5 agosto 1978

El periódico de la Editorial Católica dirigido por Alejandro Fernández Pombo considera que el diario que comanda a Julio Merino se sitúa fuera de la legalidad

Choque entre periódicos, el YA acusa a EL IMPARCIAL de hacer llamamientos al golpismo antes de que apruebe la Constitución

Hechos

  • El 3.08.1978 el diario EL IMPARCIAL publicó el artículo ‘Las FAS al servicio de España’.
  • El 5.08.1978 el diario YA dedicó su editorial a analizar el artículo anterior.
  • El 6.08.1978 el diario EL IMPARCIAL dedicó una página a replicar al editorial del YA.

Lecturas

El 5 de agosto de 1978 el periódico Ya dirigido por Alejandro Fernández Pombo publica un editorial contra el periódico El Imparcial de Julio Merino González al que acusa de estar haciendo un llamamiento al Golpe de Estado. El 6 de agosto de 1978 El Imparcial publicará portada y editorial a contestar a Ya criticando a los Tácitos, a la Editorial Católica (EDICA) y a su respaldo al Gobierno de UCD. Ya responderá el 9 siguiente en otro editorial.

El cambio de Emilio Romero Gómez por Julio Merino González no significó que El Imparcial mejorara sus relaciones con Ya. Una tribuna sobre el Ejército publicada por El Imparcial llevó al Ya a publicar su primer editorial en democracia contra un periódico competidor acusándole de incitar el golpismo. Algo que llevó a Julio Merino González a publicar un editorial de réplica contra el Ya, EDICA y los «tácitos». En un acto excepcional durante la etapa de Alejandro Fernández Pombo como director de Ya se publicó un editorial de polémica contra un periódico competidor, en este caso El Imparcial, reconociendo que la crispación del periódico dirigido por Merino «les alarmaba».

05 Agosto 1978

Se ve que tienen prisa

YA (Director: Alejandro Fernández Pombo)

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¿Se puede aceptar sin protestar que un diario [EL IMPARCIAL] exhorte al Ejército el golpe de fuerza?

¿Se puede aceptar sin protestar que un diario publica en lugar destacado un artículo (notoriamente en línea con las tesis habituales del periódico) en el que, sin apenas voladuras, se exhorta al Ejército el golpe de fuerza, y, más todavía, se recuerda al Jefe del Estado que, como Ley, él es quien manda el Ejército?

Porque esa es la tesis del artículo ‘Las FAS al servicio de España’, que publica un colega madrileño, y donde, efectivamente, se afirma que, aunque las Fuerzas Armadas respondan a ‘la autoridad y la dirección del Gobierno’, la línea de mando culmina en el Rey, ‘sin intervención intermedio alguna del Gobierno’ ni, por supuesto, del ministro de Defensa, ‘titular ocasional de una cartera ministerial, a la que corresponden los aspectos políticos y administrativos de la defensa nacional sin que en ningún caso sus competencias deban interferir en la línea de mando militar’. Por esa razón el articulista censura la Insistencia del ministro de Defensa, teniente general Gutiérrez Mellado, en vestir el uniforme militar siendo así que, según el articulista ‘el señor Gutiérrez Mellado no representa a las fuerzas armadas en el sillón ministerial de Defensa, más de lo que podrían representarlas cualquier otro político, desde Blas Piñar a Santiago Carrillo”.

Hemos preferido citar literalmente los textos más significativos del artículo, pues por sí solo se comentan. La intención del autor es transparente. Y, por si fuera poco, adelanta las posibles razones de la intervención militar, a saber, la arbitraria interpretación dada por el Gobierno a la ley de reforma política, subvirtiendo así el orden institucional que las Fuerzas Armadas desean garantizar, según el artículo 17 de la Ley Orgánica del Estado, todavía vigente, una consagración constitucional de las ‘nacionalidades’ y la creación de las ‘políticas autóctonas’.

Se ve que ciertos medios tienen prisa, les pone nerviosos la próxima aprobación del texto constitucional, que claro que de por sí no va a resolver la secular división de los españoles, pero que, evidentemente va a ser un paso hacia su solución.

Y para conseguir sus propósitos no les importa tergiversar los hechos y sí, por ejemplo, la Junta de Jefes de Estado Mayor de los tres Ejércitos hace pública la patriótica disciplinada, sensata y ejemplar nota que comentábamos el pasado día 2, aquellos a quienes nos referimos la comentan en el sentido de que ‘acaso la Junta de Jefes de Estado Mayor haya pretendido decir con elegancia que las circunstancias ocasionadas del Gobierno, derivadas de una situación política no cambian, la razón de existencia de las FAS es el servicio a España’.

Pues no, señores, lo que los jefes de Estado Mayor han querido decir es lo que han dicho y lo que ha dicho no puede estar más claro. Se Su declaración es diáfana. Y oportuna. Los más altos cuadros militares han venido a asegurar, una vez más, que el Ejército está en sitio. Ese sitio del que le quieren sacar quienes, con intención que no vamos ahora a discutir, pero con resultados que serían catastróficos, pretende resucitar a toda costa la moral dialéctica del pasado.

06 Agosto 1978

No incitamos al Ejército

EL IMPARCIAL (Director: Julio Merino)

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No, señores de la ‘Santa Casa’. Nosotros no exhortamos al Ejército al golpe de fuerza, nosotros no queremos el Golpe de Estado… ¡Eso, en el fondo, es lo que desearíais vosotros! Porque sois vosotros los que tenéis empresas, privilegios y recompensas que perder.

El diario YA (si el de la ‘Santa Casa’, el de la Editorial Católica, el de los Tácitos, hoy en el Gobierno, el de las componendas y las blandenguerías) arremetía ayer inesperada y apasionadamente contra este periódico por la publicación del artículo de nuestro colaborador Julián Romea ‘Las FAS, al servicio de España’. ¡Qué barbaridad, que crimen, que apostasía…! Nos hemos atrevido, democráticamente, a publicar un artículo, sin cortar una línea, en el que se expresaba la opinión de un español o de un grupo de españoles. ¡Pecado mortal, que actúe la inquisición y que nos quemen en público! ¡Que vuelvan las hogueras y que el demonio nos abra las puertas del infierno…! Señores, es el hábito hecho ley de la Santa Casa. ¡Es el desfogue de los santones que por la mañana rezan el rosario en cruz y por la tarde apuñalan a su hermano y niegan, si preciso fuere, setenta veces siete a Jesucristo.

Pero no vamos a caer en la trampa de llamarles perros judíos. Entre otras cosas porque sabemos que en el equipo que hace el YA hay también grandes profesionales que hacen honor al Periodismo de hoy y a la España de siempre. ¡Ellos no tienen la culpa de que su empresa se haya puesto incondicionalmente de parte del ‘poder constituido’ y que tengan que servir (servilmente) al actual Gobierno!

Sin embargo conviene dejar las cosas en su sitio y en su justo punto. Vayamos por partes:

Nos acusa el YA de habernos atrevido a publicar el ya citado artículo (‘Las FAS al servicio de España’) y de exhortar al Ejército al golpe de fuerza… ¡y eso son dos acusaciones graves que no pueden hacerse sin que intervenga la justicia…! ¡Qué triste espectáculo! ¡Si levantaran la cabeza don Ángel Herrera y el admirado Sánchez-Juliá! Y los miles de católicos perseguidos, torturados y asesinados, ¿qué pensarían? ¿Y los obispos mártires? ¿Cómo reaccionarían aquellos santos varones que murieron gritando ‘¡Viva Cristo Rey!’ ante las hordas marxistas? Indudablemente el ‘Anticristo’ reina hoy en la ‘Santa Casa’.

En primer lugar tenemos que decirle al YA y le decimos que no es de buenos compañeros acusar en público a un ‘colega madrileño de la mañana’, entre otras cosas, porque los acusicas sólo se dan en la etapa infantil o entre los enemigos de Dios. Acusan los que tienen algo que perder, los traidores, los apóstatas, los mercachifles, los judíos, los enanos, los impostores, los prevaricadores, los impotentes, los falsos, los miserables de espíritu, los vendedores de droga, los calumniadores, los ‘fascistas de galería’… Y hasta los censores de nacimiento. ¡Claro que de censuras nadie sabe tanto como la Santa Casa! Si durante los cuarenta años de dictadura franquista ellos han sido los censores, ¿quién les va a enseñar algo? ¡Hay que tener caradura! Y es curioso que, inmediatamente debajo de las diatribas contra EL IMPARCIAL (naturalmente con la cobardía de no citarlo), publiquen otro editorial titulado: ‘Ya no hay censura: ¿Y ahora qué? Sólo demuestra lo que llevan en el subconsciente.

Es decir, la tiranía del lápiz rojo, la hoguera de antaño, el sempiterno crepitar del juego… ¡santa venerable inquisición! ¡O yo, o el fuego eterno! Ese es todavía hoy el espíritu del YA, esa es todavía hoy la santa y noble Casa. ¡Qué pena!

Porque, ¿a cuenta de que viene el ataque desaforado a EL IMPARCIAL? ¿Por qué se rasgan las vestiduras y nos condenan al fuego eterno (aunque de momento, se conformen con ‘denunciarnos’ ante el Poder)?

Sencillamente, porque, haciendo juego de nuestra ya reconocida ‘imparcialidad’, nos hemos atrevido a publicar – sin cortes – la opinión de un grupo de españoles que conocen mejor que ellos – de eso estamos seguros – los deberes y los derechos de las FAS en el momento político que vive España actualmente.

No, señores de la ‘Santa Casa’. Nosotros no exhortamos al Ejército al golpe de fuerza, nosotros no queremos el Golpe de Estado… ¡Eso, en el fondo, es lo que desearíais vosotros! Porque sois vosotros los que tenéis empresas, privilegios y recompensas que perder. Porque sois vosotros los que ya estáis asustados ante el cariz que están tomando las cosas en España. Porque sois vosotros los que ya estáis asustados ante el cariz que están tomando las cosas en España. Porque sois vosotros los primeros que, luego vais al paredón de Paracuellos a inciensar los ‘actos solemnes’ del dictador. Porque sois vosotros los primeros que piden la ‘cruzada’ y luego bendicen las ejecuciones.

EL IMPARCIAL se ha limitado a publicar el artículo de unos españoles que sienten su profesión y aman a su Patria, de unos españoles que desprecian la traición, aunque venga acompañada del Espíritu Santo.

Nada más y nada menos. Este periódico ha dicho mil veces y los demuestra a diario con hechos, no con lápices rojos, que, muerto Franco, el menos malo de los sistemas conocidos era el de la Democracia y, por añadidura, la Monarquía, y así lo aceptamos, defendemos y defenderemos siempre la Democracia (lo cual no quiere decir que tengamos que aceptar siempre). Defendemos y defenderemos siempre los derechos del pueblo y sus libertades. Defendemos y defenderemos siempre la libertad de expresión.

Pero, también defendemos y defenderemos siempre – ¡que quede bien claro! – la unidad de la Patria y la grandeza de España como Nación… Y, sí defender estos conceptos significa ser ‘desestabilizadores’ no nos importa serlo. Y, si para defender la unidad de España hubiera que exhortar al Ejército al golpe de fuerza, que no lo dude el YA, lo haríamos sin contemplaciones y sin máscaras y sin cobardías porque para eso, precisamente, para defender la unidad de España, está el Ejérctido y así consta en la Constitución que se va a ofrecer a referéndum. Y, si contra la unidad de España fuera un Gobierno de mediocres o de pusilánimes, que no lo dude el YA, estaríamos prestos a denunciarlo. Y, si contra la unidad de España fuere un jefe del Estado, que no lo dude el YA, tampoco nos importaría estar enfrente.

¡Esas son nuestras locuras!

¡Que no nos importaría perder nada por salvar a España!

¡Aquí no tenemos privilegios que perder ante el bien supremo de la unidad española!

¡Aquí no estamos dispuestos a vender a Cristo, como Judas, por treinta miserables monedas…!

¡Y allá cada cual con su conciencia!

Pero sería torpe por nuestra parte, no recordar al YA en este momento y en esta situación, un acontecimiento histórico que figura en cualquier libro de texto. Nos referimos a aquel pasaje de la Revolución francesa, ene el que la Convención Nacional tiene que hacer frente al primer intento de ‘división de la Patria’. Es decir, a la sublevación, rebelión o deseos de independencia a la ciudad de Lyon, la segunda en importancia de aquella Francia revolucionaria.

Si, sí, que lo lean despacio nuestros demócratas de pacotilla; que se lo aprendan de memoria el señor Suárez y sus ‘santos’ ministros: que lo tengan presente los ‘poderes fácticos’ y hasta el propio Jefe del Estado… Sí, que lo aprendan de memoria los defensores de ‘todas las libertades’ y de ‘todos los derechos humanos’… Porque eso y todo eso debe hacerse y tienen que hacerse cuando la unidad de la Patria está en peligro.

Pasen, señores, pasen y conozcan de una vez el famoso decreto de los revolucionarios franceses contra los deseos independentistas de la ciudad de Lyon. (Y que conste en acta: que todavía estaba allí los Robespierre, los Danton, los Marat, los Fouché y compañía). Así dice el decreto de los demócratas que quieren salvar la unidad de la Patria.

Primero- la convención nacional nombra, a propuesta del comité de salud pública, un comité especial de cinco miembros para castigar sin demora militarmente, la contrarrevolución de Lyon.

Segundo- Todos los habitantes de Lyon serán desarmados y sus armas entregadas a los defensores de la República.

Tercero – Parte de ellas serán entregadas a los patriotas que fueron oprimidos por los ricos y los contrarrevolucionarios.

Cuarto – La ciudad de Lyon será devastada. Toda la parte habitada por los ricos será destruída; quedarán en pie las casas de los pobres, las viviendas de los patriotas asesinados o proscritos, los edificios industriales y los que sirven para fines benéficos.

Quinto – El nombre de Lyon será borrado del índice de ciudades de la República.

Sexto – Sobre las ruinas de Lyon se erigirá una columna que anuncie a la posteridad los crímenes y el castigo de la ciudad realista, y que llevará esta inscripción: ‘Lyon hizo la guerra contra la libertad. Lyon no existe’.

¡Qué barbaridad! ¿Verdad?

Pues eso y más mucho más, mandan hacer los soviéticos cuando la unidad de Rusia está en juego, cuando la Revolución de Lenin se ve acosada en el exterior por los ingleses y los mercenarios de todo el mundo y en el interior por las acciones de Wrangel, de Denikin y de Koltschak

Y es que la unidad de la Patria (sea roja, azul, verde o farisaica) es algo sagrado e intocable. Y quien no está dispuesto a defenderla (que se lo pregunten a Robespierre) es que es reo de alta traición y en consecuencia de guillotina.

¿Está claro, señores del YA? ¿Está claro demócratas de toda la vida?

Pues, sí así no lo veis, allá vosotros

Pero no tergiverséis las cosas. Que cada cual cumpla con su deber. Y si vosotros lo que queréis es la censura previa y el hundimiento de España como nación, no nos mezcléis a los demás.

No acuséis, porque quien acusa ante los ojos del hombre, será acusado ante los ojos de Dios.

09 Agosto 1978

Por ahí no

YA (Director: Alejandro Fernández Pombo)

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La crispación de EL IMPARCIAL nos alarma. Nos alarma por la salud mental del periódico. Perder de esa manera los nervios no puede ser bueno. ¡Y todo por no saber contestarnos razonadamente y tener que conformarse con el triste recurso del pataleo!

Viene todo a cuento del comentario que hicimos a un reciente artículo que EL IMPARCIAL publicó con todos los honores, en el que casi sin voladura venía a pedirse el golpe militar de fuerza patrocinado por el Rey: nada menos. A la vista de nuestro comentario, tan duro como exigía la gravedad del tema, pero en el que cuidamos mucho de no injuriar a nadie, el periódico, tras una introducción en la que dice que se acabó su moderación – ¿cuándo la tuvo? – y que de ahora en adelante, va a demostrar que, cuando le atacan sabe defenderse, nos dedica una plana entera.

Demasiado espacio para probar lo contrario de lo que denuncia. Lo único que ha demostrado que sabe hacer es echar los pies por alto, sin tocar ni uno solo de los puntos de nuestro editorial, pero, eso sí, apurando en su incontenible frenesí todas las injurias que su imaginación le ha dictado: ¡y como suprema ironía asegura que no va a caer en la trampa de llamarnos ‘perros judíos’!

No llega tanto – y llega mucho – FUERZA NUEVA que, en una actitud similar a la de EL IMPARCIAL, replica – es un decir – a otro comentario de YA sobre el mismo tema.

Naturalmente, no vamos a contestar a ninguno de los dos periódicos, porque para discutir hay que empezar colocándose en un plano común de convivencia civilizada, que no encontramos en FUERZA NUEVA ni en EL IMPARCIAL. Un insulto nunca ha sido un argumento. Sentimos decepcionarles, pero por ahí no les vamos a seguir. Y entiéndalo EL IMPARCIAL: el que no le citásemos en nuestro editorial no se debía  a cobardía, sino a delicadeza.

Pero claro, es que si él empieza por perderse el respeto a sí mismo y reclama que le citemos, no tenemos más remedio que complacerla. Lamentando, eso sí, haber tenido que traer a nuestras páginas el eco de unos modos con los que otros parecen moverse a sus anchas, pero a los que si nosotros, ni nuestros lectores, afortunadamente estamos acostumbrados.