12 junio 1975

Arias Navarro nombra para reemplazarle a José Solís, que vuelve así a su antiguo cargo

Muere en accidente el ministro franquista y Secretario General del Movimiento, Fernando Herrero Tejedor

Hechos

El 12 de junio muere en accidente de tráfico D. Fernando Herrero Tejedor, que es reemplazado por D. José Solís.

Lecturas

El ministro Secretario General del Movimiento, D. Fernando Herrero Tejedor, nombrado para tal cargo el pasado 4 de marzo de 1975, ha fallecido este 12 de junio de 1975 a consecuencia de un accidente de tráfico. Su coche colisionó contra un camión en el kilómetro 108.400 de la nacional VI, cuando regresaba de Palencia, donde el ministro presidió varios actos oficiales. La capilla ardiente se ha instalado en las dependencias del Consejo Nacional del Movimiento, del que el ministro era su vicepresidente.

El 12 de junio de 1975 murió en accidente D. Fernando Herrero Tejedor, el ministro secretario general del Movimiento. El presidente D. Carlos Arias Navarro lo reemplaza por el veterano D. José Solís Ruiz. El Sr. Solís Ruiz destituye a D. Adolfo Suárez González como vicesecretario general del Movimiento.

Adolfo Suárez, apartado de la Vicesecretaría del Movimiento 

suarez

La muerte del Sr. Herrero Tejedor suponía el final político – al menos temporalmente – del joven falangista D. Adolfo Suárez González que había aparecido en el ministerio como una ‘nueva estrella política’ para la renovación del Movimiento Nacional. El nuevo ministro Secretario General del Movimiento, D. José Solís, que ya ocupó el cargo en el pasado, no tiene previsto contar con el Sr. Suárez González.

14 Junio 1975

LA MUERTE DE FERNANDO HERRERO TEJEDOR

YA (Director: Alejandro Fernández Pombo)

Leer

Pocas veces se habrá dado unanimidad mayor que en torno a la persona de don Fernando Herrero Tejedor; y nadie que esté acostumbrado al inconfundible acento de la sinceridad habrá dejado de advertirlo en los comentarios que se han dedicado al ministro fallecido. Ha muerto un hombre bueno, un político honesto; pero además – y esto es lo que debemos puntualizar después del cristiano homenaje a su memoria – un hombre que el sentido jurídico propio de su profesión unía el sentido de las realidades, el buen sentido, que tanto hacía esperar de él.

Que la regulación de las asociaciones es demasiado cautelosa y estrecha y no resuelve el gran problema político español, lo dijimos desde el principio; pero también que mucho podía conseguirse con sentid común en su aplicación y con una regulación electoral flexible, y todo eso podíamos esperarlo fundadamente de las cualidades del señor Herrero Tejedor: las que hemos mencionado y muy especialmente su capacidad para conciliar personas y actitudes. Como ha dicho el ministro de Información y Turismo, era n corazón comprensivo, dispuesto al diálogo.

Pues bien, esas son las condiciones que ha de tener su sucesor. Y autoridad: la que deben darle su propia personalidad, su cargo y el respaldo que se le conceda. Autoridad para vencer las previsiones resistencias del inmovilismo, que, como demuestra gravemente la experiencia, se ha cobijado paradójicamente en los sectores que deberían haber acreditado mayor sensibilidad política para los cambios que reclama la nueva sociedad española, puesto que suponemos que de verdad quieren salvar algo más que posiciones personales inmovilistas..

El Análisis

LEAL AL FRANQUISMO, DESEOSO DE UNA DEMOCRACIA

JF Lamata

Al margen de las conspiranoias que hubo siempre sobre aquel crimen ninguna de ellas con un mínimo de solidez. Lo más interesante del perfil de Herrero Tejedor era su condición de un indudable jurista al servicio de la dictadura franquista pero que, sin arrepentirse nada de su apoyo al régimen veía en él una fórmula transitoria que, tras un periodo de tiempo debía desembocar en una democracia parlamentaria.

Probablemente eran muchos dentro del franquismo los que veían en el régimen algo así, como D. Adolfo Suárez, D. Fernando Suárez o D. Manuel Fraga, por poner tres ejemplos. Por desgracia no lo veían así otros miembros del franquismo que, extrañamente intentaron perpetuar lo que era imperpetuable. Pero esa pelea entre aquellos dos bandos del franquismo no la daría el Sr. Herrero Tejedor, su muerte obligó a que fueran sus discípulos los encargados de la misma.

J. F. Lamata