19 mayo 1997

La AEPI está controlada por Antonio Herrero, Pablo Sebastián y Jiménez Losantos

‘El Sindicato del Crímen’ (AEPI) de Herrero y Losantos pide cerrar los canales ANTENA 3 TV, TELECINCO y CANAL PLUS, por considerarlos canales afines al PSOE

Hechos

El 13.05.1997 se hizo público un comunicado de la AEPI pidiendo la revisión de la concesión de licencias de 1989 a ANTENA 3 TV, TELECINCO-Gestevisión y CANAL PLUS-Sogecable.

Lecturas

REVISAR LAS CONCESIONES DE LOS TRES CANALES PRIVADOS: ¿CIERRE DE CANALES?

La primera semana de mayo de 1997 la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) emitió un comunicado pidiendo al Gobierno presidido por D. José María Aznar, del Partido Popular, ‘revisara las concesiones’ a los tres canales privados de España existentes en aquel momento: TELECINCO (del Grupo Correo y Mediaset), ANTENA 3 TV (del Grupo Zeta) y CANAL PLUS (del Grupo PRISA).

La AEPI, asociación liderada por D. Pablo Sebastián, D. Antonio Herrero, D. José María García, D. Luis María Anson o D. Federico Jiménez Losantos, estaba considerado una asociación de periodistas anti-PSOE y más bien próximos al Gobiernos, bautizados por sus enemigos como ‘El Sindicato del Crimen’).

‘El Sindicato del Crimen’ justificaba esa petición de revisión de aquellas licencias en que esas tres cadenas de televisión en que «difunden programas de ínfima calidad” y, sobre todo, porque esas concesiones “les fueron otorgadas por los gobiernos socialistas a los que ahora encubren y defienden”. Es decir, que, según la AEPI los informativos de ANTENA 3 TV, TELECINCO y CANAL PLUS defendían al PSOE como agradecimiento a la concesión de licencias de 1989 y por eso sus telediarios eran pro-PSOE y anti-PP. Además, el comunicado también aseguraba que existía en los telediarios de las tres cadenas de televisión privada una tratamiento desfavorable al juez D. Javier Gómez de Liaño que instruía una causa contra D. Jesús Polanco, presidente de CANAL PLUS.

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CONCESIONES RENOVADAS

A pesar de aquellas críticas, las concesiones a TELECINCO, ANTENA 3 y CANAL PLUS (las dos primeras en abierto y la tercera de pago) fueron renovadas en 1998 sin que ningún medio de comunicación ni tan siquiera informara del tema. Los antiguos miembros de la AEPI retiraron sus críticas, entre otras cosas porque para 1998 ya se habían producido cambios en el accionariado de ANTENA 3 TV, habían salido los directivos más póximos al PSOE y habían entrado otros más próximos al PP y próximos también a antiguos miembros de la AEPI como D. José María García o D. Pedro J. Ramírez.

08 Mayo 1997

La AEPI denuncia telebasura política en Telecinco, Antena 3 TV y Canal Plus

Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (Secretario General: Pablo Sebastián)

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La Comisión Permanente de la Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) denuncia ante la opinión pública la campaña de difamación personal y profesional (telebasura política) que las cadenas de televisión privada TELECINCO, ANTENA 3 TV y CANAL PLUS han puesto en marcha contra jueces y fiscales de la Audiencia Nacional y los periodistas independientes que investigan y denuncian el crimen de Estado y la corrupción de los que son responsables los gobiernos del PSOE que presidió Felipe González. Campaña que coincide con similares maniobras que contra jueces, fiscales y prensa, orquesta la Dirección del PSOE, para eludir las responsabilidades políticas y penales que contrajo durante su gestión de la vida pública.

Responsabilidades delictivas y abusos de toda índole a los que no son ajenos – véase la actuación de la Fiscalía Anticorrupción y las investigaciones de la Audiencia Nacional en las cadenas de televisión privada – los propietarios y dirigentes de los citados canales que disfrutan en régimen de oligopolio, unas concesiones que les fueron otorgadas por los gobiernos socialistas a los que ahora encubren y defienden.

Unas concesiones que deberían ser revisadas por el Gobierno o ampliadas a nuevos canales, en vista de la continua violación de las normas y objetivos de la concesión, y de la difusión de programas de ínfima calidad que desdicen el objetivo social de dichas concesiones de unos canales de televisión que, sin rigor, ni respeto a los espectadores, están llevando la telebasura e la violencia gratuita, la pornografía y el lenguaje soez al terreno del debate político y de la información general con agresiones a personas y a su vida privada y familiar (como ha ocurrido con la fiscal María Dolores Márquez de Prado, los jueces Baltasar Garzón y Javier Gómez de Liaño y los periodistas Antonio Herrero, José Luis Martín Prieto y Pedro J. Ramírez en fecha reciente) utilizando como palanca la prensa amarilla y marginal que controla el PSOE y aprovechando la difusión populista de ciertos programas de televisión de la peor catadura y en los que la cadena TELECINCO ocupa la primera posición.

Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI)

08 Mayo 1997

Basura escrita

DIARIO16 (Director: Juan Tomás de Salas)

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El ‘Sindicato del Crimen’ ataca de nuevo. Creada para desalojar al PSOE del pode, la AEPI arremete ahora contra las televisiones privadas (TELECINCO, ANTENA 3 TV y CANAL PLUS) y la que denomina ‘prensa amarilla y marginal que controla el PSOE’.

Si la consigna era, en la etapa socialista estar contra el poder, porque era la verdadera esencia del periodismo libre, en la actualidad, con la derecha en el Gobierno, se ha convertido en estar a favor del poder y en contra de la oposición.

La AEPI acusa al PSOE de orquestar una campaña en contra de sus héroes (Márquez de Prado, Garzón, Liaño) y los periodistas independientes (ellos, claro está).

El periodismo se divide así entre indePPendientes (PP Jota, la COPePe y el imparcial ABC) y felipistas, esa estúpida etiqueta creada para descalificar a cualquier político, periodista o ciudadano simpatizante de la izquierda no iluminada.

El comunicado de la AEPI es un ejemplo de ‘basura escrita’, hipócrita y cínico, en el que arremete – nuevos Torquemadas, modernos Robespierres – contra la violencia y la pornografía de la ‘telebasura’. Pero descubre su objetivo real: que Aznar retire las concesiones a las cadenas privadas y se las otorge a ellos.

09 Mayo 1997

Las televisiones privadas declinan responder a la AEPI

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Las direcciones de las tres cadenas privadas de televisión -Antena 3, Tele 5 y Canal + – declinaron ayer pronunciarse acerca del comunicado distribuido el día anterior por la llamada Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI), en el que se pedía al Gobierno que revise las concesiones a dichas emisoras o las amplíe a nuevos canales, «en vista de la continua violación de las normas y objetivos de la concesión, y de la difusión de programas de ínfima calidad que desdicen el objetivo social de dichas concesiones de unos canales de televisión».En las últimas ediciones de EL PAÍS de ayer se mencionó al director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, como uno de los miembros de la AEPI. Éste último aclaró ayer que él ya no es miembro de dicha asociación, aunque sí contribuyó a fundarla. Otro de los periodistas fundadores de la AEPI, Luis del Olmo, director del programa Protagonistas de Onda Cero, dijo también que no es miembro de la AEPI desde hace mucho tiempo.

Este periódico intentó verificar si otros periodistas vinculados hasta ahora a la AEPI siguen siendo miembros de la misma. Antonio Herrero, de la COPE, no quiso confirmarlo ni desmentirlo: «No digo ni una palabra a nadie de EL PMS porque está haciendo gansterismo», afirmó.

José María García, periodista deportivo recientemente incorporado al Consejo de Administración de la COPE, tampoco quiso confirmar su pertenencia a la asociación. «Hace años que he decidido romper mi relación con EL PAÍS. Ese periódico ha perdido la credibilidad», dijo.

Manuel Martín Ferrand, colaborador de la COPE y de Abc, confirmó su pertenencia a la AEPI, aunque no forma parte ni de la junta directiva ni de la comisión permanente, que es el organismo que ha elaborado la nota.

Luis María Anson, director de Abc, y Pablo Sebastián, colaborador de El Mundo, no respondieron a las llamadas de la redacción de EL PAÍS.

12 Mayo 1997

Nostalgia de la censura y amenazas a la prensa

Carlos Carnicero

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La Asociación

La Asociación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI) nació, según rezaban sus declaraciones fundacionales, para defender la libertad de expresión frente a los abusos del poder. Con el paso del tiempo y la llegada de José María Aznar a La Moncloa han terminado por pedir la intervención del Gobierno contra los programas de televisión que no son de su agrado y por instigar a establecer un control político de las concesiones de televisión privada con la amenaza solapada de retirársela a los empresarios de comunicación que no le son afines. Pero lo más divertido de este asunto es que veinticuatro horas después de ese manifiesto en favor de la censura y de la concesión arbitraria de las licencias, no podemos saber con certeza quiénes componen ahora mismo esta plataforma de censores. En cualquier rincón del dial radiofónico se puede oír estos días como muchos periodistas que se adhirieron a esta sociedad se descuelgan precisamente de tanto desatino.

No sé qué ocurre en esta asociación que cada vez que da un paso salta por la borda alguno de sus miembros. El último en desmarcarse ha sido Pedro J. Ramírez, que en carta enviada al periódico EL PAÍS ha dado cuenta de su baja en la AEPI, pero sin explicar las razones que le han llevado a ello. Probablemente, él, que es tan escrupuloso con los derechos de sus lectores, debiera haber explicado las razones de su abandono con la misma firmeza que lo hizo con su adhesión, porque si no, en la memoria de todos quedará su inquebrantable unión con los postulados de la asociación que ahora abandona sigilosamente.

Ex franquistas

Todo esto viene a cuento de que estos ínclitos periodistas, alguno de los cuales perseguía demócratas en la época de Franco, quienes reeditar en España la censura, instigan al Gobierno a que retire las licencias de televisión privada como instrumento de chantaje de los empresarios de la comunicación que ellos no controlan, y denuncian maniobras, como hacia el propio general Franco. Me parece que falta un cuarto de hora para que nos hablen de los masones.

Insultos y amenazas

El asunto no tendría otra importancia que la necesidad de acostumbrarse a convivir con esta media docena de censores, supuestos periodistas, algunos de los cuales utilizan sus micrófonos y su pluma para su enriquecimiento personal y para la realización de negocios de toda índole, desde el tráfico con la publicidad y las influencias, a los puramente especulativos e inmobiliarios. Esa es la grandeza de la democracia que ellos, ilusos, quieren combatir. El Estado de derecho ampara que verdaderos forajidos de la palabra escriban todos los días, insulten por los micrófonos y amenacen a cualquiera. Y al contrario de lo que les ocurre a ellos, estoy orgulloso de vivir en un país en el que tienen derecho a volcar sus miserias en las ondas, y lucharé para que nadie le quite la licencia a la COPE y para que ningún juez prohíba la circulación de EL MUNDO, ABC e incluso la revista ÉPOCA. Mi preocupación – porque la historia demuestra que las tentaciones autoritarias siempre terminan fracasando – radica en la connivencia de estos censores con el propio presidente del Gobierno y con algunos jueces, pocos pero bien situados, que intentan un retroceso en las libertades democráticas que tanto trabajo nos ha costado conseguir. Aquí, a lo que parece, hay muy pocas cosas que suceden ya a humo de pajas. Y quien encabeza esta tentación autoritaria es el propio presidente del Gobierno, que no tuvo reparos en anunciarle a su buen amigo Pedro J. Ramírez, en una grandiosa y acaramelada entrevista, su preocupación por los ecos que le llegan de la telebasura de las televisiones privadas y las reconsideraciones que tendría que hacer con las concesiones. El presidente del Gobierno ha acabado por contagiarse de estos virus antidemocráticos y pretende – y lo que viene sucediendo lo demuestra – achantar a todos los que no le son adictos en los medios de comunicación. La otra parte de la operación, todavía es más peligrosa: utilizar la Audiencia Nacional y la justicia contra sus adversarios políticos. Que nadie olvide que esos, precisamente, son los instrumentos preferidos de cualquier dictadura.

Carlos Carnicero

14 Mayo 1997

VUELVE LA CENSURA

Javier Pradera

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Las historias del exterminio de la libertad de expresión bajo el franquismo suelen subrayar -con harta razón- las dramáticas represalias tomadas por los vencedores contra los vencidos tras la guerra civil: desde la incautación de los periódicos republicanos hasta el fusilamiento o encarcelamiento de sus directores y redactores. No cabe olvidar, sin embargo, que el régimen de censura de la dictadura descansaba sobre fundamentos fríamente administrativos: el sistema de numerus clausus impuesto a las empresas de comunicación otorgaba a Franco facultades discrecionales para autorizar y clausurar periódicos. Los directivos de la humorísticarnente autodenominada Agrupación de Escritores y Periodistas Independientes (AEPI), creada en 1994 por un grupo de energuménicos adversarios del PSOE, han sacado su patita de censores por debajo de la puerta para exhortar al Gobierno de Aznar -en un comunicado difundido la semana pasada- a emprender un proceso de limpieza del mundo de la comunicación animado por un parecido espíritu. Ni que decir tiene que la Europa democrática de los noventa impide a los gobiernos repetir los comportamientos de la Europa fascista de los cuarenta; de añadidura, el objetivo del exterminio no son -al menos por ahora- los medios impresos, sino las televisiones privadas, acusadas de estar manchadas por el pecado original (las licencias fueron concedidas por un Gobierno socialista), de emitir telebasura (siguiendo el ejemplo, dicho sea de paso, del nauseabundo programa La máquina de la verdad, presentado en su día por un fundador de la AEPI), de atreverse a desobedecer sus consignas y de criticar a jueces y fiscales amigos suyos.

La política de comunicación del Gobierno de Aznar otorga una inquietante verosimilitud al comunicado de la AEPI. Mientras CANAL PLUS continúa sometido a un triple acoso legislativo, gubernativo y judicial, el presidente de ANTENA 3 reveló anteayer que el Gobierno le amenazó con enviarle a la cárcel por llegar a un acuerdo empresarial con Sogecable. Aunque el secretario de Estado de Comunicación ponga histriónicamente los ojos en blanco para desmentir con voz estridente la información dada por Asensio, los testimonios son tan abrumadores que Jordi Pujol se ha sentido obligado a tomar cartas en el asunto.

La incitación de la AEPI para que el Gobierno de Aznar emprenda la limpieza de la televisión privada culmina su arrogante cruzada Contra el poder (así se titulaba su volumen colectivo editado en 1996), concebida en realidad como un instrumento electoral de los populares. La biografía autorizada de Pedro J. Ramírez, escrita por Esther Esteban (El tercer hombre. P. J. la pesadilla de E G., Espasa Calpe, 1995) nos había familiarizado ya con la vanidosa afición del director del diario El Mundo a comportarse como el poder detrás del trono y el hacedor de reyes que llevaba de la brida a un mediocre Aznar. Ahora nos enteramos, además, de que este correveidile actuó en diciembre de 1994 como mamporrero de un encuentro secreto entre Álvarez Cascos y el representante legal de Amedo y Domínguez (dos asesinos condenados a 108 años de cárcel) para negociar su confesión judicial sobre los GAL; no fue ésa la única ocasión en que Pedro J. Ramírez actuó como apoderado clandestino de un delincuente: Ernesto Ekaizer narra cómo llevó a Perote al despacho de Adolfo Suárez en febrero de 1995 (Vendetta, Plaza y Janés, 1996, p. 343) para hacer operativa la estrategia de chantaje de Conde. La victoria del PP se ha encargado de mostrar el corto recorrido de la hipócrita cruzada contra el poder emprendida por la AEPI antes de convertirse en un grupo de presión con vocación censoria; en estos doce meses Pedro J. Ramírez (que se ha dado de baja en la AEPI) también ha mostrado una singular destreza para mezclar la obsecuencia como entrevistador de calzón corto de Aznar con la capacidad para imponer al Gobierno su sectaria política de comunicación.

Javier Pradera

El Análisis

LIBERALISMO DE PACOTILLA

JF Lamata

Que la AEPI diga que el Estado debe de intervenir contra las concesiones de televisión, no da una imagen precisamente liberal, pues otorga al Estado el papel de vigilante sobre los contenidos del programa de televisión.

Lo sorprendente es que tras un comunicado de la AEPI que animaba al Gobierno a ejercer intervencionismo puro, todos los miembros liberalas de la AEPI no se dieran de baja ipso-facto ante algo que contradecía sus ideales. ¿No era tan liberal D. Federico Jiménez Losantos, miembro de la AEPI? ¿D. Luis Herrero o D. José María García? Pues no. Parece que el intervencionismo y las amenazas contra la anulación de la licencia molestan si es contra canales que piensen lo mismo, si es contra los contrarios (los rojos, o felipistas) entonces sí que vale que el Estado actúe contra ellos. ¡Liberales de pacotilla!

J. F. Lamata