12 noviembre 1918

Carlos I renunció a la jefatura del Estado el 11 de noviembre de 1918 y a formar parte de cualquier futuro gobierno austriaco,​ pero no a sus derechos como jefe de la dinastía.

Caída del imperio austró-húngaro: Austria se convierte en República tras su derrota en la Primera Guerra Mundial

Hechos

El 12 de noviembre de 1918 se proclamó la República de Austria en Viena.

Lecturas

La derrota militar de Austria-Hungría significó  el final histórico del imperio de los Habsburgo tras 650 años de hegemonía. El 12 de noviembre de 1918 la asamblea nacional provisional proclamó la república austroalemana.

El final de la monarquía danubiana se vislumbraba desde mucho antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, pues debido a los conflictos entre las distintas nacionalidades, este gran estado multinacional se había vuelto, de hecho, ingobernable. Ni Austria, ni Hungria habían acometido reformas serias para conceder, dentro de la monarquía una igualdad real de derechos al menos a los pueblos numéricamente más importantes como checos, eslovacos o croatas.

La guerra aceleró el desmoronamiento de la monarquía danubiana: el elevado número de pérdidas humanas, el hambre y la propaganda enemiga contribuyeron a provocar la disolución del imperio. En enero de 1918, los obreros industriales convocaron huelgas en Wiener Neustadt, y en febrero se amotinaron en Cattaro las tripulaciones de varios barcos de guerra encabezadas por marinos eslavos y socialistas radicales. Notable influencia tuvieron asimismo los catorce puntos para un nuevo orden mundial anunciados a principios de 1918 por el presidente de Estados Unidos Woodrow Wilson, que preveían para los pueblos de Austria-Hungría ‘la oportunidad de desarrollarse con plena libertad y autonomía’. El 29 de junio de 1918, algunos políticos checos crearon en París un gobierno provisional, que muy pronto fue reconocido por los países de la Entente.

A partir de agosto de 1918 empezó a perfilarse cada vez más claramente la derrota de las tropas alemanas y austrohúngaras: los frentes sur y occidental se derrumbaron y Bulgaria y Turquía, estados aliados de las potencias centrales, exigieron la suspensión de las hostilidades. El 3 de noviembre Austria-Hungría y los países de la Entente firmaron finalmente un armisticio que preveía la evacuación del Tirol meridional hasta el Brenner, y del Kanatal con Tarvis, Istria y el norte de Dalmacia. Las tropas alemanas tuvieron que retirarse, y las unidades austrohúngaras fueron desmovilizadas.

El 17 de octubre el emperador Carlos hizo público un manifiesto destinado a detener el proceso de disolución de la monarquía. Sin embargo su anuncio de transformar la Cisleithania en una liga de estados nacionales llegó demasiado tarde. El 28 de octubre los checos proclamaron en Praga un nuevo estado, al que se unieron los eslovacos. Galitzia se incorporó al nuevo estado nacional polaco y los eslavos del sur, al igual que los húngaros, proclamaron su separación de la monarquía de los Habsburgo.

El 11 de noviembre, el emperador Carlos efectuó una declaración en la que renunciaba a participar en los asuntos de Estado y se mostraba dispuesto a reconocer cualquier decisión relativa a la futura forma de gobierno de Austria. Después se trasladó con su familia al castillo de Eckartsau, en Marchfeld y el 23 de marzo de 1919 se exilió a Suiza, no sin antes redactar el manifiesto de Feldkirch, en que declaraba nulas todas sus promesas anteriores.

De ese modo Carlos seguía considerándose el gobernante de los países de la ex monarquía danubiana, por lo que la asamblea nacional de Viena decretó su expulsión del país y la expropiación de los Habsburgo. Tras dos intentos fallidos de acceder al poder en Hungría, el 1 de abril de 1922 el último emperador de Austria falleció en Madeira, víctima de una pulmonía a los treinta y cuatro años.