30 mayo 1961

Ha estado tres décadas controlando el país

Asesinado el dictador de República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo ‘el generalísimo’

Hechos

El crimen se produjo el 30 de mayo de 1961.

Lecturas

Ha sido asesinado a balazos, en una emboscada el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo. ‘Generalísimo’ por ley especialmente promulgada y ‘Benefactor de la Patria’ por resolución del Congreso, no tuvo inconveniente en que llevara su nombre una provincia, ni en que la capital, Santo Domingo, pasará a denominarse Ciudad Trujillo desde 1936.

En tres decenios de dictadura, ocupó cuatro veces la presidencia – 18 años en total – el resto de los periodos fueron cubiertos por su hermano o por hombres de su confianza.

Hizo de la represión política un hábito de su régimen y hasta llegó a atentar contra la vida del presidente venezolano Betancourt, según los medios opositores. Por esta última acusación en agosto de 1960 la Organización de Estados Americanos aplicó a la República Dominicana sanciones diplomáticas.

La pérdida declarada del favor de Washington fue la señal de que su caída se hallaba próxima.

Se estaba urdiendo, mientras tanto, una conjura para acabar con su vida, pues había dejado de servir a los intereses que representaba.

El complot se fraguó con la participación de militares y civiles, y aun se dijo que apoyado por la CIA. El plan era tan simple como arriesgado.

El coche de Trujillo fue interceptado por otro en las afueras de la capital; al reducir su marcha, lo acribillaron a balazos.

02 Junio 1961

UN COMPLEJO PERSONAJE

ABC (Director: Luis Calvo)

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Como ocurre a menudo en los anales hispanoamericanos, el régimen de 30 años del generalísimo Trujillo ha resultado altamente beneficioso para su país, por lo menos en el terreno material; en este sentido bien merece la denominación de ‘Padre de la Patria Nueva’.

Ha dejado una República Dominicana radicalmente distinta de la que habían creado sus antecesores en la Presidencia. Si todo se hubiera desarrollado en armonía con las realizaciones materiales, Trujillo contaría entre los grandes estadistas del mundo hispánico.

Se puede objetar, sin embargo, que la severidad a veces excesiva, que caracterizó su régimen era imprescindible si se quería llevar a buen puerto sus grandes proyectos, contra sus críticas y la incomprensión de sus numerosos enemigos. Así es, hasta cierto punto; más hay que tener en cuenta que el régimen carecía de ideología, se concentraba en lo material y se caracterizaba por ‘el culto a la persona’, acaso en mayor grado que en cualquiera otra época de la historia.

El enriquecimiento de la República Dominicana, con sus tres millones de habitantes, era paralelo a la opulencia del propio ‘hombre fuerte’. Según manifestaciones de un pariente suyo, su fortuna ascendía a 600 millones de dólares, cifra muy considerable incluso en Estados Unidos. Los hijos del político dominicano vivían como multimillonarios, y a veces carecían de la discreción de su progenitor. No puede sorprender que su fasto provocase habladurías y críticas acerbas.

La decadencia del régimen se inició sobre todo a partir del momento en que el organismo de los Estados americanos decretó hace ahora un año el boicot de Santo Domingo en la Conferencia de San José de Costa Rica. Los Estados Unidos participaron en esta medida con la esperanza de que los delegados condenaran también la dictadura de Castro después de haberse pronunciado severamente contra la de Trujillo. Pero en esto, como en otras muchas cosas, los norteamericanos calcularon mal.

Sin embargo, ya era tarde para rectificar. Trujillo quedó eliminado de la Comunidad Americana y es comprensible que su amargura le indujese a adoptar una política contraria a los Estados Unidos y a insinuar veladamente que estaba dispuesto a dirigirse hacia el bloque soviético. Al advertir que el método seguido por Castro había dado buen resultado intentaba imitarle. De esta última etapa un tanto a la desesperada, Radio Caribe apenas se diferenciaba de la conocida fraseología fidelista en cuanto al tono antiyanqui y anticlerical. Compleja personalidad la de Rafael Leónidas Trujillo Molina, perdido por el orgullo y por el deseo de imitar una demagogia.

Lo que queda claro, sin embargo, es que la política norteamericana pierde cada día amigos y aliados sin que consiga nuevas lealtades. Más inteligencia demuestra Rusia aceptando compromisos con países no de su gusto, que Norteamérica al pretender vestir con ropaje liberal a todos los pueblos de la órbita occidental.