14 junio 2012

La dirección del periódico permanecerá vacante hasta septiembre, cuando se nombrará a Eduardo García Serrano

Carlos Dávila despedido como director de LA GACETA en medio de las especulaciones de crisis económica en el Grupo INTERECONOMÍA

Hechos

D. Carlos Dávila fue despedido como director de LA GACETA el 14.06.2012

Lecturas

El 14 de junio de 2012 el Grupo Intereconomía que preside Julio Ariza Irigoyen y tiene a Alfredo Dagnino Guerra como consejero delegado despide a Carlos Dávila Pérez de Camino, asumiendo Maite Alfageme González-Úbeda la dirección provisional de La Gaceta.

De momento Carlos Dávila Pérez de Camino dejará de ser Tertuliano en el programa ‘El Gato el Agua’ de Intereconomía TV, aunque su presentador, Antonio Jiménez Martínez, anuncia ante las cámaras que desea que Dávila Pérez de Camino siga colaborando.

ALFREDO DAGNINO ¿’VERDUGO’ DEFENESTRADO?

dagnino

La decisión de destituir al Sr. Dávila fue atribuida a D. Alfredo Dagnino, Consejero Delegado del Grupo Intereconomía y considerado un destacado activista católico, aunque tuvo que contar con el visto bueno de D. Julio Ariza. Curiosamente, apenas un mes después del cese del Sr. Dávila, el Sr. Dagnino fue igualmente destituido de su cargo y reemplazado por D. Juan José Aizcorbe.

CARLOS DÁVILA VUELVE COMO TERTULIANO A INTERECONOMÍA UN MES DESPUÉS DE SU CESE

D. Carlos Dávila regresó como tertuliano de ‘El Gato al Agua’ del Grupo Intereconomía un mes después de su destitución por insistencia de D. Antonio Jiménez, tras haber abandonado el grupo después de su cese. Se da la circunstancia de que el Sr. Dávila volvía a Intereconomía como tertuliano después de conocerse la defenestración de su ‘verdugo’ D. Alfredo Dagnino.  El Sr. Dávila se mantendría como tertuliano hasta su ruptura definitiva con el grupo en octubre de 2012.

15 Junio 2012

¿Hay abajo después de abajo?

José María Izquierdo

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¡Qué antiguo, y qué estúpido, es esto de jugar con los éxitos del deporte para intentar que olvidemos las desgracias que nos sepultan! Ya verán que lo hace más de uno, enfrentando el 4-0 a Irlanda con la crisis. Como la ridícula maniobra de cargar las culpas sobre los socialistas, con Almunia de pimpampún y Rubalcaba en la recámara. La situación es obvia, por más que la alegre muchachada se empeñe en la nariz de Cleopatra. Los inversores nos dan leña hasta hartase porque nadie explica en qué consiste el rescate bancario, y llevamos así una semana, por la rebaja de Moody’s que ha dejado la deuda española lo más cerca posible del bono basura y, además, por la constatación hecha por Bruselas de que el rescate a la banca será computado como déficit. Lo que nos ocultó cuidadosamente Mariano Rajoy, el héroe del silencio. Ya pueden pedir la dimisión de Almunia, que con él o sin él el desastre sería el mismo, que en nada influye.

Y pongo en su conocimiento que Carlos Dávila deja la dirección de La Gaceta. Confiamos en que pronto le veamos publicar en cualquier otro medio del mismo nivel: The New York Times, Le Monde… Aquí esperaremos ansiosos sus bocadillos de chicharrones, aunque vengan envueltos en otro papel. Le sustituye, por ahora, la directora adjunta, Mayte Alfageme. Que tampoco es manca, como aquí han tenido la oportunidad de comprobarlo alguna que otra vez.

Y dos golitos de Fernando Torres. Dos.

Carlos Dávila

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Luis Losada, integrante durante años de la nómina de Intereconomía, negó públicamente su adscripción asegurando que él no formaba parte de asociación alguna de carácter secreto y con fines genéricamente mafiosos. Mentira. He aquí la prueba: el 13 de diciembre de 2013 se reunió en el Santuario de Loyola con el lucídismo y precavido obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla. El prelado no le dio cuartelillo. Simplemente le transmitió: «vete de El Yunque» y añadió «cualquier obispo te diría lo mismo que yo, vete». Luis Losada miente sin rubor cuando asegura que nada tiene que ver con esta mafia; la práctica habitual de los dirigentes y miembros de la infantería de El Yunque es la falsedad, la negación de la evidencia.

En Intereconomía, tiempos en los que yo era director de LA GACETA, los socios de la secta se movían como pez en el agua. Tenían para el menester o agregados conscientes o imbéciles a tiempo completo que colaboraban para medrar en la Casa. De ellos se servían para hacer los trabajos más sucios porque Losada, Cucarella, director de la televisión del Grupo y compañía no daban abasto para vender sus tóxicos productos. EL más eficaz de los conmilitones era el primogénito del presidente, Julen Ariza, un personaje del que hay que destacar cuatro características: su tremendo talibanismo en lo falazmente religioso, su desprecio a los inferiores, su enrome estulticia e incapacidad profesional y, en contraposición, su hipocresía para presentarse como uno más en la organización de la casa.

Pedí ¡que inocencia la mía!, a Cucarella y Ariza Jr. que se reunieran conmigo. Les apremié a que me afirmaran o negaran su pertenencia a ‘El Yunque’. Toda su respuesta fue ésta: «No nosotros somos del carisma». «Y, ¿Qué es eso del carisma?» les pregunté. La única respuesta que obtuve fue ésta: «Es una forma de vivir cristiana». Volvieron a mentir.

Reté a los percebes y no me arrepiento. Hastiado como estaba del manejo de los yunques de Intereonomía y repleto de información sobre cómo actuaba esta secta en algunas diócesis españolas (Getafe o Valencia por ejemplo) me ocupé en denunciar su actividad el día 31 de enero de 2012 serían las seis de la tarde, escribí en el billete un pequeño artículo.

El artículo se publicó en la primera edición. Aquella noche rara avis por aquellos días, no habían dado siquiera las doce cuando recibí en mi móvil la llamada del editor Julio Ariza. “Oye, ¿tú has escrito para mañana ‘El Yunque?” “Sí, claro”, le contesté rápido. Y ahí, en ese momento, se traicionó clamorosamente: “Yo no lo he leído, pero me han dicho – se entrecortó – que es un ataque furibundo”. Repliqué: “No, cuento la verdad y expresó mi opinión y añadí: ”y, por cierto, si tú no lo has leído, ¿quién te lo ha avisado?”.

Al modelo que inscribía todas las páginas del diario sólo teníamos acceso autorizado las siguientes personas: yo, como director, Mayte Alfageme, Javier Ruiz de Vergara (redactor de Diseño y Cierre), Fernando Macho (director técnico) y nadie, NADIE más.

No hizo falta investigación alguna. “Verás, es que mi hijo Julen ve también el periódico”. “Yo – repliqué – no le he dado autorización para hacerlo y soy el director. ¿Tú se la has dado?” “Bueno, se me ha olvidado decírtelo”. O sea, que el espía censuraba el periódico. Insólito e irritante. Julio Ariza no quiso continuar por ese camino y me pidió solemnemente: “Carlos, si esto se publica mañana, tengo un incendio en Intereconomía”. “¿Me estás ordenando algo?”, respondí. “No, te ruego que tengas en cuenta esto.

Así fue. Y se preguntarán los lectores: por qué me avine a suprimir en segunda edición mi trabajo. Pues confieso: aún no me lo perdono. Si recuerdo que Ariza me dio las gracias efusivamente y al día siguiente ante todos los jefes de Redacción aseguró: “Carlos Dávila, es el mejor director de periódicos de Madrid, tiene toda mi confianza y espero que nos jubilemos juntos”. Esa era la condición que yo le había puesto para retirar mi ‘billete’. Gilipollas de mí. En pocos días conocí  que Ariza se había quejado ante tres personas, un alto cargo del PP, el director de comunicación de un banco y un colega de EL MUNDO de que ‘no podía conmigo, no sé como quitármelo de encima”. O sea, me estaba apuñalando por detrás con el auxilio de El Yunque doméstico de su familia, que ya por entonces había decretado que un ser tan deleznable impío como yo, que un defensor de la derecha pagana como el aún director del diario, tenía que ser ejecutado en cualquier amanecer.

El Análisis

REACCIONES INTERESADAS

JF Lamata

Hubo muchas reacciones al despido de D. Carlos Dávila como director de LA GACETA y no es para menos, puesto que en cierto modo LA GACETA de INTERECONOMÍA, fue LA GACETA del Sr. Dávila, a partir de su cese comenzó, en cierto modo comenzó la cuenta atrás para el fin de aquel periódico.

El protestante anti-católico D. César Vidal mostró una gran solidaridad hacia D. Carlos Dávila, pero teniendo en cuenta que no mucho antes se había pitorreado de él cuando la polémica de los tuppers, su ‘solidaridad’ parecía motivada más por ganas de jorobar a los ultra-católicos de INTERECONOMÍA que en cariño al Sr. Dávila. En cuanto a Dña. Julia Otero, su solidaridad con el Sr. Dávila parecía motivada por ganas de ‘diferneciarse’ de ellos, en plan ‘yo no soy como ellos, que desearían que me echaran de TVE, yo sí lamento que le echen’. Pero a todo eso. ¿Por qué despidieron D. Julio Ariza y D. Alfredo Dagnino a D. Carlos Dávila? Según nos manfiestó el propio Sr. Dávila porque la secta integrista religiosa ‘El Yunque’ se había hecho con el control del periódico (???), es curioso que el Sr. Dávila argumentara eso, puesto que tan sólo unos meses antes – aún bajo su dirección – LA GACETA había retirado un artículo contra esa supuesta secta intrigante, ¿fue acaso eso lo que causó el despido?

J. F. Lamata