19 mayo 1997

Compartirá con Luis Solana una nueva sección 'página de la derecha y página de la izquierda', en la que cada uno hará una columna con su respectivo sesgo

Jiménez Losantos rompe con el diario ABC después de que no se le publicara un artículo sobre Lain Entralgo y se pasa a EL MUNDO

Hechos

El 11 mayo de 1997 el diario ABC y D. Federico Jiménez Losantos, pusieron fin a su colaboración (que mantenía de manera diaria desde 1986). El columnista pasó inmediatamente a ser columnista diario del periódico EL MUNDO.

Lecturas

El 13.05.1997 D. Federico Jiménez Losantos anunció desde el programa ‘La Linterna’ de la COPE, que dirigía su amigo, D. Luis Herrero, que había abandonado el diario ABC en el que era columnista desde 1986 (cuando dejó DIARIO16 por el tema de la OTAN). Lo hacía dos días después de que el diario EL MUNDO anunciara en su portada su fichaje.

«Cada vez era más difícil ejercer mi función, que era de columnista y no de redactor de noticias que es lo que, al parecer, pretendía el director, Luis María Anson.  Esa es una humillación añadida que conviene recordar por aquellos que piensan que el señorío de ABC se mantiene”.

En aquella intervención en ‘La Linterna’, en la que anunció su pase a EL MUNDO el Sr. Jiménez Losantos se quejó de que se le hubieran suprimido columnas. Pero no concretó que columna era.

El director de ABC en ese momento era, en efecto, D. Luis María Anson, pero en ese momento estaba en México:

GIMÉNEZ ALEMÁN, CAUSANTE DE LA SALIDA DEL Sr. JIMÉNEZ LOSANTOS

Así pues, la responsabilidad por esa decisión de suprimir una la columna del Sr. Jiménez Losantos – y que causó su marcha – recaía en el director en funciones del ABC, D. Francisco Giménez Alemán, quien ya se estaba preparando para asumir la dirección de ABC.

Tanto el Sr. Jiménez Losantos, como su colega D. Amando de Miguel, publicaron informaciones contra el anciano monárquico D. Pedro Laín Entralgo, que formaba parte del consejo editorial de ABC, en el caso del Sr. Jiménez Losantos, lo hizo en el propio diario ABC, lo que causó una protesta del consejo editorial de Prensa Española, empresa editora de ABC presidida por D. Guillermo Luca de Tena y Brunet.

lain_entralgo D. Pedro Laín Entralgo, un monárquico que no quería recordar su pasado franquista.

Amando D. Amando de Miguel también fue apartado del diario ABC después de escribir contra el Sr. Lain Entralgo.

NUEVA SECCIÓN EN EL MUNDO ‘PÁGINA DE LA DERECHA’ CON JIMÉNEZ LOSANTOS Y ‘PÁGINA DE LA IZQUIERDA’ CON LUIS SOLANA.

solana_mundo El diario EL MUNDO anunció en su portada 11.05.1997 que fichaba como columnista a D. Federico Jiménez Losantos y realizaba el anuncio a la vez que el del fichaje del dirigente del PSOE, D. Luis Solana. El objetivo era dar la imagen de que EL MUNDO era un periódico ‘centrista’ y por ello fichaba a la vez a un periodista ‘de derechas’ D. Federico Jiménez Losantos, para que realizara en su artículo en la ‘página de la derecha’ y un político de ‘izquierdas’ para que realizara su artículo en la ‘página de la izquierda’. Aquello molestó a D. Federico Jiménez Losantos, que no deseaba que se comparara ‘su estatus’ con el de D. Luis Solana y al que, además, no gustaba la etiqueta ‘derecha’, puesto que sólo aceptaba la etiqueta ‘liberal’.

Aquello, además, también molestó al columnista D. Antonio García Trevijano que, consultado por La Hemeroteca del Buitre, aseguró que fue el fichaje del Sr. Solana lo que causó su ruptura con el diario EL MUNDO (aunque seguiría escribiendo hasta el mes de junio).

Versión del Sr. Jiménez Losantos en su libro ‘De la Noche a la Mañana’:

«Mi reciente expulsión del ABC apenas dos años antes, por órdenes de Anson dentro de su pacto con Cebrián para entrar en la Academia y salir del ABC, pero ejecutada por Alemán con tanto entusiasmo que, al echarme zafiamente por teléfono, se permitió presumir de que en la edición de Sevilla, mientras él la dirigió, no se publicaba mi columna. Ahora decía, con la untuosidad cortesana y la flexibilidad vertebral que caracteriza a esta subespecie, que también Azorín se fue del ABC, pero, naturalmente, volvió porque tenía que volver. Fue un mensaje tan sutil como su figura y tan delicado como su prosa. Yo estuve simpático. Cata, cariñosa, Luis, constructivo, Nemesio institucional y Alemán servil. Es decir, que todo fue más o menos como esperábamos».

17 Abril 1997

AUTOBIOGRAFÍA DE ESPAÑA

Federico Jiménez Losantos

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Acaba de publicar Amando de Miguel el penúltimo de sus libros y debo apresurar el comentario antes de que salga el siguiente, que será ayer, o como mucho, hoy. La capacidad de trabajo de este hombre es un fenómeno de la naturaleza, sólo superado por la de Ricardo de la Cierva, que no es de este mundo. No contento con entregarnos cada año un amplio informe de nuestros más secretos pensamientos, con ilustrarnos semanalmente en ABC acerca de nuestras manías más caras y nuestros afanes más baratos, no hay año en que no publique un libro, dos, a veces tres, para compensar el esfuerzo propiamente enciclopédico. Publicar tanto es malo, porque no siempre se lee todo ni se aprecia el valor de lo que se lee. Así que debo evitar ese peligro comentando su ‘Autobiografía de los españoles’, libro sorprendente por la notable cantidad de testimonios que recoge, y, sobre todo, porque nos muestra una cara de España bastante insospechada.

España son, fundamentalmente, los españoles, por eso está viva, pero se trata de una vida tan proteica y tan cambiante que uno casi ve deshojarse el libro de la historia ante nuestros ojos. Siempre se piensa en un país como algo que permanece. Pocas veces como en este libro puede apreciarse que el milagro de una nación es que permanezca sin dejar de cambiar. Es de impresión lo que hemos cambiado de un siglo acá, en todos nuestros hábitos y costumbres propiamente sociales. Ni la comida, ni el vestido, ni el horario se parecen a los de nuestros abuelos. Todo ha cambiado de forma asombrosa, pero sólo en el testimonio autobiográfico, seleccionado por asuntos, se da uno cuenta cabal de lo que sobrevive en medio de la vorágine de los acontecimientos. Lo único que permanece es la mala uva de los intelectuales. Nuestros mejores talentos van muy por delante del común es el desdén, el agravio, la envidia y la sátira feroz. Si bien la desigualdad social y la pobreza son los fenómenos que hoy nos resultan más chocantes, porque indudablemente hemos prosperado, veo difícil que alcancemos en la Prensa canallesca – valga la redundancia – un nivel de maldad como el que en diversos capítulos de su libro recoge Amando. Por ejemplo, Victor Macho, el escultor del busto de Pasionaria, decía esto de Negrín: ‘aquel panzudo y ambicioso canario africano que se creía un Pasteur y en realidad no era más que un incontenible tragador, un sensual grosero y un neroncillo trasnochado’. ¡Y eran del mismo bando!

Pero también en est de la ferocidad calificativa vamos degenerando. Eugenio d´Ors calificaba la obra de Sert como ‘esa mezcla de mierda y purpurina’. Y semicerradas las heridas de la guerra, su paisano Carlos Barral se limitaba a decir estoo de Juan Goytisolo: “Aparte de no apreciar muchos ni su imaginación ni su verbalidad no tengo nada contra Juan Goytisolo, salvo que me irrita su maniático luto histórico y su cadavérico gesto de sarcasmo. Pero en el fondo le tengo afecto y no me parece tan mal escritor’. Se ve que la mejora material de las condiciones de vida atenúa la injuria pero sólo sutiliza la mala intención. De todos modos, el maquillaje de la vida y sus avatares en el que escribe su autobiografía queda de manifiesto en reveladora anécdota de Pinillos y Laín. Éste, que tras descargar su conciencia se ha convertido en un adalid progresista, le reprocha al psicólogo:

  • LAIN: “Pero, hombre, José Luis, ¿cómo se te ocurrió de joven la locura de alistarte en la División Azul?”.
  • PINILLOS: Respuesta amable: “¿Qué me dices, Pedro? ¿Es que no te acuerdas de que tú nos ordenaste que nos alistáramos?”.

Somos menos violentos, menos pobres, menos duros, pero seguimos mintiendo cuando nos conviene. Lo que ya no puede hacer Amando de Miguel, después de este magnífico rodeo, es dejar de escribir su propia autobiografía. Se lo está pidiendo el ánima. Y nosotros también.

Federico Jiménez Losantos

22 Abril 1997

PINILLOS Y LA DIVISIÓN AZUL

Pedro Lain Entralgo / José Luis Pinillos

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Señor director: Con evidente intención agresiva, el columnista Federico Jiménez Losantos, en su artículo ‘Autobigrafía de España’ (ABC, 17-4-97), publica como realmente sucedido un diálogo entre José Luis Pinillos, mi excelente amigo, y yo. Según ese artículo, yo pedí cuentas a José Luis Pinillos por su alistamiento en la División Azul y él me respondió: “¿Qué me dices, Pedro? ¿Es que no te acuerdas de que tú nos ordenaste que nos alistáramos?”. Pues bien: el tal diálogo nunca ha existido. Ni yo he pedido cuentas a nadie por su inscripción en la División Azul, ni jamás he ordenado a nadie que lo hiciese, ni nunca he tenido autoridad para ello, ni José Luis Pinillos ha pronunciado las palabras que se le atribuyen. Sólo esto quiero decir: que publicar esa presunta información sin haber averiguado si es o no es cierta, y por añadidura hacerlo con ánimo de injuriar, ni es digno de un periodista mínimamente cuidadoso de su comportamiento como tal, ni compatible con las tradicionales normas éticas del diario en que aparece.

Yo he sido lo que he sido, he dicho lo que he dicho y he hecho lo que he hecho. Y por razones muy alejadas de mi conveniencia personal, he dado razón escrita de por qué y cómo fui lo que fui, dije lo que dije e hice lo que hice, y de lo que desde dentro de mí me ha conducido – ¡hace ya décadas! – a revisar lealmente mis opiniones y mi conducta. Todo ello, añadiré, muy lejos de la pretensión de cualquier ventaja personal. Entre los antiguos ‘nacionales’ y entre los antiguos ‘rojos’, que, sin explicación previa, hoy pululan como demócratas en la política y en los medios de información, sólo tres nos hemos sentido éticamente obligados a tal revisión: Dionisio Ridruejo, Antonio Tovar y yo. A ninguno de los tres nos movió la ‘apetencia de convenenzuelas’, como diría el biógrafo de Fray Gerundio de Campazas.

Pedro Laín Entralgo

Señor director. En ABC del jueves pasado, 17 de abril, se publicó un artículo de Federico Jiménez Losantos, ‘Autobiografía de España’ en el que se aludía a una supuesta conversación en la que don Pedro Laín me habría ordenado ir a la División Azul. La verdad es que a mí no me lo ordenó nadie. Me alisté como voluntario por mi cuenta y riesgo. Es más, me fui a Rusia tan decidido a salvar el cristianismo y la civilización occidental que hasta me dieron la Cruz de Hierro. Muchos años después, alguien que no era Pedro Laín, y de cuyo nombre no quiero acordarme, cometió la indiscreción de preguntarme por qué una persona como yo había ido a la División Azul. Le respondí que, entre otras cosas, porque él me había animado a hacerlo, aunque luego se quedara en España. Ahí acabó todo y esa es la verdadera conversación a que se refiere Jiménez Losantos. En ella no tuvo arte ni parte Pedro Laín. Desde que le conozco, lo que he visto en él ha sido siempre un deseo de reconciliar a los españoles, que me parece ejemplar.

José Luis Pinillos

19 Mayo 1997

EL RETRATO: FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS

Ángel Sánchez

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El escritor anticatalanista – antaño maoísta y hogaño capitalista – Federico Jiménez Losantos (Orihuela del Trenedal, Teruel, 15-9-1951) ha abandonado después de diez años, su colaboración en el ABC del académico Luis María Anson y se ha pasado a EL MUNDO del endémico Pedro J. Ramírez. Se trata de la vuelta a un hogar familiar, porque desde 1982 a 1986, Federico (como jefe de opinión) y Pedro J. (como director) cabalgaron juntos en DIARIO16. Afiliados al denominado Sindicato del Crimen… periodístico. Uno y otro siempre han compartido multitud de sensaciones, especialmente el odio a EL PAÍS de Polanco-Cebrián y la obsesión por aniquilar a Felipe González. El antaño maoísta y hogaño capitalista Jiménez tiene tanto pánico a González que acaba de advertir. El felipismo es un cadáver mal enterrado; es un muerto viviente. Y esos son los más peligrosos’.

Otra de las fobias del otrora ferviente comunista y ahora anticomunista fervoroso Losantos es Jordi Pujol, del que a menudo dice cosas como ésta: ‘Es un político mesiánico (…), sectario hasta la médula, excluyente hasta la náusea y xenófobo hasta decir basta’ (ABC, 8-3-1996). De todos modos, lo peor del excluyente y sectario Federico Jiménez Losantos no es que viva sin vivir en él en un mundo maniqueo (el cielo son él y sus amigos y el infierno son los otros), sino que sus ideas, filias y obsesiones influyen más de lo conveniente en José María Aznar.

Ángel Sánchez

21 Mayo 1997

Luis Solana

Francisco Umbral

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Con la última movida de este periódico ha entrado de columnista Luis Solana, un hombre del PSOE a quien siempre he visto con simpatía y venialidad. Sus columnas las hemos visto con curiosidad, como ejercicios de redacción muy respetuosos con este búnker de fascistas, canallas y descerebrados donde se ha metido, pero he aquí que a la semana de estar en la casa arremete contra los columnistas y el columnismo en general. Ocurre que en una semana ha aprendido el oficio, que antes le parecía muy difícil («escribir todos los días») y ya nos da la simplicísima fórmula, que su agudeza ha hallado en seguida. Veamos.

«El bigotes se ha visto con el pinocho y ahora cambiará impresiones con el enano». Dice que así, más o menos, se hace el columnismo, y se asombra relativamente de que se nos permita escribir de este modo sobre los políticos. En principio, el señor Solana debiera saber que al columnismo sólo se accede o viniendo desde la buena literatura o recorriendo toda la escala profesional, desde el perro hinchado (telegrama) hasta los editoriales más comprometidos. Utilizar la jerga de la calle para hacer columnas es una cosa que ya hacía Larra, la mejor pluma de nuestro XIX. Pero la jerga hay que utilizarla como Cela, convertirla en literatura, y el señor Solana es demasiado fino para eso.

Su jefe de fila, don Felipe González, se ha revelado como un adicto del insulto (sin la carga literaria de Alfonso Guerra), pero a Solana le parece mal la libertad insultiva de los columnistas. Que sepa que el insulto es un género literario desde Quevedo y que muy pocos escritores saben insultar literariamente, y menos los políticos.

Tal que ayer mismo o así, en la columna de Solana leo: «no lo logro comprender». Subrayo esos dos «loes» para indicarle al columnista que incurre en atroz cacofonía y que lo fácil hubiera sido escribir «no logro comprenderlo». El supone que los columnistas escribimos de oído, pero Solana escribe sin oído, que es como tocar el piano sin oído para la música. En general me viene gustando lo que Solana dice en su sección. Lo que no me gusta es la sintaxis. Evidentemente, Solana no cuenta la sintaxis entre las facultades de su alma, como la contaba Valery. Su primer error, o heroicidad, consiste en convertirse en el Kabila del mobutismo periodístico, ya que está rodeado de columnistas por todas partes, en la página y el periódico donde escribe. Tiene muy cerca grandes firmas que saben más que él, no sólo de escribir, sino de política e incluso de teléfonos. Iba muy bien el chico hasta que, a la semana de empezar, tarde y bien, en su nuevo oficio, se permite explicarnos la cosa a todos y desacreditar el columnismo en bloque, todo el gremio, o sea. Pero no tenemos espíritu corporativista y Solana no comportaría mayor interés si no fuera por lo que hay debajo/detrás de su denuncia de un género que hoy vive su esplendor en España y vende muchos periódicos.

Solana está denunciando, en realidad, y jugando a las agachaditas, la libertad del columnista para presentar a los políticos como son, cuando él tanto les debe. Está denunciando la libertad de prensa, en el fondo, como si ignorase los datos que le he dado y otros sobre los orígenes y legitimidades del género. En el pulcro Azorín hay crónicas que arrasan con la clase política. Y en Ortega y siempre o casi (en épocas de mucha menos libertad democrática que ésta). Solana ignora la historia de la libertad de prensa y está denunciándonos a todos gravemente. Se ha confundido de página. La suya era la de izquierdas ¿recuerda?

19 Mayo 1997

Playboy del mundo occidental

Eduardo Haro Tecglen

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Javier Solana: empujado el telón de acero hacia adentro, más allá de donde lo pusieron Churchill y Truman. Rusia ha sido convencida por este seductor, este playboy del mundo ccidental (cito el título de una comedia de Synge, 1907), de que debía firmar el acuerdo de paz fría y que el viaje enemigo se instale en sus mismas fronteras. Tres de los doce países que fueron comunistas-soviéticos ingresarán en la OTAN. Los otros quizá se rusifiquen.

Los Solana, como se dice del cerdo – con perdón, mejorando lo presente: por un mal comparar – no tiene desperdicio. Creo que el director de este periódico en el que me incrusto, Jesús Ceberio, tiembla de preocupación al ver entrar en EL MUNDO, página de la izquierda, al neocolumnista Luis Solana; y en el de la derecha a Jiménez Losantos, despedido por Anson minutos antes de irse él mismo de ABC, qué disgusto el suyo, para ocupar el despacho de Telvisa, que disgusto el de Azcárraga junior, que se ha encontrado con esta herencia de su padre, con la que se ve mezclado en un turbio asunto gubernamental-judicial-periodístico en España. Esta incorporación de la alta inteligencia política, este feroz combate de Solana y Losantos podrá quizá hacer perder lectores a nuestra casa. ¡Se suman a gentes como Aurora Pavón / Pablo Sebastián, Javier Ortiz, Sinova! Un frente moderno, que derroche de talento. ¿Una maniobra de Cascos y Polanco?

Eduardo Haro Tecglen

El Análisis

UNA DE DOS

JF Lamata

La decisión de D. Federico Jiménez Losantos de romper con el diario ABC dirigido por los Sres. Giménez Alemán y Anson porque le suprimieron el artículo sobre el Sr. Laín Entralgo, tiene la originalidad que fue ‘una de dos’. Ya que apenas un año después, el columnista volvería al periódico de Prensa Española por el interés, entre otras cosas, del Gobierno del PP en que volviera. Y saldría por los mismos motivos pero con aún mas resquemor. Por ello, su salida de mayo de 1997 fue la primera ‘de dos’.

El periodista, fiel a su estilo, en vez de hablar de una salida voluntario se presentó como una ‘víctima’ de un supuesto pacto del Sr. Anson con el Sr. Cebrián en el que para poder entrar en la Real Academia se habría obligado al director de ABC a despedir al Sr. Losantos, lo cuál era una sarta de bobadas con la cronología de fechas en la mano.

En el campo de las anécdotas, llama la atención que alguien que critica tanto los ‘complejos’ de la derecha española, mostraba que el también poseía un complejo similar, al no querer ser definido por EL MUNDO como ‘periodista de derechas’, sino sólo ‘periodista liberal’.

J. F. Lamata