3 mayo 1978

Paradójicamente en un discurso en el que AP explicaba su respaldo a una enmienda del PSOE frente a UCD

Abucheos en el congreso al diputado Gonzalo Fernández de la Mora (Alianza Popular) por afirmar que durante la dictadura franquista hubo ‘pleno empleo’

Hechos

El 3 de mayo de 1978 el Congreso de los Diputados debatió una enmienda sobre el PSOE sobre Empleo, que fue respaldada por Alianza Popular.

Lecturas

La proposición de ley socialista, cuya toma de consideración fue aprobada ayer en el Pleno del Congreso a pesar de la oposición de UCD, consta de 39 artículos y varias disposiciones adicionales y finales. Con gran detalle, la proposición estudia el régimen de prestaciones económicas por desempleo, las condiciones para percibirlas, su cuantía, y especifica las ayudas para fomento del empleo. Establece el Instituto del Empleo, con órganos centrales y delegaciones territoriales cuya estructura señala. Igualmente prevé los distintos modos de financiación de las prestaciones reguladas en dicho proyecto de ley.

INTERVENCIONES CLAVE DEL DEBATE: 

Felipe González (PSOE). La proposición que presenta el grupo socialista es mejorable técnicamente y desde otros puntos de vista, pero conecta con las preocupaciones de los electores a los que representamos los que estamos en este Parlamento. La incapacidad del sistema capitalista para integrar a todos los que quieren trabajo es manifiesta, pero esto es más verdad todavía en España con la vuelta de emigrantes, aumento de la población juvenil, presión femenina sobre el empleo, trasvase de la agricultura a otros sectores y cargas de la Seguridad Social, que hacen que las empresas se resistan a la creación de puestos de trabajo. Aunque se supere la atonía inversora, se domine la inflación, las sociedades industriales son incapaces de absorber el paro. En España, aunque las estadísticas son contradictorias, existían a finales de diciembre de 1977 unos 800.000 parados, de los que perciben seguro de desempleo 355.000.

Esta situación constituye una denuncia contra los responsables de la vida política del país, no sólo el Gobierno, responsable particular, sino contra todos los que estamos aquí. La proposición de ley pretende ampliar la protección a los que no disfrutan todavía de seguro de desempleo: campesinos, trabajadores del mar, PNN, en algunos casos, algunos sectores de la Administración, y también pretende articular una serie de medidas de fomento del empleo en las regiones más castigadas por el paro. A ello se añade una mejor gestión de estas medidas, con la implicación en la misma de los sindicatos y de los empresarios.

En síntesis, esta proposición de ley, cuya presentación es considerada por el grupo socialista como un deber irrenunciable, propugna un incremento de la aportación del Estado contra el paro, el control de esta aportación no sólo al Estado sino a las fuerzas sociales y el esta blecimiento de un tope mínimo de la prestación y su ampliación a los trabajadores del campo y del mar. El Parlamento debe tomar en consideración esta proposición. Debe someterla a debate y no dar la espalda al problema.

Rafael Calvo Ortega (UCD – ministro de Trabajo). «Debo señalar en primer lugar que el Gobierno está luchando con toda intensidad contra el paro; es receptivo a todas las actuaciones y mejoras, siempre que se produzcan en el marco del pacto de la Moncloa y se opone a un método concreto, en este caso una proposición de ley, no a la solución de los problemas que origina el paro. Esto es conveniente decirlo ahora y aquí, cuando parece que la presentación de esta proposición parece abrir un proceso implícito al Gobierno. Las cifras manejadas por el portavoz socialista son las primeras cifras sensatas sobre el paro que he oído en la boca de un político que no es del Gobierno. ¿Qué ha hecho el Gobierno en materia de desempleo desde la firma de los pactos de la Moncloa? Sencillamente, cumplir rigurosamente las exigencias e imperativos que estos pactos establecen en relación con el paro. Los efectos que ha producido el cumplimiento de estas exigencias no pueden ser conocidos todavía en toda su amplitud pero ya se puede afirmar que están dando resultados positivos. En estos meses últimos se constata ya un descenso del índice de desempleo. Los pactos de la Moncloa contienen dos mandatos en cierto modo contradictorios; uno, la lucha contra la inflación; otro, la lucha contra el paro. En el primero, el Gobierno ya ha obtenido resultados positivos. Los resultados en la lucha contra el paro son, por el momento, menos ciertos, aunque esperanzadores. Efectivamente, no hay por qué rechazar una proposición de ley porque sea insuficiente o tenga defectos técnicos. Para subsanarlos está el debate».

«Sin embargo, la proposición socialista tiene una dosis muy fuerte de inoportunidad, así como grandes ausencias que impulsan al Gobierno a oponerse a su toma en consideración. Si el Gobierno está cumpliendo los pactos de la Moncloa de manera diligente, en lo que se refiere al paro, no se puede venir ahora con una actuación paralela. Si se creen insuficientes los pactos de la Moncloa, revóquense estos pactos y, en ese supuesto, el Gobierno y los restantes grupos políticos estarán libres para presentar en el Parlamento sus correspondientes proyectos».

«Por otra parte, la proposición es incompleta pues se echa de menos en ella un estudio financiero sobre los gastos que supondría su puesta en ejecución. Finalmente, la lucha contra el paro hay que abordarla desde una ley del empleo, no desde una perspectiva de institucionalización del paro. El problema del paro es un problema de solidaridad nacional, de todos los grupos parlamentarios. Por ello habría que considerar la creación de una comisión nacional, formada por todos los grupos parlamentarios y por las organizaciones de las fuerzas productivas que abordaranun planteamiento nuevo del problema».

Fernando Abril Martorell (UCD-vicepresidente económico del Gobierno). «Quiero explicar al Parlamento, que sólo razones de responsabilidad, sobre todo en el área económica, han llevado al Gobierno a oponerse a la proposición de ley socialista. El Gobierno estima que no hay que levantar expectativas a las que la sociedad española no puede hacer frente en este momento. Por esas razones de responsabilidad el Gobierno pidió al ministro de Trabajo que explicase su posición ante el Congreso, una solución que debe estar basada en cimientos estables y duraderos. El Gobierno, efectivamente, acepta las reglas del juego parlamentario y estudiará el tema en los debates que planteen la proposición de ley tomada en consideración, pero enmarcado siempre en unas perspectivas de responsabilidad».

Gonzalo Fernández de la Mora (Alianza Popular). «Cuando se llega a una cifra tan alta de parados, esta deja de convertirse en un factor de la economía de mercado y se transforma en un reto, sobre todo cuando se produce tras una larga época de pleno empleo (sonrisas y murmullos). Esta situación crea desmoralización y hábitos sociales que empujan a la conflictividad. Haber votado a favor de la proposición no quiere decir que estemos a favor de todo su texto, aunque ya habrá discusión sobre el mismo en la Comisión de Trabajo. El espíritu de Alianza Popular al votar a favor, no es demagógico. Pensamos que los subsidios contra el paro son fundamentales y creemos que lo social priva sobre lo presupuestario».

04 Mayo 1978

Los buenos sentimientos del paro

Manuel VIcent

Leer

Lo de ayer fue una lectura parlamentaria del Primero de Mayo, una versión académica de esa marea obrera que arrancó del paseo de las Delicias y desembocó en la playa tranquila, de postigos cerrados, del barrio de Salamanca, llena de veraneantes burgueses que escrutaban el acontecimiento laboral detrás de los visillos. Felipe González saltó del seto de la Puerta de Alcalá directamente a la tribuna del Congreso para hablar del paro. El debate quedó establecido entre el líder socialista y el ministro de Trabajo, y los dos abordaron el problema de una manera escolástica con algunas notas de sentimiento. No hubo literatura. Nadie dijo que el paro es el quinto jinete del Apocalipsis que cabalga sobre un penco famélico contra el flanco de la democracia. Nada de esto. La sangre del tema fue reducida a raíz cuadrada, a un batiburrillo de encuestas, cifras, curvas de desempleo, gráficos, jestadísticas y material de oficina del ramo.Todos estaban de acuerdo, porque los parlamentarios tienen el corazón sensible conectado con el instinto de conservación. La disputa era sobre el método. Siempre sucede igual. La izquierda es un Sísifo que sabe todos los días la misma piedra hasta la cumbre de la mesa y entonces llega alguien del Gobierno para secarle el sudor con una pasada de jaboncillo y advertirle con cierta bondad que eso está muy bien, que se agradece tamaño esfuerzo, pero resulta que el sillar adolece de algunos defectos técnicos y que además eso precisamente ya está previsto por el alto mando. A UCD esta táctica le ha salido bien hasta ahora. Pero la cosa comienza a fallar. Como ayer.

Felipe González hizo un análisis del problema del paro, subrayando el sentido de la historia con la angustia de un millón de españoles por acceder a la tienda de la esquina. Lo que se dice un informe político y moral para apoyar una proposición de ley. El ministro de Trabajo, Calvo Ortega, vino en seguida a desentrañar el discurso socialista en una sucesión de apartados, objeciones, observaciones, tildes y puntos sobre las íes, en una respuesta técnica de buen ejecutivo. Pero debajo del cruce de palabras late el drama capitalista: luchar a un tiempo contra la inflación y el paro es un empeño contradictorio. Aunque ese no era el tema. El objetivo de la sesión era demostrar la buena voluntad, sacar la coronaria cara al público, los socialistas con sensibilidad popular, los de UCD con un sabor de expediente ádministrativo, atrincherados detrás de la gran madre del pacto de la Moncloa. Entre el sentimiento obrero y el latiguillo de ministerio, entre la lanzada romántica y la triquiñuela técnica, el punto de interés estaba en el resultado de la votación.

Los diputados, bien macerados ya de sentencias y estadísticas, le dieron a la llave. Y el panel electrónico iluminó la cifra adversa que ya ha azotado por tres veces al grupo del Gobierno. La apuesta perdida por UCD fue orquestada por una ovación de la sala, con el público incluido. El desconcierto y esa palidez de propaganda de visnú eran exactamente el reflejo de la crisis interna por la que atraviesa el Centro Democrático, que estaba allí bajo el aguacero de los aplausos contrarios como un escolar sabihondillo y castigado. El problema del paro va a tener una ley propia, como una esperanza para el pueblo, como una advertencia a UCD. Ya es la tercera.