había ocurrido ese día en Madrid.

Finalmente, y después de diversos azares técnicos que se sucedieron ese día, la primera página fue filmada definitivamente a las 13.53, como puede verificarse en la reproducción gráfica que figura en esta página, y los primeros ejemplares salieron de la rotativa a las 14.28.

Dice el presidente en funciones, a través de su ministro portavoz, que «el Gobierno manejaba entonces la autoría de ETA como hipótesis principal de las investigaciones acerca de los atentados». Desconozco si era así. Desde luego no fue lo que me transmitió a mí. Añade que, por el contrario, fui yo quien apuntó al presidente del Gobierno mi «convencimiento» sobre la autoría de la banda terrorista. ¿Puede alguien imaginar que el director de un periódico exprese su convicción acerca de la paternidad de un atentado frente a un presidente del Gobierno que con todas las Fuerzas de Seguridad bajo su mando la maneja sólo a título de hipótesis principal? De puro absurda es una mentira que se deshace por sí sola.

Por supuesto que en esa edición especial figuran decenas de referencias a ETA como probable autora del atentado. El lehendakari Ibarretxe fue el primero en pronunciarse públicamente en este sentido. Y todos los mensajes emitidos desde el Gobierno señalaban en esa dirección. Pero el editorial y las páginas de información recogen también diversas cautelas sobre la eventual autoría del terrorismo islamista. Nadie ha acusado a Aznar de haber mentido ese día. El historial terrorista de este país y los antecedentes ya mencionados obligaban probablemente a rastrear en primer lugar a ETA. Lo que hemos criticado de Aznar es haber convertido en certeza, con la autoridad que le confiere su cargo, lo que eran deducciones tal vez inevitables de primera hora, cuando carecía de indicios fundados, y mucho menos de pruebas. Y su pertinaz resistencia de los días siguientes a admitir que el curso de las investigaciones se encaminaba hacia el terrorismo de origen islamista. Para desmentir algo de lo que nadie le acusó ese fatídico día 11, esta vez sí ha recurrido a la mentira.

Jesús Ceberio

El Análisis

¿PARA QUÉ LLAMÓ?

JF Lamata

Uno, quizá sea ingenuo, duda mucho que el Gobierno Aznar quisiera mentir aquella trágica jornada del 11-M. Pero entonces… ¿por qué llamó al director de EL PAÍS para asegurarle que no había duda de que el atentado había sido obra de ETA? Si lo hizo porque, honestamente, estaban convencidos de que era así, el Sr. Zaplana tendría, en sus cartas, al menos que pedir disculpas por su error, porque convencimiento sobre el tema había poco. Así que, poco pecho podía sacar a ese respecto el portavoz del Gobierno Aznar.

J. F. Lamata