Nuevo escándalo en ‘Tómbola’: Pocholo Martínez Bordiú vertió un vaso de agua sobre la tertuliana Karmele Marchante

Los invitados al espectáculo inquisitorial de esa ‘Tómbola’ sangrienta que semanalmente mantiene en vilo a la audiencia con el linchamiento circense que cuatro torquemadas de la prensa rosa llevan al cabo -el latiguillo más recurrente de la valenciana Bienvenida Pérez que, con calculada torpeza lingüística, intentaba parecer una dama inglesa esforzada en hablar nuestro idioma- se ganan pero bien la pasta que cobran. Se someten al escarnio y al insulto, como cuando Mariñas le dijo a Paco Clavel que, por mucho que se cambie de modelito, debería ducharse más a menudo. O a veces rompen a llorar, como Karina en un programa anterior cuando Karmele Marchante habló de los turbios desahogos sexuales del padre de una de sus hijas. Karmele es la peor. Hace parecer inofensivo al destroyer Mariñas con sus ruines andanadas, dispara a matar, hurga en las zonas más inconfesables de la privacidad, ella que era moderna como de la movida y que, por obra del mal, está padeciendo una mutación de rasgos faciales. El jueves rompió el fair play, rebasó los límites de la insinuación y entró en el peligroso terreno de la delación cuando acusó a Pocholo Martínez-Bordiú de haber traficado con droga. Massiel, enrollada y colega, medió en el conflicto intentando disuadir a la Marchante para que no siguiera por ese camino. Pero ella no soltaba la presa y volvió a la carga con supuestas pruebas recabadas durante una pausa publicitaria. Y Pocholo perdió los nervios y le arrojó un vaso de agua.

Fue uno de los momentos televisivos más tensos que se recuerdan. A partir de entonces, abordar cualquier asunto era cambiar de tema. Ni Carmen Morales logró centrar la atención negando su noviazgo con Rafi Camino. Karmele, asustada y comida por la mala conciencia, pretextó una indisposición para abandonar el plató. Y Pocholo salió detrás. A por ella, supongo.

Leopoldo Alas