6 abril 1991

El locutor radiofónico ironizó en antena diciendo que le iba a pedir a Juan Guerra dinero de alguno de sus negocios para que le ayudara a pagar al vicesecretario general socialista

Alfonso Guerra se querella contra Luis del Olmo (COPE) por calificarle en su tertulia de ‘golfo’ y ‘sinvergüenza’

Hechos

El 6.04.1991 D. Alfonso Guerra se querelló con D. Luis del Omo por sus declaraciones en su programa ‘Protagonistas’ del 25.02.1991 en la Cadena COPE.

Lecturas

EpocaOlmoHerrero La guerra entre D. Luis del Olmo contra D. Alfonso Guerra incluyó fuertes ataques personales cuando el locutor de la COPE desveló que el Vicepresidente del Gobierno había encargado a escoltas oficiales que protegieran a su amante.

luis_del_olmo_ondacero Audio: D. Luis del Olmo habla con J. F. Lamata sobre su pleito con D. Alfonso Guerra:

14 Enero 1991

"Mis impuestos pagan la escolta de la barragana de Alfonso Guerra"

Luis del Olmo

Entrevista de Maite Alfageme

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No tengo ninguna pelea con el vicepresidente, si acaso, es él el que parece tenerla conmigo, al negarme, como me ha negado, los derechos sobre alguna de las emisoras de FM que los socialistas han repartido entre sus amiguetes.

De Alfonso Guerra me preocupa, claro, que la mujer y los hijos del vicepresidente gocen de una escolta paa su seguridad personal, pero no estoy dispuesto a pagar religiosamente mis impuestos para que unos miembros de la Guardia Civil presten servicio de guardaespaldas a la barrana de Alfonso Guerra. Me parece intolerable que este señor monte un harén en la Moncloa a costa del ciudadano, una broma de mal gusto que, por el momento, no nos queda otro remedio que digerir.

Las Tertulias producen verdaderas pesadillas en la Moncloa hasta que el extremo de que el Gobierno suele sacarlas a relucir en sus negociaciones con la Iglesia. Afortunadamente, me consta también que los obispos saben que la COPE no es negociable.

06 Abril 1991

Doscientos millones

Fernando Ónega

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¿CUANTO vale el honor político de don Alfonso Guerra? Dijo una vez el fiscal Martín Pallín que «hay ciudadanos de cincuenta millones de melancolía, y ciudadanos de melancolía más desvalorizada». Como la inflación es la inflación y un ministro es un bien de Estado, la melancolía de don Alfonso es mucho más abultada. Según sus propios cálculos, vale doscientos millones. Mucho, si se compara con la indemnización por una vida. Poco, si se compara con lo que reclama don Emilio Botín. Regular, si se compara con un premio de la Primitiva. Ganarle esa suma a Luis del Olmo, le haría más fácil su retirada de la política. Por esa razón, si yo fuera del Olmo, me dejaba perder el pleito. Obtendría los doscientos kilos por suscripción popular. «Las ofensas se vengan cuando son ligeras», dijo el maestro Maquiavelo. Pequeñas deben ser, por tanto, las preferidas por Del Olmo. Y grandes tienen que ser las que, viniendo del ilustre líder socialista, se han quedado impunes en la crónica política de este país. Por ejemplo, cuando acusó a medios informativos de «mentir cada minuto». 0 cuando pasaba por el mundo «mil ofensas derramando», con sus chorizos, sus imputaciones golpistas, sus tahúres, y todas sus colecciones de cariños a quien no fuese de su cuadra. Creo que lo importante de la iniciativa legal del exvicepresidente no está en el montante económico. Lo importante es que se ha mostrado capaz de sentirse ofendido. Es humano, por tanto. Al ver cómo le duele que duden de su honor, seguro que entenderá que alguien se sienta dolido por sus palabras. Seguro que ahora entiende por qué se le gritó tanto «basta ya». Seguro que esos doscientos kilos, si llega a cobrarlos, los repartirá generosamente entre sus víctimas. Seguro que no vuelve a faltar a nadie. Será su gran reconversión.