20 junio 2015

Los democristianos defienden un 'proceso' a la consulta que sea pactado con el Estado y no una declaración de independencia unilateral

Unió rompe con Convergencia por la oposición de José Antonio Durán Lleida a la hoja de ruta independentista de Artur Mas

Hechos

  • El 14.06.2015 los militantes de Unió Democrática de Catalunya apoyaron por 1.351 votos frente a 1.226 la línea política defendida por su presidente del Comité de Gobierno, D. Josep Antoni Durán Lleida, diferente a la mantenida por el Presidente de la Generalitat, D. Artur Mas.

Lecturas

La alianza entre CDC y UDC existía desde enero de 1979

La decisión del presidente de la Generalitat de Catalunya y líder de Converegencia Democrática de Catalunya, D. Artur Mas Gavarro, de presentarse en las próximas elecciones catalanas en coalición con ERC [la coalición ‘Junts pel Sí’] e incrementar ‘el procés’, un proceso mediante el cuál el gobierno catalán declarará una independencia unilateral, cuenta con la oposición del líder del partido aliado Unió Democrática de Catalunya, D. Josep Antoni Durán Lleida [presidente del Comité de Gobierno de Unió], contrario a un enfrentamiento directo con el Estado, pero sí cuenta con la visión favorable del sector más independentista de Unió liderado por D. Antoni Castellà Clavè.

El domingo 14 de junio de 2015 realiza una consulta a sus militantes sobre si respaldan su estrategia de romper con la hoja de ruta unilateraldel Sr. Más Gavarro.

El resultado es el siguiente:

  • A favor de Durán Lleida – 1.351 votos.
  • En contra de Durán Lleida – 1.226 votos.

Con este resultado D. Josep Antoni Durán Lleida anuncia la ruptura de Unió con Convergencia después de 35 años de coalición.

La ruptura supone que abandonan el Gobierno de Catalunya los consejeros de Unió: Dña. Joana Ortega (Vicepresidenta y consejera de Gobernación), D. Ramón Espadaler (consejero de Interior), D. Josep María Pelegrí (consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca). Para reemplazarles el Sr. Convergencia nombra a tres miembros de Convergencia, Dña. Neus Monte, D. Jordi Jané y D. Jordi Ciunareta.

Los líderes del sector independentista de Unió D. Antoni Castellà Clavé y Dña. Nuria de Gispert, suspendidos de militancia el 29 de junio de 2015 por anunciar que no iban a acatar la decisión de los militantes de Unió, crean el 12 de julio de 2015 su propio partido, Demócrates de Catalunya, liderado por el Sr. Castellà Clavé, que se integra en la coalición ‘Junts’ (CDC + ERC).

LOS CONSEJEROS DE UNIÓ ABANDONAN EL GOVERN

  D. Ramón Espadaler (Consejero de Interior), Dña. Joana Ortega (Vicepresidenta  y consejera de Gobernación) y D. Josep María Pelegrí (Consejero de Agricultura, Ganadería y Pesca) abandonaron oficialmente el gobierno el 18 de junio de 2015 en cumplimiento con la línea política acordada por Unió y su líder, Sr. Durán Lleida. Los Sres. Espadaler (Secretario General de Unió) y Pelegrí son leales a la estrategia del líder del partido, Sr. Durán Lleida, mientras que la Sra. Ortega opta por anunciar su retirada política.

Los nuevos consejeros nombrados por el Sr. Mas son de Convergencia y, los tres, independentistas: Dña. Neus Munté (Vicepresidencia), D. Jordi Jané (Interior) y D. Jordi Ciuraneta (Agricultura).

LOS INDEPENDENTISTAS DE UNIÓ SE ESCINDEN Y CREAN SU PROPIO PARTIDO PARA SEGUIR AL LADO DE ARTUR MAS: DEMÓCRATES

 Tras perder el referendum interno entre los militantes de Unió, los dirigentes de la formación cristiana partidarios de la independencia y de la alianza de Convergencia con ERC encabezados por D. Antoni Castellá han anunciado que abandonan Unió y crean su propio partido político, Demòcrates de Catalunya. El Sr. Castellà fue respaldado en el acto de presentación de ese partido, el 12 de julio de 2015, por dos figuras veteranas de la formación, Dá. Nuria de Gispert y D. Joan Rigol, que también han optado por abandonar la política moderada del Sr. Durán Lleida.

15 Junio 2015

La Unió del president

Francesc-Marc Álvaro

Leer

Duran Lleida ha ganado por la mínima la consulta a la militancia de Unió Democràtica sobre el proyecto de la independencia de Catalunya. A la espera del voto por correo y teniendo en cuenta el fuerte control del aparato, se puede afirmar que se trata de una victoria pírrica del sector oficialista y de una victoria moral del sector soberanista. Este ejercicio de democracia interna ha solemnizado que dentro del histórico partido conviven hoy dos sensibilidades muy alejadas, algo que quizás exigirá la celebración de un congreso extraordinario. Por mucho que Espadaler negara ayer la evidencia, Unió se ha partido en dos.

Sería una lectura superficial atribuir la fractura de Unió al soberanismo. Lo que ha dividido de verdad a la militancia democristiana es el bloqueo del autogobierno, la recentralización del Estado impulsada por los gobiernos españoles y la falta de un escenario reformista –la llamada tercera vía- alternativo al proyecto de la independencia. En la medida en que Unió ha sido el socio pequeño de CDC desde 1979 era imposible que no acusara una crisis que ha roto una de las dos patas clásicas del catalanismo político, la del intervencionismo en la política de Madrid a cambio de graduales avances autonómicos. Mientras la CDC de Mas asumió el postpujolismo como una época nueva, la Unió de Duran ha intentado existir al margen del conflicto, ensayando una posición que quería ganar tiempo a la espera de un Cameron español.

La consulta interna en Unió no ha sido sólo una forma de medir el independentismo de las bases, también ha sido un plebiscito sobre el liderazgo de Duran y un desafío de este a la autoridad de Mas como líder del bloque soberanista moderado. El sí a la pregunta rebuscada implicaba  un no a la claridad del president. En este sentido, Duran no sale reforzado mientras Mas no tiene otra opción que ejercer su autoridad sin dilaciones. Que todos los consellers democristianos del Govern -incluida la vicepresidenta querellada por el 9-N- se hayan puesto explícitamente al lado de Duran es relevante, sobre todo si se considera que la prioridad de la federación debería ser blindar la credibilidad del president. Sólo las formas elegantes y contemporizadoras de Mas han evitado, hasta hoy, la crisis. Ni Pujol ni Maragall habrían tenido tanta paciencia.

Mas no quiere ser acusado de romper CiU ni quiere alimentar el victimismo fácil del sector oficialista democristiano. Pero Mas no puede andar ni un metro más con una mochila que se le clava a la espalda como un puñal. ¿Solución? Lo que ya forma parte de su estrategia de cara al 27-S: dar a conocer su programa así como la lista transversal del sí-sí, construida sin los condicionantes orgánicos de CiU. En esta candidatura, al lado de independientes y figuras de CDC es seguro que habrá políticos soberanistas de Unió, llamados a título particular.

15 Junio 2015

Duran gana, Mas Pierde

Salvador Sostres

Leer

Por cinco puntos porcentuales pero ganó Duran. Con menos margen Ada Colau ha sido alcaldesa y Zapatero se hizo con el PSOE. Si los independentistas consideran que con un escaño más se puede proclamar la independencia, tendrán que aceptar que cien votos marquen la diferencia y que han sido derrotados. Duran ha ganado contra el sectarismo insultante de TV3, que ha presentado a sus críticos como a soldados de la patria y les ha dado voz en cada tertulia, en cada informativo y en cada debate. Duran ha ganado con los emisarios de Artur Mas practicando el juego sucio de los que saben que limpiamente no ganan.

El líder de Unió tendrá ahora legitimidad para imponer sus condiciones al independentismo irreflexivo de Mas. Unas condiciones incompatibles con la hoja de ruta pactada con Junqueras, e incompatibles, sin que se note el cuidado, con la independencia.

Si la CiU de Pujol siempre estuvo en el centro, y capaz de pactar con todos, Mas ha acabado arrinconado en un independentismo sin credibilidad, haciendo seguidismo de una Esquerra que no quiere saber nada de él ni mucho menos de la famosa candidatura conjunta. El presidente está tan solo que a las próximas elecciones no se presentará si con su partido, calcinado por la corrupción, ni con su principalísimo socio hasta ahora, Unió, que ayer votó abandonarle. El viernes presentará una candidatura personalista, trufada de independientes, entre los que se contarán los perdedores de la consulta de ayer y que nunca destacaron por su perfil político.

Duran ha ganado. Mas ha perdido. Duran tiene el espacio de centro derecha catalanista pero no independentista para presentarse en septiembre y obtener entre seis y diez escaños, los que probablemente le faltarán a Mas para alcanzar, sumando con ERC, la mayoría. Son fantasmagóricos los enemigos lejanos. Y siempre, siempre quien te acaba matando salió de tus entrañas.

21 Junio 2015

Los ADN incompatibles de dos políticos siempre mal avenidos

Alex Salmon

Leer

LOS DIARIOS QUE se editan sólo en Cataluña explican o avisan de que los periódicos que llegan a toda España salen todos en defensa de Duran Lleida. Y no es exacto. Los diarios que se hacen en toda España informan sobre cómo Artur Mas se está quedando solo en su proceso independentista. Que es distinto.

Como casi todo en política, nada se ve igual si lo que se ha de explicar se hace desde un objetivo o desde el contrario. Y justo ésa es la tarea de los periodistas. Explicar desde los dos extremos y después el lector sagaz y analítico valora.

La música de algunos medios que llegan sólo al territorio catalán resume la crisis de la federación nacionalista como una victoria de Mas. Como si hubiera una relajación en las intensidades que el president ha tenido que soportar con su homólogo de federación. Resumiendo: Mas gana, Duran pierde. Diríamos más: el pesado de Duran pierde. Este resumen es muy evidente que está realizado desde uno de los puntos de vista, y como tal hay que tenerlo en cuenta.

Sin embargo, para un militante de Unió o, seamos más exigentes, para una mayoría de los militantes de Unió, la pesadez ha venido de la mano de Mas, y durante todo ese tiempo han tenido que aguantar un proceso independentista que ni está en el ADN de su partido, ni en el sentir de sus dirigentes ni en sus características históricas. Y no me refiero al año de su creación, 1931. A saber las transparencias de aquel momento, sino en los referentes cercanos de los años de la Transición, cuando la UDC de Miquel Coll i Alentorn se acercaba a las líneas democristianas europeas del momento, con Helmut Kohl en Alemania o Aldo Moro en Italia, y cómo no, Joaquín Ruiz-Giménez en España. Fueron los años de duda entre estar con la UCD de Suárez o a la CDC de Pujol, que provocó la salida de los 300 de Unió que se presentaron a las elecciones bajo la denominación Centristes de Catalunya. Menudos tiempos.

Muchos de los posteriores errores de la derecha catalana y, por supuesto, de la derecha del resto de España vienen de esos años. Personalismos y poca intuición de lo que venía.

Pero, aunque sea verdad que ahora es fácil analizar todo aquello con la perspectiva que uno desee, lo cierto es que a Unió se le atravesó desde el principio lo del proceso independentista. Todo tuvo su camino y su subida de intensidad.

El programa electoral que elaboró CiU para las elecciones del otoño del 2012 abría muchas dudas que eran respondidas in situ con más dudas. Por ejemplo: aquel programa hablaba de Estado propio. Esta denominación, muy clara para muchos, estaba razonada a la contra por el mismo Duran. Aunque para nuestro sabio lector un Estado propio comporte tener un estado propio (obvio), para el líder de Unió el término conducía a un estado confederal, en el peor de los casos. O sea, aquello que Maragall calificó como nación de naciones o algo parecido.

Si un programa electoral debería ser un contrato entre el ciudadano y el partido que lo pone en marcha, no deja de ser sorprendente que esa situación contractual no sea válida también para coaliciones. Por ello, es evidente que los puntos que establecieron los equipos de Unió y de Convergència sobre lo que iba a ser la actual legislatura en el Parlament no han sido ni por asomo lo previsto.

Por ello, si efectivamente es cierto que el cansancio de CDC sobre UDC era patente desde hacía muchos años, la fatiga de Unió ante Convergència, también. Cada cosa en su moderado sitio.

Ahora el interés está en los cabos sueltos. Deberíamos convenir que a ninguno de los dos partidos les interesa una ruptura con cargas de profundidad. Todo lo contrario. En cuanto a los acuerdos en las dos legislatura, la del Congreso y la del Parlament, les quedan muy pocos telediarios. En el caso catalán será irrelevante, como mucho la salida del Govern de tres consellers, que obligará a Mas a hacer cambios previstos para mañana. En cuanto al grupo de CiU en el Congreso, donde Duran es pieza fundamental, tendrán el debate sobre los presupuestos, pero no se alargará más de seis meses, con el verano de por medio. Así que todo ello está en su recta final.

Otra cuestión son los ayuntamientos constituidos el sábado pasado y, de rebote, las diputaciones. En este caso, la dificultad que tendrá la todavía viva federación nacionalista será elevada. En algunos ayuntamientos, los tantos por cien serán sencillos y negociables. En otros no. Así como los tantos por cien de poder en las futuras diputaciones.

Y otra complicación añadida: la marca que se presentó a las elecciones autonómicas se denominaba CiU, y es esa marca la que tendrá derecho a espacios y minutos televisivos en las próximas catalanas. Esta cuestión levantará mucha polvareda y se convertirá, sin duda, donde mayor erosión personal se pueda producir. A parte de la económica debido a la deuda que tienen en colectivo. Qué pagas tú, qué pago yo.

Como escribimos esta semana, se clarifican algunos contenidos políticos. Diríamos que el catalanismo de siempre está de enhorabuena. Se intuye que alguna lista englobará a todos los que persiguen mantener la identidad catalana sin romper con España. O hasta los que siendo independentistas desean una negociación que pasaría por el retoque en algunas leyes. De haber mayoría, ¿por qué no?, se dicen. Tiempos de clarificación para saber mejor de qué va cada uno.

El Análisis

DE CiU A CiERC...

JF Lamata

D. Artur Mas y Convergencia preferían a ERC como tandem. La cosa no tenía más misterio. Para ese momento ya estaba negociado que Convergencia y Esquerra Republicana de Catalunya se iban a presentar en coalición en las siguientes elecciones, coalición denominada ‘Junts pel Sí’. Sólo quedaba saber si Unió estaría dentro o fuera, y prefirieron quedarse fuera.

La estrategia del Sr. Durán Lleida no podía ser más deseada para todos los que quisieran evitar la crispación: en un momento de gritos rupturistas desde Barcelona y gritos inmovilistas desde Madrid, un partido que llamara a tender puentes. Algo que en 2012 podía haber tenido su predicamento, pero en 2015 ya no quedaba margen.

J. F. Lamata