23 julio 2016

Convergencia cambia su nombre por Partido Demócrata Europeo (PDeCAT) para limpiar su imagen pero seguirá presidido por Artur Mas

Hechos

El 23 de julio de 2016 se escogieron los órganos de Gobierno del nuevo Partido Demócrata Catalá (PDeCAT).

Lecturas

El espacio político que representaba Convergencia Democrática de Catalunya (CDC), en proceso de refundación desde la ruptura de la histórica coalición Convergencia i Unió, realiza su refundación en julio de 2016 bajo el liderazgo de D. Artur Mas y Dña. Marta Pascal.

El 85,69% de los afiliados a la antigua Convergencia Democrática de Catalunya votaron a favor del cambio de denominación del partido por Partido Demócrata Europeo (PDeCAT).

Con el proceso de primarias del nuevo Partido Demócrata Catalá (PDeCAT) queda consolidado la nueva formación nacionalista catalana continuadora de Convergencia Democrática de Catalunya (CDC).

Dña. Marta Pascal, nuevo coordinadora del PDeCAT.

La mayoría de cargos han sido elegidos por unanimidad. D. Artur Mas Gavarró, hasta ahora presidente de CDC y hasta el pasado mes de enero presidente de la Generalitat (cargo que se vio obligado a ceder a D. Carles Puigdemont) será ahora será el presidente del PDeCAT con un 95%. Aunque quien dirigirá el partido será Dña. Marta Pascal Capdevila con el cargo de coordinadora general. Otros dos aspirantes a coordinador general, D. Jordi Turull Negre y D. Germà Gordó Aurabell retiraron sus candidaturas para evitar luchas internas.

Dña. Neús Munté Fernández será la vicepresidenta del PDeCAT.

El principal derrotado en el proceso de primarias ha sido D. Santiago Vila Vicente, consejero de Cultura, que se presentaba como candidato a la presidencia del Consell Nacional del PDeCAT y fue derrotado por la alcaldesa de Sant Cugat del Vallés, Dña. Mercè Conesa Pagés.

¿SE SOMETERÁ PUIGDEMONT AL PDECAT?

Oficialmente el presidente de la Generalitat, D. Carles Puigdemont, que era miembro de CDC, ahora pasa a ser afiliado del nuevo PDeCAT, pero pronto se evidenciará si negativa a someterse a la directiva de Dña. Marta Pascal. La mala coordinación entre ambos se traducirá en la retirada política de la Sra. Pascal esta en julio de 2018, sólo unos meses después de la retirada de D. Artur Mas, en su caso se supone que por su responsabilidad política en los casos de corrupción de CDC.

02 Febrero 2016

El militante como solución

Alex Salmon

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TODOS SE PONEN DE ACUERDO para reunir a la asamblea y consultar. Es una moda que se está convirtiendo en rutina con formaciones que habían sido más operativas. El sábado lo anunció Pedro Sánchez, en una estrategia de control, y ayer lo hizo Marta Pascal, la portavoz de CDC. La moda se extiende como si fuera una obligación y es evidente que la acción es entendida por algunos dirigentes como la forma de sanear sus partidos. Al estilo CUP o el modelo de círculos de Podemos. Sin embargo, los cambios en los partidos deben ser más profundos, sino estarían engañando a sus militantes que ya se implican en sus diferentes organizaciones.

Existen detalles que parecen olvidados. Son los militantes los que forman las agrupaciones de los partidos y son ellos, sus militantes, los que eligen a los representantes en los diferentes niveles de representatividad. Quiero decir que el voto del militante está delegado en alguien elegido por los integrantes del partido. No es cierto que la voz del que paga la cuota no esté representada. Otra cosa es que la organización desde su inicio se estructura de forma diferente. Todo parece mucha puesta en escena para seguir controlando el mismo aparato.

12 Julio 2016

El nombre, la vergüenza

Arcadi Espada

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SE LLAMABAN Convergencia y para rematarlo Unión. No fue casual. En aquel tiempo, y durante mucho tiempo, su programa político fundamental fue la unidad civil de Cataluña. Sus reacciones más beligerantes siempre trataban de lo mismo: una sola comunidad, un solo pueblo, como decían. De ahí que acallaran cualquier disputa sobre la inmersión lingüística con el argumento de que la unidad civil peligraba. De ahí que cualquier argumento político que naciera extramuros del catalanismo fuera despreciado con el adjetivo lerrouxista, que antes que cualquier otra cosa quería y quiere decir divisivo, fragmentador, incívico.

Todo era mentira, naturalmente. La unidad civil fue solo la principal de entre las múltiples falsificaciones que les permitieron hacerse con la hegemonía. Cuando lo consideraron necesario se deshicieron de ella y no dudaron en poner su proyecto político, divisivo, fragmentador, incívico, por encima de la unidad de lo que llamaron, y aún se atreven a seguir llamando, el pueblo catalán. Convergencia (y Unión) no ha desaparecido porque la corrupción la haya minado al nivel aproximado de otros partidos españoles —que ni siquiera en la honradez pudo hacer valer el arrogante hecho diferencial. Tampoco por el socavón ético donde mora ya para siempre su fundador, que en esto sí han dado la talla de la diferencia: que Pujol fuese todo él mentira no hace sino encarnar de modo solemne la mentira global del catalanismo, corrompido por el dinero y corrompido por la política como ya declamara Gaziel sobre el cadáver de Cambó en su célebre memoria del desierto, lo diré, mil veces ciento, mil veces mil: «Políticamente, ideológicamente, no han dejado nada; económicamente, todos se han enriquecido»

No.

Convergencia (y Unión) desaparece porque el forzamiento de las palabras tiene también un límite. Porque la vida política de Artur Mas, de Carles Puigdemont, de Xavier Trias, de Francesc Homs y hasta de uno que se llama Turull está ya suficientemente cargada de vergüenza, tiene tara y peso máximo hasta un punto tan crecido, que la cruel posibilidad de que siguieran llamándoles convergentes (¡y hasta unionistas!) frustraría cualquier posibilidad razonada de supervivencia.

«Convergencia (y Unión) desaparece porque el forzamiento de las palabras también tiene un límite»