22 abril 1994

El final del mandato de Redondo, destrozado por el escándalo del caso PSV

Cándido Méndez es elegido nuevo Secretario General del sindicato UGT reemplazando al histórico Nicolás Redondo Urbieta

Hechos

En abril de 1994 el diputado del PSOE, D. Cándido Méndez fue elegido nuevo Secretario General del sindicato socialista Unión General de Trabajadores (UGT) reemplazando a D. Nicolás Redondo.

Lecturas

El 10 de abril de 1994 se celebra el congreso del sindicato Unión General de Trabajadores en el que se aborda la sucesión de D. Nicolás Redondo Urbieta, cabeza visible del sindicato desde la Transición. Su marcha se produce después de que simagen haya quedado dañada por el escándalo de la PSV.

El nuevo secretario general de UGT es D. Cándido Méndez Rodríguez, respaldado por el 75% de los delegados. No se presentó candidato alternativo, aunque sí existe un sector crítico en torno a D. Manuel Fernández ‘Lito’ que hará oposición a la gestión del Sr. Méndez Rodríguez.

CándidoMendez_1994 El nuevo Secretario General, D. Cándido Méndez, logró el apoyo del 75% de los delegados. Lo que suponía que el sector crítico encabezado por D. Manuel Fernández ‘Lito’, que no presentó candidatura alternativa contaba con cerca de un 25% de apoyo en el congreso, que eran los que votaron en blanco. ‘Lito’ denunció zancadillas y ‘juego sucio’ por parte del sector del Sr. Méndez para bloquear su candidatura.

LA NUEVA EJECUTIVA DE LA UGT

Secretario General – D. Cándido Méndez

Secretario de Organización – D. Alberto Pérez

Secretario de Finanzas – D. Sebastián Reyna

Acción Sindical – D. José Luis Daza

Acción Institucional – D. Pedro Díaz Chavero

Comunicación- D. Antonio Ordoñez

Formación – D: Luciano González

Internacional – D. Manuel Bonmatí

Acción Social- D. Gustavo Gardey

Vocales – Dña. Dionisia Muñoz y D. Antonio Retamiro.

EL CASO PSV, CLAVE EN EL DETERIORO DE LA IMAGEN DEL PSV

PSV_UGTNicolasRedondoPSV El fiasco de la cooperativa de viviendas patrocinada por la Unión General de Trabajadores fue clave en el fin de la carrera del Sr. Redondo.

11 Abril 1994

Herencia de Redondo

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Las mismas pasiones, idénticos desplantes, similares incertidumbres con vistas al futuro: el destino ha querido subrayar este fin de semana un paralelismo entre el PSOE y la UGT que sobrevive a su divorcio. La dificultad, de integrar a la minoría, el recurso a los barones para compensar la debilidad del centro, la búsqueda de coartadas ideológicas para justificar las batallas por el poder, han caracterizado tanto al congreso de UGT como al reciente del PSOE, prolongado en los de carácter regional de estos últimos días y muy especialmente en el de Andalucía. Ese paralelismo cuestiona la pretensión de que los dirigentes sindicales son de una pasta especial, diferente a la de los políticos profesionales: unos y otros viven de la financiación pública, y son movidos por similares estímulos, psicológicos o materiales, incluyendo la resistencia a asumir abiertamente las propias responsabilidades cuando vienen mal dadas.Cuando, hace cinco meses, Redondo anunció su retirada, resistiendo las presiones de quienes le sugerían seguir durante un par de años, apuntó los nombres de tres posibles sucesores, y ninguno de ellos era el que ayer fue investido como nuevo secretario general. Redondo invocó los nombres de Saracíbar, Alberto Pérez y Manuel Fernández Lito. Nadie pensaba entonces en Cándido Méndez. Su candidatura apareció como resultado del escándalo de la PSV, que dejó marcados a los miembros más caracterizados de la anterior dirección. Sin ese asunto, la sucesión habría estado entre Antón Saracíbar y Alberto Pérez. El primero, muy ligado a Nicolás Redondo, entendió que su presencia supondría trasladar a la nueva dirección esa mácula compartida. La solución fue colocar al segundo candidato, Alberto Pérez, como número dos de una candidatura encabezada por Méndez, elegido por considerársele menos conflictivo que otros posibles. En cuanto al tercero, Lito, encabezó sin éxito su propiá alternativa.

Recurrió para ello a un par de temas clásicos del debate sindical: el alcance de la alianza con otros sindicatos y la prioridad de la organización por federaciones o por uniones territoriales. Detrás de ambos asuntos estaba el balance entre la dimensión reivindicativa y la negociadora del sindicato. Muchas veces se ha advertido el paradójico efecto de la ruptura de la UGT con el PSOE. Por una parte, permitió a ese sindicato desprenderse de los lastres que venían dificultando su acción reivindicativa desde la llegada de los socialistas al poder; pero, por otra, la obsesión, ahora en negativo, respecto a ese partido determinó una estrategia orientada a marcar distancias con el Gobierno antes que a alcanzar acuerdos razonables. Esa línea reivindicativa favoreció la alianza estable con CC OO, pero últimamente incluso ese aspecto era cuestionado: el sindicato de Gutiérrez fue en 1993 más favorable a firmar el pacto social que el de Redondo.

Poner el acento en las federaciones puede interpretarse como una forma indirecta de subrayar la dimensión negociadora, sindical en el sentido de menos política y más abierta a la negociación por sectores productivos que a los grandes pactos nacionales; también, en ese sentido, más favorable a una cierta normalización de las relaciones con el Gobierno. Todo ello en términos relativos, porque no se sabe de nadie que sostenga expresamente lo contrario, y, de hecho, las resoluciones aprobadas van en parte por ahí. Puede hablarse, por tanto, de una continuidad mitigada.

Y ello porque, si bien es impensable una marcha atrás respecto a la autonomía del sindicato, la especial situación de estos últimos años es irrepetible. Porque el PSOE no va a seguir gobernando indefinidamente, pero también porque no es probable que vuelva a producirse la conjunción en la cúpula de UGT entre el teórico máximo de la autonomía sindical, Zufiaur, y un dirigente que también lo fue del PSOE, y tan marcado por ello como Nicolás Redondo.

11 Abril 1994

UGT: las heridas siguen abiertas

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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Minutos después de anunciar su decisión de no presentar una candidatura alternativa, Manuel Fernández «Lito», secretario de la Federación de Metal, realizó una durísima crítica sobre la manera como se ha desarrollado el XXXVI Congreso de UGT, atacando frontalmente a Cándido Méndez, elegido ayer nuevo secretario del sindicato con el 75% del voto de los delegados.

Méndez no contó con el respaldo de las poderosas uniones territoriales de Cataluña y Asturias ni, por supuesto, de la Federación de la Construcción, encabezada por Manuel Garnacho -inquebrantable opositor a Redondo- ni de la del Metal de «Lito», que acusó a Méndez de «mercadear con el poder».

Prescindiendo de este tono de despecho, explicable por el escaso respaldo que logró suscitar el veterano sindicalista, es cierto que Cándido Méndez -que contaba desde el pistoletazo de salida con el apoyo de la anterior dirección y de Redondo- se ha visto forzado en las últimas semanas a elaborar una lista de integración para la Ejecutiva en la que coexisten diversas tendencias en el seno del sindicato. Hay hombres muy cercanos a él -como Díaz Chavero o Antonio Ordoñez-, personas que provienen del equipo de Redondo -como el nuevo secretario de Organización y número dos de UGT, Alberto Pérez- y dirigentes -como José Luis Daza- que ha tenido que incluir para ampliar sus apoyos.

Continúa de forma significativa en la dirección del sindicato Sebastián Reyna, que permanece como secretario de Finanzas. Un hecho que ha sorprendido a algunos militantes y delegados, que no se explican cómo es posible que Reyna no haya sido apartado por sus responsabilidades en PSV, a la que estuvo vinculado a través de IGS.

La crisis de la cooperativa de viviendas -como se encargaron de recordar los afectados a las puertas del Congreso- sigue siendo el mayor problema de UGT y, por tanto, el gran reto para la nueva dirección, que, por decirlo gráficamente, funcionará con una bomba a sus pies en tanto no solucione el asunto de PSV. Ni que decir tiene que para ello necesita de la colaboración del Gobierno, que jugará con un formidable arma de presión sobre Méndez.

El segundo frente abierto de la nueva dirección es la inflexible actitud de «Lito» y sus seguidores, que podría conducir a corto plazo a una confrontación abierta con Méndez, como sucedió con la rebelión de las federaciones encabezadas por Antonio Puerta y Josefa Pardo con motivo del 14-D, que se saldó con la salida de los dos dirigentes que se habían posicionado -con la connivencia del PSOE- contra Redondo.

En el cierre de este histórico Congreso que pone fin a los 23 años de la era Redondo, Méndez habló de unidad de acción con CCOO, de independencia respecto al PSOE, de mantener viva la conciencia política del sindicato y de luchar por el Estado de Bienestar, referencias que asumen expresamente el legado de su predecesor y permiten pensar que no va a haber un cambio ideológico en UGT, que atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.

27 Febrero 1995

La crisis de UGT

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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LA CRISIS que atraviesa la Unión General de Trabajadores (UGT) nació en el mismo momento en que Nicolás Redondo, aprovechando el prestigio que tenía en la organización, impuso a Cándido Méndez -sólo obtuvo el 5 8% de los votos- como su sucesor al frente de la vieja central sindical. Debilitado, con unos apoyos inestables en el sindicato y una organización que sufría los envites de escándalos como los de PSV o Unial, Méndez ha tenido dificultades para fortalecer su presencia y la institución que representaba. Sí ha podido, sin embargo, reabrir el diálogo con el Gobierno y el partido socialista, que, Redondo había pulverizado.Ahora, tras el envite que le ha hecho a Méndez el sector crítico -teóricamente, al menos, más próximo al PSOE-, la UGT deberá reabrir todo el proceso su cesorio y desandar el camino recorrido tras la retirada de Redondo, en abril del pasado año. Los efectos in mediatos son, sin duda, nocivos para el sindicato, obligado a seguir dedicando su tiempo y energías a problemas internos en unos momentos tan difíciles política y economicamente como los actuales. Pero, al final del proceso abierto el pasado sábado, la situación creada puede resultar positiva para UGT: sus órganos de dirección deberían salir fortalecidos y con mayor representatividad. El congreso extraordinario convocado par a el próximo 29 de abril debe servir para despejar de manera definitiva las dudas existentes al respecto, Méndez ha demostrado ser un buen dirigente sindical, con capacidad para desempeñar el cargo de secretario general de UGT. Pero es lógico que eso lo corroboren enteramente sus compañeros sin cauciones externas, por más respetables y autorizadas que sean.

La relación de fuerzas en el seno de UGT sigue siendo favorable a Méndez, a pesar de no haber conseguido la mayoría de dos tercios necesaria para destituir a los miembros del sector crítico integrantes de la dirección. Mientras tanto, este sector debe articular de aquí al 29 de abril una alternativa de modelo sindical que no, sea simplemente la de desbancar a Méndez o de seguir haciéndole la vida imposible. La sucesión de Redondo había sido una sucesión forzada, impuesta desde arriba, minada por pactos y componendas que empezaron a deshacerse casi desde el día siguiente de la elección de Méndez. Ahora, éste tiene la oportunidad de sucederse a sí mismo; y sus oponentes, la de explicar y defender sin cortapisa alguna sus puntos, de vista. A partir de ahí, todos deberían enterrar el hacha de guerra y dedicarse a resolver los problemas del sindicato, que no son pocos, y los de los trabajadores que lo integran.